Shennongjia manteinen una creciente población de monos dorados de nariz chata. Foto: 123RF.

Por la ruta de Shennongjia

La reserva natural de Shennongjia, Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra situada en la frontera oeste de la provincia de Hubei, entre los ríos Yangtsé y Hanshui, y cuenta con una fauna muy rica y variada.  Su particular geografía y entorno lo distinguen con un paisaje singular que todos los años atrae un gran número de turistas.

La reserva de la biosfera de Shennongjia. Foto: 123RF.
La reserva de la biosfera de Shennongjia. Foto: 123RF.

Reportaje de
Yang Huifang 
杨慧芳
La reserva natural de Shennongjia (神农架), situada en la frontera oeste de la provincia de Hubei, es un mágico lugar que encierra numerosos misterios y leyendas sin resolver. Cuenta la leyenda que Shennong (el mítico emperador Yan –uno de los primeros ancestros del pueblo chino–) construyó en este paraje natural sin igual una escalera (, jià) para facilitar la recolecta de plantas medicinales. De ahí el nombre de Shennongjia (literalmente, “la escalera de Shennong”). Este, el único distrito forestal de toda China, se encuentra entre los ríos Yangtsé y Hanshui, y presenta una evidente transición en la vegetación y el clima, con una fauna muy rica y variada. Esta zona que ocupa un área de más de 3.000 km2, es una verde perla que recrea silenciosamente la magnificencia de la región central. Esta reserva ecoturística permite a los visitantes explorar la naturaleza, los misterios y las antigüedades del lugar. En julio del año 2016, Shennongjia fue reconocida como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, con lo que obtuvo un reconocimiento por su valor único.

un velero en el lago Daiju, en Shennongjia. Foto: 123RF.
Un velero en el lago Daiju, en Shennongjia. Foto: 123RF.

El turismo es el pilar que sostiene Shennongjia. Su particular geografía y entorno lo distinguen con un paisaje singular que todos los años atrae un gran número de turistas. Las zonas más visitadas de Shennongjia son el área ecoturística de Tian Yan (天燕) y el parque geológico de Shennongjia.

Shennongjia: mono dorado de nariz chata. Foto: 123Rf.
Shennongjia: mono dorado de nariz chata. Foto: 123Rf.

Un clima cambiante

Antiguamente se creía que los inmortales practicaban el taoísmo en los lugares sombríos con nubes, montañas y niebla. Este es uno de esos parajes. Incluso en días soleados, la cima del monte Shennong suele estar cubierta por la niebla. Si unos días antes de visitarlo ha llovido, todo el bosque estará sumergido en la bruma y esto le otorgará un aire de montaña de los inmortales. Sin embargo, al mismo tiempo, esta bruma impide penetrar con la mirada en el magnífico paisaje natural de las montañas. Para atravesar el bosque es necesario prepararse bien. Shennongjia goza de un clima frío y con muchas precipitaciones, con un microclima muy distintivo. A menudo se puede ver el sol y la lluvia en un mismo día. Su clima cambia muy rápido, de ahí el dicho “junio con nieve y octubre con escarcha, cuatro estaciones en un día”.

Shennongjia: la pantera nebulosa es el felino ungulado endémico del parque.
Shennongjia: la pantera nebulosa es el felino ungulado que caza en el parque.

Tierra sagrada

Al entrar por la puerta sur de la reserva natural se llega al altar de Shennong. Lo primero que se observa es una gran estatua con la cabeza de un toro y un cuerpo humano. Este es Shennong: el misterioso estudioso de las plantas medicinales y creador de la agricultura en la mitología china. Su figura es recordada por méritos tales como haber enseñado al pueblo chino las técnicas de la agricultura o por haber probado él mismo todo tipo de plantas para poder encontrar cura a diferentes enfermedades. En la antigua China solo las personas que eran veneradas por generaciones posteriores podían servir como imágenes para los tótems de las tribus (los cuernos de toro eran el tótem de las antiguas tribus agrícolas).

Shennongjia mantinene una importante pobalción de osos negros. Foto: 123RF.
Shennongjia mantinene una importante pobalción de osos negros. Foto: 123RF.

Hoy en día, este se ha convertido en un lugar de peregrinación para chinos llegados de todos los rincones del mundo, que se acercan hasta aquí para rendir homenaje a la figura de Shennong. Tras subir 343 escalones, se puede admirar de cerca el gran tótem de Shennong (en el lugar donde antiguamente se realizaban sacrificios para el emperador), detrás del cual hay dos relieves en los que se relata su vida en imágenes.

Shennongjia: la inscripción en la pared significa «cueva del Yeren». Pinyin: Ye Ren Dong, textualmente «cueva del hombre salvaje». Foto: Wikipedia.
Shennongjia: la inscripción en la pared significa «cueva del Yeren». Pinyin: Ye Ren Dong, textualmente «cueva del hombre salvaje». Foto: Wikipedia.

Tras las huellas de los Yeren

Los míticos Yeren (野人, literalmente “hombre salvaje”) despiertan la curiosidad de numerosos turistas que se preguntan qué tipo de criatura son esos “hombres de las nieves” o “pies grandes”. En la antigua China existían miles de leyendas sobre estas extrañas criaturas, cuya misteriosa belleza ejercía un gran poder de atracción para las personas. A lo largo y ancho del mundo hay muchas leyendas sobre “hombres salvajes” que han alimentado sin descanso la imaginación de diversos pueblos, dando lugar a diferentes creaciones artísticas. 

Shennongjia: cueva carstica de Shenlong
Shennongjia: cueva carstica de Shenlong

La espectacular cueva kárstica Shenlong

Situados bajo tierra, los parajes de cuevas kársticas con estalactitas despiertan el interés por la naturaleza de una gran cantidad de visitantes. La cueva subterránea Shenlong (神龙洞), de varias alturas, se extiende de norte a sur, su interior es estrecho en la parte superior y ancho en la inferior. Cada una de sus alturas ofrece un paisaje kárstico diferente, con múltiples facetas y formas exquisitas. En su conjunto recuerda al legendario palacio de cristal del rey Dragón, y por eso recibe el nombre de cueva Shenlong (“cueva del dios dragón”). Fuera de la gruta, la montaña presenta un terreno irregular, con altos árboles antiguos y rocas extraordinarias a ambos lados del camino. Por ello, se dice que aquí el paisaje cambia con cada paso que se da. 


Instituto Confucio 38

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 38. Volumen V. Septiembre de 2016.

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