Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Qufu, la ciudad sagrada y natal de Confucio

Qufu (en chino Qūfù o 曲阜) es famosa por ser la ciudad natal del filósofo Confucio (551-479 a.C). Alberga tres monumentos declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1994.

Artículo de César Rancés

Situada al suroeste de la provincia de Shandong, Qufu (en chino Qūfù o 曲阜) es famosa por ser la ciudad natal del filósofo, pensador y maestro Confucio (en chino Kǒngzǐ o 孔子, 551-479 a.C.). Situada a 160 kilómetros al sur de Jinan, capital de dicha provincia, cuenta actualmente con una población de 60.000  habitantes, de los cuales el veinte por ciento se apellida Kong y son descendientes directos del educador y fundador de la escuela filosófica china más importante, considerada por muchos como una religión.

Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Qufu fue capital del Estado de Lu durante el Periodo Primavera y Otoño (770-403 a.C.) hasta que en el año 249 a.C. fuera anexionado al Estado de Chu. El principal atractivo turístico y cultural de esta ciudad, además de su preservado centro histórico, reside en los tres monumentos declarados como Patrimonio de la Humanidad (1) por la UNESCO en el año 1994: el Templo de Confucio (Kǒng Miào o 孔庙), el Cementerio de Confucio (Kǒng Lín o 孔林) y la Residencia de la Familia Kong (Kǒng Fŭ o 孔府), lugares conocidos popularmente como Sān Kǒng o 三孔.

El Templo de Confucio en Qufu

Se trata sin duda de la atracción turística más importante de Qufu. El Templo de Confucio se construyó dos años después de la muerte del pedagogo chino cuando, siguiendo las órdenes del príncipe de Lu, se consagró como santuario la que fuera su casa de tres habitaciones. El primer monarca en ofrecer sacrificios en su honor fue Gaozu (256-195 a.C.) de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) en el año 205 a.C. y a partir de él la costumbre pasó de emperador en emperador, imitando esta práctica también la familia imperial, altos cargos monárquicos, funcionarios, discípulos y seguidores de las doctrinas de Confucio. Los nuevos emperadores oraban en este templo después de su coronación o cuando triunfaban en alguna batalla.

Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Incendios, cambios y ampliaciones

La residencia original del maestro se eliminó del complejo durante una remodelación que se realizó en el año 611 a.C., mientras que entre 1012 y 1094, durante la dinastía Song (960-1279), el templo se amplió con más salas y pabellones. El fuego y el vandalismo destruyeron el complejo casi en su totalidad en 1214, durante la dinastía Jin (1115-1234) y fue restaurado y ampliado durante la dinastía Yuan (1279-1368). En 1331 se construyó una muralla con cuatro torres para cerrar el templo similar a la del Palacio Imperial de Beijing. Después de que otro incendio lo devastara, el santuario fue nuevamente reconstruido en 1499 durante la dinastía Ming (1368-1644) y ha permanecido hasta nuestros días prácticamente intacto desde entonces convirtiéndose en uno de los monumentos más originales de China.

Pupitres de 1920 dentro del templo. En la pared del fondo, una de las pinturas más famosas que representan al maestro Kong, Confucio. Foto: Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Pupitres de 1920 dentro del templo. En la pared del fondo, una de las pinturas más famosas que representan al maestro Kong, Confucio. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Un gran complejo musealizado para Confucio

El complejo del Templo de Confucio es el segundo más grande de todo el país después de la Ciudad Prohibida de Beijing y tiene una estructura arquitectónica muy similar a ésta. Ocupa un área de 140.000 metros cuadrados y alberga un total de 460 habitaciones ubicadas simétricamente siguiendo un eje central de 1.120 metros de largo de norte a sur que se repite a izquierda y derecha.

Dos dragones labrados en piedra. Foto: Diego Tiriria, Pupitres de 1920 dentro del templo. En la pared del fondo, una de las pinturas más famosas que representan al maestro Kong, Confucio. Foto: Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Dos dragones labrados en piedra. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

La parte principal del templo consiste en nueve patios abiertos. Los tres primeros tienen unas pequeñas puertas en las que nos reciben centenarios pinos y cipreses. La primera de las entradas recibe el nombre de Puerta Lingxing y simboliza la disposición del templo de aceptar a personas de talento y virtud.

Los edificios del centro del complejo son estructuras con tejas amarillas (utilizadas aquí de forma excepcional, pues ese color estaba reservado al uso exclusivo de los emperadores) y paredes pintadas de rojo. Los edificios principales son el Quiosco de las Trece Estelas, el Pabellón Xingtan, el Arco Mutiandi, la Sala Dacheng (de la Gran Perfección), el Salón de los Aposentos, el Salón Shengji (de los Milagros) y el Altar dedicado a la memoria de Qi Guan, la esposa de Confucio.

Sala Dacheng. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Sala Dacheng. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

La Sala Dacheng

De todos ellos, la Sala Dacheng es el centro arquitectónico del complejo y ningún edificio de la ciudad de Qufu puede superar su altura por orden municipal (24,6 metros), para, de este modo, respetar la figura y la memoria de Confucio. Con una superficie de 1.836 metros cuadrados, la estancia está sustentada por 28 imponentes columnas de roca de seis metros de altura por casi un metro de diámetro talladas con dragones. Se trataba del punto principal de las ofrendas en honor a Confucio y justo frente a ella se encuentra el Quiosco de los Albaricoques, construido para conmemorar las enseñanzas del maestro que solía impartir debajo de un albaricoquero. En las habitaciones del complejo se conservan todavía más de 9.000 volúmenes de archivos datados de 1534 hasta 1948, así como un gran cúmulo de reliquias culturales e históricas de gran valor.

El Cementerio de Confucio

El Cementerio de Confucio –también llamado el Bosque de Confucio por sus más de 20.000 árboles centenarios-, situado al norte de la ciudad de Qufu, a unos tres kilómetros del centro, ocupa una extensión de 300 hectáreas y alberga más de dos mil lápidas y tres mil estelas funerarias.

Detalle de templo y cementerio de Confucio. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Detalle de templo y cementerio de Confucio. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Las tumbas más antiguas de este camposanto datan del periodo de la dinastía Zhou (1027-256 a.C.). Las salas, los pabellones, los quioscos y los arcos, así como las lápidas –con inscripciones en memoria de los difuntos-, los mausoleos y las estatuas de piedra –en su mayoría de la dinastía Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911)-, se esconden en lo profundo del bosque entre pinos y cipreses.

En este lugar están enterrados, además del propio Confucio, los miembros de las más de 70 generaciones descendientes del maestro chino, así como otros dignatarios y nobles históricos, habiendo un total de más de cien mil tumbas. Qufu posee el cementerio familiar más antiguo, extenso y mejor conservado del mundo. Los nichos más recientes pertenecen a descendientes de las generaciones 76 a 78.

Tumba de Confucio. Foto: Rolf Müller, Wikimedia commons, dominio público para «Cementerio de Confucio».
Tumba de Confucio. Foto: Rolf Müller, Wikimedia commons, dominio público para «Cementerio de Confucio».

La tumba original erigida en memoria del erudito chino, a orillas del río Sishui, tenía una plataforma de ladrillos para realizar sacrificios y el contorno de un hacha. El sepulcro actual está situado en una colina, en el centro del Bosque de Confucio, y está rodeado de sepulturas de sus descendientes y alumnos, así como de una estela conmemorativa. Cerca de él, se encuentra el Templo Yan, dedicado al estudiante preferido del maestro.

El Cementerio de Confucio (y sus descendientes) posee un valor incalculable para el estudio tanto del desarrollo político, económico, social y cultural de la China feudal, como de la evolución de las costumbres funerarias a lo largo de ese dilatado periodo de tiempo. Pero su valor se extiende también al ámbito de la protección del medio ambiente, pues los más de 20.000 árboles milenarios –cipreses, enebros chinos, pinos, olmos, etc., muchos de ellos procedentes de la dinastía Song (960-1279)- que se yerguen en este bosque son material natural de interés excepcional para el estudio de la evolución del clima y la naturaleza.

Residencia de la familia Kong

La mansión, lugar de residencia de los descendientes de Confucio y situada al este del templo del mismo nombre, comenzó a construirse entre los siglos XI y XIII –y fue reconstruida en multitud de ocasiones, la última en el año 1889-. Sus moradores eran los encargados del mantenimiento tanto del templo como del cementerio del filósofo, sobre todo de las celebraciones religiosas que se llevaban a cabo en ocasiones especiales como en los periodos de siembra y de cosecha, coronaciones, cumpleaños o las que se hacían en honor de los difuntos. Estuvo habitada hasta 1937, cuando su último morador, Kong Decheng –descendiente de la 77 generación-, se trasladó a vivir de Qufu a Chongqing.

Se trataba de una construcción residencial –su tamaño sólo es superado por el de los palacios imperiales de las dinastía Ming y Qing (1368-1911)- para el uso de los aristócratas y los terratenientes feudales. Con una extensión de unos 160.000 metros cuadrados, la residencia de Qufu posee 152 edificios y 463 habitaciones. La estructura de la residencia es la tradicional de las casas chinas: las estancias oficiales en la parte frontal –donde se despachaban asuntos públicos-, y las alcobas y resto de vivienda en la parte trasera. Al final del todo, como si de un secreto se tratara, se encuentra el jardín privado de la mansión.

La arquitectura del recinto en Qufu

La distribución espacial de los edificios –de norte a sur- está realizada de acuerdo con la edad, el género y el rango social de sus habitantes, reflejo fiel del principio del orden jerárquico familiar enseñado por Confucio. Así, el mayor de los descendientes del educador residía en la parte central de los tres edificios principales, mientras que su hermano menor ocupaba la Sala Yiguan, al este.

La espléndida arquitectura y la elegante decoración de las salas, salones, habitaciones y demás estancias llevan el sello inconfundible de los yámen  de la época. En ellos se conservan infinidad de valiosos documentos antiguos, así como accesorios de vestidos, utensilios de uso cotidiano y diversas reliquias culturales históricas.

Confucio vivió, sin embargo, en una casa de tres habitaciones situada en el mismo lugar de Qufu donde se encuentra ahora la residencia familiar oficial hasta su muerte en 479 a.C. Durante más de trescientos años, sus descendientes vivieron en esta pequeña vivienda hasta que poco a poco, y a medida que crecía la riqueza de la familia Kong, se fue ampliando hasta convertirse con el tiempo en lo que conservamos en la actualidad: un museo vivo de gran influencia en la historia milenaria de China. 

Notas:

(1)  Patrimonio de la Humanidad se refiere al título conferido por la UNESCO a sitios específicos del planeta (bien sea bosque, montaña, lago, cueva, desierto, edificación, complejo, monumento o ciudad) que han sido nominados y confirmados para su inclusión en la lista mantenida por el Programa Patrimonio de la Humanidad, cuyo objetivo es catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad. Bajo ciertas condiciones, los sitios mencionados pueden obtener financiación para su conservación del Fondo para la Conservación del Patrimonio de la Humanidad.

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Revista Instituto Confucio 6

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 6. Volumen III. Mayo de 2011.

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