LECTURA RECOMENDADA

Shennong (神农), el divino granjero, llamado también Yandi (炎帝), Emperador de la Flama, es el precursor mítico de la agricultura, la ganadería y la medicina vegetal.

El río Amarillo y tres tribus míticas
El río Amarillo (黄河 Huánghé), es una de las cunas de la civilización. En sus riberas y afluentes han habitado tribus desde el Neolítico, hace 100.000 años. En este periodo, la tradición sitúa tres tribus legendarias en las zonas de los cursos centrales e inferiores del río Amarillo.
Una de las tribus era la de Huangdi, el Emperador Amarillo (黄帝) iniciador de la civilización china. Se le atribuye la invención de la brújula, el carro de guerra, la medicina tradicional china y más cosas.
La segunda tribu que cohabitaba en paz era la de Yandi, el Emperador de la Llama (炎帝). El mito le atribuye contribuciones a la agricultura, la ganadería y la medicina vegetal.
La tercera de las tribus legendarias neolíticas es la que siembra la discordia. Se tata del pueblo de Chiyou (蚩尤). Este poderoso guerrero tribal es presentado como antagonista de Huang Di y Yan Di.
Esa es la tradición. Lo que sigue es un relato de cazadores y recolectores a la búsqueda de la ciencia y la civilización.
Hay muchas versiones de la leyenda. La que relato abajo es deudora del libro Mitos y leyendas ilustrados de China: Las edades del caos y los héroes, escrito por Huang Dehai, Xiang Jing y Zhang Dinghao, y traducido al inglés por Tony Blishen. En él se exploran las historias tradicionales chinas llenas de caos, héroes y elementos mitológicos. El libro es muy recomendable.
Además de la información de este libro, el relato que hemos compuesto está basado en referencias de la Wikipedia y artículos de esta misma revista.

La leyenda de Yandi o Shennong (神农), el divino granjero
Los hijos del cielo
En tiempos antiguos, cuando la humanidad aún era joven y Nuwa recién había acabado de moldearla, nació Fubao, una mujer sabia y de espíritu fuerte. Se dice que el cielo la eligió para traer al mundo a dos grandes líderes.
Primero, a orillas del río Jiang, la envolvió un rayo mientras el rugido de un dragón resonaba en los cielos. De aquella luz, Fubao parió un niño de rostro humano, pero con el poder mágico del dragón y el domino del agua. Y decidió que se llamaría Jiang, como el río.
Años más tarde, junto al río Ji, Fubao fue atravesada por un relámpago surgido de la Osa Mayor. Así nació Ji, portador del conocimiento del fuego y la tierra.
Los dos hermanos crecieron separados y fueron criados por clanes distintos, cada uno con su propio destino, pero con un vínculo forjado por los dioses.

El ascenso de los soberanos
Cuando Jiang y Ji llegaron a la adultez, ambos se convirtieron en líderes de sus pueblos.
Jiang se convirtió en un señor de la guerra, hábil en estratagemas, inventos y ardides para la batalla y la vida. Tanto fue así que su pueblo lo coronó como Huangdi (黄帝), el Emperador Amarillo. Su leyenda y su estirpe dejarían más tarde una huella indeleble en la China del futuro.
Ji, el otro hijo de Fubao, guió a su tribu hacia la abundancia enseñándoles a aprovechar los recursos de la naturaleza. Ji se erigió en un gran sabio, conocedor de plantas y bestias. Su pueblo también lo proclamó emperador llamándolo Yandi (炎帝), Emperador de la Flama. Su generosidad y sabiduría salvarían después a millones de personas del hambre y la enfermedad. Su nombre sería venerado en el octavo día del año lunar chino como el dador del mijo, la semilla más importante de «los cinco cereales chinos».
Sus tribus eran amigas. Recolectaban alimentos, se ayudaban y vivían en paz. Nuevos clanes llegaron a la gran llanura entre ríos y una civilización próspera creció. Tecnología y sabiduría en la naturaleza se ayudaban mutuamente. Pero esa prosperidad hizo que pronto llegara la escasez.

El hambre y la batalla de Zhuolu
Entonces surgió un tercer líder tribal, Chiyou el cruel. Chiyou formó pronto un ejército de hambrientos que atacó sin piedad a ambas tribus para quedarse con sus recursos. Con sus ejércitos de bestias y guerreros, Chiyou asoló las tierras y expulsó a Yandi y su pueblo.
El Emperador de la Flama, debilitado, buscó la ayuda de su hermano Jiang y el Emperador Amarillo aceptó el desafío. Juntos se enfrentaron a Chiyou en la gran batalla de Zhuolu.
Las fuerzas del enemigo eran inmensas. Chiyou convocaba tormentas y nieblas para confundir a sus rivales. Huangdi, con su conocimiento del cielo y la tierra contrarrestaba la magia enemiga.
El pueblo de Yan Di recibió la mayor parte del daño, pero Huangdi, fuerte y audaz en la guerra, tomó partido a favor de su hermano y plantaron cara a Chiyou. Juntos, el Emperador Amarillo y el Emperador de la Flama, consiguieron derrotar Chiyou en la batalla de Zhuolu.
El Emperador Amarillo se convirtió en líder indiscutible de Zhōngguó (o 中国), el País Central. Estableció su capital primero en Zhuolu, el sitio de la batalla (actual Hebei) y luego en Xinzheng (actual Henan) y Shouqiu (actual Shandong).
Yandi acaba con el hambre
Después de la batalla, Yandi volvió a sus bosques y llanuras con su pueblo. Seguía el hambre. Además el país estaba devastado por la guerra.
El Emperador de la Flama sentía el sufrimiento de su gente por la escasez de alimento. Junto a los más sabios de sus vasallos y a los líderes de sus clanes se hicieron esta pregunta: ¿cómo dejar de depender del cielo para conseguir alimento?
Las respuestas las dieron los más viejos entre los viejos de la tribu:
—Plantando al lado del río y regando para que crezcan las semillas.
—Domesticando a los animales salvajes para usar su descendencia como alimento.
Yandi se dijo que eso era lo que tenían que hacer. El Emperador de la Flama se adentró junto con sus mejores aprendices en los valles y montañas. Él y su gente seleccionaron las mejores y más lustrosas semillas de mijo y de otros cereales.
También domesticaron y enseñaron a domesticar animales. Así, el pueblo de Yandi aprendió a vivir de la tierra.

Huangdi y su civilizacion en expansión
Mientras tanto, Huang Di dirigió una civilización en expansión. Con ingenio y estrategia, construyó ciudades, organizó ejércitos y estableció la primera gran alianza de tribus. Su gente dominó el arte de la guerra, la técnica y la construcción.
Los dos hermanos coexistieron en paz, comerciando bienes y fortaleciendo su vínculo. Sin embargo, tras la prosperidad llegó la enfermedad.
El encargo del chamán
Yandi y su grupo de sabios fueron atraídos por un olor nauseabundo en uno de sus viajes. Se acercaron al claro de donde provenía el hedor y encontraron un montón de gente moribunda sobre camas tejidas con ramas. En el centro del claro, entre los enfermos y los muertos, un chamán flaco y desgastado oraba al cielo.
El chamán, al ver a Yandi le hizo señas para que se acercara y le dijo: «La magia no puede librarnos de esta plaga, la tarea de salvar al pueblo de la enfermedad debe pasar a ti». Al decir esto, el chamán se consumió y quedó sin aliento de vida.
—El chamán ha sido derribado por la plaga— dijo Yandi—. El poder de los espíritus no puede resolver esto, debemos encontrar una manera de librarnos del sufrimiento de la enfermedad.
Yan Di hizo los arreglos adecuados para el manejo de los asuntos de sus clanes y reflexionó una y otra vez sobre el problema de cómo eliminar la enfermedad. Y fue a hablar con su hermano Huang Di.
La clave está en las hierbas.
El Emperador Amarillo recibió a Yandi con regocijo y escuchó sus inquietudes. El magnífico emperador ya había ordenado a sus ministros la redacción de un tratado donde anotaban plantas que curaban enfermedades.
—Así que la solución está en las plantas— dijo Yandi—. Perfecto. Entonces saldré a por más y podremos curar todas las enfermedades.

El último viaje de Yandi
Shennong se dedicó a recorrer el mundo junto a sus mejores gentes en busca de plantas medicinales, probándolas en su propio cuerpo para conocer sus efectos. Así descubrió remedios para muchas enfermedades, como la planta del té, pero también fue víctima de innumerables venenos.
La muerte de Yandi, el Emperador de la Flama y el nacimiento de Shennong, el granjero divino
Un día, en lo alto de una montaña halló una extraña planta de flores doradas. Sus seguidores creyeron que era un remedio para su deteriorada salud, pero cuando Shennong la probó, sintió un dolor abrasador que desgarró sus entrañas. No hubo antídoto que pudiera salvarlo.
Su pueblo, guiado por su conocimiento, continuó cultivando la tierra y sanando enfermedades, transmitiendo su enseñanza de generación en generación.
Y desde entonces Yandi recibió el nombre de Shennong (神农) el granjero divino.
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Fuentes:
Fuentes:
Huang Dehai, Xiang Jing y Zhang Dinghao. Illustrated Myths and Legends of China: The Ages of Chaos and Heroes. Traducido por Tony Blishen, Better Link Press, 2016
Revista Instituto Confucio nº 28
Dioses y tradiciones chinos (wikipedia)
Los cinco cereales de la cultura china (Wikipedia)
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