El Jiao Zi fue el primer papel moneda de la historia que se imprimió como billete oficial. Lo llevó a cabo el gobierno en la ciudad de Chengdu (Sichuan) en el primer año Tian Sheng de la Dinastía Song (1023) y su circulación se ha mantenido casi 800 años en el territorio de Sichuan. El valor nominal de los primeros Jiao Zi se determinaba en el mismo momento de ingresar el dinero y posteriormente se imprimían con valor nominal fijo. Siendo la primera muestra de papel moneda oficial autorizada por el gobierno en China, el Jiao Zi también está considerado como el primer billete de dinero en el mundo, 600 años antes del billete emitido por el Banco de Suecia en el año 1661.
Un reportaje de
Li Qiushi
李秋实
El auge económico y comercial reclamaba una considerable cantidad de dinero en circulación y, por ello, se aumentó cada vez más la fundición de monedas. Durante la época del emperador Song, Shen Zong, el volumen de fundición de monedas alcanzó los cinco millones de Guan, y un número superior a 320.000 Guan se acuñaron en los Años Kai Yuan de la Dinastía Tang. A pesar de ser un país unificado, en China existía una gran diversidad en el uso de monedas según las distintas zonas geográficas. En algún momento, en el país había 13 regiones en las que circulaban monedas de bronce; 4 zonas que utilizaban monedas de hierro y 2 mixtas, en las que se aceptaban tanto de hierro como de bronce. Estas variedades monetarias del dinero, que integraban las de bronce, plata, hierro o, posteriormente, papel moneda, sólo podían circular por su correspondiente zona geográfica. En las monedas se observa un alto nivel estético que incluye caligrafías elaboradas por algún erudito, o por el mismo emperador, junto con un diseño elegante y una elevada técnica en su acabado. La potente economía de la dinastía Song consolidó sus monedas para que se pudieran utilizar también en los países vecinos. Es por todo lo expuesto anteriormente por lo que hubo escasez de capital metálico disponible, lo que propició la entrada de los bancos privados en el mercado. Aún hoy en día siguen apareciendo mayoritariamente estas antiguas monedas de la Dinastía Song en las excavaciones arqueológicas que se realizan en territorio chino, en Japón o incluso en zonas de África o Europa.
Durante esa época, en la región de Sichuan se recurría a monedas de hierro que eran de mayor peso y menor valor en comparación con las de bronce, lo que dificultaba su uso diario. Debemos tener en cuenta que en la Dinastía Song un Guan consistía en 1.000 monedas de hierro o de bronce ensartadas. Una moneda de bronce equivale a 10 de hierro, por lo que un Guan o mil monedas de hierro podían pesar fácilmente más de 10 kilos. En caso de comprar simplemente una pieza de tela, que valía por aquel entonces 20 Guan, era imprescindible recurrir a carros de caballos para llevar esta cantidad de dinero que pesaba más de 200 kilos. La capital de esta región, Chengdu, siendo uno de los núcleos económicos del país, reclamaba especialmente monedas más convencionales y cómodas a causa de las pésimas condiciones de transporte y comunicación con el mundo exterior.
Los primeros “Jiao Zi” fueron creados por los propios comerciantes de Chengdu y se emiteron libremente a través de la iniciativa privada, con lo que a principios de la Dinastía Song del Norte se estrenaron en Chengdu los “locales específicos para el Jiao Zi”. Estos locales servían para depositar el dinero en metálico y no llevarlo encima. Los comerciantes ingresaban el dinero en estos lugares y, en el mismo momento, se les daba un certificado (un papel elaborado a base de una especie de árbol conocido como mora turca) en el que figuraba el importe depositado que dejaba el cliente. A la hora de sacar el dinero, había que aportar ese documento y pagar un 3% de comisión por el servicio de guardar el dinero. A estas hojas de papel en las que figuraba el importe del dinero depositado se las conoce como el “Jiao Zi”. Se trataba de un recibo impreso con tinta roja y con la firma de la administración y unos códigos secretos en las dos caras de la hoja. El modelo preliminar del Jiao Zi, en vez de constituir un billete en metálico, no era más que un justificante del movimiento de la cuenta, equivalente a la actual libreta o tarjeta de débito.
Debido al aumento en el uso del “Jiao Zi”, muchos comerciantes se agruparon para abrir firmas que se dedicaban a su emisión y así podían hacer efectivo, mediante sucursales repartidas por todo el país, para que los empresarios pudieran ingresar o sacar dinero en otros sitios de forma cómoda y fácil. La fiabilidad que garantizaban estas entidades y la facilidad que ofrecían en la gestión del patrimonio dinerario consolidó y aceleró su entrada y popularización en el mercado. Conforme aumentaron los depósitos con el “Jiao Zi”, los propietarios se dieron cuenta de que el uso parcial del dinero depositado no afectaba al proceso de hacerlo efectivo ni a la garantía del propio local. De hecho empezaron a emitir el “Jiao Zi”, que unificaba el importe y el diseño gráfico, como una nueva alternativa de herramienta financiera para que circulara en el mercado. A partir de ese momento, el Jiao Zi, que destaca por su vía y canales privados, se convirtió realmente en una muestra de papel moneda pero sin autorización o permiso oficial.
Sin embargo no todas estas bancas privadas respetaban las normas ni garantizaban el crédito. Hay ejemplos de algunas entidades que cerraban intencionadamente después de una emisión desmesurada de Jiao Zi u otras que desviaban el depósito para sus propios negocios. En caso de mal funcionamiento o la quiebra de dicho negocio, se paralizaba directamente el proceso de hacer efectivo el dinero entregado. Todo ello constituye el origen de los conflictos posteriores, con lo que durante los Años Jingde (1004-1007) de la Dinastía Song, el gobernador de Yizhou (el Sichuan actual), Zhang Yong, ordenó una reorganización de las entidades financieras de Jiao Zi, y se eliminaron las que no gozaban de buena fama restringiendo este negocio sólo a las 16 firmas más potentes en ese momento. En el primer año Tiansheng (1023), el gobierno central tomó la decisión de establecer en Chengdu la “Agencia de Jiao Zi de Yizhou”, en la que fueron asignados delegados de la corte para supervisar la emisión del Jiao Zi, junto con un departamento subcontratado que se responsabilizaba de la producción de papeles específicos con el fin de elaborar los billetes. En el año 1024, y teniendo 360.000 Guan como depósito (un 28% de la emisión total), el gobierno emitió 1,26 millones de Jiao Zi oficial. De esta forma surgió el primer banco estatal, que emitió el primer billete a través de una entidad financiera bajo la administración y control directo del gobierno central.
A fin de prevenir la falsificación, y a diferencia de cualquier impreso convencional hecho con grabados de madera, el Jiao Zi recurre a grabados de bronce y a una mezcla de tintas negra y roja puestas en una cara. El papel moneda se presenta en forma de rectángulo bordeado con elementos decorativos. En el centro se sitúan proclamas del gobierno o cuentos históricos, junto con dibujos como viviendas, árboles o figuras. Cada billete tiene un valor fijo que figura en la parte superior: desde uno a cinco y hasta diez Guan. Aparte del cuño del gobierno local se añade un sello secreto que equivale a la firma y al actual código secreto. Cualquier Jiao Zi tiene entre 2 y 3 años de caducidad y tiene que renovarse por billetes nuevos cuando caducan. Cada lote de emisión está regulado por el depósito proporcional de monedas de hierro. Únicamente se permitía la circulación de estos billetes dentro del territorio de Sichuan y se prohibía expresamente su impresión privada.
Según algunos estudios, el Jiao Zi fue impreso por primera vez en el Templo Wan Fo (diez mil Budas) situado en la ciudad de Chengdu, teniendo en cuenta que la industria de imprenta y producción de papel de esta ciudad lideró en su día este sector a nivel nacional. El papel elaborado en Chengdu se entregaba todos los años a la corte con carácter exclusivo desde la Dinastía Tang. No obstante, al principio de la Dinastía Song, en lugar de recurrir a cualquier imprenta de la capital la corte elegió Chengdu para imprimir el “Da Zang jing” (la “Gran Colección de Sutras”), un proyecto que requirió 130.000 planchas grabadas y 12 años para llevarse a cabo. Por lo expresado anteriormente, se justifica la importancia de la aparición del primer papel moneda “Jiao Zi” en Sichuan.
El estreno del Jiao Zi ha facilitado y contribuido en gran medida la actividad comercial, la circulación monetaria y, sobre todo, la prosperidad económica. También ha acelerado el traslado del núcleo político, económico y cultural hacia el sur del Río Yangtse. Su aparición solucionó de alguna manera el déficit de la corte, al proporcionarle nuevos ingresos y fuentes de recaudación de impuestos. Durante determinadas épocas históricas de las dinastías Song, Yuan, Ming o Qing, la emisión desmesurada de papel moneda se convirtió en la principal manera de aumentar el ingreso administrativo y explotar al pueblo. Ello provocó que el sistema de papel moneda, que gozaba de buena salud y funcionaba a la perfección, estuviese al borde de la extinción. Y además significó la devaluación del billete hasta que el gobierno tuvo que verse obligado a recurrir de nuevo al dinero en metálico. Así que la regularización aplicada por la continua emisión y circulación de billetes está muy ligada con un moderno sistema jurídico y con la normativa financiera de control y supervisión.
La emisión de papel moneda se presentó más regulada en la Dinastía Yuan. De hecho cuando el viajero italiano Marco Polo llegó a China, le sorprendió el hecho de que se podían adquirir los artículos con solo un pequeño billete. En el libro “Los viajes de Marco Polo” escrito en el año 1298, introdujo una parte específica para presentar las técnicas aplicadas en la impresión de papel moneda y su posterior emisión y circulación, de manera que los europeos podían conocer por primera vez el papel moneda chino. Alrededor de esta época, dichas técnicas y normas se divulgaron hasta otros países como Irán, Japón o Corea.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 24. Volumen III. Mayo de 2014.