En el año 627 d.C, el monje budista Xuanzang salió hacia la India desde Henan (China), para estudiar el budismo y conseguir sus votos. Un viaje legendario de unos 25.000 kilómetros de ida y vuelta a través de un pequeño trozo de una de las ramificaciones de la Ruta de la Seda.
Reportaje de
Wang Wen
王文
Para caminar esta larga ruta de unos 25.000 kilómetros de ida y vuelta, un pequeño trozo de una de las ramificaciones de la Ruta de la Seda, tardó varios años. La Ruta de la Seda fue establecida durante la dinastía Han Occidental (206 a. C. – 24 d.C.) por el enviado imperial Zhang Qian (hacia 164-114 a.C.), encomendado para visitar los países extranjeros situados hacia el oeste de China.
El origen del término «Ruta de la Seda»
Esta red terrestre comercial se originaba en la ciudad de Chang’an, y pasaba por las provincias de Gansu y Xinjiang antes de adentrarse en Asia Central, para finalizar en el Mediterráneo. Teniendo en cuenta el prestigio y la influencia que obtuvo la seda china entre los productos que se comercializaban en el mundo occidental a través de este trayecto, el geógrafo y geólogo alemán, Ferdinand Freiherr von Richthofen (1833-1905), definió esta conexión comercial por primera vez con el nombre de “Ruta de la Seda” en su publicación China del año 1877. A partir de este momento empezó a popularizarse este término dentro y fuera de China.
El monje budista Xuanzang
El maestro Xuanzang, Chen Wei antes de convertirse al budismo, nació en Yanshi (provincia de Henan) en el seno de una familia humilde debido a la muerte de sus padres. A los trece años fue ordenado monje budista. La plena dedicación al estudio del budismo, junto con las peregrinaciones y visitas a otros maestros que realizó a lo largo y ancho del país enriquecieron su conocimiento sobre esa religión.
A la espera del permiso
La gran cantidad de contradicciones y discrepancias que encontró en las diferentes variedades del budismo, más la persuasión de un bonzo hindú con quien se cruzó en Chang’an, le animaron a viajar hasta la India para estudiar las fuentes originales de esa creencia. Sin embargo, según la legislación de la dinastía Tang, cualquier ciudadano chino que deseara salir del país tenía que solicitar a las autoridades un permiso especial llamado guòsuǒ (过所), que en realidad servía como pasaporte de hoy en día, y que durante los primeros años del reino del emperador Taizong no era nada fácil conseguir.
Xuanzang comienza clandestinamente su viaje
Así, Xuanzang se pasó varios años esperando este documento, con lo que, al final, se vio obligado a tomar la decisión de arriesgarse a atravesar la frontera clandestinamente. Cuando llegó a Dunhuang (provincia de Gansu) se enteró de que había una orden de búsqueda y arresto a su nombre, lo que le obligó a esconderse de día y viajar de noche. Al final, consiguió atravesar la Puerta Yumen de la ciudad Guazhou, último puesto fronterizo del imperio chino y se adentró solo en el desierto del Gobi, una zona poco frecuentada por el hombre.
La Ruta de la Seda, llena de peligros
Durante los primeros años tras la fundación de la dinastía Tang, y debido a las guerras sucesivas en la última década de la dinastía Sui (581-618), la Ruta de la Seda presentaba un aspecto desierto y solitario por donde apenas pasaba gente, acrecentado por el hecho que en la zona oeste de la vía había muchos ladrones y asaltadores.
Se trataba de un camino repleto de peligros y contratiempos, donde los desiertos, las montañas nevadas o las inclemencias del tiempo formaban obstáculos naturales. Xuanzang se perdió varias veces en el desierto y llegó a estar hasta cinco días sin beber ni una gota de agua, lo que le llevó al borde de la muerte.
El monje budista Xuanzang llega a la India a través de Turfán
Cual milagro obrado por el buda Gautama, Xuanzang logró llegar hasta lo que hoy se conoce como Turfán (actual provincia de Xinjiang), donde el rey de un pequeño país llamado Gaochang cambió la vida del monje budista. El monarca le demostró su hospitalidad y le ofreció quedarse como maestro en su reino. Ni las peticiones, ni los ofrecimientos sirvieron para convencerle y Xuanzang siguió su peregrinación.
Mientras caminaba se fueron añadiendo seguidores, pero muchos de ellos perecieron por el camino nevado. Gracias a la generosa ayuda recibida por el rey del imperio Turkic Khaganate Occidental, que le facilitó además documentos sobre el budismo en Afganistán y Pakistán, al final llegó a la India.
Xuanzang concluyó su peregrinación en el monasterio Nalanda de Magadha (actual Bihar), el templo de mayor prestigio de todo el país con más de 700 años de historia y núcleo cultural. Nalanda no solo albergaba más de diez mil monjes y eruditos budistas especializados en diversas disciplinas, sino también contaba con una rica colección de sutras y tratados sobre medicina, astronomía, geografía y tecnología. Xuanzang vivió cinco años en el monasterio, donde aparte de estudiar e investigar el budismo y sus obras de doctrinas, también aprendió sanscrito y otros dialectos indios.
Monasterio Nalanda de Magadha: fin de viaje
En aquel momento la India estaba compuesta por diversos estados conocidos históricamente como las Cinco Indias. Xuanzang concluyó su peregrinación en el monasterio Nalanda de Magadha (actual Bihar), el templo de mayor prestigio de todo el país con más de 700 años de historia y núcleo cultural.
Nalanda no solo albergaba más de diez mil monjes y eruditos budistas especializados en diversas disciplinas, sino también contaba con una rica colección de sutras y tratados sobre medicina, astronomía, geografía y tecnología.
Xuanzang vivió cinco años en el monasterio, donde aparte de estudiar e investigar el budismo y sus obras de doctrinas, también aprendió sanscrito y otros dialectos indios. Más tarde, recorrió toda la India.
El maestro Jie Xian, el Mahāyāna-samgraha y la ciudad de Kanauj
Cuando el maestro Jie Xian del monasterio Nalanda le invitó a explicar las doctrinas del budismo, tales como el Mahāyāna-samgraha, ganó prestigio, reconocimiento y el respeto de los demás monjes indios. Al mismo tiempo, este hecho le reportó una infinita veneración por parte de diversos maharajás de la India, entre los cuales destacó Harsha de la ciudad de Kanyakubja (actual Kanauj).
Harsha invitó a Xuanzang a dirigir una asamblea religiosa para defender la doctrina de Buda en la capital de Sankassa, a la que acudieron más de seis mil personas entre reyes, oficiales y monjes. A lo largo de este debate que duró 18 días, se ganó el título respetuoso de Dachengtian gracias a sus maravillosas oratorias.
Uno de los 600 ejemplares en sánscrito de la Mahaprajnaparamita Sutra (Gran Sutra de la Sabiduría Perfecta).
El retorno a China tras 18 años
En la primavera del año Zhenguan VII (643), Xuanzang emprendió el camino de retorno a China cargado con 657 textos budistas. Su ruta de regreso recorrió el actual Pakistán, Afganistán, la cordillera del Pamir y la parte sur de la cuenca de Tarim para volver hasta la ciudad de inicio de su peregrinaje.
Dos años después, el 24 de enero del año Zhenguan XIX (25 de febrero de 645), con 657 textos budistas originales, ocho estatuas de Buda y numerosas Sheli (reliquias), Xuanzang por fin regresó a Chang’an, donde le esperaban miles de vecinos para darle la bienvenida y fue recibido por el emperador Taizong. Su ausencia de 18 años supuso toda una peregrinación dura, persistente y devota.
Viaje al Oeste en la Gran Dinastía Tang
A requerimientos del emperador, Xuanzang redactó, con la ayuda de sus discípulos, una novela de cien mil palabras titulada Viaje al Oeste en la Gran Dinastía Tang, donde describe todo lo visto en su viaje. Tras volver a China se dedicó plenamente a la traducción de los textos budistas, entre los cuales destacó la colección de 600 ejemplares llamada Mahaprajnaparamita Sutra (Gran Sutra de la Sabiduría Perfecta), que se extendió también por Japón, Corea y otras zonas del Asia Sudoriental.
El cráneo de Xuanzang en la Gran Pagoda del Ganso Salvaje
Para proteger y ofrendar las estatuas y los sutras que trajo de la India, Xuanzang ayudó en el diseño y la construcción de la famosa Gran Pagoda del Ganso Salvaje de Xi’an, un proyecto que se tardó dos años en llevarse a cabo. La misma pagoda alberga ahora además el cráneo del maestro cual reliquia sagrada.
El 24 de enero del año Zhenguan XIX (25 de febrero de 645), Xuanzang por fin regresó a Chang’an, con 657 textos budistas originales, ocho estatuas de Buda y numerosas Sheli (reliquias). Allí le esperaban miles de vecinos para darle la bienvenida y fue recibido por el emperador Taizong. Su ausencia de 18 años supuso toda una peregrinación dura, persistente y devota.
El primer peregrinaje a la India fue el del monje Faxian
En realidad, más de doscientos años antes existió otro monje budista llamado Faxian (334-420) quien durante la dinastía Jin Oriental (317-420) ya peregrinó por primera vez hasta la India y trajo las obras budistas.
El hecho de que Faxian no sea tan conocido como Xuanzang se debe por un lado al esplendor de la dinastía Tang y por otro a la novela Viaje al Oeste (西游记) escrita por Wu Cheng’en durante la dinastía Ming (1368-1644).
El descubrimiento arqueológico del monasterio de Nalanda
En 1861, el arqueólogo e ingeniero británico, Alexander Cunningham (1814-1893), descubrió unas ruinas budistas ubicadas a 90 kilómetros del sureste de la ciudad india de Patna y las relacionó con el monasterio de Nalanda gracias a la publicación en Europa en 1863 del libro de Xuanzang. Muchos hallazgos arqueológicos en las últimas décadas han tenido que ver también con las descripciones o registros de esa novela.
El legado cultural del monje budista Xuanzang
En marzo de 1907, el explorador y arqueólogo británico-húngaro, Sir Marc Aurel Stein (1862-1943), llegó a la ciudad de Dunhuang (provincia de Gansu), una de las paradas principales en la Ruta de la Seda. Con una simple frase: “Soy seguidor del monje Xuanzang”, se ganó la confianza de Wang Yuanlu (1849-1931), un taoísta encargado de cuidar las cuevas de Mogao (莫高窟) –conjunto de 492 templos con más de mil budas declaradas Patrimonio de la Humanidad–, quien le ayudó a sacar y a quedarse con numerosas antigüedades y objetos valiosos del interior de las grutas.
A finales del siglo XX, Richard Bernstein, crítico literario del diario New York Times, realizó en solitario la misma ruta que el monje Xuanzang y a su regreso publicó un libro titulado Ultimate Journey: Retracing the path of an ancient buddhist monk who crossed Asia in search of enlightenment, que produjo un efecto sensacional en el mundo occidental.
Antes de la dinastía Tang, la India en chino se llamaba Tiānzhú (天竺), hasta que Xuanzang lo corrigió según su nombre original en sanscrito. De hecho, esa denominación –Yìndù o 印度– sigue vigente hoy en día. No obstante el budismo, por diversos motivos, casi ha desaparecido en ese país, lo que hace que la mayoría de los textos budistas se conserven en chino gracias a las traducciones de Xuanzang.
El embajador de la cultura
A partir de la dinastía Han (206 a.C-220 d.C.), el budismo siempre ha sido la cultura extranjera más importante en China y fuente cultural que afecta la vida de los chinos, junto con el confucianismo y el taoísmo durante miles de años.
Los intelectuales indios afirmaron en una ocasión que los conquistadores “acarrean sufrimientos, mientras que los embajadores de cultura se encargan de difundir la paz”, tal y como hizo Xuanzang en su día.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 11. Volumen II. Marzo de 2012