Zhang Xiuhuan, conocida con el sobrenombre de Xiao Hong (1912-1949), fue calificada como “la diosa de la literatura china de los años 30”. Durante su breve existencia, Xiao Hong dejó numerosas obras ya convertidas en clásicos. Todos los personajes de sus novelas están sacados de la vida misma, con un estilo simple y sin adornos, natural, sin falsedades ni afectaciones.
Un reportaje de
Jin Yiwen
金漪雯
Xiao Hong se llamaba en realidad Zhang Xiuhuan, aunque más tarde se cambió el nombre a Zhang Naiying por su abuelo materno; si bien el primero era el más conocido de sus diversos pseudónimos. Nació en 1911 en el seno de una familia terrateniente en el distrito de Hulan, de la prefectura de Harbin en la provincia nororiental de Heilongjiang, un lugar en el que suele nevar durante cuatro meses al año. Siendo muy niña perdió a su madre y, por ello, se quedó a vivir con su padre y su madrastra. Con el fin de escapar de aquel hogar sin amor decidió marchar a Beijing para formarse, aunque el escaso apoyo de su familia le hizo muy difícil proseguir sus estudios. Durante las vacaciones invernales se vio de nuevo atrapada en casa y, cuando se marchó de nuevo, ya no volvió a regresar. Más tarde viajó a Japón, y esa vida desposeída y vagabunda se convirtió de alguna manera en la fuente de su inspiración literaria. Como miembro activo del círculo literario del nordeste de China, su talento y su vida amorosa siempre han concitado un gran interés.
Las novelas de Xiao Hong poseen unas distintivas características estilísticas y todas tienen un marcado sentido del entorno. La autora empleaba en ellas, con gran destreza, una serie de técnicas que otorgaban a su forma de escribir una fuerte originalidad para la época. Sus obras podrían considerarse tanto novelas de ficción como crónicas de su propia vida. Tanto en La calle del mercado, como en Campos de vida y muerte (originalmente “Campos de trigo”); e incluso en Historias del río Hulan rompe con el modelo narrativo unitario tradicional, y crea un estilo que navega entre la novela, el ensayo y la poesía. Empleando un lenguaje propio que va más allá de las convenciones, una escritura con un marcado estilo autobiográfico, produjo el “estilo Xiao Hong”, un particular uso del lenguaje que era a la vez fresco y chocante, natural y directo. Le gustaba contemplar el mundo con ojos infantiles e inocentes.
El sol primaveral de marzo, que aparece en su obra En el carro de bueyes; las flores frescas de junio en El jardín trasero; o la primavera temprana en los campos de Marzo en la pequeña ciudad; son mundos vistos con una mirada infantil, en los que tanto los personajes como los escenarios no se ven constreñidos por las viejas formas literarias. Todos los personajes de sus novelas están sacados de la vida misma y, tanto en las tristezas como en los momentos de alegría, el lector puede hallar fuertes resonancias ya que se trata de un estilo simple y sin adornos, natural, sin falsedades ni afectaciones.
Decisivo encuentro con Lu Xun
Al hablar de su vida, resulta inevitable mencionar su encuentro con Lu Xun, puesto que esa relación entre maestro y discípula le ayudó a progresar en su carrera creativa. En otoño de 1934 ella y el escritor Xiao Jun embarcaron hacia Shanghái para saludar en persona al gran autor, con el que previamente ya había mantenido correspondencia. Las singulares opiniones expresadas por la escritora en sus cartas habían recibido el favor de Lu Xun, lo que ayudó a construir esa estrecha y profunda relación entre ellos y cimentó las bases de su posterior escritura. En 1935, y con el apoyo de su maestro, publicó su famosa novela Campos de vida y muerte, en la que a través de la historia de tres familias describe las miserables y desamparadas vidas y las muertes de una serie de personajes femeninos bajo la sociedad patriarcal. Los “campos” del título hacen referencia tanto a las tierras negras barridas por las calamidades como a las desgraciadas familias que las habitaban.
Durante su breve existencia, Xiao Hong dejó numerosas obras ya convertidas en clásicos. En 1936 viajó a Japón y escribió el ensayo Vida solitaria y la colección de poemas Arena. A partir de 1940 publicó, entre otras, la novela de tamaño medio Ma Bole y la más larga Historias del río Hulan. Esta última, que alcanzó gran popularidad, describe la vida trivial de la gente corriente en la modesta localidad de Hulan, en el norte de China, durante los años 20 del pasado siglo. En este caso no se trata de unas memorias personales, sino de la biografía de su ciudad natal.
La escritora recurrió a su trágica experiencia vital para describir las circunstancias y los modos de vida de la pequeña sociedad local con la que estaba familiarizada, al exponer y someter a la crítica las debilidades nacionales de aquella época. Son esas historias desdichadas las que confieren a sus obras el fuerte y profundo trasfondo dramático.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 52. Volumen I. Enero de 2019.