La provincia de Fujian (福建), enclave de la Ruta Marítima de la Seda, ha jugado desde la antigüedad un papel trascendental en la historia y el comercio de China. Una visita a este territorio dejará al viajero con recuerdos imborrables por sus innumerables encantos: las bellas terrazas de arroz de Youxi, el majestuoso monte Wuyi, la tranquila isla de Gulangyu o los impresionantes tulou. Su nombre proviene de la combinación de los topónimos de Fuzhou y Jianzhou.
Un reportaje de
Carolina Navarro Plata
罗悦柔
Localizada en el trópico de Cáncer, Fujian tiene un clima semi-tropical, con veranos cálidos e inviernos fríos. Debido a su situación geográfica, en verano se ve azotada por los monzones. Por ello, la temperatura más agradable se puede disfrutar a mediados de otoño cuando comienza la estación seca.
Esta es una provincia muy rica en recursos naturales, especialmente por sus ríos, que son la fuente principal de regadío para los arrozales que abundan en forma de terrazas. Gracias a su clima y orografía, produce dos cosechas anuales: la primera en junio y la segunda en septiembre. Sus cursos fluviales más importantes son el Jiulong, el Ting, y por supuesto, el Min. Este último es el diminutivo por el que se conoce a la provincia. Es una de las regiones más montañosas del país pues, aproximadamente, el 66% de su superficie está cubierta por bosques. De entre sus muchas cumbres es imprescindible destacar el monte Wuyi, tanto por su belleza como por su riqueza en fauna y flora.
Sus 38.390.000 habitantes (est. 2015) son de mayoría han y entre las minorías étnicas con mayor presencia destacan los grupos she, miao y hui. Los habitantes de Fujian son conocidos en China por su coraje, hospitalidad y espíritu emprendedor. Al igual que en la provincia vecina de Zhejiang, muchos han emigrado en busca de mejores oportunidades. Se calcula que una cuarta parte de los emigrantes que viven fuera de China provienen de Fujian.
Fuzhou, ciudad del baniano
Fuzhou (福州), la capital de la provincia, se asienta al norte del estuario que el río Min forma en su desembocadura. Es conocida como la “ciudad del baniano” por la gran cantidad de este tipo de árboles que crecen aquí desde que fueran introducidos durante la dinastía Song. Con más de dos mil años de historia, fue una de las primeras urbes establecidas en la región. Hoy en día es el centro político, económico, de transporte y cultural de la provincia.
La zona de Sanfang Qixiang (三坊七巷), en el distrito de Gulou, invita a los visitantes a transportarse en el tiempo. Este complejo de callejuelas cuenta con más de 1.000 años de historia. Fue construido durante las dinastías Jin y Tang, aunque vivió su época más esplendorosa con los periodos Ming y Qing. En la actualidad, todavía conserva unos 270 edificios que, en su momento, fueron habitados por literatos y gente notable de la ciudad. A tan solo un 1 km de este histórico lugar, se encuentra el Parque del Lago del Oeste, formado por varias islas conectadas mediante puentes. En este lugar se pueden observar los jardines clásicos de la capital. El mejor momento del día para visitarlo es por la mañana, cuando los locales practican taichí, pasean o cantan por los caminos repletos de sauces llorones.
Al norte de la ciudad se encuentra el Parque Nacional de Fuzhou, con muchos banianos. La montaña del Tambor, al sureste, es un lugar de leyenda. Cuentan que, en lo alto de la montaña, hay una piedra con forma similar a la de un tambor y que, cuando llueve, parece como si alguien tocase dicho instrumento, de ahí su nombre. Si el visitante desea llevarse un recuerdo original de su paso por la ciudad, puede elegir entre los “tres tesoros de Fuzhou”: los parasoles de papel, los peines hechos de asta o la típica cerámica local.
Ciudades portuarias con un encanto milenario
La isla de Xiamen, en el sureste de la provincia, es una de las ciudades portuarias más bellas de China. Sus calles, donde sopla la brisa del mar, tienen un encanto especial que cautiva a sus visitantes. De entre sus muchos atractivos, destacan el templo budista de Nanputuo (o del sur de Putuo) y la fortaleza de Hulishan. La Universidad de Xiamen destaca no solo por ser una de las mejores universidades del país sino por tener uno de los campus más bellos. Cabe destacar la biblioteca, el auditorio Jiannan, el complejo de edificios Jiageng y el romántico lago del Loto. La isla de Gulangyu es el lugar ideal para escapar del ajetreo y el tráfico de la ciudad, pues aquí parece que el tiempo se detenga. Es famosa por su belleza natural, su arquitectura colonial y por la gran cantidad de pianos y órganos que alberga. Para unas vistas espectaculares, el mejor lugar es la Roca del rayo de sol, el punto más alto de Gulangyu.
A unos 100 km al noreste de Xiamen se encuentra Quanzhou, otra importante ciudad portuaria de Fuzhou. La ciudad se empapó de la riqueza cultural que le aportó ser uno de los puertos más importantes de la famosa Ruta Marítima de la Seda. Fruto de esta amalgama de culturas se alzó uno de sus edificios históricos más significativos, la mezquita Qingjing, construida en el año 1131, durante la dinastía Song. Otros lugares de interés son el puente Luoyang, el templo Kaiyuan o el Museo Marítimo de Quanzhou.
Lugares impresionantes
Dejando a un lado las bellas e históricas ciudades, si preguntamos a quienes hayan frecuentado esta tierra nos dirán que las principales razones para visitarla son el monte Wuyi (武夷山), las terrazas de arroz y los tulou de los hakka. El primero, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO desde 1999, es un lugar único por su biodiversidad. Sus parajes más espectaculares son el río de los Nueve Arroyos Curvados (九曲溪), la cueva de la Cortina de Agua (水帘洞), el pico Tianyou (天游峰), el pico del Tigre Sibilante o las terrazas de té Dahongpao (大红袍).
Las terrazas de arroz de Youxi (尤溪梯田) están consideradas entre las más hermosas de China. Constituye un paraíso para los amantes de la fotografía y de la naturaleza. El amanecer y el atardecer son los momentos más espectaculares del día, sobre todo cuando los arrozales están cubiertos por el agua, y la luz se refleja en ellos convirtiéndolos en espejos que reflejan el cielo.
Los tulou de Fujian (福建土楼) son conocidos también como “tulou de los hakka”, porque han sido sus principales habitantes, aunque no los únicos, desde el siglo XIII cuando empezaron a alzarse con fines defensivos. Situado en el condado de Yonding, en el suroeste de la provincia, este complejo de edificios forma parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO desde 2008. La palabra tulou, significa “edificio de tierra”, aunque además de dicho material están hechos de rocas, bambú o arroz glutinoso, entre otros.
Desde fuera llaman la atención por ser construcciones de planta circular o cuadrada, con ventanas pequeñas, tejados negros y una gran puerta que da la bienvenida a los visitantes. Por dentro, impacta encontrar una especie de pequeña ciudad. En el centro se encuentra un gran patio comunal y se descubren varias alturas inapreciables desde el exterior. En uno de ellos pueden llegar a vivir hasta 800 personas. Los de Fujian son, sin lugar a dudas, un tesoro arquitectónico de un valor incalculable.
Gastronomía min
La gastronomía de Fujian, conocida como min (闽菜), es una de las ocho grandes tradiciones culinarias de China. Esta milenaria cocina nació de la mezcla de la tradición en la mesa de los han procedentes de la Llanura Central y de la etnia yue que habitaba la zona del sureste. Si bien hay diferentes estilos según la zona, las principales características son sus sabores suaves, el toque agridulce de sus platos y el uso de una gran variedad de especias. Como no podía ser de otra manera, por la gran cantidad de recursos naturales con los que cuenta la provincia, se distingue por el uso de ingredientes frescos tanto del mar como de las montañas.
Aunque utilizan una gran variedad de métodos culinarios, son expertos en las sopas. De hecho, el dicho “si no hay sopa no vale” (不汤不行, bù tāng bù xíng), resume a la perfección la importancia que le dan en Fujian a este plato. Esta gastronomía tiene una variedad inmensa de recetas tradicionales, como el “Buda salta la pared” (佛跳墙), que consiste en una sopa de pescado, marisco, carne y verduras (decenas de ingredientes); y la carne de lichis (荔枝肉), aunque este plato originalmente era de cerdo agridulce y no tenía ni un lichi, el nombre viene de uno de sus ingredientes, las castañas de agua, que tienen un aspecto similar al fruto.