En China se califican como «los cuatro caballeros del reino vegetal» a la flor del ciruelo (梅, méi), a la orquídea (兰, lán), al bambú (竹, zhú) y al crisantemo (菊, jú). Desde la antigüedad, estas cuatro flores han sido las favoritas del pueblo chino gracias a sus elegantes cualidades y por haber sido el tema principal en la pintura tradicional china, un símbolo y un reflejo fiel de la cultura del país.
Un reportaje de
Wang Danruo
王丹若
Dentro de la categoría floral y aviar de la pintura tradicional china, la flor del ciruelo, la orquídea, el bambú y el crisantemo son los temas favoritos de los pintores habidos a lo largo de las diversas dinastías chinas. Esto refleja el carácter simbólico de la pintura china, una de sus características principales de este arte. Según el concepto tradicional chino, estas flores y plantas poseen una gran moral, igual que los caballeros de antaño. Para los chinos, el ciruelo florece en invierno, desafiando el frío penetrante, símbolo de la fuerza inquebrantable de los caballeros. La orquídea, la cual crece únicamente en los valles profundos y apartados, junto con su agradable fragancia, representa la integridad personal y la independencia de los caballeros. El bambú está vacío por dentro y es muy duro por fuera, lo que simboliza la modestia y la moral elevada de los caballeros. Por su parte, el crisantemo florece en otoño luchando contra el viento y la escarcha, lo que representa la rebeldía, el orgullo, lo puro y lo notable de los caballeros.
Pintura floral china. Foto: Wikipedia.
La flor del ciruelo florece a finales del invierno y a principios de la primavera, lo que hace que tanto a ella como al pino y al bambú se les conozca como “los tres amigos del invierno”, es decir, son tres plantas que se pueden contemplar en el pleno invierno con todo su esplendor. La flor de ciruelo está considerada como un símbolo de buen agüero y contemplarla a finales de invierno da sensación de templanza, igual que si ya se estuviera en primavera. Su empeño por luchar contra el frío, la escarcha y la nieve, y de mantener toda su fragancia, es muy apreciado por los chinos de todos los tiempos. En la literatura china, la flor del ciruelo es una de las más apreciadas y cantadas, así se dice de ella: No tiene la menor intención de apoderarse de la primavera, la flor del ciruelo es la envidia de las demás flores. Tras marchitarse, se cae al suelo y se convierte en polvo, sin embargo, su fragancia permanece intacta. A través de este poema, el poeta Lu You (陆游, 1125-1210) de la dinastía Song del Sur (南宋, 1127-1279), utilizando una solitaria flor de ciruelo, expresó la admiración de los literatos por la pureza del brote. El estadista, primer ministro y poeta de la dinastía Song (宋, 960- 1279) llamado Wang Anshi (王安石, 1021-1086) escribió en una ocasión: En la esquina hay varias ciruelas, que solo florecen en invierno. Desde lo lejos ya se sabe, por su sutil aroma, que no se trata de la nieve.
Lu You: el poeta cuya alma descansa en la flor del ciruelo chino
Según registros históricos, desde la época de las dinastías del Norte (北朝, 386-581) y del Sur (南朝, 420-589), la flor del ciruelo ya comenzó a aparecer en las pinturas. En la dinastía Song del Norte (北宋, 960-1127) realizar este tipo de obras pictóricas se convirtió en toda una tendencia. Uno de los cuadros más famosos fue pintado por el monje budista Zhong Ren, del templo Huaguang en Hengyang, provincia de Hunan. Por primera vez, pintó la flor del ciruelo empleando únicamente tinta china y jugando con los diferentes tonos. Según se dice, le vino la inspiración al ver reflejada sobre el papel de su ventana la sombra de una flor de ciruelo. Zhong Ren fue considerado como el número uno pintando brotes de ciruelos, por lo que se ganó el sobrenombre de “El propietario de la casa de los ciruelos”. Al contrario de las flores de ciruelo pintadas durante la dinastía Song, las de Zhong Ren daban la sensación de prosperidad y abundancia. La mayoría de los grandes maestros pintores durante las dinastías Ming (明, 1368-1644) y Qing (清, 1644-1911), tales como Liu Shiru, Shi Tao, Jin Nong, etc. heredaron los estilos de las dinastías Song y Yuan (元, 1271-1368). En la edad moderna y contemporánea, surgieron grandes pintores de la talla de Qi Baishi, Guan Shanyun o Dong Shouping, entre otros que también se dedicaron a este estilo.
La orquídea es una planta que posee las tres bellezas clásicas: la flor en sí misma, el sutil aroma y su delicada hoja. Suele crecer en profundas y tranquilas montañas y en el interior de los valles. Tiene un aroma tenue y cuando se balancea en el viento suave muestra unos ademanes graciosos y elegantes. Sus cualidades nobles y puras –siempre desprende un delicado olor, no se encoge ni se marchita fácilmente- le otorgan el merecido sobrenombre de “belleza solitaria del valle tranquilo”. Los antiguos chino utilizaron el sustantivo que define a la orquídea (兰, lán) como si de un adjetivo se tratara, así hay expresiones como lánzhāng (兰章, un buen artículo, escrito destacado), lányǒu (兰友, amigos con profundos sentimientos), etc. El poeta Qu Yuan (屈原, 340-278 a.C.), del Periodo de los Estados Combatientes (战国, 475-221 a.C.), escribió en una ocasión: Las orquídeas del otoño están frescas y lozanas, desde las hojas verdes se asombra su tallo púrpura. El poeta Du Mu (杜牧, 803-852), de la dinastía Tang (唐, 618-907), dejo escrito: En primavera, el arroyo está verde y claro, las orquídeas de la orilla emiten una agradable fragancia cuyo aroma exhala hasta la lluvia. Por su parte, el poeta Su Shi (苏 轼, 1037-1101), de la dinastía Song, expresó: El valle es tan profundo que no se ve dónde crecen las orquídeas, solo las percibimos gracias a la brisa que juega en el bosque y nos trae su aroma.
La orquídea es una planta que posee las tres bellezas clásicas: la flor en sí misma, el sutil aroma y su delicada hoja. Suele crecer en profundas y tranquilas montañas y en el interior de los valles.
Sin embargo, la orquídea no comenzó a plasmarse en las pinturas hasta comienzos de la dinastía Tang y fue durante la Song cuando más se extendió esta práctica. Dicen que el gran poeta Su Shi pintó una vez orquídeas rodeadas de arbustos espinosos para insinuar que esta bella flor es capaz de aguantar y tolerar a los más despreciables. Durante la dinastía Song del Sur, la gente solía pintar orquídeas para expresar la nostalgia por su hogar y por su país. En la dinastía Yuan, la orquídea mejor pintada era la de Zheng Suonan. Dicen que siempre se sentaba hacia el sur para mostrar su añoranza por la dinastía Song del Sur y nunca pintó la raíz de la flor, por lo que las orquídeas parecían volar en el aire. Alguien le preguntó por la razón, a lo que él respondió: “las tierras de la dinastía Song ya fueron conquistadas por personas de la dinastía Yuan. ¿Cómo es posible echar raíces aquí?” Mientras en la dinastía Qing, Zheng Banqiao (郑 燮, 1693-1765) fue el pintor que mejor supo reflejar la belleza de la orquídea silvestre. Zheng abogaba por ser capaz de asimilar los conocimientos transmitidos por la propia naturaleza. Incluso cultivó decenas de orquídeas y las trasplantó en las montañas para observarlas y olerlas en su entorno natural.
El bambú, siempre verde, recto y erguido, es la planta que más alto crece en el mundo. China es uno de los lugares de origen del bambú, por eso cuenta con abundantes recursos. Además, posee una larga historia en el cultivo y uso del bambú, pues no solo se emplea en la confección de tejidos, alimentos, para construir viviendas o como medio de transporte, sino que también está estrechamente relacionado con la cultura china. Tanto en los jiǎgŭwén (1) como en los jīnwén (2) se ha encontrado el jeroglífico antiguo para “bambú”. En el chino moderno también hay muchas palabras relacionadas con esta planta. Los antepasados ya usaban pinceles hechos con bambú, es por eso que el caracter bǐ(3) (笔) lleva el radical de bambú (竹) en la parte superior. Por la misma razón, como los antepasados escribían sobre tablillas de bambú atadas con cuerdas de cuero formando libros, el carácter jí (籍, libro, registro) también lleva el radial de bambú en la parte superior. Mientras, el carácter cè (册) se refiere a la tira de bambú –o madera– en la que se escribían caracteres chinos en la China antigua, y el carácter diǎn (典), de la palabra cídiǎn (词典, diccionario, léxico) quiere decir obra o libro ejemplar del saber.
Los antepasados creían que las cualidades del bambú eran integridad moral, tolerancia y naturaleza sencilla y honesta, elegante y fresco, de apariencia suave y tranquilo, pues según dicen “antes de brotar ya tiene los nudos (integridad) y cuando crece dentro de las nubes se hace más modesto”. A los literatos de todas las épocas les gusta el bambú. Su Shi, el gran escritor de la dinastía Song dijo que “se podía comer sin carne pero no se podía vivir sin bambú”. En la antigüedad, la gente utilizaba el bambú para embellecer la casa y el patio. No solo aporta un ambiente tranquilo y elegante, sino que también humedece el aire circundante. Según diversas investigaciones científicas, la substancia activa que segrega las hojas del bambú verde tiene un efecto hidratante para la piel.
China es uno de los lugares de origen del bambú, por eso cuenta con abundantes recursos. Además, posee una larga historia en el cultivo y uso del bambú, pues no solo se emplea en la confección de tejidos, alimentos, para construir viviendas o como medio de transporte, sino que también está estrechamente relacionado con la cultura china.
La figura del bambú en la pintura tradicional china también empezó con la dinastía Tang. Tanto al emperador Xuanzong (玄宗, 685-762), como a los pintores Wang Wei y Wu Daozi, les gustaba pintar el bambú. Su Shi desarrolló los métodos para pintar el bambú con tinta china. Posteriormente, durante las dinastías Yuan, Ming y Qing aparecieron muchos grandes pintores especializados en el bambú, dentro de los cuales, destacan Wen Keqing y Zheng Banqiao.
El crisantemo es una de las flores favoritas para los chinos, los cuales la cultivan desde hace más de tres mil años. Desde la dinastía Song se sigue celebrando en China una fiesta dedicada a esta flor y a su contemplación. En 1688, unos comerciantes holandeses se llevaron desde China las semillas de crisantemo a su país. En 1689, Jacob Brayne, un escritor holandés, escribió una obra titulada La gran flor famosa del Oriente – el crisantemo. A mediados del siglo XVIII, Louis de Francia llevó una especie de crisantemo a su país. En el siglo XIX, el botánico británico Fortune introdujo especies de crisantemo desde China y Japón sucesivamente para cultivar diversas variedades de crisantemo británico a través de cruces.
El crisantemo es elegante y noble, gracioso y de color brillante. Siempre ha sido considerado como el símbolo de la gran pureza y la elegancia. También es el preferido de famosos y ermitaños. El famoso poeta de inspiración taoísta llamado Tao Yuanming (陶渊明, 372- 427) escribió en una ocasión: Al recoger crisantemos bajo setos orientales, se puede contemplar la montaña sureña relajadamente.
El crisantemo es una de las flores favoritas para los chinos, los cuales la cultivan desde hace más de tres mil años. Desde la dinastía Song se sigue celebrando en China una fiesta dedicada a esta flor y a su contemplación.
La imagen del crisantemo en la pintura tradicional china apareció un poco más tarde. Xu Xi y Huang Quan de las Cinco Dinastías (907-960) dedicaron su obra exclusivamente a esta flor, aunque durante la dinastía Song pocos fueron los que la pintaron. En la dinastía Ming, surgieron muchos grandes maestros que pintaron el crisantemo, tales como Shen Zhou, Tang Yin, Chen Chun, etc., así, El cuadro del crisantemo y la piedra, una obra pintada por Chen Chun, se conserva en el Museo de la Capital, en Beijing. En la dinastía Qing también había muchos célebres pintores del crisantemo, dentro de los cuales destaca sobremanera el maestro Wu Chanshuo. Además, otros pintores modernos, tales como Qi Baishi, He Xiangning o Pan Tianshou, han dejado también muchos cuadros dedicados al crisantemo.
Nota:
- Los jiǎgŭwén (甲骨文) son inscripciones realizadas sobre huesos o caparazones de tortuga que datan de la dinastía Shang (1700-1100 a.C.).
- Los jīnwén (金文) son inscripciones realizadas en antiguas vasijas de bronce.
- El bǐ (笔) es un utensilio que sirve para escribir o pintar, una pluma o un pincel.