El monte Wutai es una montaña sagrada del budismo chino situado en la cabecera del río Qingshui (Shanxi), rodeado por un grupo de cinco cumbres de cima aplanada. Alberga algunos de los edificios de madera más antiguos de China, originarios de la Dinastía Tang (618–907).
Reportaje de
David Sevillano-López
谢大伟
El monte Wutai es, junto con el Monte Putuo en Zhejiang, el Monte Jiuhua en Anhui y el Monte Emei en Sichuan, una de las montañas sagradas del budismo en China. Según la tradición, cada uno de los cinco picos está habitado por una encarnación del Bodhisattva Manjushri (文殊菩萨), que ayuda a sus fieles a desarrollarse espiritualmente y alcanzar la tan deseada iluminación, pues él es la encarnación de la Suprema Sabiduría. La presencia inmóvil de la divinidad, cobijada por los monasterios construidos por el hombre, incita a los creyentes a emprender el viaje que ha de llevarles frente a Manjushri. El peregrino no sólo obtiene la sabiduría de manos del Bodhisattva sino que, por medio de la peregrinación, se alcanza el conocimiento, pues ésta es una metáfora del camino que el hombre ha de emprender de este mundo hasta alcanzar el siguiente. No es extraño, por tanto, que hasta este alejado lugar llegaran peregrinos procedentes de diferentes países.
Desde que en el siglo I d.C. se construyera el primer monasterio en el Monte Wutai, se produjo un proceso de adaptación del budismo a la tradición china del culto a las montañas, que encarnan el poder y energía primordial creadora del orden cósmico. En la China imperial su veneración estuvo relacionada con el poder político, pues en ellas se hacían sacrificios, se les rendía culto y, por medio de ellas, se manifestaba el Mandato del Cielo (天命, Tiānmìng). Este es el motivo por el que, desde fecha muy temprana, los rituales de protección y preservación de la nación estuvieron asociados al culto a las montañas, entre las que el Monte Wutai no fue una excepción. Después de la llegada del budismo este culto se modificó significativamente, ya que la presencia divina de Manjushri en un lugar geográfico real, convirtió al Monte Wutai no sólo en un centro de peregrinación budista internacional sino también en una de las cuatro montañas sagradas del budismo chino.
La identificación de esta montaña como residencia del Bodhisattva Manjushri se produjo en el año 702, durante el reinado de la emperatriz Wu Zetian (武则天, r.690-705), cuando el monje Degan (德感) informó a la emperatriz de que junto a más de mil personas “todos vimos en (el cielo) nubes de colores, y apareció la mano de Buda”. Por este motivo, Wu Zetian ordenó que se hiciera un imagen suya en jade y se enviara al Monte Wutai para presentar sus respetos al Bodhisattva, aunque finalmente fue enviada en el 703 al monasterio Chong-fu (崇福寺) en Taiyuan. Desde este momento se empezó a considerar a Wutai la más importante de las montañas sagradas del budismo. Pero fue el emperador Suzong (肃宗, r.756-762) quien, por influencia del monje Amoghavajra (不空金刚, 705-774), convirtió este lugar en el foco de la atención imperial y promovió más su culto. Siguiendo el ejemplo de Wu Zetian y Suzong, numerosos emperadores, once de los cuales visitaron la propia montaña, honraron y patrocinaron el culto budista de Wutai.
Al comenzar la dinastía Qing (清, 1616-1911) el culto en el Monte Wutai se revitalizó después de un breve periodo de decadencia, dado que los emperadores manchúes eran devotos creyentes que se identificaban como encarnaciones de Manjushri. De esta manera, entre los siglos XVII y XVIII comenzaron a incorporar prácticas del budismo tibetano, el cual llegó a controlar la vida religiosa de la montaña, debido a que los emperadores eran fieles seguidores de esta corriente budista. Este interés de la dinastía Qing en el budismo tibetano hizo que el Monte Wutai alcanzara entre tibetanos, mongoles y manchúes una gran importancia para sus peregrinaciones.
El patrocinio imperial del culto budista del Monte Wutai trajo como consecuencia el amplio desarrollo de la construcción de monasterios y templos en los que se pudiera alojar tanto a las reliquias e imágenes sagradas como a los monjes dedicados a su veneración. Desafortunadamente, pocas de las construcciones en madera, palaciegas o monásticas de la dinastía Tang (唐, 618-907) han sobrevivido, salvo alguna pagoda aislada.
A pesar de que la primera construcción de la que se tiene noticia en Wutai data del año 68 d.C., durante la dinastía Han del Este (东汉, 25-220), la construcción más antigua que se conserva es el Monasterio Nanchan (南禅寺) construido en el 782, durante la dinastía Tang. Está considerado actualmente el edificio de madera más antiguo conservado en todo el mundo.
Pero, sobre todo, destaca el Monasterio de la Luz de Buda (佛光寺, Fóguāng sì), uno de los templos más importantes. Construido en 857, es una de las únicas cuatro edificaciones en madera que han sobrevivido de la época Tang. En su interior hay tres budas, Sakyamuni, Amitabha y Maitreya, flanqueados por dos bodhisattvas, Manjushri y Samantabhadra. En una estructura más pequeña del monasterio está el Templo de Manjushri, en el que se encuentra la estatua del Bodhisattva montado sobre el león, su representación habitual, que data de 1137.
El Monte Wutai no sólo es una hermosa cápsula del tiempo que conserva algunos de los más hermosos tesoros nacionales de China, sino que también ha contribuido al propio desarrollo del país.
Notas:
(1) En la China antigua los puntos cardinales se identifican con: Norte (北, běi), Este (东, dōng), Sur (南, nán), Oeste (西, xī) y Centro (中, zhōng).