El dragón (lóng en chino o 龙), animal mítico por excelencia, ha sido representado tanto en Oriente como en Occidente durante siglos, aunque su verdadero origen parece encontrarse en la antigua China, donde es venerado como un animal bueno, amable, símbolo del emperador y padre de la civilización más vieja del planeta.
Reportaje de
José Vicente Castelló
何维柯
Las sociedades primitivas de los pobladores de lo que en la actualidad constituye China adoptaron el dragón, entre otros emblemas protectores, como su símbolo y guardián. Diversos objetos pertenecientes a la dinastía Shang (1700-1200 a.C.) encontrados por los excavadores chinos, ya estaban decorados con dragones.
La tradición china
Antiguas leyendas chinas describían al dragón como un animal milagroso con la cabeza de un camello, los cuernos de un ciervo, los ojos de un conejo, las orejas de una vaca, las garras de un halcón, las palmas de un tigre, el cuello de una serpiente, la panza de una rana, el rabo de un león y las escamas de una carpa.
Según la tradición china, dicho animal imaginario posee, además, bigotes y barba. Está completamente sordo, tiene el espinazo erizado de púas y aspecto serpentiforme. Su fuerza y grandiosidad —se decía que el rey Dragón, llamado Lóngwáng (龙王) en mandarín, era capaz de producir la lluvia, entre otras cosas— han sido veneradas por el pueblo chino durante siglos. Hasta tal punto estaba considerado como una deidad, que con el tiempo fue el símbolo del emperador chino y formaó parte, junto con la tortuga, el fénix y el qílín (麒麟) –unicornio chino con la figura de un venado–, de los cuatro animales mágicos. Hay que resaltar que existen muchos otros animales sobrenaturales, como por ejemplo el píxiū (貔貅), fiera mítica con un voraz apetito que no es capaz de defecar.
Animales y espíritus fabulosos
A estos animales fabulosos se les creían espíritus capaces de realizar bondades o las peores desgracias según su buen o mal humor o según se les irritaba. Cuando su furia se desataba no existía ser en la tierra que fuera capaz de reducirla. Tanto es así que los antiguos chinos preferían no provocarle y llevarse bien con él, lo que se conseguía rindiéndole pleitesía.
En las celebraciones populares no faltan nunca las representaciones protagonizadas por un dragón juguetón, amable y enamoradizo que anima la fiesta y entretiene al personal
Este animal imaginario, poseedor del lenguaje de la naturaleza, señor de las nubes y de los ríos, enseñaba a los hombres más sabios de las tribus a vaticinar cuándo iba a haber tormentas. También les mostraba cuándo iba a hacer buen tiempo, cuándo se darían malas cosechas o cuándo era el momento más propicio para la caza. Por ello los chinos le dejan ofrendas en los templos. Algunas personas dicen que la bola de fuego con la que se le representa es el símbolo del trueno y del relámpago. Otros creen que es el sol, la luna o una perla en la que concentra todo su poder, por lo que si se la quitan, se queda indefenso.
La imagen institucional del dragón en China
La imagen del dragón aparece en edificios palaciegos chinos y en esculturas. La escultura más famosa es el Muro de los Nueve Dragones. En lo que se refiere a ropa imperial, es conocida la “capa del dragón”. Era una túnica que vestía únicamente el emperador. La figura del dragón está representada en la literatura, en la pintura, en la mitología y en los barcos. Además, está asociada al culto de Confucio.
También aparece la figura de este animal mitológico en la primera bandera nacional china creada durante la dinastía Qing (1644-1911). Lo podemos ver en los sellos imperiales, en las monedas de plata, en los billetes y en muchos muebles, tales como el “asiento del emperador” –un trono con la forma de un dragón– o la “cama del emperador”.
De los doce animales del calendario lunar chino –rata, búfalo, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallina, perro y cerdo–, el dragón es el único que es imaginario.
Con el paso del tiempo se convirtió en un animal embellecido en la mente de los chinos. Incluso, se pensaba que los emperadores eran hijos directos del dragón imperial, representado con cinco garras. Por tanto, los ciudadanos chinos estaban considerados como descendientes del dragón de cuatro garras y China como el país del dragón. El trono del emperador era el Trono del Dragón; su cara, el Rostro del Dragón, y cuando moría, se pensaba que subía al Cielo a lomos de un dragón alado.
Las funciones del dragón en la mitología
Se creía que los dragones se repartían el espacio según sus funciones. Así, los dragones celestiales protegían los cielos y sostenían las mansiones de los dioses; los de agua dulce determinaban el curso de los ríos, su caudal y sus desbordamientos. Los dragones del aire regulaban, según su estado de ánimo, el tiempo, gobernaban la lluvia, el viento, las nubes y las tormentas. Mientras que los dragones de la tierra custodiaban grandes tesoros escondidos en los subterráneos.
El dragón en Oriente y Occidente
El dragón en China, desde donde se extendió a otros países del Lejano Oriente, no era como en Occidente. En la Europa Medieval, la relación que se estableció entre los humanos y los dragones se caracterizó siempre por la lucha y la oposición, mientras que en Asia eran símbolo de abundancia. Los dragones asiáticos compartían el mundo con las personas de forma pacífica y se beneficiaban de él.
No hay cultura en el mundo que no se haya sentido tentada a representar de mil maneras a este enigmático animal. Desde el Farner de Wagner hasta el Hobbit de Tolkien, pasando por los bestiarios medievales. Lo tenemos también enLa Flauta Mágica de Mozart y en los dibujos animados de Walt Disney, Tanbién está presente en los mitos mediterráneos como un joven valiente que se enfrenta al fiero dragón, como el guerrero de Capadocia identificado popularmente como San Jorge, que es héroe nacional de muchos pueblos. La leyenda de San Jorge y el Dragón fue el tema principal de la pintura gótica.
Fistas con dragón, religión y literatura
En los pueblos y aldeas, y en las celebraciones populares no faltan nunca las representaciones folclóricas de danzas protagonizadas por un dragón. Durante las fiestas nacionales chinas se le representa como una animal juguetón, amable y enamoradizo que anima la fiesta y entretiene al personal. Eso sí, puede, según su voluntad, ser visible o invisible a las personas.
En Occidente, podemos ver a ese animal, mitad reptil, mitad quimera voladora, atravesado por lanzas y estacas, cruel, sañudo y sangriento, luchando contra fuerzas de destrucción. Se opone así a la idea de bondad y proximidad del pueblo chino.
El escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) publicó diversos ensayos sobre el dragón. Lo llamaba —erróneamente— Lung. Decía que tenía nueve semblanzas: cuernos de ciervo, cabeza de camello, ojos de demonio, cuello de serpiente, vientre de molusco, escamas de pez, garras de águila, patas de tigres y orejas de buey. En cualquier caso, siempre le otorgaba virtudes positivas y poderes beneficiosos para el hombre.
Los nueve dragones chinos
La leyenda popular china dice que el dragón Dios tenía nueve hijos, cada uno de los cuales poseía una fuerte y diferenciada personalidad. Así tenemos al dragón Qiúniú (囚牛), amante de la música y cuya figura aparece en numerosos instrumentos de cuerda. El Yázì (睚眦), valiente y belicoso, su imagen se muestra poderosa en los puños de las espadas y los cuchillos. El Cháofēng (嘲风), temerario y aventurero, su figura aparece siempre en las esquinas más extremas de los aleros de los tejados y de los templos.
Por su parte, al dragón Púláo (蒲牢) le gusta mucho rugir, por lo que su imagen aparece en las campanas de bronce. El Suānní (狻猊) siempre se muestra sentado y cercano a la estatua de un Buda, siente debilidad por el incienso y está representado como un león con cuernos. El Bāxia (蚣蝮) sirve para decorar los arcos de los puentes, tiene la apariencia de un león y le gusta el agua. Mientras que el dragón Bì’àn (狴犴) es un buen abogado y su figura aparece en las puertas de las prisiones, el Fùxì (负屃) ama la literatura y protege los libros. Para finalizar, el Chīwěn (螭吻) es un animal voraz que suele ser visto en puentes y caballetes de los palacios imperiales.
Otros tipos de dragón
Además de estos nueve hijos, también existían otros tipos de dragones, como los bingfenglong (并封龙) o bingfengchi (并封螭), bestias con dos cabezas de dragón o dos cabezas de serpiente respectivamente; los feiyilong (肥遗龙), animales con una cabeza y dos cuerpos de dragón; los xiangbilong (象鼻龙), dragones con nariz de elefante y tortuga; los xuánwŭ (玄武), fusión de serpiente y tortuga, y los tāotiè (饕餮), también conocidos como “máscaras monstruosas”, y que según el mito representaban a un ogro que aceptaba sobornos preso de su avaricia y gula por comer y acumular.