El cantonés es uno de los cinco mayores dialectos o idiomas de la lengua china y el tercero en número de hablantes, unos 70 millones repartidos por China, Hong Kong, Macao y el resto del mundo donde haya aparecido la diáspora cantonesa. El chino cantonés tiene una vida de más de dos mil años, frente a los ochocientos del chino mandarín.
Reportaje de
José Vicente Castelló
何维柯
La acepción yuè (粤) procede del término báiyuè (百越) y se refiere a los diversos pueblos que habitaron en el sur de China y norte de la actual Vietnam durante el Periodo Primavera y Otoño (770-476 a.C.) y de los Estados Combatientes (476-221 a.C.) e incluso después. A los habitantes de esos estados asentados en la actual provincia de Guangdong, se les llamó nányuè (南越), cambiando con el tiempo el caracter yuè de 越 a 粤, más usado en cantonés, para poder así diferenciarlo del usado en Yuènán (Vietnam o 越南).
Este legado histórico hace que el cantonés tenga una vida de más de dos mil años, frente a los ochocientos del chino mandarín, y también ha tenido una proyección internacional mucho más amplia que la del hànyŭ, sobre todo debido a que las primeras comunidades de emigrantes chinos que se establecieron en Estados Unidos, Canadá, Australia o el Reino Unido procedían de la provincia de Guangdong.
El cantonés atesora la mayoría de las características del chino clásico, incluido el sonido recortado de las terminaciones en –p,–t,–k y –m. Es, además, el único dialecto del hànyŭ que ha conservado la serie completa de diez tonos –lo que lo hace especialmente musical–, la pronunciación y la gramática. Esto hace que sea un idioma muy conservador, más cercano a las formas antiguas del mandarín. Un hecho relacionado con esto es que la poesía antigua china, cuya pronunciación original se desconoce, rima mejor leída en cantonés que en hànyŭ.

Durante siglos la emigración de chinos del norte al sur hizo que el idioma de los norteños se mezclara con el cantonés
–protegido hasta entonces por su ubicación remota y las malas comunicaciones con el resto del país–, así su pronunciación y vocabulario son muy similares al idioma oficial de la dinastía Tang (618-907). Sin embargo, durante las dinastías Song, Yuan, Ming y Qing las diferencias entre el mandarín y el cantonés se incrementaron, lo que aumentó las posibilidades de conservación. A pesar de todo, su evolución histórica ha hecho que posea actualmente además un total de doce dialectos propios, entre los que destaca el hablado en Hong Kong, impulsado sobre todo por los medios de comunicación y la industria cinematográfica y musical de la antigua colonia británica, aunque en su transcripción fonética usan el menos exacto sistema Wade-Giles frente al más correcto pīnyīn (拼音), empleado en el resto de la China continental, y los caracteres complicados (fántǐzì o 繁体字), frente a los simplificados (jiǎntǐzì o 简体字) usados por el mandarín.
Debido al contacto con naciones extranjeras, el cantonés se ha enriquecido con el tiempo también por la adquisición de nuevos vocablos procedentes de otros idiomas de origen europeo y del sudeste asiático, y a su vez, ha servido de exportador de palabras y expresiones hacia el mandarín.
Los caracteres que se usan para escribirlo son los mismos que utiliza el mandarín, sólo que pronunciados al estilo cantonés. Además, es el único de todos los dialectos del hànyŭ que utiliza algunos caracteres chinos que no existen en mandarín y reutiliza otros con significado distinto.
Es imposible escribir cada una de las palabras del cantonés, debido a que se trata de un idioma principalmente oral y que posee muchas expresiones del argot callejero y de las redes sociales informáticas. Sin embargo, los caracteres que se usan para escribirlo son los mismos que utiliza el mandarín, sólo que pronunciados al estilo cantonés. Además, es el único de todos los dialectos del hànyŭ que utiliza algunos caracteres chinos que no existen en mandarín y reutiliza otros con significado distinto.
En la actualidad, la gente joven no suele pronunciar ciertas consonantes o las cambian por otras. Por ejemplo, ng suele ignorarse y no pronunciarse en absoluto. Así ngōjàu (Australia) se diría ōjàu. Otra práctica muy usual es eliminar la consonante w en kw y gw. Además, suelen confundir la n con la l.
Una parte muy importante del cantonés son los tonos, que suelen simplificarse en seis de los más de diez que tiene y clasificarse en tonos altos y bajos, lo que hace que este dialecto sea especialmente cantarín y agradable al oído.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 12. Volumen III. Mayo de 2012