El apellido Liu (刘,liú) es el cuarto apellido más común del país y ha sido el más frecuente entre los emperadores chinos. Su significado original proviene de un tipo de hacha de combate de gran tamaño. Según la mitología china, Pangu creó el Universo y el ser humano usando el hacha gigante “Liu”para separar Cielo y Tierra.
Zhang, Wang, Li, Zhao, en todas partes Liu, generación tras generación, grandes hombres sin excepción
Como dice la letra de esta canción, el apellido Liu (刘,liú) es uno de los más comunes y extendidos de China. Su significado original proviene de un tipo de hacha de combate de gran tamaño. Según la mitología china, Pangu creó el Universo y el ser humano usando el hacha gigante “Liu”(1) para separar Cielo y Tierra.
Los orígenes principales de este apellido podrían ser tres. El primero deriva de Qi, uno de los apellidos que adoptaron los descendientes del emperador Yao. Posteriormente, esta progenie recibió la que fuera tierra natal de Yao, el reino de Liu (刘), que se halla actualmente en el condado Tang de Baoding, en la provincia de Hebei. Con el paso del tiempo, el nombre del reino acabó convirtiéndose en su apellido y, por ello, los historiadores lo consideran el verdadero origen del apellido Liu.
Emperador Yao dibujado por Ma Lin.. Foto: Wikipedia.
El segundo posible origen procede del apellido Ji de los descendientes de Zhou Taigong, el abuelo paterno de Zhou Wuwang que, tras morir, su sucesor Zhou Chengwang concedió la región Liuyi (刘邑) a su hijo pequeño. Sus herederos adoptaron el apellido Yi, pero las generaciones posteriores lo cambiaron finalmente por Liu.
Y el tercer supuesto origen es la evolución que se produce a partir de otros apellidos o como uno otorgado por el emperador. Liu Bang, el primer emperador de la dinastía Han (汉, 206 a.C. – 220 d.C.), otorgó su apellido Liu a sus ministros Lei Jing y Xiang Bo. Cuando dudaba de si debía tomar Guanzhong para convertirse en emperador, Lei Jing le ayudó a planificar la estrategia que acabaría dándole la victoria. Para recompensar sus méritos, una vez en el trono, Liu Bang le concedió a Lei Jing su apellido, que posteriormente fue adoptado por sus descendientes. Por su parte, Xiang Bo lo recibió tras proteger y salvar la vida de Liu Bang en el famoso banquete de Hongmen. Tras convertirse en emperador, y para apaciguar las relaciones con el pueblo xiongnu, Liu Bang concedió en matrimonio al líder de los xiongnu una princesa han. Según la costumbre xiongnu, los miembros de la nobleza usaban el apellido materno. Por ello el linaje que dio dicha unión pasó a utilizar el apellido Liu. Durante la dinastía Wei Septentrional (北魏, 386-534), el emperador Xiao Wendi trasladó la capital a Luoyang y transformó los apellidos compuestos de la etnia xianbei en Liu. Además, otras minorías étnicas que se adentraron en las planicies centrales también transformaron en Liu algunos de sus apellidos.
Liu también ha estado asociado en la historia a personajes famosos, como Liu Lei, que fue el jefe de una tribu de la antigua China y descendiente directo del emperador Yao. Se cuenta que después de nacer tuvo los puños apretados hasta los tres años y, cuando los abrió, vieron que en las palmas de las manos tenía unas marcas de nacimiento con la forma de los caracteres “Liu Lei” (留累). Antiguamente, esos caracteres se usaban indistintamente por lo que, aunque no era su apellido original, acabó usando el nombre Liu Lei. Posteriormente, sus descendientes utilizaron Liu como apellido.
Se cuenta que, en el tercer año de su mandato, el emperador Kong Jia de la dínastía Xia (夏, 2070-1600 a.C.) fue obsequiado con dos parejas de dragones de los ríos Amarillo y Han. Enseguida, Kong Jia decició hacer de ellos su medio de transporte. Al conocer la noticia, Liu Lei se prestó de forma voluntaria para cuidar y entrenar a estos animales. Como hizo un excelente trabajo el emperador le asignó el apellido “dragón imperial” y le otorgó las tierras de Shiwei (actualmente el condado Hua de Henan). Al cabo de cuatro años uno de los dragones murió. Liu Lei decidió cocinar su carne y regalársela al emperador, quien la encontró exquisita y solicitó insistentemente a Liu Lei que le proporcionara más. Temiendo que el emperador se enterara de lo sucedido, y para no poner en peligro a su clan, Liu Lei decició abandonar la capital junto con toda su familia para ocultarse cerca del lago Zhaoping al sur de Lushan. Al fallecer fue enterrado en la montaña Yao(2)del condado de Lushan. Desde entonces, los descendientes del apellido Liu consideran esta cumbre como la tierra originaria de sus ancestros.
Liu Bang en un grabado antiguo original. Foto: Wikipedia.
Otro personaje histórico famoso de apellido Liu fue Liu Bang (256-195 a.C.), el iniciador de la dinastía Han, citado anteriormente. En la historia china está considerado como un excelente gobernante y un sobresaliente estratega y militar. De origen humilde, a finales de la dinastía Qin (秦, 221-206 a.C.) reunió a tres millares de hombres para levantarse contra el régimen opresor. Tras años de continuas luchas, finalmente venció a todos los caudillos militares y estableció la dinastía unificada Han. Una vez en el poder, por un lado reprimió las rebeliones de los antiguos príncipes feudales para consolidar la unidad recién conseguida y, por el otro, comenzó a establecer el nuevo sistema mediante una política restauradora para recuperar rápidamente a la sociedad del estado de miseria en el que se encontraba desde finales de Qin e incluso desde el periodo de Primaveras y Otoños y los Reinos Combatientes. Liu Bang hizo una contribución decisiva a la unificación de la etnia han, al fortalecimiento del país y a la protección y desarrollo de esta cultura.
Tras cuatro siglos de unificación Han, el apellido Liu se desarrolló rápidamente y se extendió ampliamente por toda China. De ahí la letra de la popular canción citada al inicio de este artículo: “En todas partes Liu”. Según las últimas encuestas de población, Liu es el cuarto apellido más común del país y ha sido el más frecuente entre los emperadores chinos. A lo largo de un milenio, y durante una decena de distintos reinados, un total de 59 emperadores ostentaron este apellido clave en el desarrollo de la historia china.
Notas:
(1).El caracter tradicional de Liu 劉 está compuesto por 卯 (mǎo, “brotes de hierba”), 金 (jīn, “metal”) y 刀 (dāo, “cuchillo”), de ahí su significado.
(2).La montaña Yao del municipio de Pingdingshan, en la provincia de Henan, es famosa porque Liu Lei construyó allí un santuario en honor al emperador Yao. En la montaña hay una gran roca erigida verticalmente con forma humana. La leyenda señala que es el espíritu de Liu Lei que al morir se transformó en piedra. Por esta razón a esta cumbre se la conoce también como la “montaña del hombre de piedra”.
En los nombres propios chinos se coloca antes el apellido y después el nombre. Por costumbre, los nombres se han formado al heredar el apellido del padre. En la antigua China las mujeres adoptaban el apellido del marido. Por ejemplo, si una mujer con el apellido Zhang (张) se casaba con un hombre que tenía el apellido Wang (王), su nombre pasaba a ser Wang Zhangshi (王张氏). Aquí, “shi” (氏) indica que el apellido original de la mujer era Zhang. En la China moderna, sin embargo, las mujeres conservan su propio apellido en vez de adoptar el del marido.
La mayoría de los apellidos chinos está compuesto por un único carácter, como es el caso de Wang y Zhang, pero también hay apellidos de dos caracteres, como por ejemplo: Sima (司马), Shangguan (上官) o Dongguo (东郭). Los apellidos de uno y dos caracteres son los más frecuentes en la etnia han, mientras que los de tres o más son propios de las etnias minoritarias, como es el caso de los apellidos Aisin-Gioro (爱新觉罗) y Borjigin (博尔济吉特), entre otros. Esto son transcripciones fonéticas de los nombres originales.
Ilustraciones de Xavier Sepúlveda
En algunas familias, parte del nombre de pila de sus miembros vendrá previamente determinada, incluso antes de que las generaciones futuras hayan nacido. Así, en los nombres de pila compuestos por dos caracteres, uno de ellos es fijo, y fue elegido por un ancestro de gran prestigio que redactó una lista con decenas de caracteres. Estos tienen un orden determinado y así se puede saber con facilidad de qué generación viene un miembro de la familia, ya que van cambiando a través del tiempo. Por ejemplo, los nombres de la 75ª generación de descendientes de Kong Zi (孔子, Confucio) todos incluyen el carácter Xiang (祥), y los de la 76ª generación incluyen el carácter Ling (令). Este es el caso del exjugador de ping-pong llamado Kong Linghui (孔令辉).
Los nombres de la 75ª generación de descendientes de Kong Zi (孔子, Confucio) todos incluyen el carácter Xiang (祥), y los de la 76ª generación incluyen el carácter Ling (令). Este es el caso del exjugador de ping-pong llamado Kong Linghui (孔令辉).
El apellido es un importante componente cultural de la familia china e influye en todos sus miembros. Cuando dos personas se conocen por primera vez, si poseen el mismo apellido, tanto si tienen lazos de sangre como si no, son muy cordiales entre sí y bromean con la expresión “hace 500 años fuimos familia”. Incluso llegan a indagar en sus orígenes a partir de los nombres de pila que contienen caracteres heredados de generación en generación. Si el orden de estos se corresponde, se puede averiguar la posición en la familia. Gracias a los caracteres fijos, la gente puede encontrar a sus parientes lejanos. Hay familias que celebran anualmente reuniones para honrar a sus ancestros.
El viaje de Zhang Qian hacia Asia central. Pintura mural en Chengdu. Foto: Wikipedia
Zhang (张) es uno de los apellidos más antiguos de China. Está compuesto por los caracteres de “arco” (弓, gōng) y “largo” (长, cháng). Su significado remite al hilo estirado de un arco que está listo para disparar, por lo que significaría “disparar arco”, “tensar”, “atrapar”, extender”, etc. “Zhang” es también el tótem original que adoraban las tribus que fabricaban arcos y flechas y que, por tanto, acabó convirtiéndose en nombre de clan, en topónimo y en apellido.
Se dice que el Emperador Amarillo tenía un nieto llamado Hui que, para cazar más animales y mejorar la calidad de vida, inventó una nueva herramienta de caza: el arco. Y así, el mítico emperador le otorgó el apellido Zhang, para que fuera el origen del clan Zhang que evolucionó gradualmente hasta convertirse en apellido.
Estatua de Zhang Quian. Foto: Wikipedia.
Durante el periodo de los Tres Reinos (三国, 220-280), el famoso general Zhang Liao (169-222) del reino de Wei tenía el apellido Nie (聂), pero su clan se lo cambió a Zhang para evitar que lo asociaran por su apellido original, y de esta manera las generaciones posteriores también lo cambiaron. Muchos personajes históricos tienen el apellido Zhang. Liu Bang, primer emperador de Han, tenía un consejero de estrategia llamado Zhang Liang, un hombre de muchos recursos que ayudó a Liu Bang a obtener el control del país. Las generaciones posteriores se refirieron a Zhang Liang como “sabio de la estrategia” (谋圣, Móushèng). Se cree que la inteligencia de Zhang Liang se debía a El arte de la guerra de Taigong (太公兵法)(1), uno de los siete clásicos militares, que le fue entregado por Huang Shigong. Se dice que un día Zhang Liang se encontraba paseando por el puente Yi del río Yishui cuando se encontró a un anciano vestido con una gruesa y corta túnica. El viejo caminó hasta Zhang Liang y tiró sus zapatos al agua desde el puente. A continuación, ordenó con arrogancia a Zhang Liang: “¡Jovenzuelo, baja y tráeme mis zapatos!” Aunque Zhang Liang no estaba dispuesto en un principio, se fijó en lo mayor que era y fue a recogerlos. El anciano se sentó y le ordenó que le pusiera los zapatos. Zhang Liang se vio entonces obligado a arrodillarse para ponérselos. El anciano no solo no le dio las gracias sino que se fue riéndose. Cuando ya estaba lejos, dio media vuelta y volvió al puente, donde dijo a Zhang Liang: “¡Este chico es digno de recibir una educación!”, y acordaron verse en el puente cinco días después durante el amanecer. Así fue y cuando el viejo ya había llegado y, al ver que Zhang Liang llegaba tarde, le reprendió: “¿Cómo osas llegar tarde a una cita con un anciano? ¡Vuelve en cinco días!”, dijo antes de marcharse. La segunda vez, Zhang Liang llegó un paso más tarde que el anciano. La tercera vez, Zhang Liang acudió en mitad de la noche al puente para esperar. Su sinceridad y su espíritu paciente conmovieron al anciano, que le regaló un libro y le dijo: “Si lees este libro te podrás convertir en el maestro del emperador. Dentro de diez años el caos reinará en el mundo. Podrás usar los conocimientos de este libro para traer paz y prosperidad al imperio. Ve a verme dentro de trece años. Soy la roca amarilla a los pies del monte Gucheng”. El anciano se marchó. A partir de ese momento, Zhang Liang empezó a estudiar día y noche el libro, consultando información sobre el arte de la guerra, hasta que finalmente se convirtió en un experto estratega con conocimientos civiles y militares.
Hay otras personas famosas con el apellido Zhang, como el científico Zhang Zhongjing (aprox. 154-219), quien recogió muchos remedios medicinales, escribió la gran obra Tratado sobre enfermedades febriles (伤寒杂病论) y fue llamado posteriormente “sabio de la medicina” (医圣). En su Tratado sobre enfermedades febriles anotó muchas recetas efectivas, siendo este el primer texto especializado de medicina china apoyado en el establecimiento de una diagnosis y su tratamiento mediante la aplicación práctica de la teoría, convirtiéndose en una obra clásica esencial para los posteriores investigadores de medicina tradicional china. Los principios terapéuticos que establece son el alma de la terapéutica secular.
Zhang Daoling 张道陵. Foto: Wikipedia.
Finalmente, otros personajes famosos con el apellido Zhang son el taoísta Zhang Daoling de la dinastía Han Oriental, fundador de las “Cinco Medidas de Arroz”; el calígrafo Zhang Xu de la dinastía Tang (唐, 618-907); el embajador Zhang Qian, de la dinastía Han Occidental (西汉, 202 a.C.-8 d.C.); el político Zhang Zhidong de la dinastía Qing (清, 1644-1911), y muchos otros que dieron lustre a este apellido Zhang.
Nota:
(1).El arte de la guerra de Taigong representa el pensamiento militar de la antigua etnia han. Abarca los diálogos de Jiang Ziya con los emperadores Wen y Wu de la dinastía Zhou (周朝, 1046-256 a.C.) sobre cómo gobernar, sobre la gestión de las tropas y sobre teorías y principios bélicos. Esta obra tuvo una gran influencia en el concepto castrense de las generaciones posteriores y está considerada la precursora de los escritos de estrategia militar en China.
Lu You (陆游) en un antiguo retrato tradicional. Foto: Wikipedia.
Lu You (1125 – 1210) fue un poeta chino de la dinastía Song famoso por la admiración que rendía a la flor del ciruelo chino, como queda demostrado en la gran cantidad de poemas que le dedicó y que, con un estilo singular, lograron proporcionarle una enorme fama.
Lu You fue un afamado poeta también conocido por su nombre artístico, Fang Weng, y por su nombre de cortesía, Wu Guan. Nació en el antiguo condado de Shanyin, situado en Yuezhou, prefectura que ocupaba la actual provincia de Zhejiang, en el decimoséptimo día del décimo mes del séptimo año de la era Xuanhe de la dinastía Song Septentrional (北宋, 960-1127), es decir, el 13 de noviembre de 1125 y falleció el vigesimonoveno día del decimosegundo mes del segundo año de la era Jiading de la dinastía Song Meridional (南宋, 1127-1279), o el día 26 de enero de 1210. Su vida estuvo marcada tanto por el incidente conocido como “la humillación durante el año de Jingkang”, suceso en el que el estado de Jin aprovechó la ausencia de los ejércitos imperiales de Song para tomar su capital, y que se produjo cuando el poeta tan solo tenía un año, como por la consumación de la dinastía Song Septentrional, que tuvo lugar solo un año después. Vivió, por tanto, durante un periodo de transición entre las dinastías Song Septentrional y Meridional, una etapa en la que reinó el caos que marcaría la inestabilidad sufrida por el poeta a lo largo de toda su vida. Su contexto histórico lo llevó a experimentar la ardua vida de quien deambula sin tener un hogar permanente pero fueron precisamente dichas circunstancias las principales responsables de que su nombre quedara escrito en la historia de la literatura.
Lu You: estatua en la colina Nanji, distrito de Jiaocheng, Ningde, en Fujian. Foto: Wikipedia.
Al igual que la flor que tanto amaba, el poeta Lu You era sincero y honesto, tenaz y persistente. De la misma forma que las ramas del árbol del ciruelo aguantan impertérritas las acometidas del frío invierno, su carácter fuerte y vigoroso lo ayudó a convertirse en toda una leyenda a pesar del momento tan oscuro que la historia de China atravesaba
Muchos de los antiguos literatos de China utilizaban imágenes retóricas de flores para representarse a sí mismos. De la misma forma que Tao Yuanming amaba el crisantemo o Zhou Dunyi sentía una debilidad especial por la flor del loto, para Lu You era la del ciruelo chino la flor más digna de admiración, como queda demostrado en la gran cantidad de poemas que le dedicó y que, con un estilo singular, lograron proporcionarle una enorme fama. En uno de estos poemas, El cuarteto de la flor del ciruelo (梅花绝句) escribió los siguientes versos: “¿Dónde podría reencarnarme cientos de billones de veces? Por cada ciruelo un Fang Weng”, con los que expresaba su deseo de dejar descansar un pedazo de su alma en cada fruto, para así poder reencarnarse un número casi ilimitado de veces. Al igual que la flor que tanto amaba, el poeta Lu You era sincero y honesto, tenaz y persistente. De la misma forma que las ramas del árbol del ciruelo aguantan impertérritas las acometidas del frío invierno, su carácter fuerte y vigoroso lo ayudó a convertirse en toda una leyenda a pesar del momento tan oscuro que la historia de China atravesaba. Fue un hombre versátil en definitiva que, al mismo tiempo, era un poeta de rebosante talento, hábil funcionario, amante del pueblo y soldado cargado de fervor patriótico. Todas y cada una de sus personalidades reflejaban las cualidades que él consideraba intrínsecas a la flor del ciruelo chino: la infatigable lucha, la tenacidad y la pureza.
Lu You. Foto: Wikipedia.
Desde pequeño supo continuar con la tradición de una familia plagada de intelectuales, pues su fama se comenzó a propagar cuando era solo un niño, y llegó a ser considerado poeta a los 12 años. En el capítulo que se le dedica en la obra Historia de la dinastía Song (宋史·陆游传), se le describe como “una persona de un talento magistral y una habilidad innata para la poesía”. En realidad, Lu You llegó a dominar diversos géneros, pero fue por sus creaciones en verso por las que pasaría a ser conocido para la posteridad. Compuso más de diez mil poemas, de los que aún podemos disfrutar de más de 9.300, el legado en verso más prolífico que haya dejado jamás un escritor chino. Llegó a ser tan famoso como los reputados You Mao, Yang Wanli y Fan Chengda, considerados, junto a él, los cuatro grandes poetas de la dinastía Song, grupo en el que Lu You ocupaba un lugar privilegiado. Sus poemas representan la preocupación por el pueblo y por la nación de forma extremadamente realista, con un tono firme, liberado y romántico a la vez que fluido. Diestro en los diferentes géneros poéticos, entre su obra se encuentran poemas de versos de siete sílabas y pertenecientes a los estilos lüshi, es decir, de ocho versos, gushi o estilo antiguo, y jueju o cuartetos, muchos de ellos muy propensos a ser utilizados como material educativo en las escuelas, un hecho que ha ayudado enormemente a su propagación. La obsesión que sentía por el ciruelo chino se manifiesta en la abundante colección en la que esta flor es la principal protagonista. Se valía de ella para expresar sus sentimientos, para referirse a sí mismo, para demostrar su patriotismo, manifestar sus aspiraciones y lamentarse por la falta de oportunidades y la desdicha que le acarreaba la vida como fiel servidor de su nación.
Lu You siempre estimó las flroes del ciruelo. Foto: 123RF.
En una ocasión escribió los versos: “Nunca me gustaron las flores comunes como la del melocotonero, ver la flor del ciruelo me da sueño para toda la primavera” con los que trataba de exponer que sus gustos iban más allá de las flores más universales. Al apreciar tan solo una vez la belleza del ciruelo en invierno era capaz de dormir satisfecho toda una primavera. Una prueba más de la alta estima que sentía por esta flor de pequeños pétalos.
La obsesión que sentía por el ciruelo chino se manifiesta en la abundante colección en la que esta flor es la principal protagonista. Se valía de ella para expresar sus sentimientos, para referirse a sí mismo, para demostrar su patriotismo, manifestar sus aspiraciones y lamentarse por la falta de oportunidades y la desdicha que le acarreaba la vida como fiel servidor de su nación.
También fue Lu You un apasionado combatiente. Cuando era solo un niño fue testigo de cómo, debido a la falta de vitalidad de la corte imperial, la dinastía Song Meridional perdió numerosos territorios ante los múltiples ataques por parte del estado de Jin, por lo que desde muy temprano se fijó la meta de alistarse en el ejército para defender a su país y recuperar todo el territorio perdido.
El filósofo de la China moderna Liang Qichao, para describir a Lu You, expuso: “Fang Weng fue el hombre de mayor coraje que ha dado la historia de China”. Es un calificativo que no solo le fue otorgado por su renombre como poeta sino por su amor incondicional por la patria. Lu You fue como una flor del ciruelo, que espera en soledad a la crueldad del frío invierno, y a quien ni la más feroz de las tormentas menguó su coraje.
Fang Weng puso sobre el papel a la flor del ciruelo chino para dar rienda suelta a su patriotismo, narrar cómo dejó la corte para vivir en un plano apartado de la política, expresar sus más profundos secretos y manifestar la nostalgia que sentía por sus orígenes y por sus seres queridos.
Su estima por dicha flor fue tal que incluso él mismo deseó reencarnarse en un ciruelo chino para, de esta manera, adquirir el espíritu de nobleza y lealtad que él consideraba únicas en el mundo.
Wang wei: El influjo de la tradición budista es decisivo tanto en la obra como en la vida del poeta. En la foto, una de las pinturas de la joya budista china de las grutas de Mogao. Foto: 123RF.
Wang Wei (王维, 699-761 d.C.) fue un famoso poeta, músico, pintor y estadista de la dinastía Tang, en cuya obra poética destaca la contemplación silenciosa de la naturaleza como fuente del conocimiento de la esencia del propio ser.
La contemplación silenciosa de la naturaleza es, como han señalado muchos artistas y místicos a lo largo de la historia, la fuente del conocimiento de la esencia del propio ser. Esta verdad inefable subyace también en la poesía y el pensamiento clásicos chinos, en los que los sentimientos más profundos e indescriptibles son expresados de forma lacónica, con sugestiones que aluden a la totalidad que rodea al individuo. Es precisamente en este aspecto en el que destaca el poeta Wang Wei (王维, 699-761 d.C.), fuertemente imbuido en las tradiciones del taoísmo y del budismo chan (zen) que cristalizaron durante el periodo histórico de la dinastía Tang (618-907 d.C.).
Esta importante figura de la poesía china era originaria de Puzhou (蒲州), localidad que actualmente se la conoce con el nombre de Yongji (永济), y situada en lo que hoy en día es la provincia de Shanxi. De hecho, y pese a destacar por sus poemas, Wang Wei no se dedicó exclusivamente a la literatura, sino que también cultivó otras artes, como la pintura o la música, lo cual no era del todo inusual en aquella época, considerada de forma unánime como la Edad de Oro de la cultura china.
Wang Wei: retrato de Fu Sheng. Foto: Wikipedia.
Tras servir durante años como funcionario en la corte de los emperadores Tang, el estallido de la rebelión de An Lushany la pérdida de su cargo supusieron un cambio en la vida de Wang Wei. Fue encarcelado acusado de traición. Más tarde, y después de recuperar su cargo en la administración y llegar al puesto de ministro, abrazó la fe budista y se entregó a la contemplación. De este estilo de vida envuelto en la quietud nace la inspiración para sus composiciones, que recogen el lado más plástico de los paisajes y el sentido místico del silencio.
No se ve gente en este monte.
Sólo se oyen, lejos, voces.
La luz poniente entre las ramas.
El musgo la devuelve, verde.
[Traducción de Octavio Paz]
Este poema, titulado “Cercado de los ciervos” (鹿柴, Lù chái), es probablemente la obra más emblemática de Wang Wei, y posee varios de los rasgos que caracterizan su estilo, como la transmisión de una fuerte carga lírica a través de imágenes de la naturaleza cambiante. Esta composición está incluida en la recopilación “Poemas del río Wang” (辋川集, Wǎngchuān jí), formada por 20 composiciones de cuatro versos cada una, que a su vez están compuestos por cinco caracteres. David Hinton, uno de los traductores más importantes de la obra de Wang Wei al inglés, citado por Alejandro Pescador en su artículo “Octavio Paz y el budismo de Wang Wei” (2008),opina que este poema es el más famoso de este autor “porque constituye la más pura expresión del budismo zen que se encuentra en el núcleo de toda la poesía de Wang Wei”. En efecto, al leer este poema uno tiene la impresión de que no existe un sujeto claro, sino que la voz del hombre se pierde en la inmensidad de la naturaleza hasta disolverse, de modo similar a la desaparición del ego durante la meditación zen.
El influjo de la tradición budista es decisivo tanto en la obra como en la vida del poeta, que tras años de dedicación a la causa pública, inició una vida de retiro. El budismo había llegado a China durante la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.), como resultado de los crecientes intercambios entre el Imperio Chino y las civilizaciones de Asia Central, lo que dio lugar a una sociedad cada vez más cosmopolita y avanzada gracias al flujo de mercancías y de ideas. Más tarde, en el clima de apertura al exterior que promovió el florecimiento de la cultura durante la dinastía Tang, los miembros de la aristocracia del momento se erigieron como los máximos patrocinadores de la cultura y la religión, lo cual a su vez propició un ambiente adecuado para que prosperaran las diferentes artes.
Wang Shimin: «Después de ‘Nieve sobre ríos y montañas’ de Wang Wei». Dinastía Qing. Foto: Wikipedia.
Coetáneo de otras importantes figuras de la poesía china como Li Bai (李白, 701–761) o Du Fu (杜甫, 712–770), Wang Wei vivió la época dorada de la lírica china, marcada por grandes dosis de sofisticación y exquisitez que llevaron a la poesía de aquella época a un nuevo nivel que sería recordado durante toda la historia china posterior. Sin embargo, no era tan sólo el grado de refinamiento de la poesía, sino también su estatus en la sociedad de la época: no había en aquel tiempo ninguna persona mínimamente culta que no estuviera versada en el arte poético y que no compusiera sus propias estrofas, incluso para asuntos tan mundanos como puede ser la comunicación diaria con amigos o compañeros de trabajo. La poesía, en cierto modo, era un arte que mantenía unida a la sociedad, y que desempeñaba el mismo papel de catalizador de las emociones que el que puede tener la música popular en la actualidad.
Densa y fragante, la hierba verdea en primavera.
Altos y umbrosos, los pinos refrescan en verano.
Bueyes y ovejas vuelven solos por la calle de la aldea.
Niños y mozos ignoran todo el birrete de mi atavío.
[Traducción de Anne-Hélène Suárez]
Una de las traducciones más recientes de los poemas de Wang Wei al español es la edición de Pilar González España de la obra “Poemas del río Wang” para la Editorial Trotta, de la cual merece la pena rescatar los siguientes versos:
文杏裁为梁,Wén xìng cái wéi liáng, 香茅结为宇。Xiāng máo jié wéi yŭ. 不知栋里云,Bù zhī dòng lĭ yún, 去作人间雨。Qù zuò rén jiān yŭ.
Un albaricoquero veteado
partido
forma el dintel.
Un montón de juncos perfumados
anudados
forman la techumbre.
Ignoro si esa nube
por el tejado entrecortado
se irá
para derramar su lluvia
entre los hombres.
[Traducción de Pilar González España]
Una de las cosas que más se mencionan al hablar de poesía china, y en la que se insiste en ediciones como la mencionada más arriba, es la dificultad para trasladar al español una lengua tan ambigua y llena de posibles interpretaciones como el chino clásico. No en vano, en lengua española contamos con varias traducciones distintas de las obras de Wang Wei, entre las que destacan las de J. Ignacio Preciado Ydoeta y Clara Janés (“Poemas del río Wang”, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 1999), Anne-Hélène Suárez (“99 cuartetos de Wang Wei y su círculo”, Editorial Pre-Textos, 2000) y Guillermo Dañino (“La montaña vacía”, Hiperión), además de la mencionada más arriba, las cuales difieren mucho entre sí.
Según indica Pilar González España en el prólogo, la traducción literal “no sólo perjudica extremadamente a la percepción que pueda tener el lector occidental de la lengua china, sino que, además, deforma completamente el mensaje, en este caso, poético. El lector chino, al leer un poema, va comprendiendo el significado del mismo a través de bloques semánticos, como ocurre con cualquier otra lengua occidental”. La traducción literal nunca es recomendable, pero en este caso no sólo es contraproducente, sino que es directamente imposible. Y no sólo por cuestiones formales como la rima o la métrica: el sentido mismo del poema queda mutilado en la traducción.
Traducir es, ante todo, interpretar. Por ello resulta muy ambicioso intentar encerrar el sinfín de posibilidades de un poema clásico chino. En ocasiones quizás valga más callar y dejar que fluya el silencio de las palabras en su lengua original, como nos enseñan los poemas de Wang Wei.
El bambú es uno de los 4 caballeros del arte chino. Foto: 123RF.
En China se califican como «los cuatro caballeros del reino vegetal» a la flor del ciruelo (梅, méi), a la orquídea (兰, lán), al bambú (竹, zhú) y al crisantemo (菊, jú). Desde la antigüedad, estas cuatro flores han sido las favoritas del pueblo chino gracias a sus elegantes cualidades y por haber sido el tema principal en la pintura tradicional china, un símbolo y un reflejo fiel de la cultura del país.
Cuando hablamos de “Los cuatro caballeros del reino vegetal” nos referimos a la flor del ciruelo (梅, méi), a la orquídea (兰, lán), al bambú (竹, zhú) y al crisantemo (菊, jú). Desde la antigüedad, estas cuatro flores han sido las favoritas del pueblo chino gracias a sus elegantes cualidades y por haber sido el tema principal en la pintura tradicional china, un símbolo y un reflejo fiel de la cultura del país. Todo esto tiene relación directa con las propiedades naturales de dichas flores –similares a las virtudes humanas– y con el aprecio mostrado por los literarios chinos durante cada época histórica. Los antepasados ya observaron una personalidad subjetiva muy fuerte, un sentimiento moral y unas connotaciones culturales en “los cuatro caballeros del reino vegetal”. Mediante cantos, poemas y descripciones, se convirtieron en el tema perfecto para expresar las emociones a través de los objetos.
Dentro de la categoría floral y aviar de la pintura tradicional china, la flor del ciruelo, la orquídea, el bambú y el crisantemo son los temas favoritos de los pintores habidos a lo largo de las diversas dinastías chinas. Esto refleja el carácter simbólico de la pintura china, una de sus características principales de este arte. Según el concepto tradicional chino, estas flores y plantas poseen una gran moral, igual que los caballeros de antaño. Para los chinos, el ciruelo florece en invierno, desafiando el frío penetrante, símbolo de la fuerza inquebrantable de los caballeros. La orquídea, la cual crece únicamente en los valles profundos y apartados, junto con su agradable fragancia, representa la integridad personal y la independencia de los caballeros. El bambú está vacío por dentro y es muy duro por fuera, lo que simboliza la modestia y la moral elevada de los caballeros. Por su parte, el crisantemo florece en otoño luchando contra el viento y la escarcha, lo que representa la rebeldía, el orgullo, lo puro y lo notable de los caballeros.
Pintura floral china. Foto: Wikipedia.
La flor del ciruelo florece a finales del invierno y a principios de la primavera, lo que hace que tanto a ella como al pino y al bambú se les conozca como “los tres amigos del invierno”, es decir, son tres plantas que se pueden contemplar en el pleno invierno con todo su esplendor. La flor de ciruelo está considerada como un símbolo de buen agüero y contemplarla a finales de invierno da sensación de templanza, igual que si ya se estuviera en primavera. Su empeño por luchar contra el frío, la escarcha y la nieve, y de mantener toda su fragancia, es muy apreciado por los chinos de todos los tiempos. En la literatura china, la flor del ciruelo es una de las más apreciadas y cantadas, así se dice de ella: No tiene la menor intención de apoderarse de la primavera, la flor del ciruelo es la envidia de las demás flores. Tras marchitarse, se cae al suelo y se convierte en polvo, sin embargo, su fragancia permanece intacta. A través de este poema, el poeta Lu You(陆游, 1125-1210) de la dinastía Song del Sur (南宋, 1127-1279), utilizando una solitaria flor de ciruelo, expresó la admiración de los literatos por la pureza del brote. El estadista, primer ministro y poeta de la dinastía Song (宋, 960- 1279) llamado Wang Anshi(王安石, 1021-1086) escribió en una ocasión: En la esquina hay varias ciruelas, que solo florecen en invierno. Desde lo lejos ya se sabe, por su sutil aroma, que no se trata de la nieve.
Según registros históricos, desde la época de las dinastías del Norte (北朝, 386-581) y del Sur (南朝, 420-589), la flor del ciruelo ya comenzó a aparecer en las pinturas. En la dinastía Song del Norte (北宋, 960-1127) realizar este tipo de obras pictóricas se convirtió en toda una tendencia. Uno de los cuadros más famosos fue pintado por el monje budista Zhong Ren, del templo Huaguang en Hengyang, provincia de Hunan. Por primera vez, pintó la flor del ciruelo empleando únicamente tinta china y jugando con los diferentes tonos. Según se dice, le vino la inspiración al ver reflejada sobre el papel de su ventana la sombra de una flor de ciruelo. Zhong Ren fue considerado como el número uno pintando brotes de ciruelos, por lo que se ganó el sobrenombre de “El propietario de la casa de los ciruelos”. Al contrario de las flores de ciruelo pintadas durante la dinastía Song, las de Zhong Ren daban la sensación de prosperidad y abundancia. La mayoría de los grandes maestros pintores durante las dinastías Ming (明, 1368-1644) y Qing (清, 1644-1911), tales como Liu Shiru, Shi Tao, Jin Nong, etc. heredaron los estilos de las dinastías Song y Yuan (元, 1271-1368). En la edad moderna y contemporánea, surgieron grandes pintores de la talla de Qi Baishi, Guan Shanyun o Dong Shouping, entre otros que también se dedicaron a este estilo.
Orquídea (兰)
La orquídea es una planta que posee las tres bellezas clásicas: la flor en sí misma, el sutil aroma y su delicada hoja. Suele crecer en profundas y tranquilas montañas y en el interior de los valles. Tiene un aroma tenue y cuando se balancea en el viento suave muestra unos ademanes graciosos y elegantes. Sus cualidades nobles y puras –siempre desprende un delicado olor, no se encoge ni se marchita fácilmente- le otorgan el merecido sobrenombre de “belleza solitaria del valle tranquilo”. Los antiguos chino utilizaron el sustantivo que define a la orquídea (兰,lán) como si de un adjetivo se tratara, así hay expresiones como lánzhāng (兰章, un buen artículo, escrito destacado), lányǒu (兰友, amigos con profundos sentimientos), etc. El poeta Qu Yuan (屈原, 340-278 a.C.), del Periodo de los Estados Combatientes (战国, 475-221 a.C.), escribió en una ocasión: Las orquídeas del otoño están frescas y lozanas, desde las hojas verdes se asombra su tallo púrpura. El poeta Du Mu (杜牧, 803-852), de la dinastía Tang (唐, 618-907), dejo escrito: En primavera, el arroyo está verde y claro, las orquídeas de la orilla emiten una agradable fragancia cuyo aroma exhala hasta la lluvia. Por su parte, el poeta Su Shi (苏 轼, 1037-1101), de la dinastía Song, expresó: El valle es tan profundo que no se ve dónde crecen las orquídeas, solo las percibimos gracias a la brisa que juega en el bosque y nos trae su aroma.
La orquídea es una planta que posee las tres bellezas clásicas: la flor en sí misma, el sutil aroma y su delicada hoja. Suele crecer en profundas y tranquilas montañas y en el interior de los valles.
Sin embargo, la orquídea no comenzó a plasmarse en las pinturas hasta comienzos de la dinastía Tang y fue durante la Song cuando más se extendió esta práctica. Dicen que el gran poeta Su Shi pintó una vez orquídeas rodeadas de arbustos espinosos para insinuar que esta bella flor es capaz de aguantar y tolerar a los más despreciables. Durante la dinastía Song del Sur, la gente solía pintar orquídeas para expresar la nostalgia por su hogar y por su país. En la dinastía Yuan, la orquídea mejor pintada era la de Zheng Suonan. Dicen que siempre se sentaba hacia el sur para mostrar su añoranza por la dinastía Song del Sur y nunca pintó la raíz de la flor, por lo que las orquídeas parecían volar en el aire. Alguien le preguntó por la razón, a lo que él respondió: “las tierras de la dinastía Song ya fueron conquistadas por personas de la dinastía Yuan. ¿Cómo es posible echar raíces aquí?” Mientras en la dinastía Qing, Zheng Banqiao (郑 燮, 1693-1765) fue el pintor que mejor supo reflejar la belleza de la orquídea silvestre. Zheng abogaba por ser capaz de asimilar los conocimientos transmitidos por la propia naturaleza. Incluso cultivó decenas de orquídeas y las trasplantó en las montañas para observarlas y olerlas en su entorno natural.
El bambú, siempre verde, recto y erguido, es la planta que más alto crece en el mundo. China es uno de los lugares de origen del bambú, por eso cuenta con abundantes recursos. Además, posee una larga historia en el cultivo y uso del bambú, pues no solo se emplea en la confección de tejidos, alimentos, para construir viviendas o como medio de transporte, sino que también está estrechamente relacionado con la cultura china. Tanto en los jiǎgŭwén(1)como en los jīnwén (2) se ha encontrado el jeroglífico antiguo para “bambú”. En el chino moderno también hay muchas palabras relacionadas con esta planta. Los antepasados ya usaban pinceles hechos con bambú, es por eso que el caracter bǐ(3) (笔) lleva el radical de bambú (竹) en la parte superior. Por la misma razón, como los antepasados escribían sobre tablillas de bambú atadas con cuerdas de cuero formando libros, el carácter jí (籍, libro, registro) también lleva el radial de bambú en la parte superior. Mientras, el carácter cè (册) se refiere a la tira de bambú –o madera– en la que se escribían caracteres chinos en la China antigua, y el carácter diǎn (典), de la palabra cídiǎn (词典, diccionario, léxico) quiere decir obra o libro ejemplar del saber.
Los antepasados creían que las cualidades del bambú eran integridad moral, tolerancia y naturaleza sencilla y honesta, elegante y fresco, de apariencia suave y tranquilo, pues según dicen “antes de brotar ya tiene los nudos (integridad) y cuando crece dentro de las nubes se hace más modesto”. A los literatos de todas las épocas les gusta el bambú. Su Shi, el gran escritor de la dinastía Song dijo que “se podía comer sin carne pero no se podía vivir sin bambú”. En la antigüedad, la gente utilizaba el bambú para embellecer la casa y el patio. No solo aporta un ambiente tranquilo y elegante, sino que también humedece el aire circundante. Según diversas investigaciones científicas, la substancia activa que segrega las hojas del bambú verde tiene un efecto hidratante para la piel.
China es uno de los lugares de origen del bambú, por eso cuenta con abundantes recursos. Además, posee una larga historia en el cultivo y uso del bambú, pues no solo se emplea en la confección de tejidos, alimentos, para construir viviendas o como medio de transporte, sino que también está estrechamente relacionado con la cultura china.
La figura del bambú en la pintura tradicional china también empezó con la dinastía Tang. Tanto al emperador Xuanzong (玄宗, 685-762), como a los pintores Wang Wei y Wu Daozi, les gustaba pintar el bambú. Su Shi desarrolló los métodos para pintar el bambú con tinta china. Posteriormente, durante las dinastías Yuan, Ming y Qing aparecieron muchos grandes pintores especializados en el bambú, dentro de los cuales, destacan Wen Keqing y Zheng Banqiao.
Flor del ciruelo (梅). Foto: 123RF.
El crisantemo es una de las flores favoritas para los chinos, los cuales la cultivan desde hace más de tres mil años. Desde la dinastía Song se sigue celebrando en China una fiesta dedicada a esta flor y a su contemplación. En 1688, unos comerciantes holandeses se llevaron desde China las semillas de crisantemo a su país. En 1689, Jacob Brayne, un escritor holandés, escribió una obra titulada La gran flor famosa del Oriente – el crisantemo. A mediados del siglo XVIII, Louis de Francia llevó una especie de crisantemo a su país. En el siglo XIX, el botánico británico Fortune introdujo especies de crisantemo desde China y Japón sucesivamente para cultivar diversas variedades de crisantemo británico a través de cruces.
El crisantemo es elegante y noble, gracioso y de color brillante. Siempre ha sido considerado como el símbolo de la gran pureza y la elegancia. También es el preferido de famosos y ermitaños. El famoso poeta de inspiración taoísta llamado Tao Yuanming (陶渊明, 372- 427) escribió en una ocasión: Al recoger crisantemos bajo setos orientales, se puede contemplar la montaña sureña relajadamente.
El crisantemo es una de las flores favoritas para los chinos, los cuales la cultivan desde hace más de tres mil años. Desde la dinastía Song se sigue celebrando en China una fiesta dedicada a esta flor y a su contemplación.
La imagen del crisantemo en la pintura tradicional china apareció un poco más tarde. Xu Xi y Huang Quan de las Cinco Dinastías (907-960) dedicaron su obra exclusivamente a esta flor, aunque durante la dinastía Song pocos fueron los que la pintaron. En la dinastía Ming, surgieron muchos grandes maestros que pintaron el crisantemo, tales como Shen Zhou, Tang Yin, Chen Chun, etc., así, El cuadro del crisantemo y la piedra, una obra pintada por Chen Chun, se conserva en el Museo de la Capital, en Beijing. En la dinastía Qing también había muchos célebres pintores del crisantemo, dentro de los cuales destaca sobremanera el maestro Wu Chanshuo. Además, otros pintores modernos, tales como Qi Baishi, He Xiangning o Pan Tianshou, han dejado también muchos cuadros dedicados al crisantemo.
Qi Baishi, el pintor que modernizó la tradición pictórica china. Foto: Wikipedia.
Qi Baishi (1864-1957) fue un famoso pintor chino cuyas delicadas obras no solo le hicieron ganarse la fama de “artista del pueblo”, sino que además fue muy reconocido en el extranjero, especialmente entre sus compañeros de profesión occidentales como Picasso, quienes quedaron impresionados por sus cuadros.
Hubo una vez en China un famoso pintor que, aunque nació en una familia pobre y no recibió una educación formal, logró acumular gran cantidad de conocimientos pictóricos y llegó incluso a crear un estilo propio que renovó la pintura china en su camino hacia nuevas tendencias. Sus delicadas obras no solo le hicieron ganarse la fama de “artista del pueblo” (人民艺术家,rénmín yìshùjiā), sino que además fue muy reconocido en el extranjero, especialmente entre sus compañeros de profesión occidentales, quienes quedaron impresionados por sus cuadros. El mismo Picasso, al confesar su admiración por él, expresó: “cuando dibuja un pez, no hay ni un trazo para describir el agua y, sin embargo, se puede ver el río, se puede oler el aroma de sus aguas”. Su nombre era: Qi Baishi (齐白石).
Qi Baishi, dibujos. Sus pinturas muestran su habilidad para representar las cosas mediante estructuras simples trazadas con rápidas y habilidosas pinceladas. Foto: Wikipedia.
Una infancia dura
Qi Baishi nació en Xiangtan (湘潭), en la provincia de Hunan (湖南), el 1 de enero de 1864 y falleció el 16 de septiembre de 1957 a los 93 años de edad. Su nombre original era Chunzhi (纯芝), el de cortesía Weiqing (渭青) y su apodo Lanting (兰亭). A los 27 años cambió su nombre por Huang (璜), el de cortesía por Binsheng (濒生), y pasó a ser conocido con el pseudónimo Baishishanren (白石山人), cuya forma simplificada, Baishi (白石), terminó convirtiéndose en su nombre artístico.
Nació en el seno de una familia de agricultores que, durante su infancia, solo pudo sufragarle medio año en una escuela privada. Además, como era muy enfermizo, sus padres lo enviaron a estudiar técnicas de artesanía para que pudiera ganarse la vida. A los 15 años comenzó con la talla de madera, iniciando así su oficio como carpintero. En su tiempo libre, seguía las instrucciones del manual de pintura del Jardín de la semilla de mostaza (芥子园), con el que aprendió a dibujar pájaros y personas. Con 27 años se convirtió en discípulo de Hu Qinyuan (胡沁园) en las materias de dibujo y poesía, por lo que dejó atrás su vida como carpintero y comenzó a ganarse la vida dibujando retratos.
Sello de Qi Baishi de la URSS. Foto: Wikipedia.
En 1917, a los 55 años, Qi Baishi se mudó a Beijing huyendo del bandolerismo y pasó a formar parte de la “población flotante” de esta ciudad. Su objetivo era poderse ganar el sustento, sin tener recursos económicos, en la gran capital. En aquellos días sus obras reflejaban sus estudios sobre la pintura del artista Bada Shanren (八大山人). Su estilo sencillo y relajado no tuvo buena aceptación en Beijing y apenas vendió obras. En ese momento conoció a Chen Shizeng (陈师曾), un innovador pintor que ya gozaba de gran renombre en la ciudad. Los dos artistas forjaron una profunda amistad de la que ambos se enriquecieron artísticamente. Qi Baishi llegó a escribirle los versos: “Usted sin mí no podrá avanzar y yo sin usted no haré sino retroceder”. A lo que Chen Shizeng, para animarle a innovar y a no estancarse en los estilos tradicionales, respondió: “Haga su propia pintura, ¡no agache la cabeza para seguir la corriente!”. Gracias a la inspiración proporcionada por su amigo, Qi Baishi comenzó a pintar utilizando un nuevo estilo llamado “flores rojas y hojas de tinta” (红花墨叶, hónghuā mòyè) que consiguió revalorizar la pintura nacional de China.
Qi Baishi madrugaba todos los días para escribir y continuar pintando obras como La paloma de la paz (和平鸽), La flor blanca y la paloma de la paz (白花与和平鸽), La victoria de la paz (和平胜利) o Viva la paz (和平万岁). Esta serie de obras, cuyo tema principal es la paz, manifestaban el anhelo de este ya anciano pintor, algo por lo que más tarde sería premiado. En 1953, el Ministerio de Cultura de China le confirió el título de “artista del pueblo”; y en 1956, el Consejo Mundial de la Paz le galardonó con el Premio Internacional de la Paz.
Estilo pictórico propio
Se suele decir que la carrera artística de Baishi se divide en dos etapas diferentes. Un periodo que abarca hasta su llegada a Beijing a los 55 años, en el que la mayoría de sus obras eran reproducciones y copias. Y un periodo, posterior a su llegada a Beijing, marcado por haber logrado el desarrollo de su estilo propio. Sobre las bases de su propio estilo teorizó sus ideas sobre la pintura: “La distinción de una buena obra está entre el parecido y la falta del parecido, la exactitud es objeto de los gustos comerciales mundanos pero su falta es un engaño a los sentidos”.
Fue reconocido en el mundo del arte por sus destrezas pictóricas al pintar gambas, en las que se puede apreciar las diferencias de estilo de sus dos periodos pictóricos. En la etapa inicial, el trazo era realista, más bien copias de las producidas por los pintores Xu Wei y Bada Shanren, mientras que en una etapa posterior desarrolló un estilo libre y personal, por lo que las gambas alcanzaron mayor originalidad.
Por su parte, los insectos y plantas que dibujaba eran una combinación de estilo libre y realista. Dibujaba las hojas de las plantas con rápidas pinceladas y concedía un gran realismo a los insectos.
Otro motivo de sus obras eran los polluelos que, aunque contaban con muy pocos trazos, estaban dotados de un realismo que parecía darles vida.
Un hombre multidisciplinar
Baishi tenía talento en múltiples disciplinas; además de la pintura, perfeccionó las artes de la poesía, la caligrafía y el grabado de sellos. En muchas de sus obras añadió versos de su puño y letra, especialmente en algunas con contenido satírico.
Por ejemplo, en su obra El tentetieso (不倒翁), escribió: “El tentetieso lleva sombrero y abanico de funcionario, aunque lo empujes no se caerá porque está medio lleno de barro pero, si lo rompes, verás que dentro no tiene ni corazón ni humanidad”. En su obra Pescando gambas en la infancia (儿时钓虾图) añadió los versos: “Hace cincuenta años, solo era un niño, usaba algodón como cebo para pescar gambas. Hoy, hago este dibujo ya con el pelo blanco, aún recuerdo las flores del cálamo”.
Qi Baishi (齐白石). Foto: Wiikipedia
Anécdotas
Se dice que el famoso escritor Lao She (老舍) visitó una vez a Qi Baishi cuando este tenía 91 años para charlar con él y ambos conectaron rápido. Lao She propuso un título para que el artista le dibujara una obra: El canto de las ranas se oye a diez kilómetros del manantial (蛙声十里出山泉). El nonagenario pintor aceptó encantado el reto y comenzó allí mismo a dibujar. La obra cuenta con una ingeniosa composición en la que unos renacuajos nadan despacio siguiendo el curso de las aguas del manantial y, aunque no hay ninguna rana, se puede percibir cómo su canto resuena en el valle.
Lo que más le gustaba dibujar eran objetos familiares para sí mismo. Las obras El pez que mejor conozco (我最知鱼) y Repollo con pimientos (白菜辣椒), entre otras, están realizadas partiendo de una meticulosa observación de los objetos cotidianos.
Qi Baishi fue, en definitiva, un artista cuyo estilo pictórico se desarrolló de forma tardía. Llevó una vida de intenso trabajo, para dejar un legado de numerosas obras sobre objetos que le eran familiares y que lograban fascinar al público. No en vano fue llamado “El artista del pueblo”.
Recuerdos de Hulan He, de Xiao Hong con dibujos de Hou Guoliang.
Zhang Xiuhuan, conocida con el sobrenombre de Xiao Hong (1912-1949), fue calificada como “la diosa de la literatura china de los años 30”. Durante su breve existencia, Xiao Hong dejó numerosas obras ya convertidas en clásicos. Todos los personajes de sus novelas están sacados de la vida misma, con un estilo simple y sin adornos, natural, sin falsedades ni afectaciones.
Conocida con el sobrenombre de Xiao Hong (1912-1949), fue una de las cuatro autoras de mayor talento de China. Venerada como “la diosa de la literatura china de los años 30”, dejó escrito que “los humanos y los animales son iguales, todos nacen y mueren. Yo no puedo decidir cómo nacer o morir, pero sí puedo escoger cómo amar y cómo vivir”. El maestro Lu Xun se refería a ella como la escritora más prometedora de China.
Xiao Hong se llamaba en realidad Zhang Xiuhuan, aunque más tarde se cambió el nombre a Zhang Naiying por su abuelo materno; si bien el primero era el más conocido de sus diversos pseudónimos. Nació en 1911 en el seno de una familia terrateniente en el distrito de Hulan, de la prefectura de Harbin en la provincia nororiental de Heilongjiang, un lugar en el que suele nevar durante cuatro meses al año. Siendo muy niña perdió a su madre y, por ello, se quedó a vivir con su padre y su madrastra. Con el fin de escapar de aquel hogar sin amor decidió marchar a Beijing para formarse, aunque el escaso apoyo de su familia le hizo muy difícil proseguir sus estudios. Durante las vacaciones invernales se vio de nuevo atrapada en casa y, cuando se marchó de nuevo, ya no volvió a regresar. Más tarde viajó a Japón, y esa vida desposeída y vagabunda se convirtió de alguna manera en la fuente de su inspiración literaria. Como miembro activo del círculo literario del nordeste de China, su talento y su vida amorosa siempre han concitado un gran interés.
Las novelas de Xiao Hong poseen unas distintivas características estilísticas y todas tienen un marcado sentido del entorno. La autora empleaba en ellas, con gran destreza, una serie de técnicas que otorgaban a su forma de escribir una fuerte originalidad para la época. Sus obras podrían considerarse tanto novelas de ficción como crónicas de su propia vida. Tanto en La calle del mercado, como en Campos de vida y muerte (originalmente “Campos de trigo”); e incluso en Historias del río Hulan rompe con el modelo narrativo unitario tradicional, y crea un estilo que navega entre la novela, el ensayo y la poesía. Empleando un lenguaje propio que va más allá de las convenciones, una escritura con un marcado estilo autobiográfico, produjo el “estilo Xiao Hong”, un particular uso del lenguaje que era a la vez fresco y chocante, natural y directo. Le gustaba contemplar el mundo con ojos infantiles e inocentes.
Recuerdos de Hulan He, de Xiao Hong con dibujos de Hou Guoliang, Editorial Gallonero.
Firma de Xiao Hong.
El sol primaveral de marzo, que aparece en su obra En el carro de bueyes; las flores frescas de junio en El jardín trasero; o la primavera temprana en los campos deMarzo en la pequeña ciudad; son mundos vistos con una mirada infantil, en los que tanto los personajes como los escenarios no se ven constreñidos por las viejas formas literarias. Todos los personajes de sus novelas están sacados de la vida misma y, tanto en las tristezas como en los momentos de alegría, el lector puede hallar fuertes resonancias ya que se trata de un estilo simple y sin adornos, natural, sin falsedades ni afectaciones.
“Ma Bole” y “El jardín trasero”.
Decisivo encuentro con Lu Xun
Al hablar de su vida, resulta inevitable mencionar su encuentro con Lu Xun, puesto que esa relación entre maestro y discípula le ayudó a progresar en su carrera creativa. En otoño de 1934 ella y el escritor Xiao Jun embarcaron hacia Shanghái para saludar en persona al gran autor, con el que previamente ya había mantenido correspondencia. Las singulares opiniones expresadas por la escritora en sus cartas habían recibido el favor de Lu Xun, lo que ayudó a construir esa estrecha y profunda relación entre ellos y cimentó las bases de su posterior escritura. En 1935, y con el apoyo de su maestro, publicó su famosa novela Campos de vida y muerte, en la que a través de la historia de tres familias describe las miserables y desamparadas vidas y las muertes de una serie de personajes femeninos bajo la sociedad patriarcal. Los “campos” del título hacen referencia tanto a las tierras negras barridas por las calamidades como a las desgraciadas familias que las habitaban.
“Marzo en la pequeña ciudad” y “Historias del río Hulan”.
Durante su breve existencia, Xiao Hong dejó numerosas obras ya convertidas en clásicos. En 1936 viajó a Japón y escribió el ensayo Vida solitaria y la colección de poemas Arena. A partir de 1940 publicó, entre otras, la novela de tamaño medio Ma Bole y la más larga Historias del río Hulan. Esta última, que alcanzó gran popularidad, describe la vida trivial de la gente corriente en la modesta localidad de Hulan, en el norte de China, durante los años 20 del pasado siglo. En este caso no se trata de unas memorias personales, sino de la biografía de su ciudad natal.
Xiao Hong murió en 1942 de una afección respiratoria. Foto: Wikipedia.
La escritora recurrió a su trágica experiencia vital para describir las circunstancias y los modos de vida de la pequeña sociedad local con la que estaba familiarizada, al exponer y someter a la crítica las debilidades nacionales de aquella época. Son esas historias desdichadas las que confieren a sus obras el fuerte y profundo trasfondo dramático.
Zhuge Liang representado en el Sancai Tuhui. Foto: Wikipedia.
Zhuge Liang (181-234 d. C.) es un popular personaje histórico chino que dirigió el ejército con excelentes tácticas e intrigas para alcanzar la victoria. La novela clásica «El romance de los tres reinos» del siglo XIV recopila cuentos ficticios y leyendas sobre su azarosa vida, y se convirtió unos de los papeles más populares en las óperas tradicionales chinas.
Aunque Zhuge Liang (181-234) nació hace más de 1800 años todo el pueblo chino lo conoce: desde los más pequeños a los más ancianos.
Según la impresión de la gente, Zhuge Liang era un personaje misterioso, vestido con las ropas del dibujo de los Ocho Diagramas, con un turbante grande en la cabeza y un abanico de plumas en la mano. Era muy sabio y ducho en estratagemas y podía augurar con una exactitud milagrosa. En tiempo de guerras dirigió el ejército con excelentes tácticas e intrigas para alcanzar la victoria. Por lo tanto, y a pesar de los momentos de apuro, se le consideraba invencible. Fue, por todo ello, el mejor símbolo de la sabiduría militar de la milenaria historia china.
Antigua fortaleza china. Foto: 123RF.
Pero, en realidad, el verdadero Zhuge Liang no era exactamente así. Según la historia era un letrado de modales suaves que nació en una familia de burócratas. Sus padres murieron muy jóvenes dejando huérfano al pequeño Zhuge, que se fue a Xiangyang con su tío a estudiar. No se limitó a leer los libros de la escuela sino que también leyó libros de historia y de asuntos militares. Más tarde llevó una vida de ermitaño en Nanyang, en la provincia de Henan. Era muy fornido y guapo pero no se casó hasta que cumplió 25 años. Y lo hizo con una mujer de apariencia vulgar, aunque con mucho talento para la artesanía y las tareas domésticas, llamada Huang Yueying. Por eso, pasado un tiempo, Zhuge Liang se pudo dedicar plenamente a los asuntos militares del país de Shu sin preocuparse por el cuidado de su familia.
Zhuge Liang representado en el Sancai Tuhui. El Sancai Tuhui en chino tradicional, 三才圖會; en chino simplificado, 三才图会; pinyin, sāncái túhuì; significa ‘Compendio ilustrado de los Tres Reinos’. Foto: Wikipedia.
El líder de Shu, Liu Bei (161-223), quería reclutar a Zhuge Liang, pero el proceso no fue fácil. Primero, Liu le visitó en dos ocasiones para persuadirle, pero sin conseguir su objetivo. Zhuge Liang fingió arrogancia y no le abrió la puerta con la excusa de probar su sinceridad y paciencia. Por fin Liu logró verlo en la tercera visita. Zhuge Liang preparó un regalo para este primer encuentro. Se trataba de un plan estratégico, concienzudamente elaborado, en el que se abogaba por unirse con Wu en el este, para recuperar Shu en el oeste y conquistar Wei en el norte. Posteriormente se comprobaría muchas veces que fue este plan el que salvó al grupo de Liu Bei de una derrota segura. Éstas fueron las historias originales a las que se alude literariamente como “san gu mao lu” (三顾茅庐) y “long zhong dui” (隆中对), y que se incorporaron posteriormente. Zhuge Liang se convirtió en el consejero militar y primer ministro de Liu Bei. Shu administró el reino muchos años después del fallecimiento de Liu.
Zhuge Liang deja las montañas en este mural de la dinastía Ming, donde se representa a Zhuge Liang dejando su rústico hogar para entrar en el servicio de Liu Bei. Foto: Wikipedia.
Mientras Liu Bei vivió, siempre dirigió al ejército en las guerras combatiendo de norte a sur. Por su parte, Zhuge Liang solía quedarse en la base y se encargaba de desarrollar la economía y garantizar las necesidades militares. Convenció a Wu para que combatiera contra Wei y, tras la famosa guerra Chibi, le derrotó. Tras la muerte de Liu en 223, Zhuge Liang ayudó a su hijo menor Liu Chan a administrar los asuntos nacionales y, desde aquel momento, empezó a dirigir el ejército.
Zhuge Liang fue el principal estratega y consejero del reino de Shu, del que fue gran canciller y luego regente. ySe le ha comparado con Sun Tzu, el autor de El arte de la guerra. En la foto: armadura de la época. Foto: Wikipedia.
Desde el poder, Zhuge Liang promulgó leyes estrictas, repartió recompensas e impuso sanciones según a quienes las merecieran, apaciguó al pueblo, contuvo a los funcionarios y administró los asuntos nacionales de una manera concisa y práctica. Envió al ejército a vigilar y mantener Dujiangyan y los canales antiguos; mandó cultivar las tierras y construir obras hidráulicas en Hanzhong para beneficio del pueblo; eligió sólo a hombres de talento para los puestos más importantes; y otorgó premios y honores según las contribuciones de cada uno. Todo ello hizo que en aquel entonces surgieran un gran número de personas sobresalientes en Shu. Dirigió con éxito el ejército y apaciguó la rebelión de las minorías de Yunnan al tiempo que nombró oficiales de la etnia minoritaria. De este modo, se granjeó el apoyo y la consideración de las minorías y se pudo dedicar plenamente a todos los asuntos políticos. Murió en la expedición del norte de una enfermedad causada por el exceso de trabajo durante largo tiempo. Como dijo él mismo: “serviré con todo el corazón hasta el día de mi muerte”. Sus estrategias en las batallas y los diversos desfiles de la tropa que diseñó causaron una gran influencia en las siguientes generaciones. Se le atribuye el invento de una ballesta que podía tirar continuamente diez flechas; y también de la mina, considerada la primera arma caliente del mundo. Según cuentan las crónicas, su esposa Huang Yueying también contribuyó a la creación de algunos de estos inventos.
Zhuge Liang quedó como administrador del reino tras la muerte de Liu Bei. En la pintura se muestra a Liu Bei flanqueado por sus consejeros. Uno de ellos fue Zhuge Liang. Foto: Wikipedia.
Zhuge Liang era un experto en caligrafía, pintura y música, además de saber cantar, tocar instrumentos e incluso fabricarlos. Escribió el Libro de qinsobre música. El famoso Memorial de la expedición del Norte, que también escribió, se transmitió de generación en generación. Informó preventivamente que tenía 800 moreras y 15 hectáreas de terreno pero que no poseía ninguna otra propiedad. Tras su muerte, se le otorgó el título de Zhongwuhou (señor feudal de lealtad y coraje). Por lo tanto, los descendientes a menudo lo llaman Wuhou o Zhuge Wuhou para mostrarle respeto. El Templo Wuhou en Chengdu es un famoso lugar histórico y cultural donde se le recuerda. Más tarde, Zhuge Liang se convirtió en el símbolo de lealtad y coraje en la cultura tradicional china y ha sido elogiado por todos los emperadores y cortesanos.
Fotograma de la película «Tres Reinos»
La novela clásica El romance de los tres reinos se escribió al final de la dinastía Yuan y a principios de la Ming (el siglo XIV). En ella se recopilan cuentos sobre Zhuge Liang, extractos de leyendas, historias no oficiales, óperas tradicionales de China y relatos populares. Su autor, Luo Guanzhong, los elaboró de manera artística para describir a Zhuge Liang como una figura literaria que entendía de todo, desde astronomía hasta geografía, y omnipotente, podía invocar al viento y a la lluvia, predecir el futuro y siempre estaba tramando intrigas y planes. Así que el personaje Zhuge Liang de la novela era muy diferente del verdadero Zhuge Liang de la historia. En la novela hay muchos argumentos ficticios: las tres visitas a la choza de paja, las siete capturas de Meng Huo, las seis expediciones a Qi Shan, el debate violento entre los intelectuales, la petición de flechas con barco de paja o conjurar el viento del este, Zhuge Liang enfureciendo a Zhou Yu por tres veces y la intriga de la ciudad vacía, etc.
Las representaciones de Zhuge Lianh en el teatro y la ópera china son frecuentes. Foto: 123RF.
Como estos cuentos ya son muy conocidos por todo el pueblo chino, y a través de ellos se expresa el respeto y admiración a Zhuge Liang, se difunden de generación en generación. En las óperas tradicionales chinas, el de Zhuge Liang ha sido uno de los papeles más populares, vestido con una túnica con dibujo de ocho diagramas y sosteniendo un abanico de plumas. Las óperas más comunes son: Zhuge Liang presenta condolencias, Ganarse a Jiang Wei por una estratagema inteligente, La reunión de los héroes, Pedir el viento del este, La pérdida de Jieting, La intriga de la ciudad vacía, Decapitar a Ma Su, etc. La mayoría de estas óperas se adaptan según los argumentos de la novela.
Lo más interesante es que el nombre Zhuge Liang también ha penetrado en algunas palabras en chino. Por ejemplo, si una persona es muy inteligente pueden llamarle “el pequeño Zhuge”(小诸葛). Durante la época de la República de China, Bai Chongxi, uno de los líderes del Guomindang que era muy hábil para dirigir las tropas, se le llamaba “el pequeño Zhuge”. La expresión “Shi hou Zhuge Liang (事后诸葛亮) (ser Zhuge Liang después de lo que ha ocurrido) ironiza sobre las personas que no expresan ninguna opinión antes, pero luego dicen que ya sabían el resultado después de ocurrido. También en chino hay otro refrán: “tres simples zapateros, con su inteligencia mancomunada, equivalen al ingenio de Zhuge Liang” (三个臭皮匠赛过诸葛), es decir, la sabiduría de las masas excede a la de un individuo.
Shennongjia manteinen una creciente población de monos dorados de nariz chata. Foto: 123RF.
La reserva natural de Shennongjia, Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra situada en la frontera oeste de la provincia de Hubei, entre los ríos Yangtsé y Hanshui, y cuenta con una fauna muy rica y variada. Su particular geografía y entorno lo distinguen con un paisaje singular que todos los años atrae un gran número de turistas.
La reserva de la biosfera de Shennongjia. Foto: 123RF.
La reserva natural de Shennongjia (神农架), situada en la frontera oeste de la provincia de Hubei, es un mágico lugar que encierra numerosos misterios y leyendas sin resolver. Cuenta la leyenda que Shennong (el mítico emperador Yan –uno de los primeros ancestros del pueblo chino–) construyó en este paraje natural sin igual una escalera (架, jià) para facilitar la recolecta de plantas medicinales. De ahí el nombre de Shennongjia (literalmente, “la escalera de Shennong”). Este, el único distrito forestal de toda China, se encuentra entre los ríos Yangtsé y Hanshui, y presenta una evidente transición en la vegetación y el clima, con una fauna muy rica y variada. Esta zona que ocupa un área de más de 3.000 km2, es una verde perla que recrea silenciosamente la magnificencia de la región central. Esta reserva ecoturística permite a los visitantes explorar la naturaleza, los misterios y las antigüedades del lugar. En julio del año 2016, Shennongjia fue reconocida como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, con lo que obtuvo un reconocimiento por su valor único.
Un velero en el lago Daiju, en Shennongjia. Foto: 123RF.
El turismo es el pilar que sostiene Shennongjia. Su particular geografía y entorno lo distinguen con un paisaje singular que todos los años atrae un gran número de turistas. Las zonas más visitadas de Shennongjia son el área ecoturística de Tian Yan (天燕) y el parque geológico de Shennongjia.
Shennongjia: mono dorado de nariz chata. Foto: 123Rf.
Un clima cambiante
Antiguamente se creía que los inmortales practicaban el taoísmo en los lugares sombríos con nubes, montañas y niebla. Este es uno de esos parajes. Incluso en días soleados, la cima del monte Shennong suele estar cubierta por la niebla. Si unos días antes de visitarlo ha llovido, todo el bosque estará sumergido en la bruma y esto le otorgará un aire de montaña de los inmortales. Sin embargo, al mismo tiempo, esta bruma impide penetrar con la mirada en el magnífico paisaje natural de las montañas. Para atravesar el bosque es necesario prepararse bien. Shennongjia goza de un clima frío y con muchas precipitaciones, con un microclima muy distintivo. A menudo se puede ver el sol y la lluvia en un mismo día. Su clima cambia muy rápido, de ahí el dicho “junio con nieve y octubre con escarcha, cuatro estaciones en un día”.
Shennongjia: la pantera nebulosa es el felino ungulado que caza en el parque.
Tierra sagrada
Al entrar por la puerta sur de la reserva natural se llega al altar de Shennong. Lo primero que se observa es una gran estatua con la cabeza de un toro y un cuerpo humano. Este es Shennong: el misterioso estudioso de las plantas medicinales y creador de la agricultura en la mitología china. Su figura es recordada por méritos tales como haber enseñado al pueblo chino las técnicas de la agricultura o por haber probado él mismo todo tipo de plantas para poder encontrar cura a diferentes enfermedades. En la antigua China solo las personas que eran veneradas por generaciones posteriores podían servir como imágenes para los tótems de las tribus (los cuernos de toro eran el tótem de las antiguas tribus agrícolas).
Shennongjia mantinene una importante pobalción de osos negros. Foto: 123RF.
Hoy en día, este se ha convertido en un lugar de peregrinación para chinos llegados de todos los rincones del mundo, que se acercan hasta aquí para rendir homenaje a la figura de Shennong. Tras subir 343 escalones, se puede admirar de cerca el gran tótem de Shennong (en el lugar donde antiguamente se realizaban sacrificios para el emperador), detrás del cual hay dos relieves en los que se relata su vida en imágenes.
Shennongjia: la inscripción en la pared significa «cueva del Yeren». Pinyin: Ye Ren Dong, textualmente «cueva del hombre salvaje». Foto: Wikipedia.
Tras las huellas de los Yeren
Los míticos Yeren (野人, literalmente “hombre salvaje”) despiertan la curiosidad de numerosos turistas que se preguntan qué tipo de criatura son esos “hombres de las nieves” o “pies grandes”. En la antigua China existían miles de leyendas sobre estas extrañas criaturas, cuya misteriosa belleza ejercía un gran poder de atracción para las personas. A lo largo y ancho del mundo hay muchas leyendas sobre “hombres salvajes” que han alimentado sin descanso la imaginación de diversos pueblos, dando lugar a diferentes creaciones artísticas.
Shennongjia: cueva carstica de Shenlong
La espectacular cueva kárstica Shenlong
Situados bajo tierra, los parajes de cuevas kársticas con estalactitas despiertan el interés por la naturaleza de una gran cantidad de visitantes. La cueva subterránea Shenlong (神龙洞), de varias alturas, se extiende de norte a sur, su interior es estrecho en la parte superior y ancho en la inferior. Cada una de sus alturas ofrece un paisaje kárstico diferente, con múltiples facetas y formas exquisitas. En su conjunto recuerda al legendario palacio de cristal del rey Dragón, y por eso recibe el nombre de cueva Shenlong (“cueva del dios dragón”). Fuera de la gruta, la montaña presenta un terreno irregular, con altos árboles antiguos y rocas extraordinarias a ambos lados del camino. Por ello, se dice que aquí el paisaje cambia con cada paso que se da.
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