Mei Lanfang en el teatro Tianchan en 1930. Foto: Wikimedia Commons, Public Domain

Mei Lanfang, la voz de la Ópera de Beijing

Mei Lanfang (1894-1961) es, sin duda alguna, la leyenda más internacional y la voz irrepetible de la Ópera de Beijing. Un actor, bailarín y virtuoso que perfeccionó los roles femeninos —interpretados siempre por hombres— hasta ser considerado el maestro de los maestros. Durante sus más de 50 años en el escenario, Mei Lanfang desempeñó cerca de un centenar de personajes, escribió diversas obras originales y diseñó su coreografía y su música, dejando así un legado muy valioso.

Reportaje de
José Vicente Castelló 
何维柯
A lo largo de la historia de la Ópera de Beijing han despuntado diversos intérpretes que han supuesto la representación cumbre de dicho arte escénico. Sin embargo, de entre ellos destaca uno con luz propia: Mei Lanfang, sin duda alguna, la leyenda más internacional y la voz irrepetible de la Ópera de Beijing. 

Mei Lanfang en la portada de un libro sobre su obra editado en 1918, con el artista en su plenitud. Bibilioteca Nacional de China. Foto: Wikimedia Commons, Public Domain.
Mei Lanfang en la portada de un libro sobre su obra editado en 1918, con el artista en su plenitud. Bibilioteca Nacional de China. Foto: Wikimedia commons, dominio público.

El gran artista de la ópera china

Mei Lanfang (Méi Lánfāng o 梅兰芳, nacido en Beijing el 22 de octubre de 1894 de una familia procedente de Taizhou, provincia de Jiangsu, y fallecido en Beijing el 8 de agosto de 1961) está considerado en verdad como el artista de ópera china más famoso en la historia moderna, sobre todo por su perfección en la interpretación de qīngyī (1) dentro del personaje femenino dàn (2). Cualquier alusión a la Ópera de Beijing queda incompleta sin la mención de este actor, bailarín y virtuoso que perfeccionó los roles femeninos —interpretados siempre por hombres— hasta ser considerado el maestro de los maestros.

Además de él otros tres intérpretes han logrado convertirse a lo largo de los siglos en lo que se ha llamado los “Cuatro Grandes Dàn”.  Ellos son: Shang Xiaoyun (尚小云), Cheng Yanqiu (程砚秋) y Xun Huisheng (荀慧生).     

Izquierda, Xun Huisheng en 1900 en Dongguang. Derecha, Shang Xiaoyu en 1917. Fotos: Wikimedia commons, dominio público.
Izquierda, Xun Huisheng en 1900 en Dongguang. Derecha, Shang Xiaoyu en 1917. Fotos: Wikimedia commons, dominio público.
Izquierda, Xun Huisheng en 1900 en Dongguang. Derecha, Shang Xiaoyu en 1917. Fotos: Wikimedia commons, dominio público.
Izquierda, Xun Huisheng en 1900 en Dongguang. Derecha, Shang Xiaoyu en 1917. Fotos: Wikimedia commons, dominio público.

Mei Lanfang, un artista incomparable

Durante su vida encumbró las tradiciones del pasado con sus propias creaciones. Formó un estilo único y estableció la Escuela Artística Mei Lanfang donde se formaron centenares de actores. Fue además el primer artista de su categoría en mostrar al mundo entero la idiosincrasia de la Ópera de Beijing ante audiencias internacionales que se rendían a sus pies.

Su aportación a dicho arte fue tal, que se convirtió en la persona que más ha contribuido en la popularización y mejora de la Ópera de Beijing. La hizo accesible a todo el pueblo independientemente de su origen, estatus social o nivel educativo. Su destreza escénica es reconocida mundialmente como una de las “Tres Mejores Técnicas Artistas Operísticas del Mundo” junto con la rusa Stanislavsky y la alemana Brecht.

Fotos de Mei Lanfang en el libro sobre su obra editado en 1918 conservado en la Bibilioteca Nacional de China. Foto: Wikimedia Commons, Public Domain.
Mei Lanfang en el libro sobre su obra editado en 1918 conservado en la Bibilioteca Nacional de China. Foto: Wikimedia Commons, Public Domain.

Los primeros años

Nacido en el seno de una familia de actores de Ópera de Beijing y Kūnqǔ (3), Mei Lanfang comenzó a estudiar ópera con ocho años, aunque nunca se definió a sí mismo como un estudiante de gran talento, sino más bien como “alguien que alcanzó la perfección gracias a la práctica constante”. Por su parte, su profesor dijo de él que no tenía un gran futuro como actor pues “sus ojos faltos de brillo” carecían de la expresión y el valor que los papeles operísticos necesitaban.

Aún y así, Mei Lanfang, convencido que la práctica le llevaría al triunfo, ejercitaba continuamente todo tipo de movimientos, miradas, gestos, posturas, posición de las manos, de los pies, etc. Se fijaba en los alteraciones naturales de los objetos animados e inanimados, así copiaba el andar de las palomas, el volar de una cometa, el baile de una llama en la hoguera o el desvanecimiento de las nubes del cielo. Gracias a su esfuerzo, consiguió transformar su mirada aburrida en una expresión llena de fuerza, en una ojeada piadosa, en unos ojos sonrientes o en un semblante brillante. Esto hizo que debutara con éxito en el Teatro Guanghe en 1904 con tan sólo diez años.

Detalles del libro de Langfang editado en 1918 y conservado en la Bibilioteca Nacional de China. Foto: Wikimedia Commons, Public Domain.

Los años de madurez

Así, antes de alcanzar los 20 años ya gozaba de una gran fama en Shanghai y Beijing gracias a su capacidad en el canto, en el baile y en la actuación, las tres áreas artísticas de la ópera china. Su bella estampa no era más que el reflejo fiel de su gran sacrificio, de su esfuerzo, disciplina y sufrimiento. Todo ello para aprender a la perfección desde bien joven la complejísima técnica de los papeles femeninos de esta expresión artística china.

Con el tiempo se convirtió en un artista experto en todos los tipos de dàn y, de una forma natural, rompió con la distinción rígida entre qīngyī —la mujer digna y respetada— y huādàn —la joven dama vivaracha y coqueta— fusionando ambos personajes en uno solo y redefiniendo el papel de la mujer en la ópera. Así, qīngyī solía caminar de forma pausada y digna con una mano sobre su estómago y la otra colgando en un lateral y se le requería únicamente que cantara muy bien, mientras que huādàn gesticulaba y ponía expresiones descaradas con su mirada y su rostro efusivamente maquillado. Esto hizo que este personaje obtuviera un lugar reconocido y de prestigio dentro de la tradicional y cerrada ópera china.

Mas de 50 años en el escenario

Durante sus más de 50 años en el escenario, Mei Lanfang desempeñó cerca de un centenar de personajes revolucionando tanto el maquillaje como el vestuario, sistematizando y enriqueciendo los gestos, las expresiones y las poses de los roles femeninos, buscando siempre nuevas técnicas. Además, también escribió diversas obras originales y diseño la coreografía y la música, dejando así un legado muy valioso en la Ópera de Beijing.

En 1930, el gran artista llevó a cabo un exitoso tour por los Estados Unidos. Sus exóticas y exquisitas actuaciones fascinaron tanto al público como a los círculos académicos, reconociendo el valor teatral y cultural de la ópera china. Los críticos de arte norteamericanos encumbraron a Mei Lanfang y lo llenaron de elogios, definiéndolo como “el eslabón perdido entre la cultura oriental y la occidental, entre el pasado y el futuro”.

Mei Lanfang en Beijing, en 1930. Foto: Wikimedia Commons. Public Domain.

La gran gira por la Unión Soviética y sus relaciones epistorales

En 1935 realizó otra gira de mayor éxito si cabe por la Unión Soviética, donde se ganó los mayores elogios de leyendas artísticas de la talla de Konstantin Stanislavsky y Vsévolod Meyerhold. Además, visitó en repetidas ocasiones Japón y diversos países de Europa y de Asia, manteniendo amistad y contacto epistolar con personajes tan importantes como Rabindranath Tagore, Camillo Golgi, Leo Tolstoy, Bernard Shaw, Berthold Brecht, Charles Chaplin, Mary Pickford y Douglas Fairbanks, entre otros, lo que le convirtió en un “embajador de la cultura china”.

La ocupación japonesa y cargos públicos

Durante la ocupación japonesa de China, Mei Lanfang llevó una vida pobre fuera de los escenarios, pues se negó a actuar para el invasor. En 1949 fue nombrado director del Teatro de Ópera de Beijing de China, director del Instituto de Investigación de la Ópera de Beijing y vicepresidente del Círculo de Arte y Literatura de China.

Su edad nunca fue un obstáculo para Mei Lanfang, pues bien cumplidos los 60 seguía actuando e interpretando papeles femeninos de guerreras —daomadàn— y sirvientas. Tras su muerte por problemas cardíacos en 1961, su hijo, Mei Baojiu, se ocupó de reinterpretar los personajes de su padre y mantener viva la Escuela Artística Mei Lanfang, sin duda, la más influyente y reconocida de toda China. Algunos sucesores de renombre salidos de esta academia son Li Shifang, Zhang Junqiu, Yan Huizhu, Du Jinfang y el propio hijo de Mei Lanfang. Los repertorios más famosos de su escuela son La belleza borracha, Adiós a mi concubina —donde siempre interpretaba a la Bella Yu—, La generala Mu toma el control y La hoja del cosmos.

Su legado, en la actualidad

En el año 2000 se filmó un documental sobre su vida titulado Los mundos de Mei Lanfang, y en diciembre de 2008 el afamado director de cine chino, Chen Kaige, filmó un largometraje sobre el irrepetible artista bajo el título Forever Enthralled (en chino: Mei Lanfang) con Leo Lai, Zhang Ziyi, Sun Honglei y Masanobu Ando como protagonistas.

Museo en memoria de Mei Lanfang

El Museo Conmemorativo de Mei Lanfang, con una superficie de 700 metros cuadrados, está situado en un sìhéyuàn (4) (四合院) de la calle Huguosi del distrito Xicheng de Beijing, donde fuera la antigua residencia del propio artista desde 1951 a 1961. Los preparativos para su construcción comenzaron en diciembre de 1983 y fue abierto al público en 1986.

El museo alberga un total de 32.421 objetos de gran valor poseídos o usados por Mei Lanfang, tales como libros, obras, manuscritos, guiones, fotografías, caligrafías, pinturas, partituras, vestidos, tocados, regalos, premios, piezas de cerámica, joyas, etc. Algunas de las obras son originales escritas a mano durante la dinastía Qing (1644-1911) y están completas o por capítulos.

Las secciones del museo

El museo está dividido en tres secciones: la primera, dedicada enteramente al artista, nos muestra su arte, sus enseñanzas y su devoción hacia la Ópera de Beijing; la segunda, recoge las diversas giras realizadas por todo el mundo y exhibe fotografías con personajes relevantes y artistas famosos de otros continentes; y la tercera, es una exposición de cómo era su vivienda cuando Mei Lanfang vivía ahí con su familia.

Notas:

1. Qīngyī o 青衣: criada, sirvienta, dama decente de edad mediana o joven.

2. Dàn o : papel femenino en la Ópera de Beijing.

3. Melodías originarias de Kunshan, provincia de Jiangsu, durante la dinastía Ming (1368-1644) que alcanzaron la categoría de ópera Kunqu.

4. Edificio tradicional de Beijing de una sola planta con patio interior y distribución de las estancias a su alrededor.


Revista Instituto Confucio 8

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 8. Volumen V. Septiembre de 2011

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