La Cueva de los Sutras de Dunhuang es una caverna escondida en la decimoséptima cueva de las Grutas de Mogao, fue descubierta en 1900 por un sacerdote taoísta. Un tesoro cultural y artístico oculto durante 800 años.
Reportaje de
Wang Wen
王文
Dunhuang, una puerta hacia China
Después de que Zhang Qian (张骞) explorara la Ruta de la Seda (丝绸之路, Sīchóuzhīlù), la apertura de la China antigua hacia el exterior se concentró en el oeste del país, y Dunhuang (敦煌, Dūnhuáng) se convirtió en la puerta que unía esa zona con la parte continental de China.
La cultura china se difundía hacia el oeste a través del corredor de Hexi (河西) –una vía de miles de kilómetros–, mientras que las grandes civilizaciones occidentales como la cultura egipcia, la griega, la hindú y las del Asia Occidental entraron en China a través de la Ruta de la Seda.
Las culturas occidentales y orientales confluyeron en Dunhuang. Además, por su situación geográfica y las condiciones climáticas, Dunhuang se convirtió en una especie de valioso oasis y una perla eterna en el desierto del Gobi (戈壁, Gēbì): una tierra sagrada donde las diferentes culturas se han integrado armoniosamente y lo que ha fijado en su memoria muchas leyendas misteriosas.
Las Grutas de Mogao, un tesoro de incalculable valor
Las Grutas de Mogao, también conocidas como las “Cuevas de los mil Budas” (千佛洞), están situadas al este del monte Mingsha (鸣沙山), a 25 kilómetros al sudeste de la ciudad de Dunhuang. Es un depósito tridimensional de tesoros de arquitectura, de escultura y de murales. Las Grutas de Mogao, consideradas el “Museo del Louvre oriental”, se concibieron en el año 366 d.C. En la actualidad, se conservan 735 cuevas, 45.000 m2 de murales y más de 2.000 esculturas multicolor.
El origen de la Cueva de los Sutras sigue siendo un misterio hoy en día. Se dice que alrededor del siglo XI, para evitar la destrucción de los tesoros budistas durante las guerras, los monjes de Mogao guardaron y escondieron todos los documentos, expedientes, sutras y cuadros de budas en esta cueva.
Posteriormente, algunos de estos monjes se refugiaron en diferentes lugares y otros murieron, lo que causó que esta cueva repleta de tesoros permaneciera “dormida” durante 800 años.
Entre los siglos V y XI más de 50.000 documentos se guardaron en las Grutas de Mogao, de los cuales unos 30.000 eran sutras budistas. La mayoría de ellos son manuscritos entre los que se pueden hallar incluso algunos ejemplares únicos. Además de documentos en chino, los hay en otros idiomas, como tibetano antiguo, khotan, sánscrito, uighur, sogdiano, turco o hebreo, entre otros. Se cuentan también más de un millar de cuadros y bordados.
Algunos de los manuscritos budistas encontrados en esta famosa cueva de Dunhuang no están incluidos en “Tripitaka” (大藏经, Dàzàngjīng) (2); mientras que otros incluso no se pueden encontrar ni en la India. Algunas obras maestras desaparecidas durante muchos años fueron descubiertas por primera vez en este sitio. Aquí se ha encontrado:
- La versión recién revisada de la medicina china, que se considera la primera farmacopea
- La metodología de la acupuntura tibetana, el libro más antiguo sobre la acupuntura
- Recetas para teñir el pelo y el bigote
- Recetas para el tratamiento de enfermedades cardíacas
- Jin Zou Yuan Zhuang, el periódico más antiguo
- El Buda Sakyamuni
- Causas y condiciones, el primer libreto de drama en chino
- La enciclopedia de la escritura Dunhuang, la primera instrucción de redacciones oficiales
- El calendario Dunhuang, el primer calendario semanal que llegó a Asia Occidental
- Las primeras muestras de yínglián (楹联, pareados que se cuelgan en los pilares de una sala)
La pérdida de las reliquias culturales
Las Grutas de Mogao fueron descubiertas en un momento histórico poco apropiado. Wang Yuanlu, el primero en encontrar las reliquias culturales, y los funcionarios locales allí presentes, no supieron reconocer su considerable valor histórico y académico. Además, en aquella época –a finales de la dinastía Qing (清 1644-1911)–, China se vio inmersa en diferentes conflictos dentro y fuera de sus fronteras y, como consecuencia, el gobierno desatendió los asuntos culturales.
Sin embargo, al enterarse del hallazgo los arqueólogos y exploradores acudieron sucesivamente a Dunhuang. Entre estos destacan Aurel Stein, arqueólogo británico de origen húngaro y el sinólogo francés Paul Pelliot, quienes con la finalidad de investigar trasladaron muchos documentos de gran valor a sus países, y terminaron depositándose posteriormente en el Museo Británico, la Biblioteca Británica, la Biblioteca Nacional de Francia y en el Museo Guimet. Entre estas reliquias se hallaba por ejemplo la versión original del clásico budista El Sutra del Diamante (金刚经, Jīn gāng jīng), el primer libro impreso que se conoce con fecha concreta.
El equipo de Pelliot trazó por primera vez el mapa cartográfico de las Grutas de Mogao; enumeró las cuevas; registró todas las transcripciones de los murales; tomó gran cantidad de fotos y describió la estructura de las grutas y sus decoraciones internas. Todo esto sentó las bases para el estudio de una nueva disciplina dedicada en exclusiva a estas cuevas.
Un grupo de académicos chinos
En mayo de 1909, Pelliot visitó a Duan Fang (端方), un sabio funcionario de alto rango de la dinastía Qing en Nanjing. Pelliot le enseñó a Duan algunos documentos de Dunhuang. Duan Fang se percató enseguida de que esos documentos estaban relacionados con importantes sucesos históricos y culturales de China, y decidió llevárselos a Pelliot en Beijing. El sinólogo llegó a la capital en agosto y el 4 de septiembre celebró una rueda de prensa y una exposición de reliquias de Dunhuang en el Hotel Liuguo (actual Hotel Huafeng).
Durante su estancia, Pelliot se reunió con los mejores estudiosos de China, como Luo Zhenyu (罗振玉), Wang Guowei (王国维) y Ye Gongchuo (叶恭绰), para investigar los documentos de Dunhuang. Muy pronto, Pelliot se convirtió en el huésped más distinguido dentro del círculo académico de Beijing. Cuando China aun sufría una carencia de conciencia cultural, un grupo de eruditos se dedicaba de manera espontánea a copiar, restaurar y analizar todos estos materiales culturales.
Tras leer los documentos de Dunhuang, Luo Zhenyu publicó un artículo titulado Los documentos de las cavernas de Dunhuang y su descubrimento, donde presentó los tesoros de Dunhuang y el proceso de su descubrimiento en primicia al pueblo chino.
A través de los llamamientos de expertos como Luo Zhenyu, el gobierno Qing ordenó que guardaran los 8.000 manuscritos de sutras de la caverna de Dunhuang en la Biblioteca Nacional de Beiping (la actual Biblioteca Nacional de China). Al regresar a Francia, y ante las peticiones de los eruditos chinos, Pelliot envió una gran cantidad de fotografías de los documentos de Dunhuang.
Luo Zhenyu fue el primer chino que viajó al extranjero para recopilar documentos de Dunhuang. En 1914, en su visita a Japón para asistir a una exposición cultural, se reunió con Zuicho Tachibana y consiguió el catálogo de los documentos que habían sido llevados a Japón, así como otros datos relacionados.
Entre 1920 y 1949, atravesando miles de kilómetros, muchos intelectuales chinos fueron a lugares como París y Londres para acceder a los museos y las bibliotecas locales y así tomar prestados, copiar y fotografiar los documentos allí coleccionados.
Entre los intelectuales más famosos se encontraban Liu Bannong (刘半农), Hu Shi (胡适), Wang Chongmin (王重民), Jiang Liangfu (姜亮夫), Xiang Da (向达), entre otros. Yuan Tongli (袁同礼), director de la Biblioteca Nacional de Beiping en aquel entonces, envió a Wang Chongmin y Xiang Da a Gran Bretaña y Francia para elaborar catálogos, redactar extractos, tomar fotos y planificar publicaciones sobre los documentos de Dunhuang.
De esta manera consiguieron una gran cantidad de materiales y valiosas fotografías. Durante la estancia de Wang Chongmin en París, Pelliot y otros sinólogos le ayudaron e incluso Pelliot le enseñó sus anotaciones privadas sobre la caverna de Dunhuang y le permitió fotografiar dichas anotaciones para llevárselas a China.
Gracias a los esfuerzos conjuntos de muchas generaciones del círculo académico y de sus publicaciones, la mayoría de los documentos de Dunhuang en Inglaterra, Francia y Rusia, entre otros países, llegaron a ser publicados en forma de fotografías y de este modo volvieron a China.
Una disciplina mundial
La colección de reliquias históricas en el extranjero promovió la investigación sobre Dunhuang por expertos tanto occidentales como orientales, incluyendo intelectuales chinos. Por otro lado, Dunhuang fue tomando fama hasta convertirse en los años 30 del siglo XX en una nueva rama de la ciencia mundial: la Dunhuanglogía.
Ésta se convirtió durante un tiempo en foco de investigación para los sinólogos occidentales. Después de su nacimiento como ciencia, la Dunhuanglogía ha pasado por diversas fases: “Dunhuang está en China, la Dunhuanglogía está en el mundo”, “Dunhuang está en China, la Dunhuanglogía está en Japón”, “Dunhuang está en China, la Dunhuanglogía también”. En la escena internacional, se fueron estableciendo institutos con el fin de investigar la Dunhuanglogía en Japón, Francia, EE.UU., Gran Bretaña, Rusia, India, Corea del Sur, etc. Además en países como Hungría, Holanda, Italia, Grecia, Alemania, Dinamarca, Suecia, Noruega, Canadá, Australia, Kazajistán, Singapur y Malasia también hay muchos expertos en esta ciencia.
Más sobre el tema:
(1). Los sutras, como hallados en la Cueva de los Sutras, son escrituras sagradas del budismo, textos basados en los discursos de Buda.
(2). “Tripitaka” (大藏经, Dàzàngjīng) o “Canon Pali”, es la colección de textos antiguos budistas escritos en el idioma pali, que constituyen el cuerpo doctrinal y fundacional del budismo theravada.
Más viajes por China en Revista Instituto Confucio – ConfucioMag:
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 26. Volumen V. Septiembre 2014.