Los más de 2.000 años de historia de la ciudad de Datong han dejado como testimonio infinidad de tesoros por descubrir, como las Grutas de Yungang, el Templo Xuankong o la Gran Muralla. Además, la riqueza paisajística de esta zona nos ofrece parajes naturales como la Reserva del lago Wenying, la montaña sagrada Heng o la zona volcánica de Datong.
Un reportaje de
Carolina Navarro Plata
罗悦柔
Con una población de 3.456.000 de habitantes (est.2018), está ubicada en el norte de Shanxi, en la Llanura de Datong. Es la segunda ciudad más grande de esta provincia, tras su capital, Taiyuan. Antiguamente era conocida como Yunzhong o Pingcheng. Además, recibe el legendario nombre de “ciudad del fénix”, porque según la leyenda se creó a partir del ala rota de dicho animal mitológico.
La urbe, situada a una media de 1.000-1.500 m sobre el nivel del mar y de clima monzónico continental, goza de cuatro estaciones bien distintas. La gran diferencia entre la temperatura media de invierno, de unos -11.8 ºC y la de verano, que ronda los 21.9 ºC, hacen que su temperatura media anual sea de tan solo 6.4 ºC. Por ello, el verano es una buena época para escapar del calor sofocante y disfrutar de los muchos encantos históricos y paisajísticos que Datong ofrece a sus visitantes.
Ciudad amurallada
El centro histórico, de forma cuadrangular, está rodeado por su conocida muralla construida originalmente en 1372, durante la dinastía Ming. Recorrerla en bici desde arriba con vistas a toda la ciudad es una de las actividades preferidas por turistas y visitantes. En la reciente reconstrucción de la muralla, se han mantenido docenas de torres de vigilia de madera, como las que se alzaban en el monumento original, con excelentes panorámicas.
Dentro de la ciudad amurallada encontramos una gran cantidad de monumentos históricos. Uno de los que más llaman la atención, por su impresionante colorido y abanico de tonalidades, es el Muro de los 9 dragones, también de la dinastía Ming. Este tipo de mural, decorado minuciosamente con azulejos, se construía frente a residencias reales o templos y tenía una doble función. Por un lado, recibir la protección de los dragones y, por otro, mantener alejadas las miradas curiosas. Este colosal ejemplar de 45.5 m de largo y 8 m de alto, se cuenta que se construyó en 1392 para el 13º hijo de Zhu Yuanzhang, el primer emperador de la dinastía Ming. El Muro de los 9 dragones de Datong es el más antiguo y grande de los que se conservan en China.
Al oeste del mural, se encuentra el Monasterio de Huayuan. Los principales edificios del complejo, construido originalmente durante la dinastía Liao (907–1125), incluyen los templos de Huayuan superior e inferior y la pagoda del mismo nombre. Esta última, de madera y 43 m de altura, es una de las más grandes del país. Se puede acceder a su parte más alta para disfrutar de unas preciosas vistas. Un paseo entre los bosques de bambú y los pinos del monasterio es la mejor forma de acabar la visita a este monumental complejo budista. A pocos metros al este, se halla la Torre del Tambor, de la dinastía Ming. En el tercer piso hay un gran tambor que antaño se utilizaba para dar la hora a los habitantes.
Situado en la puerta Wuding, en el norte del recinto amurallado, se encuentra el Museo de Esculturas de China, con obras tanto de artistas consagrados como de jóvenes promesas. Otro museo que es de obligada visita para aquellos que deseen profundizar en la historia de la zona, es el de la propia ciudad de Datong. El edificio, diseñado, entre otros, por el conocido arquitecto Kai Cui, está considerado una obra maestra del diseño. Fue erigido en 2014, en el distrito de Yudong, al este del centro histórico. La colección del museo incluye objetos de la tumba, situada a 13 km al sureste de Datong, de Sima Jinlong, duque de la dinastía Wei del Norte, y su esposa. De entre los más de 400 artefactos está uno de los mayores tesoros que guarda este museo, unas figuras de terracota en miniatura que datan de hace unos 1.500 años. Entre las más de 230 figuras, de unos 30 cm, hay animales domésticos y sirvientes cuya función era acompañar al duque y a su esposa en la otra vida.
Para poder saborear el ambiente de la ciudad y conocer mejor las costumbres locales, es necesario visitar la plaza Hongqi, literalmente “de la bandera roja”, al atardecer. En cuanto a naturaleza se refiere, la Reserva del lago Wenying es el pulmón de Datong, además de proveer a la ciudad de recursos hídricos. En 2012 se llevó a cabo la readecuación de la zona mediante la construcción de estructuras respetuosas con el medio ambiente y áreas de paseo, para que los habitantes de la ciudad pudieran disfrutar de este espacio de alto valor ecológico. Esta adecuación ha sido premiada y alabada a nivel internacional.
Tesoros culturales
A tan solo 16 km al oeste, a los pies de la montaña Wuzhou, se encuentra uno de los mayores tesoros de China, las Grutas de Yungang que, desde 2001, forman parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El arte budista que encontramos en estas cuevas son el reflejo y la consecuencia de los intercambios culturales surgidos de la Ruta de la Seda. Su construcción comenzó en el año 460, durante el reinado del emperador Wencheng de la dinastía Wei del Norte, y finalizó a principios del siglo VI. Las 252 cuevas en las que se encuentran más de 51.000 estatuas, se extienden a lo largo de 1 km de este a oeste. Unas de las más impresionantes son las cinco cuevas de Tan Yao (numeradas del 16 al 20), que acogen estatuas de entre 13.5 y 16.8 m de altura. Su nombre proviene del monje budista que solicitó la construcción de cinco cuevas al emperador Wencheng. La principal figura de la cueva 20 es un colosal Buda sentado sobre una flor de loto. Es típico ver a estudiantes de arte pintando cuadros de las estatuas frente a las grutas o incluso crear en directo reproducciones talladas en piedra.
El templo Xuankong o “colgante”, a unos 65 km al sureste de Datong, se asienta en la ladera de Hengshan, una de las montañas famosas de China. Para la construcción de este templo budista de la dinastía Wei del Norte, se aprovecharon las oquedades de la pared en la que se encuentra. En su mayoría, está construido en madera y consta de más de 40 estancias. Se llama “colgante” porque está suspendido a una altura de unos 50 m sobre el suelo y se ancla a la pared mediante pilares de madera.
Al norte de Datong se pueden recorrer 340 km de la sección central de la Gran Muralla. Aunque la muralla se construyó a lo largo de más de 1.000 años y diferentes dinastías, la mayor parte de la que ha llegado a nuestros días pertenece a la dinastía Ming. Son más de 52 las fortalezas que se encuentran a lo largo de la Gran Muralla de Datong, una de las más importantes a nivel estratégico y militar de la era Desheng, literalmente “de la victoria”. Se encuentra a 1 km del paso que conecta Datong con Mongolia Interior.
Otra de las fortalezas que más impresionan es la de Shoukou, ya que se trata de una zona montañosa y la Gran Muralla con sus torres de vigilancia de 15 m de altura, se alzan en las cimas de las montañas. Un lugar donde visitar la Gran Muralla y viajar en el tiempo es el pueblo de Bataizi, en el condado de Zuoyun. Lo que más impresiona de esta zona es la combinación del entorno rural y natural junto con el histórico. Además de la Gran Muralla, aquí se encuentran las ruinas de una iglesia católica construida a finales del siglo XIX por los jesuitas que llegaron a Shanxi. Los vestigios se mimetizan con el entorno y crean una fotografía sublime que impacta a quienes lo visitan. En el pueblo, que preserva el encanto rural, se puede ver a familias alrededor del fuego preparando pasta casera, mientras entonan canciones que narran la historia local.
Casas cueva
En la zona de Datong se pueden visitar las ‘casas cueva’, o yaodong. Se trata de construcciones típicas de la meseta de Loess que, en su mayoría, se encuentran en las provincias de Shanxi, Shaanxi, Henan y Gansu. Este tipo de casas, con entrada semicircular, se caracterizan por ser cálidas en invierno y frescas en verano. Datong también sorprende por su gran variedad paisajística. A tan solo 3 km al noreste encontramos la zona volcánica de Datong, con unos 30 conos volcánicos, que destacan por su majestuosidad y altitud, puesto que superan el millar de metros de altura: Heishan, Jinshan o Gelaoshan.
En China un refrán asevera que “venera a los Budas en el monte Wutai y compra cobre en Datong”. La producción de artículos de este metal aquí se remonta a más de 2.700 años atrás. Uno de estos artículos de bronce es el huoguo, literalmente “olla caliente”. Desde la modernidad consta de seis partes: el plato inferior, la base del fuego, la olla y su tapa, así como la chimenea y su tapa. De media pesan unos 3 kg y tienen capacidad para 2.5 l de agua. Los artesanos que producen estos calderos realizan auténticas obras de arte, pues en ellos tallan minuciosamente diseños modernos o clásicos como peces y flores de loto, los Ocho Inmortales o los Nueve Dragones subiendo a la luna. Este último fue ofrecido como regalo en 1973 por Zhou Enlai al presidente de Francia, George Pompidou, en su visita a Datong.
Como no podía ser de otra manera, el plato estrella de la cocina local es el huoguo. Se puede encontrar en la mayoría de restaurantes de la ciudad y no hay casa que se precie que no cuente con uno de ellos en la cocina. Es un tipo de plato para disfrutar en familia. En la olla con caldo se van introduciendo los ingredientes crudos y cortados en tiras muy finas para cocinarlos al instante. Es una sopa deliciosa que se caracteriza por no ser grasienta. Los ingredientes que se le pueden añadir son muy variados pero, en el de Datong, no suelen faltar el cordero, el tofu o la zanahoria. Otros platos típicos de la ciudad son los pastelillos de arroz amarillo, las empanadas fritas, la sopa de cordero agridulce o el cerdo asado.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 59. Volumen 2. Marzo de 2020.