En Bama (Guangxi), existe un grupo de ancianos centenarios, que todavía trabajan la tierra, tienen buen oído y una excelente vista. A pesar de su edad, la vitalidad y la energía que demuestran corresponden a las de una persona de unos 70 años, lo que sorprende a todo el mundo. Aparte de las condiciones geográficas, climáticas y medio ambientales existen otros factores que explican al longevidad en la comarca de Bama como un medio social armónico, un modo de vida sano y una dieta equilibrada.
Artículo de
Sun Hongwei
孙洪威
Entre los longevos de Bama encontramos a la abuela Lu, que con 102 años aún puede cocinar o partir leña con mucha facilidad; a la anciana Huang Songmou, la cual a los 107 años es capaz de limpiar las habichuelas rojas con tanta agilidad como cualquier joven; a Tan Ri’an, quien con 108 años sube todos los días a la montaña a cortar leña o a labrar el campo; a Huang Magan, que maneja con perfección el telar y cose sin usar gafas de cerca con 108 años; y a Huang Buxin, quien con sus 117 años de edad tiene una voz potente a la hora de cantar. De hecho, la mayoría de ellos gozan de muy buena salud y no recurren a nadie para que les cuiden. Según un informe geriátrico, en la comarca de Bama Yao, una zona que alberga a unos 270.000 habitantes, hay más de ochenta personas que han sobrepasado los cien años de vida y numerosos ancianos que tienen más de 90 años.
Bama goza del reconocimiento mundial por longevidad, pues los documentos históricos revelan que en este condado siempre ha habido una concentración de longevos e, incluso, uno de ellos con más de 140 años. En la actualidad, podemos ver familias numerosas en las que conviven hasta seis generaciones. Cuentan los lugareños que una vez hubo una anciana que acumuló hasta seis ataúdes en su casa esperando su hora final, pero tras pasar los cien años, cinco de los féretros se estropearon.
Varios estudios llevados a cabo sobre el secreto de la longevidad en esta zona ponen de manifiesto la peculiaridad de su entorno natural como el mayor factor que interviene en esta condición: mucho sol, aire fresco, agua de manantiales, buena tierra y un campo geomagnético muy potente. El aire del pueblo se caracteriza por su alto porcentaje de aniones con oxígeno, cincuenta veces más que en las ciudades como Beijing o Shanghái. Esta partícula específica, conocida como el elemento de la longevidad, es muy eficaz en la cura de la hipertensión, el asma, la gripe, el insomnio o la artritis.
El agua de aquí, muy débil en cuanto a alcalinidad, cumple perfectamente los requisitos de agua potable. Además, su abundancia en aniones puede deshacer tanto el cálculo biliar como el renal, asimismo potencia la fermentación, reduce el nivel de colesterol y mejora la viscosidad de la sangre. El frecuente consumo del agua de Bama alivia las molestias respiratorias, el dolor de cabeza, los mareos y los insomnios. Para los diabéticos, el agua de la zona les ayuda a controlar y a normalizar la glucemia. Además de todo esto, la tierra contiene un alto nivel de oligoelementos y micronutrientes, sobre todo de manganeso y zinc. Los habitantes que viven en este entorno geomagnético apropiado logran un crecimiento ideal del cuerpo al que acompañan con un buen descanso, una circulación sanguínea fluida, así como una mejor inmunidad y una baja probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares.
Aparte de las condiciones geográficas, climáticas y medio ambientales existen otros factores importantes que tiene mucho que ver con la longevidad en la comarca de Bama consistentes en un medio social armónico, en un modo de vida sano y en una dieta equilibrada, con la sopa de Huoma como plato principal. Además, el aceite de Huoma, elaborado con la planta del mismo nombre, lleva también ácidos grasos insaturados similares a los del aceite de oliva virgen extra, lo que mejora la circulación sanguínea. Al mismo tiempo, su dieta también alarga la vida y muchos de los habitantes comen solo dos veces al día. Así, entre los mayores longevos no hay ninguno que padezca sobrepeso, un hecho que coincide exactamente con el antiguo refrán que dice: “Aunque tengas mucho dinero, no conseguirás un cuerpo delgado en la vejez”.
Destaca todavía otro factor referido a la filosofía y al estilo de vida, y es tener una actitud sencilla, tranquila y pacífica. Los forasteros siempre se sorprender al descubrir lo simple de la vida de este pueblo, donde la gente no tiene excesivas ilusiones y hasta la comida parece sosa, pues no usan sal, aceites ni salsa de soja. Una vez al año se sacrifica un cerdo y el resto comen lo que da la tierra. Para muchos podría tratarse de un modo de vida dura e insoportable.
Dicen que vivir una temporada en Bama también ayuda a curar determinadas enfermedades. De hecho, cada año acude gente desde muy lejos, conocida como las “aves peregrinas”, a pasar una temporada que les permita relajarse o curarse de alguna dolencia. Por ejemplo, algunos diabéticos que se inyectan insulina todo el año consiguen liberarse de esta obligación tras varios meses viviendo en este pueblo.
No obstante, durante los últimos años se ha debilitado el medio ambiente debido a la llegada masiva de turistas, hasta el punto de que el pueblo tiene que enfrentarse actualmente a las amenazas de contaminación o deterioro. Sin embargo, el gobierno local y otras partes implicadas se han dado cuenta de los problemas y han tomado medidas a fin de que Bama pueda mantener su idiosincrasia como el paraíso humano en el mundo contemporáneo.