El mayor logro del emperador Qin Shi Huang (259- 210 a.C.), fue la creación de un único sistema de escritura y legislativo en su territorio. Le seguiría la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C), que industrializó la producción de la seda. Gracias a ello y a la expansión territorial, la nobleza local se rodeó de lujo y ostentación, lo que fomentó el intercambio de productos artísticos con otras culturas, mientras la riqueza de los ajuares funerarios fue incrementándose por la creencia en la inmortalidad.
Por Albert Ferrer Orts y Estefanía Ferrer del Río, Universitat de València
La supremacía del estado Qin (770-221 a.C.), localizado en la parte más occidental de China y algo aislado por su proximidad al río Amarillo, estaba fundamentada en una organización socio-política de tipo militar ligada al dominio de la tecnología del hierro. Su principal artífice fue el emperador Yingzheng (259- 210 a.C.), quien fundó la dinastía Qin (221 a. C. al 206 a. C) y cambió su nombre por el de Shihuangdi (始皇帝, más conocido posteriormente como Qin Shi Huang, 秦始皇), trasladando la capital a Xianyang (咸阳, actual provincia de Shaanxi) y comenzando el proceso de unificación aplicando un sistema legislativo denominado Legalismo, ideado por el filósofo Han Feizi .
El emperador Qin Shi Huang
Con Qin Shi Huang el reino se dividió en treinta y seis distritos provinciales y, a su vez, las provincias en unidades menores gobernadas por funcionarios civiles, militares, magistrados e inspectores imperiales, obedeciendo a una estructura piramidal en la que se eliminó la servidumbre y el feudalismo.
Sin embargo, su mayor logro fue sin duda la unificación cultural y, sobre todo, la creación de una única escritura merced al impulso del primer ministro Li Si. Hasta ese momento, diferentes estilos de escritura china (gran sello, pequeño sello, estilo de pájaro, etc.) habían imposibilitado el entendimiento por lo que Li Si, partiendo del primero de ellos, conseguirá la simplificación y la racionalización de las formas de los caracteres, la estandarización de las variantes regionales y la difusión del nuevo estilo. Con posterioridad aparecerán los instrumentos para llevarla a cabo, mediante la tinta, el pincel y el papel, precisamente cuando se fijan definitivamente los estilos de escritura.
Iniciador de la Gran Muralla
La profunda reorganización del Estado tuvo como base una economía basada en la agricultura, el comercio y las obras públicas, como la continuación de la Gran Muralla situada en el norte a través de casi cinco mil kilómetros.
Precisamente, la colosal obra de dicho baluarte ocupó alrededor de 300.000 soldados, medio millón de campesinos y un número indeterminado de prisioneros que podían redimir su castigo merced a su trabajo. Como materiales principales empleaban la tierra, la piedra, la madera y las tejas dependiendo de la zona en la que se estaba trabajando, ya que el ladrillo fue utilizado para su reconstrucción mucho más tarde, en tiempos de la dinastía Ming (1368-1644). Su finalidad fue doble: militar y diplomática, y su función principal fue protegerse de la invasión de los pueblos del norte y servir de frontera, aunque en tiempo de las dinastías Tang (618-907), Song (960-1270) y Yuan (1276-1368) fue ineficaz.
Desafortunadamente, las arbitrariedades también tuvieron cabida en el reinado de Qin Shi Huang, quien, obsesionado por conseguir el elixir de la inmortalidad, ordenó una incierta expedición a Japón, además de perseguir duramente la disidencia y la destrucción de libros antiguos.
Tras su muerte se produjeron diversas sublevaciones que acabaron con su reinado a manos del ejército de Liu Bang, fundador de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) a pesar de tener origen campesino. Con todo, dicho emperador es universalmente conocido por su célebre mausoleo, descubierto en 1974 al este de la ciudad de Xi’an (provincia de Shaanxi), en el que se encuentra una reproducción en terracota de su ejército en formación de combate. Artísticamente, el conjunto de figuras (humanas y caballos, principalmente) se encuentra a medio camino entre la escultura y la cerámica, con plena individualización de sus cabezas, manos y corazas en los soldados.
La dinastía Han (206 a.C.-220 d.C)
La llegada de una nueva etapa bajo los Han (汉) supuso para la historiografía china el cenit de una serie de logros que perduraron a lo largo de los siglos subsiguientes. No en balde los chinos se autodenominan gentes de Han, de igual forma que dicho apelativo se aplica a su lengua, aunque bien es cierto que la nomenclatura del país deriva de la dinastía precedente, la Qin (秦).
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Las etapas
La dinastía Han se subdivide en dos etapas: Han Occidental (206-24 a.C.), con capital en la actual Xi’an, y Han Oriental (25 a.C.-220 d.C.), con capital en Louyang (provincia de Henan). Las dos etapas se caracterizan por consolidar la unfiicación territorial y por la aceptación de la idea imperial a través del fundador de la dinastía, Liu Bang, también conocido póstumamente como Gao Di. Los emperadores posteriores, Wen Di, Wu Di, etc., reforzaron su poder al ser considerados “Hijos del Cielo”.
El confucianismo
La acogida del confucianismo, la ampliación de las fronteras, el incremento del intercambio comercial con Occidente a través de la Ruta de la Seda y la transformación del arte contribuyeron a la consolidación cultural de esta dinastía. En este último aspecto, por ejemplo, la actividad artística no se ciñe estrictamente a los ajuares funerarios, sino que destaca por su calidad estética y su aprecio como obras de arte independientemente de su utilidad. Al bronce y la cerámica les acompañan la laca y la seda, diversificándose sus calidades y los repertorios iconográficos.
El bronce, la cerámica y el jade
La posesión de objetos en bronce denotaba poder y prestigio, a la vez que la progresiva pérdida de su valor ritual propició una mayor y más compleja decoración a base de incrustaciones de oro y plata. El uso de la cerámica, a su vez, fue cada vez en aumento, lo que supuso una mayor profusión decorativa y la aplicación de pastas y barnices coloreados semejantes al jade por medio del óxido de hierro. La técnica de la laca, procedente de una resina vegetal, se aplicó a la pintura y a la escultura, proporcionando a sus superficies brillo, suavidad y transparencia inalterables.
La seda y la dinastía Han
Por lo que respecta a la seda, a partir de la dinastía Han se industrializó su producción puesto que su valor era similar al del oro y se aplicó no solo a la vestimenta sino también a la fabricación de instrumentos musicales, el papel, etc. La expansión territorial hizo que la nobleza de índole local se rodeara de lujo y ostentación gracias a la Ruta de la Seda y al intercambio de productos artísticos con otras culturas, de igual modo que la riqueza de los ajuares funerarios fue incrementándose por la creencia en la inmortalidad y la necesidad de dotar las tumbas —en algunos casos mausoleos— de todo aquello necesario para ello.
Arquitectura tradicional
Por lo que respecta a la arquitectura, en China nunca ha sido considerada como arte mayor como sucede en Occidente, pues apenas se conocen nombres de arquitectos, tratados o proyectos. Por lo general, la misma estructura edilicia era utilizada para un palacio, un templo o una vivienda privada, diferenciándose únicamente por su tamaño, la calidad de sus materiales y su decoración.
El módulo o base de sus proporciones era el diàn ( 殿), rectangular o cuadrado, en torno a un patio, los materiales eran ligeros y efímeros, de ahí que no hayan persistido ejemplares anteriores al siglo XV salvo los que se sustituyeron por otros más duraderos (caso de la Ciudad Prohibida de Beijing).
Es tradicional que en la arquitectura china hubiera un vacío entre el techo y el muro, asociado al juego de complementarios lleno/hueco, ying/yang, etc., sus cubiertas eran a dos vertientes y tenían tejas de cerámica que descansaban sobre un entramado de vigas cuadrangulares.
Vestuario y decoración en la dinastía han
A partir del siglo I a.C. se dictaron estrictas normas sobre el vestuario oficial y ritual, y sobre sus materiales, formas, colores y decoración. Aspecto este último en el que se aprecia mejor la apertura al exterior de la civilización china mediante la temática del carácter figurativo, abstracto, geométrico o naturalista cargada de una fuerte simbología espiritual y naturalista, tal como sucede con los demás utensilios realizados en bronce, cerámica o laca.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 16. Volumen I. Enero de 2013.