Mitos y leyendas del dragón chino: el dragón es el gran icono de la mitología china. Foto: 123RF.

Dragón chino: mitos y leyendas de un símbolo nacional

El dragón chino, en los mitos y leyendas de la tradición es el Rey Dragón, el dios que domina la meteorología y un poder ligado íntimamente con las actividades agrícolas. Es el único animal imaginario de entre los doce del horóscopo chino. El dragón chino cuenta con numerosas leyendas, fábulas, cuentos, proverbios, palabras u objetos con dibujos de este animal de fantasía.

Reportaje de
Wang Wen
王文
Al hablar del dragón chino, los mitos y leyendas de la mayoría de los occidentales enseguida lo asocian, como el caso del oso panda, a un país lejano habitado por gente de piel amarilla, pelo negro y ojos oscuros. Al mismo tiempo, muchos chinos –incluidos los de ultramar- se sienten orgullosos de ser “los descendientes del dragón”.

Dentro de una cultura extensa y dilatada como es la tradicional china, encontramos una rica conservación de elementos relacionados con el dragón, tales como leyendas, fábulas, cuentos, proverbios, palabras u objetos con dibujos de este animal. El hecho de que el dragón chino sea el único animal mítico de entre los doce del horóscopo no impide que cuente con una excelente acogida entre el pueblo local.

Mitos y leyendas del dragón chino: el dios Fuxi y la diosa Nüwa, los primeros ancestros del pueblo chino cuya fusión posterior dio lugar a la figura del dragón. Foto: Wikipedia.
Dragón chino, mitos y leyendas: el dios Fuxi y la diosa Nüwa, los primeros ancestros del pueblo chino cuya fusión posterior dio lugar a la figura del dragón. Foto: Wikipedia.

Las leyendas sobre el dragón chino se pueden remontar a tiempos inmemoriales cuando aparecieron registros de este animal en el libro llamado Zhōu Yì (周易). En él, se afirma que tanto los nubarrones como los relámpagos y los truenos eran provocados por los dragones, animal mágico. De acuerdo con los dibujos conservados en las reliquias históricas, las imágenes del dragón, aparte de ser muy sencillas, muestran aspectos diferentes entre una y otra hasta la Dinastía Tang (618-907) y Song (960-1279), períodos en los que la imagen del dragón chino fue evolucionando hacia el animal moderno que conocemos hoy en día.

Sin embargo, lo más curioso es que los chinos nunca supieron, hasta la entrada en la sociedad moderna, que el dragón no existió en realidad, sino que solo residía en la imaginación y en las leyendas que se transmitían de generación en generación. Desde la antigüedad, todo el mundo conocía este animal sin que en realidad nadie lo hubiera visto con sus propios ojos.

Mitos y leyendas del dragón chino: ornamento chino del dragón en el soporte de latón incienso. Foto: 123RF.
Dragón chino, mitos y leyendas: ornamento chino del dragón en el soporte de latón incienso. Foto: 123RF.

La teoría de tótem aplicada en el origen del dragón chino

El hecho de que el dragón chino sea un animal inventado nacido de la imaginación y la fantasía, justifica la diversidad y las discrepancias que demuestran las primeras imágenes que existen de este ser. Algunos investigadores coinciden al señalar que la evolución de la configuración del dragón chino corresponde muy probablemente a la larga historia de desarrollo y unión de las tribus en la antigua China, teniendo en cuenta que el tótem representaba a cada uno de los pueblos de aquella época.

El mito de la diosa Nuwa y el dios Fuxi en relación con las leyendas del dragón

La diosa Nüwa (女娲) y el dios Fuxi (伏羲), famosos por ser “los primeros ancestros del pueblo chino”, fueron creados por una tribu que tenían un tótem con forma de serpiente y cara humana. Más tarde, después de la unión del pueblo Yandi con el Huangdi, las dos tribus más grandes situadas en la China Central, otros clanes más pequeños se incorporaron sucesivamente a esta alianza, logrando una mayor.

Con el paso del tiempo, sus tótems se fuero fusionando creando lo que finalmente daría lugar a la figura primitiva del dragón chino. Así, al tótem con cabeza de caballo se le unió un cuerpo de serpiente, unos cuernos de ciervo y unas escamas de pez. A este raro conjunto se le denominó lóng (), un nombre bonito y misterioso. A fin de cuentas la evolución del tótem del dragón chino ha destacado una tradición de democracia, igualdad y amistad de entre las diferentes etnias chinas. No obstante, todavía existen muchas discrepancias en los círculos académicos sobre el hecho de que la figura del dragón chino naciera realmente de la unión de estos tótems o que se trata de una leyenda más.

Mitos y leyendas del dragón chino: dragón bordado sobre seda. Foto: 123RF.
Dragón chino bordado sobre seda. Foto: 123RF.

Los mitos de los emperadores y la leyenda del Rey Dragón

Según los historiadores, la razón por la que la gente adoraba el dragón en la antigua China se puede explicar a través de dos perspectivas principales: la primera es la íntima relación enlazada artificialmente entre los emperadores y el dragón; y la segunda reside en la consideración del Rey Dragón como el dios que domina la meteorología, un poder ligado íntimamente con las actividades agrícolas.

La asociación del monarca chino al dragón empezó durante la dinastía Qin (221-206 a.C.), cuando el emperador Qinshi Huangdi (秦始皇帝) tomó el nombre de Zǔ Lóng (el Primer Dragón o 祖龙), y posteriormente durante la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.), cuando Liu Bang (刘邦), primer monarca de esa saga, también fue descrito como el Hijo del Dragón en la obra Las memorias históricas (史记), recopiladas por erudito Si Maqian (司马迁). De esta manera se justifica la identidad de los emperadores como hijos del dragón, asignados por los propios dioses para reinar el país con sus derechos divinos.

Así, los edictos imperiales comenzaban siempre del mismo modo: “Según mandato del Dios Dragón, el emperador dicta una orden real”. A partir de ese momento, las dinastías feudales del pasado hicieron todo lo posible por inventar historias relacionadas con los gobernantes y el dragón.

A lo largo de la historia feudal que reina a partir de las dinastías Qin y Han hasta la de Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), el dragón chino fue el símbolo del gobernante máximo de la nación. Especialmente durante las dos últimas dinastías, la simbología de este animal llegó a su punto más álgido debido a la férrea autocracia impuesta por los emperadores.

Cualquier mínimo asunto relacionado negativamente con la imagen del emperador o del dragón podía ser condenado a la pena de muerte o a una de máxima reclusión. Así, el temor por el poder imperial, añadido al gobierno feudal y a la figura intocable del dragón, hacían que la población tuviera un respeto absoluto que, a veces, podía convertirse en puro miedo.

Mitos y leyendas del dragón chino: pintura sobre seda del siglo V antes de cristo. Representa un mago preguntando a un dragón para ir al cielo. Foto: Wikipedia.
Mitos y leyendas del dragón chino: pintura sobre seda del siglo V antes de cristo. Representa un mago preguntando a un dragón para ir al cielo. Foto: Wikipedia.

No existe ningún registro escrito que explique claramente cuándo comenzaron a realizarse ofrendas al Rey Dragón. Sin embargo, durante la dinastía Tang (618-907) el ritual de pedirle la lluvia ya formaba parte de los actos oficiales de la corte. De acuerdo con los datos históricos, durante la época del emperador Xuanzong (685-762) de esa misma dinastía, se construyeron por todo el país varios templos dedicados al Rey Dragón.

Antes de la fundación de la República Popular China, prácticamente casi todas las ciudades, pueblos y aldeas contaban por lo menos con un templo en honor a ese preciado animal imaginario, lo que supone una cifra comparable al número de iglesias católicas en Europa.

Esta tendencia continuó hasta finales de la dinastía Qing, e incluso poco antes de la fundación de la República Popular China (1949), haciendo que prácticamente casi todas las ciudades, pueblos y aldeas contasen por lo menos con un templo en honor a ese preciado animal imaginario, lo que suponía una cifra comparable al número de iglesias católicas en Europa. Esto no es de extrañar teniendo en cuenta que la economía agrícola siempre ha estado vinculada estrechamente con las condiciones del tiempo y que el Rey Dragón era el que podía a su antojo cambiarlas en beneficio del ser humano.

Respecto a otras tradiciones relacionadas con este animal, tales como las competiciones de barcos con forma de dragón, las danzas del dragón, los farolillos de dragón o los diversos dichos populares, como el que reza: “el deseo de todo padre es que sus hijos se conviertan en auténticos dragones”, suponen una mezcla compleja de sentimientos, pasando de la admiración al temor y a la envidia del poder imperial.

Mitos y leyendas del dragón chino: bajorrelieves con dragones en el palacio de la Ciudad Prohibida en Beijing. Foto: 123RF.
Mitos y leyendas del dragón chino: bajorrelieves con dragones en el palacio de la Ciudad Prohibida en Beijing. Foto: 123RF.

El dragón chino y la dinastía Qing

La primera bandera nacional china fue la del dragón de la dinastía Qing. En 1862, el imperio Qing hizo su primer pedido de buques de guerra al Reino Unido. Según la práctica internacional las naves tenían que colgar su bandera nacional al navegar por alta mar. Por aquel entonces, China no tenía bandera nacional propia, con lo que los funcionarios encargaron a los comerciantes ingleses un diseño que simbolizara al país. El 17 de octubre de 1862 aprobaron la bandera triangular con el dragón amarillo para la armada y más tarde, el 3 de octubre de 1888, la emperatriz viuda Ci Xi (1835-1908) aprobó la bandera cuadrada con un dragón amarillo como insignia nacional. Pocos años antes, en 1878, en la primera colección numismática que existió en China, apareció ya la figura del dragón sobre unos sellos postales.

El hecho de imprimir su imagen en una bandera y en los sellos, supuso una ruptura con el pasado, pasando de ser el símbolo imperial a un escudo nacional.

A raíz de este momento, la imagen de dragón comenzó a penetrar también entre los occidentales, quienes asociaban a China con ese fantástico animal –de ahí que les ayudaran a diseñar su bandera-. Y aun se le considera el símbolo más representativo de este país asiático.

Mitos y leyendas del dragón chino: bandera del Imperio Chino bajo la dinastía Qing (1889-19129. Foto: 123RF.
Mitos y leyendas del dragón chino: bandera del Imperio Chino bajo la dinastía Qing (1889-19129. Foto: 123RF.

Los descendientes  del dragón chino

El hecho de que los chinos compartan la idea de que son descendientes del dragón podría tener su origen en la canción popular de Taiwán titulada Los descendientes del dragón, en clara alusión al pueblo chino. Su letra plantea por primera vez esa idea cuando dice: “En el remoto Oriente vive un dragón, cuyo nombre es China. En el remoto Oriente viven unas gentes, todos ellos son los descendientes del dragón. Crecí a los pies de este dragón gigante hasta convertirme en un verdadero descendiente del dragón. Con los ojos negros, el pelo negro y la piel amarilla, somos los herederos del dragón para siempre”.

Aprovechando el contexto político e histórico de la apertura y reforma política que experimentó China continental en este momento, esta melodía supuso una identidad nacional que superó fronteras geográficas e ideológicas. De esta manera la imagen de los “descendientes del dragón” está cada vez más consolidad y aceptada, asimismo el dragón como símbolo de la nación china ha llegado a constituirse como un conocimiento universal.

En la actualidad, ya no se usa al dragón como representante del emperador capaz de cambiar las condiciones meteorológicas. De hecho, forma parte de la cultura museística e histórica del país, e incluso se usa en algunas expresiones, tales como: lóngtǐ (la salud del emperador), lóngyán (palabra del emperador) o lóngpáo (toga imperial). La imagen del dragón chino moderno se ha adaptado a una amplia gama de sectores como en la construcción, literatura, religión, pintura, escultura, moda, papel recortado, cerámica o incluso en las relaciones diplomáticas, lo que hace que todavía siga siendo un tema interesante de conversación entre los chinos.  


Revista Instituto Confucio 10

Publicado originalmente en:
Revista Instituto Confucio.
Número 10. Volumen I. Enero de 2012.

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