El Taoísmo busca la armonía entre el ser humano y el universo a través de la meditación, la alquimia interna y los ritos. Su libro fundacional es el Tao Te Ching, atribuido a Lao Tse o Laozi, un personaje entre la Historia y la leyenda.
El taoísmo busca armonizar al ser humano con el universo. Para ello, enseña la integración entre el cuerpo, la mente y el entorno natural. Estas son sus prácticas tradicionales:
- Meditación profunda para conectar con el Tao y alcanzar un estado de paz interior.
- Alquimia interior: ejercicios respiratorios y disciplinas físicas para prolongar la vida y acercarse a la inmortalidad espiritual.
- Rituales populares (exorcismos, ofrendas, festivales…) para fortalecer el vínculo entre las comunidades y las fuerzas cósmicas.
A través de estas tradiciones, el taoísmo persigue el equilibrio y la trascendencia en simple curso de la vida cotidiana.
Lao Tse o Laozi: el fundador
La figura central del taoísmo es Lao Tse o Laozi (老子, Lǎozǐ), cuyo nombre significa «Viejo Maestro». Según la tradición, vivió en el siglo VI a.C., aunque algunos historiadores lo sitúan en épocas posteriores. La obra principal del Taoísmo es el Tao Te Ching (道德经). Se trata de un texto breve pero profundo que explora la naturaleza del Tao y la manera en que los seres humanos deben vivir en armonía con él.
Lao Tze, aunque no es una figura histórica totalmente verificada, ha sido descrito como un funcionario archivista en la corte de la dinastía Zhou. La tradición cuenta que, desilusionado por el caos político, decidió retirarse de la sociedad. Según la leyenda, antes de desaparecer hacia el oeste montando un búfalo, fue persuadido por un guardián fronterizo para que escribiera su sabiduría. Así nació el Tao Te Ching, que se convertiría en la base del taoísmo filosófico.
En el contexto religioso, Lao Tze es venerado como una deidad y figura primordial del panteón taoísta. Su imagen aparece en innumerables textos y representaciones artísticas, reforzando su papel como guía espiritual para aquellos que buscan comprender y seguir el Tao.
Los Maestros Celestiales y la consolidación como religión
Como sistema religioso, se consolidó alrededor del siglo II d.C., durante dinastía Han, gracias a la escuela de los Maestros Celestiales (Tianshi Dao). El fundador de esta escuela fue Zhang Daoling en el siglo II d.C. Zhang Daoling combinó elementos de la religión popular china con las enseñanzas del Tao Te Ching, desarrollando prácticas específicas para promover la armonía espiritual y la sanación.
Al parecer, Zhang Daoling instauro los rituales de exorcismo para expulsar espíritus malignos, las ceremonias de purificación. También integró en el corpus del Taoísmo la medicina espiritual basada en la observación de los ciclos naturales y la relación del cuerpo humano con el cosmos.
La escuela enfatizó una jerarquía espiritual liderada por los Maestros Celestiales, quienes actuaban como intermediarios entre el mundo humano y el divino.
Fundamentos y creencias del Taoísmo
El núcleo del taoísmo radica en la búsqueda de la armonía con el Tao, una fuerza universal que subyace a todos los fenómenos. Según el Tao Te Ching, el texto fundacional atribuido a Lao Tze, el Tao es indescriptible e inefable, pero es el origen de todas las cosas. En este contexto, el concepto de wu wei (无为), a menudo traducido como «no acción» o «no intervención forzada», refleja la idea de vivir en sincronía con la naturaleza, permitiendo que las cosas sigan su curso natural.
El taoísmo también sostiene una visión cosmológica basada en la interacción de los opuestos complementarios Yin (阴) y Yang (阳), así como en los Cinco Elementos (Wu Xing). Estas ideas estructuran tanto el universo como la vida humana, guiando las prácticas de equilibrio y longevidad. El taoísmo religioso introdujo la noción de inmortalidad, vinculada a la alquimia interna y a la trascendencia del cuerpo y la mente.
Los Tres Puros (三清, Sānqīng)
El panteón taoísta es muy amplio y sincrético. Las tres grandes figuras supremas son los Señores Celestiales llamados Los Tres Puros. Uno de ellos es el propio Lao Tse o Laozi (老子, Lǎozǐ),
- Yuanshi Tianzun (元始天尊, Yuánshǐ Tiānzūn): El Señor Celestial del Comienzo Primordial. Es el origen de toda creación y existencia, el vacío primordial del que emanan todas las cosas.
- Lingbao Tianzun (灵宝天尊, Língbǎo Tiānzūn): El Señor Celestial del Tesoro Espiritual, guardián de las Escrituras y la transmisión de la Sabiduría. Representa el principio del equilibrio y la armonía en el universo. Es el responsable de mantener el orden cósmico y la relación entre los mortales y los inmortales.
- Daode Tianzun (道德天尊, Dàodé Tiānzūn): También conocido como Lao Tse o Laozi (老子, Lǎozǐ), es el Señor Celestial del Camino y la Virtud. Por supuesto es el guardián del Tao (道, dào), el Camino.
El Taoísmo en el presente
En la actualidad, el taoísmo se manifiesta principalmente a través de dos actividades:
1. Los rituales comunitarios del taoísmo
Los Maestros Celestiales, aún activos en algunas regiones de China, lideran ceremonias que incluyen exorcismos, festivales y funerales.
2. La alquimia interna
Practicada en monasterios y templos de montaña, mantiene una conexión directa con las enseñanzas clásicas, ofreciendo un camino introspectivo hacia la iluminación y la inmortalidad espiritual.
A lao Lao Tse se le atribuye la frase: «El Tao no es algo que pueda ser comprendido plenamente con palabras». A pesar de esto, su influencia sigue guiando a cientos de millones de seres en la búsqueda de armonía con el cosmos. Suele pasar.
FUENTES:
Henricks, Robert G. Lao-tzu. Te-tao-ching. A New TRanslation Based on the Recently dicovered ma-wang-tui texts. Ballantine Books, New York, 1989.
Robinet, Isabelle. Taoism: GROWTH OF A RELIGION. Stanford University Press, 1997