Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Qufu (en chino Qūfù o 曲阜) es famosa por ser la ciudad natal del filósofo Confucio (551-479 a.C). Alberga tres monumentos declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1994.

Artículo de César Rancés

Situada al suroeste de la provincia de Shandong, Qufu (en chino Qūfù o 曲阜) es famosa por ser la ciudad natal del filósofo, pensador y maestro Confucio (en chino Kǒngzǐ o 孔子, 551-479 a.C.). Situada a 160 kilómetros al sur de Jinan, capital de dicha provincia, cuenta actualmente con una población de 60.000  habitantes, de los cuales el veinte por ciento se apellida Kong y son descendientes directos del educador y fundador de la escuela filosófica china más importante, considerada por muchos como una religión.

Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Qufu fue capital del Estado de Lu durante el Periodo Primavera y Otoño (770-403 a.C.) hasta que en el año 249 a.C. fuera anexionado al Estado de Chu. El principal atractivo turístico y cultural de esta ciudad, además de su preservado centro histórico, reside en los tres monumentos declarados como Patrimonio de la Humanidad (1) por la UNESCO en el año 1994: el Templo de Confucio (Kǒng Miào o 孔庙), el Cementerio de Confucio (Kǒng Lín o 孔林) y la Residencia de la Familia Kong (Kǒng Fŭ o 孔府), lugares conocidos popularmente como Sān Kǒng o 三孔.

El Templo de Confucio en Qufu

Se trata sin duda de la atracción turística más importante de Qufu. El Templo de Confucio se construyó dos años después de la muerte del pedagogo chino cuando, siguiendo las órdenes del príncipe de Lu, se consagró como santuario la que fuera su casa de tres habitaciones. El primer monarca en ofrecer sacrificios en su honor fue Gaozu (256-195 a.C.) de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) en el año 205 a.C. y a partir de él la costumbre pasó de emperador en emperador, imitando esta práctica también la familia imperial, altos cargos monárquicos, funcionarios, discípulos y seguidores de las doctrinas de Confucio. Los nuevos emperadores oraban en este templo después de su coronación o cuando triunfaban en alguna batalla.

Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Incendios, cambios y ampliaciones

La residencia original del maestro se eliminó del complejo durante una remodelación que se realizó en el año 611 a.C., mientras que entre 1012 y 1094, durante la dinastía Song (960-1279), el templo se amplió con más salas y pabellones. El fuego y el vandalismo destruyeron el complejo casi en su totalidad en 1214, durante la dinastía Jin (1115-1234) y fue restaurado y ampliado durante la dinastía Yuan (1279-1368). En 1331 se construyó una muralla con cuatro torres para cerrar el templo similar a la del Palacio Imperial de Beijing. Después de que otro incendio lo devastara, el santuario fue nuevamente reconstruido en 1499 durante la dinastía Ming (1368-1644) y ha permanecido hasta nuestros días prácticamente intacto desde entonces convirtiéndose en uno de los monumentos más originales de China.

Pupitres de 1920 dentro del templo. En la pared del fondo, una de las pinturas más famosas que representan al maestro Kong, Confucio. Foto: Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Pupitres de 1920 dentro del templo. En la pared del fondo, una de las pinturas más famosas que representan al maestro Kong, Confucio. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Un gran complejo musealizado para Confucio

El complejo del Templo de Confucio es el segundo más grande de todo el país después de la Ciudad Prohibida de Beijing y tiene una estructura arquitectónica muy similar a ésta. Ocupa un área de 140.000 metros cuadrados y alberga un total de 460 habitaciones ubicadas simétricamente siguiendo un eje central de 1.120 metros de largo de norte a sur que se repite a izquierda y derecha.

Dos dragones labrados en piedra. Foto: Diego Tiriria, Pupitres de 1920 dentro del templo. En la pared del fondo, una de las pinturas más famosas que representan al maestro Kong, Confucio. Foto: Exterior del recinto del Templo de Confucio en Qufu. Foto, Shizhao, Patios interiores del templo de la familia Kong en Qufu. Foto: Diego Tiriria, Relieve en piedra de Confucio en el templo dedicado a su memoria en Qufu. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Dos dragones labrados en piedra. Foto: Diego Titiria, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

La parte principal del templo consiste en nueve patios abiertos. Los tres primeros tienen unas pequeñas puertas en las que nos reciben centenarios pinos y cipreses. La primera de las entradas recibe el nombre de Puerta Lingxing y simboliza la disposición del templo de aceptar a personas de talento y virtud.

Los edificios del centro del complejo son estructuras con tejas amarillas (utilizadas aquí de forma excepcional, pues ese color estaba reservado al uso exclusivo de los emperadores) y paredes pintadas de rojo. Los edificios principales son el Quiosco de las Trece Estelas, el Pabellón Xingtan, el Arco Mutiandi, la Sala Dacheng (de la Gran Perfección), el Salón de los Aposentos, el Salón Shengji (de los Milagros) y el Altar dedicado a la memoria de Qi Guan, la esposa de Confucio.

Sala Dacheng. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Sala Dacheng. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

La Sala Dacheng

De todos ellos, la Sala Dacheng es el centro arquitectónico del complejo y ningún edificio de la ciudad de Qufu puede superar su altura por orden municipal (24,6 metros), para, de este modo, respetar la figura y la memoria de Confucio. Con una superficie de 1.836 metros cuadrados, la estancia está sustentada por 28 imponentes columnas de roca de seis metros de altura por casi un metro de diámetro talladas con dragones. Se trataba del punto principal de las ofrendas en honor a Confucio y justo frente a ella se encuentra el Quiosco de los Albaricoques, construido para conmemorar las enseñanzas del maestro que solía impartir debajo de un albaricoquero. En las habitaciones del complejo se conservan todavía más de 9.000 volúmenes de archivos datados de 1534 hasta 1948, así como un gran cúmulo de reliquias culturales e históricas de gran valor.

El Cementerio de Confucio

El Cementerio de Confucio –también llamado el Bosque de Confucio por sus más de 20.000 árboles centenarios-, situado al norte de la ciudad de Qufu, a unos tres kilómetros del centro, ocupa una extensión de 300 hectáreas y alberga más de dos mil lápidas y tres mil estelas funerarias.

Detalle de templo y cementerio de Confucio. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».
Detalle de templo y cementerio de Confucio. Foto: Yumeto, Wikimedia commons, dominio público para «Qufu Confucian Temple».

Las tumbas más antiguas de este camposanto datan del periodo de la dinastía Zhou (1027-256 a.C.). Las salas, los pabellones, los quioscos y los arcos, así como las lápidas –con inscripciones en memoria de los difuntos-, los mausoleos y las estatuas de piedra –en su mayoría de la dinastía Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911)-, se esconden en lo profundo del bosque entre pinos y cipreses.

En este lugar están enterrados, además del propio Confucio, los miembros de las más de 70 generaciones descendientes del maestro chino, así como otros dignatarios y nobles históricos, habiendo un total de más de cien mil tumbas. Qufu posee el cementerio familiar más antiguo, extenso y mejor conservado del mundo. Los nichos más recientes pertenecen a descendientes de las generaciones 76 a 78.

Tumba de Confucio. Foto: Rolf Müller, Wikimedia commons, dominio público para «Cementerio de Confucio».
Tumba de Confucio. Foto: Rolf Müller, Wikimedia commons, dominio público para «Cementerio de Confucio».

La tumba original erigida en memoria del erudito chino, a orillas del río Sishui, tenía una plataforma de ladrillos para realizar sacrificios y el contorno de un hacha. El sepulcro actual está situado en una colina, en el centro del Bosque de Confucio, y está rodeado de sepulturas de sus descendientes y alumnos, así como de una estela conmemorativa. Cerca de él, se encuentra el Templo Yan, dedicado al estudiante preferido del maestro.

El Cementerio de Confucio (y sus descendientes) posee un valor incalculable para el estudio tanto del desarrollo político, económico, social y cultural de la China feudal, como de la evolución de las costumbres funerarias a lo largo de ese dilatado periodo de tiempo. Pero su valor se extiende también al ámbito de la protección del medio ambiente, pues los más de 20.000 árboles milenarios –cipreses, enebros chinos, pinos, olmos, etc., muchos de ellos procedentes de la dinastía Song (960-1279)- que se yerguen en este bosque son material natural de interés excepcional para el estudio de la evolución del clima y la naturaleza.

Residencia de la familia Kong

La mansión, lugar de residencia de los descendientes de Confucio y situada al este del templo del mismo nombre, comenzó a construirse entre los siglos XI y XIII –y fue reconstruida en multitud de ocasiones, la última en el año 1889-. Sus moradores eran los encargados del mantenimiento tanto del templo como del cementerio del filósofo, sobre todo de las celebraciones religiosas que se llevaban a cabo en ocasiones especiales como en los periodos de siembra y de cosecha, coronaciones, cumpleaños o las que se hacían en honor de los difuntos. Estuvo habitada hasta 1937, cuando su último morador, Kong Decheng –descendiente de la 77 generación-, se trasladó a vivir de Qufu a Chongqing.

Se trataba de una construcción residencial –su tamaño sólo es superado por el de los palacios imperiales de las dinastía Ming y Qing (1368-1911)- para el uso de los aristócratas y los terratenientes feudales. Con una extensión de unos 160.000 metros cuadrados, la residencia de Qufu posee 152 edificios y 463 habitaciones. La estructura de la residencia es la tradicional de las casas chinas: las estancias oficiales en la parte frontal –donde se despachaban asuntos públicos-, y las alcobas y resto de vivienda en la parte trasera. Al final del todo, como si de un secreto se tratara, se encuentra el jardín privado de la mansión.

La arquitectura del recinto en Qufu

La distribución espacial de los edificios –de norte a sur- está realizada de acuerdo con la edad, el género y el rango social de sus habitantes, reflejo fiel del principio del orden jerárquico familiar enseñado por Confucio. Así, el mayor de los descendientes del educador residía en la parte central de los tres edificios principales, mientras que su hermano menor ocupaba la Sala Yiguan, al este.

La espléndida arquitectura y la elegante decoración de las salas, salones, habitaciones y demás estancias llevan el sello inconfundible de los yámen  de la época. En ellos se conservan infinidad de valiosos documentos antiguos, así como accesorios de vestidos, utensilios de uso cotidiano y diversas reliquias culturales históricas.

Confucio vivió, sin embargo, en una casa de tres habitaciones situada en el mismo lugar de Qufu donde se encuentra ahora la residencia familiar oficial hasta su muerte en 479 a.C. Durante más de trescientos años, sus descendientes vivieron en esta pequeña vivienda hasta que poco a poco, y a medida que crecía la riqueza de la familia Kong, se fue ampliando hasta convertirse con el tiempo en lo que conservamos en la actualidad: un museo vivo de gran influencia en la historia milenaria de China. 

Notas:

(1)  Patrimonio de la Humanidad se refiere al título conferido por la UNESCO a sitios específicos del planeta (bien sea bosque, montaña, lago, cueva, desierto, edificación, complejo, monumento o ciudad) que han sido nominados y confirmados para su inclusión en la lista mantenida por el Programa Patrimonio de la Humanidad, cuyo objetivo es catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad. Bajo ciertas condiciones, los sitios mencionados pueden obtener financiación para su conservación del Fondo para la Conservación del Patrimonio de la Humanidad.

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Revista Instituto Confucio 6

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 6. Volumen III. Mayo de 2011.

Mascara de la Ópera de Sichuan en una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».

El cambio de máscaras es una técnica especial escénica de la ópera de Sichuan, que consiste en cambiar múltiples máscaras en muy poco tiempo y sin que el espectador se percate de cómo se hace. Este cambio de máscaras sirve a los personajes para destacar de manera exagerada la alteración de sus pensamientos o sentimientos.

Artículo de Zhu Qihui  
Templo Shaolin de Valencia
朱启辉   西班牙中华武术学院
La ópera de Sichuan es conocida también como la Ópera Chuan (川剧, o chuānjù). Esta clase de ópera es una de las representaciones tradicionales autóctonas más populares en China. La ciudad de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, siempre ha sido la cuna de las obras teatrales. Hay un famoso dicho originado durante la dinastía Tang (618-907) que dice “la ópera Shu reina el mundo escénico”.

Los orígenes de la Ópera de Sichuan

En efecto, durante el reinado del emperador Qianlong (1711-1799) de la dinastía Qing (1644-19111) nació la Ópera de Sichuan. Evolucionó a partir de la de Chedeng y estaba interpretada con el propio dialecto de la zona. También integró las distintas melodías de otras óperas originarias de las provincias de Jiangsu, Jiangxi, Anhui, Hubei, Shanxi o Gansu. Se basó en ellas para formar y consolidar sus propias melodías, entre las que se incluyen el Gaoqiang, Huqin (su nombre viene de un instrumento de cuerda), Kunqiang, Dengxi y Tanxi.

Un sistema artístico propio

Arraigado en un profundo contenido de la vida cotidiana y cultural, la ópera de Sichuan ha desarrollado además de un sistema artístico completo, como la Ópera de Beijing, una serie de acrobacias únicas que la caracteriza, tales como el cambio rápido de máscaras, atravesar aros de fuego o esconder cuchillos, entre otros.

Escupir fuego es uno de los rasgos de la Ópera de Sichuan. Una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».
Escupir fuego es uno de los rasgos de la Ópera de Sichuan. Una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».

El cambio de máscaras

El cambio de máscaras consiste en un acto especial que se aplica en la proyección de personajes, a fin de destacar de manera exagerada y romántica la alteración inmediata y momentánea de sus pensamientos o sentimientos. Es una técnica especial escénica que consiste en cambiar múltiples máscaras en muy poco tiempo y sin que el espectador se percate de cómo se hace.

A pesar de que muchas otras variedades de óperas autóctonas tradicionales chinas han recurrido a esta forma de actuación, las máscaras de la ópera de Sichuan son las más famosas.

Los actores acumulan finas telas de seda frente al rostro para cambiar de máscara rápidamente. En la foto se aprecian los pliegues de las sucesivas capas. Escupir fuego es uno de los rasgos de la Ópera de Sichuan. Una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».
Los actores acumulan finas telas de seda frente al rostro para cambiar de máscara rápidamente. En la foto se aprecian los pliegues de las sucesivas capas. Escupir fuego es uno de los rasgos de la Ópera de Sichuan. Una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».

Evolución desde el maquillaje

Originalmente, se cambiaban el maquillaje detrás del escenario, pero más tarde esto evolucionó, pasando a realizar dicho cambio sobre el escenario. Según las porciones faciales que se alteran, se puede distinguir entre el cambio completo de una máscara totalmente nueva o el cambio parcial. De acuerdo con las veces que se cambia, encontramos actuaciones de tres, cinco o hasta nueve máscaras.

Tres modalidades de cambio de máscaras en la Ópera de Sichuan

En realidad, existen tres modalidades principales en el cambio de las máscaras:

  • revestir la cara
  • soplar la cara
  • quitárselas del todo

Revestir la cara

La primera modalidad se refiere a pintarse un maquillaje especial en una zona determinada de la cara y luego tocar la cara con la mano cuando es necesario para cambiar de colores y generar así un efecto visual específico y llamativo. Si hay que cambiar toda la cara se pintan el maquillaje únicamente sobre la frente o cejas, y si se cambia de nariz para abajo, se pinta solo la frente.

Soplar la cara

La segunda modalidad consiste en que los actores soplan con fuerza los polvos multicolores escondidos estratégicamente para que caigan en la cara, asumiendo así la función de cambio de maquillaje.

Quitárselas del todo

La última modalidad, requiere de un trabajo previo, es decir, del pintado de las máscaras sobre delgados tejidos de seda, para después cortarlas y sujetarlas con un hilo muy fino. Luego hay que juntar las máscaras una tras otra con los hilos de seda escondidos en algún sitio discreto de la ropa. Durante la actuación se quitan sucesivamente las máscaras con rapidez utilizando los hilos escondidos mientras se baila o se practican artes marciales.

Máscaras en una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».
Máscaras en una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».

Esta actuación requiere de un alto nivel de agilidad, pues hay que conseguir movimientos rápidos sin mostrar ningún fallo. En ocasiones, los actores tienen que recurrir a movimientos falsos a fin de, por un lado desviar la atención del público y, por el otro disimular los cambios de las máscaras superpuestas. Para ello la actuación se realiza aprovechando las danzas o las artes marciales.

El hecho de poder cambiar las máscaras a gran velocidad ante los ojos de los espectadores causa, sin duda alguna, una impresión mágica y siempre se consigue un resultado sensacional. Durante una representación completa de la Ópera de Sichuan la actuación del cambio de máscaras siempre se representa en el penúltimo número del programa, lo que supone el momento álgido de la obra. Además, a los actores especializados en esta técnica se les exige un gran nivel en las artes marciales.

Alta especialización de actores

A lo largo de muchos años el secreto sobre el manejo de la técnica para cambiar las máscaras se ha guardado entre los verdaderos herederos de este arte. De hecho, hasta hoy en día el truco se mantiene secreto entre los actores especializados sin que la audiencia consiga aclarar ni descubrir lo esencial de este oficio misterioso. En una palabra, los que están implicados en este mundo jamás dejarían filtrar este secreto, obedeciendo así a la ley de silencio sobre los herederos.

Máscaras en una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».
Máscaras en una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».

Los principales maestros de la Ópera de Sichuan

Existen varias figuras representativas del arte de las máscaras de la Ópera de Sichuan, de los cuales He Hongqing es uno de los más prestigiosos maestros en esta disciplina que nació en el seno de una familia operística de la comarca Shehong de la provincia de Sichuan.

El experto He es uno de los mejores actores chinos pertenecientes a la Academia Provincial de la Ópera de Sichuan. Aparte de haber aplicado diversos elementos innovadores en el diseño de los trajes y las máscaras, el maestro He está especializado en interpretar las máscaras destacando el bello masculino, dándoles de este modo un carácter feroz o positivo, dependiendo del personaje.

Máscaras en una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».
Máscaras en una representación en Chengdu. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «sichuan opera masks».

He Hongqing es capaz además de cambiar hasta doce veces seguidas de máscaras, e incluso mostrar tres máscaras por segundo sin utilizar el abanico para taparse, una técnica original que ha conquistado a los espectadores.

La Ópera de Sichuan fuera de China

La actuación de las máscaras también goza de mucha fama fuera de China, sobre todo desde que en octubre de 1959 la Academia China de Ópera de Sichuan hiciera una gira con la obra La montaña Jin sumergida en el agua por cuatro países europeos. Zhao Shuqin, antiguo vicedirector de dicha institución en su sede de la ciudad de Chong-qing, representó las máscaras durante esos días. Además, otro ilustre actor, Wang Daozheng, también actuó varias veces en Alemania, Holanda, Suiza, Italia, Japón y Singapur. También participó en el rodaje del famoso programa de la Televisión Central de China (CCTV) llamado Panorama artístico y en octubre de 1996 viajó a Hong Kong para dirigir una interpretación de las máscaras, donde el periódico Ta Kung le concedió el título de “El Rey de las Máscaras”.

En 2006 fui invitado a España a impartir varios cursos en diversas academias de artes marciales chinos del país. Aproveché el tiempo libre que tuve en Madrid, Barcelona y Valencia para mostrarles una actuación de las máscaras que aprendí hacía ya algunos años. Esto permitió que el público experimentara un rasgo más de la cultura china y mostrara su admiración por este bello arte.

El establecimiento y desarrollo del Instituto Confucio de la Universitat de València me han brindado la oportunidad de dar cursos de gongfu en esta entidad cultural china, donde también he podido actuar varias veces con el número de las máscaras ante profesores, alumnos y público general.


Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 17. Volumen II. Marzo de 2013.

Fragmento del cuadro "Fragancia», de Hu Yongkai. Tinta sobre papel. 64.5 x 44 cm. Foto: Art Circle.

Hu Yongkai, uno de los mayores exponentes de la pintura china actual, desde hace décadas describe en sus cuadros de corte sencillo, individualista y moderno, elegantes mujeres de la vieja sociedad con un toque expresionista de colores impactantes, mezcla de las técnicas chinas y occidentales.

Reportaje de
José Vicente Castelló 
何维柯
Hu Yongkai nació en Beijing en 1945. Es una de las figuras más prominentes de la pintura moderna china. Goza en la actualidad de una excelente reputación, no ya dentro de China, sino también en todo el mundo gracias a sus peculiares retratos con colores vivos sobre la feminidad. Hu Yongkai crea un nuevo estilo con características propias muy imitado en la actualidad.

Sus pinturas son la síntesis de las técnicas tradicionales chinas y occidentales, y un resumen de la belleza y elegancia de la arquitectura de su país envueltas en una aureola nostálgica y romántica. Con el empleo de colores llamativos, tanto en acrílico como en tinta china, retrata con una visión sorprendentemente contemporánea mujeres de una edad indefinida y animales –gatos, perros y pájaros, principalmente- rodeados de un halo de misterio y sabiduría.

Aseo matinal, de Ho Yongkai. Tinta sobre papel. Foto: Art Circle.
Aseo matinal, de Ho Yongkai. Tinta sobre papel. Foto: Art Circle.

Hu Yongkai, de ningún sitio

Hu Yongkai, quien se define a sí mismo y a su obra afirmando que no es un hombre “ni del norte ni del sur”, por lo que sus pinturas no son “ni del este ni del oeste”, recibió la mayoría de su educación artística en su ciudad natal.

Licenciado por la Academia Central de Bellas Artes de Beijing, de 1964 a 1985 fue director artístico del Estudio de Animación Cinematográfica de Shanghai. A partir de esa fecha, trabajó de lector en la Universidad de Bellas Artes de esa misma ciudad hasta que en 1988 emigró a Hong Kong, donde vivió cuatro años hasta marcharse definitivamente a los Estados Unidos, lugar donde reside actualmente. Eso no le ha impedido continuar visitando China continuamente, donde también gusta mostrar su distintiva obra.

Entre el cubismo y el fovismo

Hu Yongkai ama describir a mujeres de rostros cubistas y contornos fovistas, sobre todo enmarcadas en un contexto arquitectónico que define y limita el paisaje. Damas de la antigua corte china extraídas de novelas clásicas –tipo Sueño en el pabellón rojo- o de leyendas son las figuras principales de las obras de este pintor polifacético.

«Fragancia», de Hu Yongkai. Tinta sobre papel. 64.5 x 44 cm. Foto: Art Circle.
«Fragancia», de Hu Yongkai. Tinta sobre papel. 64.5 x 44 cm. Foto: Art Circle.

Rodeadas de jardines de viejas casas y mansiones con patios interiores, sus féminas, solas o en compañía, evocan un sentido místico y oculto. Las presenta, tanto vestidas como desnudas, observando el paisaje a través de una ventana, relajadas tomando el baño, retocándose el cabello con delicadeza, leyendo tranquilamente un libro, abanicándose lánguidamente o sentadas recatadas en sillas de la dinastía Qing (1644-1911) rodeadas de jaulas con alegres pájaros de vistosos colores.

Influencia del folclore chino

El esplendor de sus trajes tradicionales se yuxtapone con una muestra de paredes enladrilladas descoloridas, caras rurales y templos antiguos, contraste claro entre el presente –la imagen- y el pasado –la arquitectura-.

La influencia de arte folclórico chino es evidente en la densidad de los colores primarios, aunque uno puede descubrir retazos de su técnica en las pinturas de las tumbas del siglo X halladas en las cuevas de Dunhuang, provincia de Gansu, pertenecientes al periodo de las Cinco Dinastías (907-960).

«Tres pinturas» (2), de Ho Yongkai. Tinta y acuarela sobre papel. 24.5 x 24 cm. Foto: Artnet.
«Tres pinturas» (2), de Ho Yongkai. Tinta y acuarela sobre papel. 24.5 x 24 cm. Foto: Artnet.

Un artista diverso de múltiples temas

Tras examinar la tremenda diversidad en la colección artística de Hu Yongkai –la cual varía desde cerámica antigua, pinturas murales de estilo dinastía Tang (618-907), óleos inspirados en las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), hasta obras modernas occidentales influenciadas por Picasso, Van Gogh, Gauguin, Matisse, Modigliani o Paul Klee-, se puede observar con facilidad elementos que racionalmente unen su trabajo con doctrina y sofisticación, a la vez que su estilo personal cambia y madura.

Hu Yongkai mantiene claramente la tradición y autenticidad en su desgana de abandonar su amor y obcecación por la cultura tradicional china. Cuanto más profundiza en su técnica, más fuerte se convierte su expresión y dependencia de la herencia histórica de su país.

La complejidad de formas con las que empaqueta sus sentimientos también se desarrolla paralelamente a su estilo y madurez. Únicamente a través de su fuerte conexión con su propio origen y herencia culturales Hu Yongkai es capaz de extraer lo mejor del entorno y fundirlo en una visión fresca y renovada. Esta combinación es lo que centra la obra de este extraordinario pintor visionario de su tiempo presente y cultura pasada.

Un artista abierto a todas las influencias

Hu Yongkai es un auténtico artista en muchos sentidos. Con sus pinceles y su caballete cargado al hombro camina por las cuevas de Dunhuang, por los milenarios poblados de Jiangman, por las callejuelas de Pingyao, por las aldeas de las minorías étnicas de Yunnan y por los enclaves pesqueros de Nanhai exprimiendo lo mejor de cada escenario.

Durante una visita a los Estados Unidos, participó en una ocasión en un ritual místico de fuego organizado en una montaña sagrada por los propios indios americanos. Su personal espíritu va más allá de la cultura de los nativos americanos, la cual expresa que todo el mundo “debería leer diez mil libros y caminar por diez mil caminos”.

«Tres pinturas» (1), de Ho Yongkai. Tinta y acuarela sobre papel. 24.5 x 24 cm. Foto: Artnet.
«Tres pinturas» (1), de Ho Yongkai. Tinta y acuarela sobre papel. 24.5 x 24 cm. Foto: Artnet.

Tan pronto como abre la boca para comenzar a hablar, uno puede adivinar que se trata de un hombre lleno de cordura y experiencia. Cuando crea arte, se imbuye completamente en la grandiosidad de la obra y nunca se siente cansado durante el lento y meticuloso proceso. Quizá sea su habilidad de trabajar con este método lo que le da fuerza y es precisamente esta fuerza lo que hace que su trabajo alcance cuotas exquisitas y grandiosas.

Durante los últimos quince años, Hu Yongkai ha realizado exposiciones en solitario en ciudades tan importantes como Shanghai, Taipei, Hong Kong, Chicago, Los Ángeles, Tokio, Singapur y Beijing, además, sus obras han recorrido diversas galerías de arte de Alemania, Francia y el Reino Unido. Desde que visitara la isla de Bali (Indonesia) en 1995, adquirió un nuevo punto de vista inspirado en las imágenes que vio allí y que han marcado sus últimos trabajos.

Mujer en la puerta de Ho Yongkai. Tinta sobre papel. 71.5 x 72.5 cm. Foto: Artnet.
Mujer en la puerta de Ho Yongkai. Tinta sobre papel. 71.5 x 72.5 cm. Foto: Artnet.

Sus pinturas continúan recibiendo los mejores halagos en todo el mundo, lo que hace de Hu Yongkai uno de los pintores chinos más prestigiosos y reconocidos internacionalmente. Recientemente completó una serie de obras de grandes dimensiones tituladas Cien relatos de Jin Pin Mei (1), que fueron todo un éxito de crítica y público. 

Nota:

1.   Jin Pin Mei o El ciruelo en el vaso de oro (en chino 金瓶梅 o Jīn Píng Méi) es una novela naturalista china, considerada como la quinta novela clásica después de “Las cuatro novelas clásicas chinas”, compuesta en lengua vernácula (báihuà) a finales de la dinastía Ming (1368-1644). El autor fue Lanling Xiaoxiao Sheng (兰陵笑笑生), «El burlesco erudito de Lanling», un claro seudónimo. Las versiones más tempranas de la novela sólo existen en documentos manuscritos; el primer libro impreso en bloque fue publicado en 1610. La versión más completa de hoy consta de cien capítulos. 


Revista Instituto Confucio 5

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 5. Volumen II. Marzo de 2011.

A la hora de mejorar nuestro vocabulario chino, resulta muy útil aprender palabras compuestas por dos caracteres cuyo significado combinado responde a una lógica. Es el caso de chūshēng (岀生) que independientemente significan “salir” y “parir, crecer” y que, en conjunto, se traduce por “nacer, ver la luz, venir al mundo”.

palabras chinas

Reportaje de
Carlos Planchadell
A través de los cursos que imparte el Instituto Confucio de la Universidad de Valencia y que componen el conjunto de la enseñanza que viene a denominarse Chino Básico en sus cuatro niveles y que coinciden fundamentalmente con el seguimiento de los manuales de enseñanza El Chino de hoy I y El nuevo libro de chino práctico I, se adquiere el conocimiento de aproximadamente unos 750 vocablos, de los cuales un 30 por ciento de ellos corresponden a un solo caracter de pronunciación monosilábica y con significado real independiente (morfemas monosilábicos llenos) (1).

Durante los estudios realizados nos hemos encontrado por un lado con la combinación de dos de esos caracteres monosilábicos que independientemente tienen un significado muy distinto al resultado de su combinación, como es el caso de xíngli (行李), que por separado significan “andar, caminar, viajar” y “ciruelo” respectivamente, mientras que, extrañamente, en conjunto significan “equipaje”. Esta situación obliga al alumno a realizar un esfuerzo de memoria extraordinario, ya que no existe siquiera una plausible regla nemotécnica que se pueda aplicar a la hora de estudiarlo.

Por otro lado, hemos aprendido palabras compuestas también por dos caracteres que responden a una lógica casi aplastante como podría ser el caso de chūshēng (岀生) que independientemente significan “salir” y “parir, crecer” y que, en conjunto, se traduce por “nacer, ver la luz, venir al mundo”.

Es este último caso, el que concretamente más nos interesa a nosotros. Con una pequeña dosis de imaginación y una gran porción de esa lógica que aludíamos, se alcanza a intuir la posible combinación de algunos de esos caracteres monosilábicos estudiados, que sin duda encontraremos hasta en los diccionarios más elementales y que pueden suponer la ampliación hasta límites insospechados del vocabulario conocido, respondiendo a unas reglas muy fáciles de asimilar; sirva como ejemplo báirén (白人), “blanco” y “persona”, que en su conjunto es “hombre de raza blanca”, o dàbàn (大半) “grande, fuerte, general” y “mitad”, que en su conjunto, significa “mayoría, más de la mitad, mayor parte, muy probable, muy posible”. Esto es lo que hemos venido en denominar como “palabras que no sabemos que sabemos”.

Evitamos la combinación de dos caracteres que aun siendo conocidos no respondan a una lógica aplastante, como podría ser bānzi (班子), por separado “grupo, clase, sección, escuadra” y “hijo, niño, persona”, y que se traduce por “conjunto teatral, grupo organizado para cierta misión, equipo”.

Por no complicar el tema a los estudiantes, en principio solo trataremos la unión de dos caracteres conocidos, cuya combinación sea del todo lógica y por tanto asimilable, sin que suponga gran esfuerzo su memorización. Aunque siempre existirá la posibilidad de complicarlo aún más al combinar tres e incluso más caracteres.

De unas cien palabras que hemos podido componer, adjuntamos a continuación una pequeña lista para que sirva como muestra de las enormes posibilidades que presenta esta sugerencia. 

palabras chinas

Nota:

1. Se entiende por “morfema monosilábico” en la escritura china la palabra formada por un solo caracter y por tanto su forma fonética es de una sola sílaba, se refiere a “lleno” porque tiene significado conceptual o real en sí mismo.

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Revista Instituto Confucio 8

pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 8. Volumen V. Septiembre de 2011.
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Grabado de la Gran Muralla China de un libro de 1843. Wikimedia commons, dominio público para «Great Wall in art».

La Gran Muralla china es el símbolo más reconocido de China. Recorre más de 7.000 kilómetros desde el mar de Bohai hasta más allá del desierto del Gobi, abarcando en total siete provincias chinas de Este a Oeste. UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987.

Reportaje de
José Vicente Castelló 
何维柯
Nadie se queda indiferente ante la imponente visión de la Gran Muralla china, desde los que la presencian en vivo en cualquiera de los puntos visitables, hasta los que la contemplan en fotografías y postales soñadas con el deseo de verla algún día. Los hay que se conformarían con poder poner sus pies sobre ella una vez en su vida, como si de una peregrinación se tratara, y los hay que una vez la contemplan, repiten y escalan hasta la más alta de las atalayas. Sea como fuere, amarla no es difícil.

El Paso Shanhai de la Gran Muralla China. Foto: Wikimedia commons, dominio públco.
El Paso Shanhai de la Gran Muralla China. Foto: Wikimedia commons, dominio públco.

7.000 km y siete provincias chinas

La Gran Muralla (en chino wànlǐ chángchéng o 万里长城) serpentea de forma interrumpida entre montañas y valles cual ciempiés a través de más de 7.000 kilómetros desde el mar de Bohai –donde nace literalmente en el Paso Shanhai situado en la playa de la ciudad de Qinhuangdao, provincia de Hebei-, hasta más allá del desierto del Gobi —concretamente en el Paso Jiayu, provincia de Gansu—, abarcando en total siete provincias de este a oeste.

Al contrario de lo que muchos pudieran pensar, no es visible desde la luna.

El emperador Quin Shihuang

Su construcción duró más de dos mil años, empleó a decenas de millones de obreros y comenzó a ser como hoy la conocemos en el 220 a.C. bajo la idea original del emperador Qin Shihuang. Diferentes secciones de fortificaciones ya existentes en dinastías anteriores, pero desperdigadas por la geografía, se fueron juntando progresivamente formando un sistema defensivo unificado para parar las hordas invasoras procedentes del norte –principalmente mongoles-. De hecho, su nombre wànlǐ (de los diez mil li (1)) surgió en ese momento.

El extremo occidental de la Gran Muralla de China en la provincia de Gansu. Es la parte más antigua, con la técnica de construcción de tierra apisonada. Desierto Taklamagan la zona de desierto de Gobi. Foto: 123RF
El extremo occidental de la Gran Muralla de China en la provincia de Gansu. Es la parte más antigua, con la técnica de construcción de tierra apisonada. Desierto Taklamagan la zona de desierto de Gobi. Foto: 123RF

Se dice que el primer emperador de China reclutó a más de 500.000 obreros para trabajar duro durante diez años y unir las varias secciones ya existentes para convertirlas en una única muralla fortificada.

Dos mil años construyendo hasta la dinastía Ming

La construcción, sin embargo, continuó hasta la dinastía Ming (1368-1644), cuando alcanzó su punto álgido, convirtiéndose la Gran Muralla china en la mayor edificación militar del mundo después de haber sido reparada y alargada durante siglos y es la que actualmente se puede visitar. Su importancia estratégica e histórica puede ser comparada únicamente con su relevancia arquitectónica, aunque, al contrario de lo que muchos pudieran pensar, no es visible desde la luna, hecho que corroboró Yang Liwei, primer astronauta chino, cuando realizó un vuelo espacial tripulado en 2003.

Fortaleza de la Gran Muralla en Jiayuguan, provincia de Gansu. Foto: 123RF.
Fortaleza de la Gran Muralla en Jiayuguan, provincia de Gansu. Foto: 123RF.

La leyenda de Meng Jiang

A pesar de eso, sólo cuando uno la visita comprende el enorme esfuerzo y el alto coste en vidas que tal magnífica construcción supuso para los antiguos chinos. El sufrimiento de los obreros que trabajaron duramente durante los helados inviernos y los calurosos veranos se volvió legendario. De esta hazaña han nacido diversas leyendas y cuentos que todavía siguen vivos en la mente y en la cultura popular del pueblo chino. La más famosa y conocida es La leyenda de Meng Jiang (2), quien se sacrificó por su marido fallecido durante las obras de la Gran Muralla china y cuyos lamentos y sollozos acabaron por derribar una sección de la misma matando a funcionarios y soldados Qin.

Detalle de una de las torres defensivas de la Gran Muralla. Foto: 123RF
Detalle de una de las atalayas de la Gran Muralla. Foto: 123RF

Las mejoras de la dinastía Ming en la Gran Muralla china

Para levantar la Gran Muralla china, se aprovechó la propia orografía del terreno y los terraplenes, hechos de piedras, tierra y madera por las sucesivas dinastías, fueron cubiertos por los constructores Ming con ladrillos fortificados. Además, levantaron troneras y almenas para proteger a los arqueros, ensancharon la muralla para que cupieran cinco caballos uno al lado del otro y añadieron numerosas atalayas a lo largo de la misma, lo que aseguraba que cualquier movimiento de los posibles enemigos fuera advertido rápidamente y comunicado al cuartel general.

La función de las atalayas

De hecho, las atalayas tenían diversas utilidades. Por un lado, podían servir de almacén de víveres, armas o agua, de refugio para las tropas o de establo para los caballos. Y por otro, eran perfectas torres de vigilancia y un método muy eficaz para avisar de la presencia extraña (mediante señales de humo, destellos de luz o sonidos). Así, servían de medio de comunicación rápido, pues en pocos minutos las noticias habían llegado a cientos de kilómetros, lo que resultaba en una expedita respuesta del ejército y un método muy eficaz de defensa del imperio.

Un uso estratégico militar muy limitado

No obstante, la muralla, en realidad, falló en su propósito de rechazar a los invasores por la sencilla razón que medía seis metros de alto, podía ser atravesada por los pasos atacando en ese punto o sus enemigos podían rodearla por otras zonas. Así, a lo largo de la historia fue atravesada en multitud de ocasiones por las tropas mongolas de Gengis Kan (1162-1227) y más tarde por el ejército manchú de las tierras del noreste. De hecho, muchos historiadores cuestionan su uso estratégico militar y piensan que, en realidad, sirvió más como símbolo de poder —triunfo de la voluntad del emperador sobre la naturaleza— y como autoridad suprema para intimidar a los invasores, así como frontera física de China y límite psicológico entre la civilización y el caos.

Muchos tramos originales han sido destruidos o bien por el paso del tiempo, por la naturaleza, el abandono o por los campesinos que durante años han utilizado sus preciados ladrillos y rocas para levantar cercas para delimitar sus propias tierras.

Amanecer en Jinshanling, zona de Beijing, China. Foto: 123RF.
Amanecer en Jinshanling, zona de Beijing, China. Foto: 123RF.

Un mapa estándar de China muestra normalmente la posición exacta y la longitud de la Gran Muralla según la última construcción realizada durante la dinastía Ming (1368-1644) y que perdura hasta nuestros días. Las zonas mejor conservadas y restauradas de la Gran Muralla y que se pueden visitar están en los alrededores de Beijing y Tianjin y en la provincia de Hebei. Esta extensión mide cerca de mil kilómetros de forma discontinua desde el Paso Shanhai hasta Mutianyu. Muchos tramos originales han sido destruidos o bien por el paso del tiempo, por la naturaleza, el abandono o por los campesinos que durante años han utilizado sus preciados ladrillos y rocas para levantar cercas para delimitar sus propias tierras.

Cerca de Beijing las secciones de la Gran Muralla china que se pueden visitar son: Badaling, Juyongguan, Mutianyu, Simatai y Gubeikou. Construidas sobre un terreno muy empinado, son ideales para observar el paisaje que las rodea y admirar los cambios de la muralla durante las cuatro estaciones del año. Badaling, tramo completamente restaurado, está situada a 70 kilómetros de la capital china y se puede visitar en medio día, además de las Tumbas Ming que están muy cercanas. Juyongguan, a tan sólo 60 kilómetros, tiene la estructura de una fortificación militar y es poco visitada. En ella se puede observar una caligrafía escrita a mano por el propio Mao Zedong parafraseando un dicho chino que dice: “Aquél que nunca ha estado en la Gran Muralla no es un auténtico hombre”.

Mutianyu se encuentra a 90 kilómetros de Beijing y presenta las vistas más imponentes de la muralla. Simatai, a 110 kilómetros, es la más salvaje y auténtica y presenta secciones de hasta un 85 por ciento de inclinación, con lo que la convierte en la sección más difícil de subir. Por su parte, Gubeikou es la que está situada más lejos de la ciudad, a 128 kilómetros al noreste de Beijing, y conserva todavía el esplendor del pasado entre montañas escarpadas de 900 metros sobre el nivel del mar.

Mi experiencia en la Gran Muralla china

La primera vez que me quedé boquiabierto ante la Gran Muralla china fue en 1987, después la he visitado en decenas de ocasiones y siempre he admitido ser uno de los extranjeros que más veces ha ido a verla en sus distintas secciones. El motivo no ha sido sólo turístico, sino también profesional, pues durante una época me dediqué a llevar a grupos de españoles de visita a esa zona y todavía lo sigo haciendo, aunque en contadas ocasiones.

Esa primera vez, la Gran Muralla china me pareció algo inmenso, inabarcable, imposible de ser cierto, la obra cumbre de la ingeniería china, una auténtica hazaña. No era capaz de imaginar cómo se construyó ni el esfuerzo que eso supuso. Me parecía una obra arquitectónica única y asombrosa, digna de haber sido realizada únicamente por chinos —en Europa algo así hubiera sido impensable—. Lo que más me llamó la atención era ver cómo perfilaba el borde de las montañas y pasaba de una a otra hasta perderse en el horizonte. Las atalayas me parecían lejanas y los peldaños, cada uno de una altura y anchura distinta, me resultaban difíciles de subir. Había tramos muy empinados, en los que para ascender era necesario agarrarse a una barandilla, aunque lo peor resultó ser la bajada, pues al riesgo de la inclinación se sumaba además el vértigo de la altura. Después de un día en la Gran Muralla uno siente agujetas por todo su cuerpo, quizá también porque siente el peso de la historia en su propio cuerpo.

Lo que más me llamó la atención era ver cómo perfilaba el borde de las montañas y pasaba de una a otra hasta perderse en el horizonte. Las atalayas me parecían lejanas y los peldaños, cada uno de una altura y anchura distinta, me resultaban difíciles de subir. Había tramos muy empinados, en los que para ascender era necesario agarrarse a una barandilla, aunque lo peor resultó ser la bajada, pues al riesgo de la inclinación se sumaba además el vértigo de la altura.

En aquél entonces prácticamente no había extranjeros ni turistas en China, por lo que la mayoría de las personas que visitaban la Gran Muralla, que no eran muchas comparado con los millones que lo hacen hoy en día, eran chinos, gente del interior que quería ver en primera persona la obra colosal de ingeniería más fascinante y enigmática de la tierra y hacerse una fotografía para mostrar en su pueblo natal. También había fotógrafos que retrataba a todos aquéllos que no tenían cámara de fotos y les enviaban las instantáneas a sus casas por correo postal después de haber abonado cierta cantidad.

Acceder hasta el lugar no era nada fácil, no como ahora que todo tipo de transporte te acerca a cualquiera de los puntos visitables, además, si uno no tiene ganas de hacer el esfuerzo de subir hasta la última atalaya, existe también un funicular que te lleva hasta la cumbre e ¡incluso un tobogán gigante para hacer el descenso en cuestión de segundos! Desde allá arriba uno intenta trasladarse en el tiempo e imaginarse cómo fue la vida real durante las diversas dinastías y cómo se desenvolvían en la Gran Muralla china para defenderse de los enemigos. Sin embargo, lo más espectacular sigue siendo la fascinante visión de la Gran Muralla acariciando los lomos de las montañas y desaparecer en el infinito.

Notas:

1. Un lǐ equivale a medio kilómetro, por lo que 10.000 li suponen 5.000 kilómetros, aunque aquí se toma dicha cifra para expresar el sentido de “infinito”.

2. En chino se le llama Mèng Jiāng Nǚ o 孟姜女.

Gansu y el corredor de Hexi


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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 7. Volumen IV. Julio de 2011

La figura de la derecha es la Diosa de la Luna Chang'e. Se la reconoce porque lleva en sus manos una hoja de osmanto u «olivo dulce», un fragante arbusto de flores blancas. Chang'e habita en su palacio celestial junto con el conejo que prepara el elixir de la inmortalidad. Foto: Fragmento de un tapiz del MET de Nueva York que muestra a la Diosa de la Luna, el conejo celestial y sus sirvientes. Wikimedia commons, dominio público para «Chang'e».

El Festival de la Luna o del Medio Otoño (中秋节) se celebra el día 15 del octavo mes del calendario lunar chino. Desde tiempos remotos, existen diferentes mitos y leyendas en torno a la luna dentro de las 56 etnias diferentes que componen el país.

Reportaje de
Mu Xiuwen 
牟秀文
El día 15 del octavo mes del calendario lunar chino coincide con el Festival de la Luna o del Medio Otoño (中秋节). “La luna del Medio Otoño es excepcionalmente brillante” destaca un refrán chino, pues esa noche resalta la luna clara que, acompañada de pocas estrellas, inspira a los seres humanos. De hecho, desde tiempos remotos, existen diferentes mitos y leyendas en torno a la luna.

La leyenda del arquero Hou Yi, la diosa Chang’e y el Conejo de la Luna

Chang’e (嫦娥) es uno de los personajes más famosos de la mitología china. Cuenta la leyenda que, tras robar y tomarse la pócima de la inmortalidad, comenzó a levitar hasta llegar a la luna.

En la antigua mitología china, Chang’e, la diosa de la luna, es una figura central en el Festival del Medio Otoño. La leyenda de Chang’e está vinculada a su esposo, Hou Yi, un arquero legendario, y al Conejo de la Luna, que también juega un papel importante en la historia.

Hou Yi (后羿) disparando a los soles. Ilustración de la obra «Investigación de los Cielos» (天問圖) de Xiao Yuncong (蕭雲從), dinastía Qing. Wikimedia commons, dominio público para Hou Yi.

Hou Yi (后羿) disparando a los soles. Ilustración de la obra «Investigación de los Cielos» (天問圖) de Xiao Yuncong (蕭雲從), dinastía Qing. Wikimedia commons, dominio público para Hou Yi.

El arquero Hou Yi y los diez soles

En la antigüedad, había diez soles en el cielo, y su calor abrasador devastaba la Tierra. Hou Yi (后羿), un arquero extraordinario, fue llamado por el emperador celestial para resolver el problema. Con su arco y flechas, Hou Yi derribó nueve de los diez soles, salvando la humanidad y convirtiéndose en un héroe.

El elixir de la inmortalidad

Como recompensa por su hazaña, Hou Yi recibió un elixir de la inmortalidad del Rey Madre del Oeste (西王母, Xī Wángmǔ). Sin embargo, Hou Yi no quería dejar a su amada esposa, Chang’e, y decidió no beber el elixir inmediatamente. En lugar de eso, guardó la poción en su hogar.

Chang'e, la Diosa de la Luna, en una obra anónima del MET. Wikimedia commons, dominio público para «Chang'e».
Chang’e, la Diosa de la Luna, en una obra anónima del MET. Wikimedia commons, dominio público para «Chang’e».

Un día, mientras Hou Yi estaba fuera, un aprendiz celoso intentó robar el elixir. Para evitar que cayera en malas manos, Chang’e decidió beber la poción ella misma.

Ascenso a la luna

Después de beber el elixir, Chang’e se convirtió en inmortal y ascendió a la luna, donde viviría para siempre. Desde la luna, Chang’e podía observar la Tierra y a su esposo, pero nunca podría regresar.

El Conejo de la Luna (玉兔, Yùtù)

En su soledad, Chang’e fue acompañada por el Conejo de la Luna. Según la leyenda, el conejo era un ser celestial que preparaba el elixir de la inmortalidad en un mortero, con la esperanza de que algún día Chang’e pudiera regresar a la Tierra. El conejo es conocido por su papel de asistente y guardián de Chang’e en la luna, y también está asociado con el simbolismo de la longevidad.

El Amor Eterno de Hou Yi, consagrado en el Festival de la Luna

Aunque separado de Chang’e, Hou Yi la extrañaba profundamente. En las noches de luna llena, se dice que Hou Yi ofrecía ofrendas en su honor, con la esperanza de poder reunirse con ella. Esta tradición ha continuado en el Festival del Medio Otoño, cuando las personas observan la luna llena y recuerdan la leyenda de Chang’e.

Espejo de bronce de la dinastía Tang (618-906) que representa la diosa de la Luna y el conejo de jade haciendo el elixir de la inmortalidad. Honolulu Academy of Arts. wikimedia commons, dominio público para «Chang'e».
Espejo de bronce de la dinastía Tang (618-906) que representa la diosa de la Luna y el conejo de jade haciendo el elixir de la inmortalidad. Honolulu Academy of Arts. wikimedia commons, dominio público para «Chang’e».

La leyenda de Chang’e y Hou Yi simboliza el amor eterno y el sacrificio. Durante el Festival del Medio Otoño, las familias se reúnen para observar la luna llena, simbolizando la reunión familiar y la plenitud. Además, el Conejo de la Luna se ha convertido en un símbolo de inmortalidad y longevidad en la cultura china.

Este mito está profundamente arraigado en la cultura china y se celebra cada año durante el Festival del Medio Otoño.

La Fiesta del Medio Otoño y los pastelillos de la Luna

Artemisa y Endimión, el mito griego del amor lunar

En la mitología griega, la diosa de la Luna, llamada Artemisa (o Diana según la mitología romana), también fue identificada como la diosa helena de la caza por sus técnicas y poderes. Cuenta la leyenda que se enamoró de Endimión –un joven pastor– y que para no suscitar la oposición de otros dioses, ella le escondió en una cueva. Además, para tener una historia de amor eterna, Artemisa hizo que el joven pastor durmiese para siempre. La leyenda del sueño de Endimión ha inspirado a muchos artistas.

Ilustración de la diosa Artemisa aparecida en «Lestampe moderne, nº 10, febrero de 1898. Litografía de la colección del Museo Británico. Wikimedia commons para «Artemisa», dominio público.
Ilustración de la diosa Artemisa aparecida en «Lestampe moderne, nº 10, febrero de 1898. Litografía de la colección del Museo Británico. Wikimedia commons para «Artemisa», dominio público.

La “bendición de la luna” en la etnia dai de Yunnan

Hay que tener en cuenta que China es un país que comprende 56 etnias diferentes, lo que redunda en la proliferación de diferentes leyendas sobre la luna. Por lo que al género se refiere, las divinidades de la luna no siempre son femeninas. Curiosamente, la divinidad lunar de la etnia dai es masculina.

Según la leyenda de ese pueblo, el tercer hijo del Emperador Celestial, Yan Jian (岩尖), se convirtió en la luna. Yan Jian era un joven valiente y fuerte que dirigió a los dai para derrotar al ejército enemigo y así fue se como ganó la confianza y el respeto de su gente. Sin embargo, el joven murió accidentadamente y entonces se convirtió en la luna, para iluminar con su luz cálida y suave a todo el pueblo que se encontraba en la oscuridad.

Arrozales en terrazas en la provincia de Yunnan, China. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «Yunan».
Arrozales en terrazas en la provincia de Yunnan, China. Foto: Wikimedia commons, dominio público para «Yunan».

Cuando llega el día del Festival de la Luna, los chicos jóvenes se van de caza mientras las chicas se acercan a los lagos o riachuelos a pescar. Como un elemento imprescindible del ritual y de la cena, las mujeres mayores se dedican a preparar arroz glutinoso con el que se elaboran diferentes platos.

Antes de la ceremonia, hay que colocar encima de los cuatro cantos de la mesa cuatro pasteles redondos hechos de arroz glutinoso con incienso sobre cada uno de ellos. Cuando asciende la luna al cielo por encima del bosque, encienden el incienso y toda la familia procede a la bendición de la luna.

Más tarde los lanzan al cielo para rendir homenaje y mostrar sus respetos al héroe del pueblo: Yan Jian. La ceremonia acaba con una suculenta cena, en la que la familia se reúne alrededor de la mesa degustando la comida y contemplando la luna.

La tradición de “saltar la luna” de la etnia miao de Guangxi

La noche del Festival del Medio Otoño, la luna ilumina el pueblo de la etnia miao. Los chicos y chicas, tras la reunión familiar, acuden al campo para “saltar la luna” con canciones y bailes.

Cuenta una antigua leyenda de esa etnia que la luna era un chico joven, leal, honesto, diligente y valiente. Había una hermosa muchacha llamada Shui Qing que se enamoró de la luna tras rechazar a 99 pretendientes llegados de 99 lugares distintos. Finalmente, Shui Qing superó todas las pruebas que le puso el Sol y consiguió estar junto con la luna.

Mujeres de la etnia Miao. Wikimedia commons, dominio público para «Etnia Miao».
Mujeres de la etnia miao. Wikimedia commons, dominio público para «etnia miao».

Con el fin de conmemorar este amor puro y feliz, generación tras generación los miao han conservado la tradición de celebrar cada Festival de Medio Otoño con canciones y danzas autóctonas bajo la luna. Esta costumbre conocida como “saltar la luna” también consiste en conseguir un ambiente distendido en el que los jóvenes puedan buscar pareja y manifestar sus sentimientos. Así, pretenden seguir el ejemplo de la luna y Shui Qing para abanderar un amor puro, transparente y eterno. 

La tradición de robar verduras en el festival de la luna de la etnia dong

Durante la noche del Festival de la Luna, la etnia dong lleva a cabo la curiosa tradición de “robar verduras bajo la luna”.

Dicen que las deidades que viven en el palacio de la luna bajan a la tierra para purificar a los seres humanos con agua sagrada. Esa noche la gente comparte y disfruta las verduras y frutas bañadas en esa agua purificada. De hecho, las chicas de la etnia dong eligen intencionadamente las huertas que pertenecen a chicos a quienes quieren conocer para recoger allí frutas y verduras.

 

Antiguo puente de la provincia de Guanxi, contruido por la etnia dong. Wikimedia commons, dominio público para «etnia dong».
Antiguo puente de la provincia de Guanxi, contruido por la etnia dong. Wikimedia commons, dominio público para «etnia dong».

No se trata de un robo real sino más bien de una forma de manifestación amorosa. Además, en la misma huerta ellas dicen en voz alta: “Ya he recogido las verduras y frutas de tu huerta, a cambio puedes venir a mi casa a tomar té”. El “robo de verduras” es solo una excusa para encontrar el amor. De esta manera, el rocío que esparcen las deidades de la luna se asemeja a los hilos rojos del amor que unen a las parejas (en China el dios Yuelao une a las parejas mediante hilos rojos). En esa noche, recoger verduras que compartan el mismo receptáculo simboliza el amor perfecto y feliz. 

La etnia mongol y el Festival de la Luna: “perseguir la luna”

Durante la noche del Festival de la Luna la etnia mongol juega a “perseguir la luna”. Montando a caballo, los jinetes mongoles recorren con nocturnidad la pradera de una punta a otra hasta la madrugada, cuando desaparece la luna.

A pesar de que no se sabe con exactitud la razón por la que esta etnia celebra la “persecución de la luna” en un día tan señalado, se puede asociar a otra leyenda mitológica parecida a una que existe en la etnia han, que habla de un hombre llamado Kua Fu que perseguía al sol. Ambas leyendas podrían estar relacionadas con la idea de aprovechar el momento y de vivir la vida al máximo. 

En efecto, a lo largo y ancho de China, las diferentes etnias ocultan muchas más leyendas que radican en la Luna y que aún no conocemos.  

Vocabulario chino 9: La fiesta del Medio Otoño


Revista Instituto Confucio 32

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 32. Volumen IV. Marzo de 2015.

Pasteles de la luna en la fiesta del medio otoño, con la luna llena al fondo.

La Fiesta del Medio Otoño reúne a las familias para contemplar la luna llena y comer los famosos dulces redondos rellenos llamados pastel de la luna. Se celebra el decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar.

Cajas de pasteles de la luna industriales en un supermercado, preparado para la fiesta del medio otoño. Foto: HAFOL Moratim LUNG, Wikimedia commons, domino público.
Cajas de pasteles de la luna industriales en un supermercado, preparado para la fiesta del medio otoño. Foto: HAFOL Moratim LUNG, Wikimedia commons, domino público.

Reportaje de
José Vicente Castelló 
何维柯
La Fiesta del Medio Otoño (中秋节, Zhōngqiūjié)  coincide con la luna llena central de esta estación y el pastel de la luna simboliza con su forma a nuestro satélite. Los chinos conocen popularmente esta festividad como la “fiesta de la reunión”. Admiran la luna llena de otoño y degustan los famosos dulces redondos llamados yuebing (月饼, yuèbǐng), pasteles de la luna, o pastelillos de luna. Estos dulces están rellenos de pasta de judía roja de soja, semillas de loto con un huevo salado de pato o frutos secos. La redondez de la torta lunar representa la reunión familiar, es decir, la felicidad y la satisfacción completas.

El origen del Festival del Medio Otoño

En la antigüedad, para rogar buenas cosechas a las divinidades celestiales, los soberanos solían interpretar piezas musicales dedicadas a la luna cuando ésta estaba llena el octavo mes. En China existe un dicho popular que dice: al mediar el otoño es cuando más brilla la luna.

La costumbre de comer los pasteles de luna tiene una historia bastante larga y se remonta a la dinastía Zhou (1050-256 a.C.). Tiene su origen en una ceremonia de ofrecimiento de sacrificios a la «reina de la noche”. También en el Período de Primavera y Otoño (770-403 a.C.) encontramos referencias acerca de las celebraciones en honor a la luna.

La primera declaración de un Festival de la Luna surge de un edicto imperial durante la dinastía Tang (618-907). Sin embargo, no existe una indicación histórica precisa acerca de cuándo se inició la tradición de comer los pasteles de luna. Los gobernantes de la dinastía Yuan (1279-1368), para asegurar su dominio y evitar sublevaciones, impusieron la orden imperial de que cada diez familias usara un solo cuchillo en su vida cotidiana. De este modo la gente corriente no poseía armas de metal.

Tradicionales farolillos para la fiesta del medio otoño. foto: 123RF.
Tradicionales farolillos para la fiesta del medio otoño. foto: 123RF.

El origen del pastel de la luna

Estos mongoles, a quienes se les llamaba popularmente como los Dazi, perpetraban toda clase de maldades. Zhu Yuanzhang decidió liderar una insurrección. Él y su consejero Liu Bowen concibieron la idea de que todos los vecinos se regalaran mutuamente pasteles de la luna en vísperas de la Fiesta del Medio Otoño.

Dentro de cada una de las tortas pusieron un mensaje: actuemos el decimoquinto día del octavo mes para matar a los Dazi y acabar con la dinastía Yuan.

El origen de la dinastía Ming

A la media noche, con la cobertura del jolgorio en el Festival del Medio Otoño, los chinose alzaron en armas contra el invasor y lo explusaron más allá de la Gran Muralla. Posteriormente, Zhu Yuanzhang fundó la dinastía Ming (1368-1644). A partir de este momento, la práctica de obsequiar pasteles de la luna entre el pueblo chino se ha mantenido como una costumbre. Se regalan en las víspera de la fiesta.

Una parada de un mercado con pasteles de la lluna artesanos. Foto: Piotrus. Wikimedia commons, dominio público para Mooncake«.
Una parada de un mercado con pasteles de la lluna artesanos. Foto: Piotrus. Wikimedia commons, dominio público para Mooncake«.

El Mito de Hou Yi y Chang’e

Para esta fiesta tan popular, los chinos han inventado muchas leyendas mitológicas. Una de las más conocidas es la que dice que en la luna vive una bella dama, esposa de Hou Yi, personaje mitológico que derribó con sus flechas nueve de los diez soles que existían en su tiempo y que perjudicaban los cultivos.

Para premiar su gran labor, la Reina de la Corte Celestial, le regaló una pócima capaz de hacerlo inmortal. Pero la bella dama, conocida con el nombre de Chang’e, lo probó a sus espaldas volando hasta la luna, donde se quedó para siempre.

Así, la bella dama pasó a ser la dueña del Palacio de Cristal de la Luna donde hay un conejo de color de jade y otros personajes mitológicos que la acompañan y que machacan hierbas medicinales todos los días.

El poeta Su Shi (蘇軾) tal como aparece en la parte frontal de la obra «Poesías del Acantilado Rojo, un trabajo de caligrafía y dibujo de Zhao Mengfu. Wikimedia Commons, dominio público para «Su Shi«.
El poeta Su Shi (蘇軾) tal como aparece en la parte frontal de la obra «Poesías del Acantilado Rojo, un trabajo de caligrafía y dibujo de Zhao Mengfu. Wikimedia Commons, dominio público para «Su Shi«.

Referido a esta leyenda, los populares versos del gran poeta Su Shi (蘇軾 1037-1101) dicen así: ojalá mi ser querido sano y salvo, comparta en este momento conmigo la luna plena, aunque nos separa una distancia de mil li.

Con el transcurso del tiempo se perfecciona y sofistica la elaboración de la torta de la luna. Así, para el relleno se usan ahora diversos ingredientes, tales como pipas, nueces, azúcar, cacao, chocolate, sésamo, queso, jamón, helado, etc. Lo que sí es bien cierto que se ha convertido en un regalo imprescindible entre los chinos cuando visitan a sus familiares y amigos o, incluso, en el trabajo.

Los ingredientes principales y el relleno

Este dulce indispensable para la tradicional ocasión no es difícil de preparar; por lo general se hace de una masa de harina con aceite, agua y sal, se envuelve el relleno, se coloca en un molde y se cocina en el horno, aunque generalmente la gente lo compra en los supermercados envueltos en cajas con adornos y bellas pinturas chinas.

Una de las cosas más sorprendentes que tiene este pastel es la preparación del relleno, ya que cada región y provincia de China tiene sus propias costumbres y tradiciones culinarias para la receta. Además de sus sugestivos rellenos, también cuentan con un llamativo decorado en la tapa compuesto por algún auspicioso carácter chino, tales como felicidad, longevidad, armonía y otros buenos deseos, acompañados por lo general de imágenes florales, conejos u otros dibujos artísticos.

Variedades del pastel de la luna

Existen muchas más versiones del pastel de la luna, ya que cada provincia de China tiene su forma peculiar de prepararlos. Existe el pastel de la luna de Beijing, Suzhou, Cantón, Chaoshan, Ningbo o Yunnan. Incluso, se elabora en el extranjero. En algunas regiones de China la cubierta del pastel es más suave, en otras es más quebradiza, y todas tienen distintas decoraciones.

Tenemos pastel de la luna para todos los gustos y paladares, eso sí, una sola vez al año.

Pastel de la luna de judía dulce 豆沙月饼 / dousha yuebing

Varias pastas de judía son utilizadas como relleno habitual en los pastelillos de la luna, aunque el confeccionado con judía de haba de soja es la más común. Su relleno azucarado se conserva durante mucho más tiempo y con más facilidad.

Pastel de la luna de los cinco frutos secos 五仁月饼 / wuren yuebing

Su relleno consiste de una pasta de cacahuete, nueces, pipas de calabaza, almendras y sésamo aglutinados con jarabe de maltosa.

Pastel de la luna al estilo de Su 苏式月饼 sushi yuebing

Es una receta original de la región de Suhang (es decir, las ciudades de Suzhou y Hangzhou). Este pastel de la luna tiene una capa exterior muy suave y crujiente y es de color blanco con figuras de gran belleza que la decoran.

Pastel de la luna de semilla de loto/ 莲蓉月饼 / lianrong yuebing

Esta deliciosa receta es más utilizada en provincias como Cantón y Hong Kong. Es sabido que la crema de semillas de loto tiene un aroma y un sabor muy exquisito y agradable, y además en esta receta el relleno se complementa con uno o dos huevos de pato salados dentro. Esta receta es una de las más elegidas por el pueblo chino.

Pastel de luna piel de hielo. Foto: 123RF.
Pastel de luna piel de hielo. Foto: 123RF.
Pastel de la luna de hielo / 冰皮月饼 bingpi yuebing

Esta es una especialidad de Hong Kong, y a pesar de que se llama así, en sus ingredientes no tiene hielo, sino que su apariencia es muy blanca y con una textura muy similar al hielo.

Pastel de la luna salado con carne de vaca / 牛肉月饼 niurou yuebing

Rellena de carne vacuna y salsa de soja.

El Festival de la Luna: Mitos y leyendas

Vocabulario chino 9: La fiesta del Medio Otoño


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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 2. Volumen II. Septiembre de 2010.

Vocabulario fiesta de la media luna

La Fiesta de Medio Otoño china se celebra el día 15 del octavo mes en el calendario chino. Conoce las palabras chinas más importantes relacionadas con esta festividad.

Con ilustraciones de Xavier Sepúlveda

La Fiesta del Medio Otoño y la diosa de la luna

  • 嫦娥 (Cháng’é) Chang’e, la diosa de la Luna. Cuenta la leyenda que tomó la pócima de la inmortalidad y empezó a volar hasta llegar a la luna.
  • 中秋节 (Zhōngqiūjié) Fiesta del Medio Otoño
  • 圆月(yuányuè) Luna llena
  • 赏月(shǎngyuè) Contemplar la luna

 

Vocabulario fiesta de la media luna

Vocabulario fiesta de la media luna

La comida y los pasteles

  • 月饼 (yuèbǐng) Pasteles de la luna. Los pasteles se dividen en varias porciones para compartir con la familia, la primera porción se le da a la persona de mayor edad.
  • 八月十五 (Bāyuè shíwǔ) Día 15 del 8º mes del calendario lunar
  • 玉兔 (Yùtù) Conejo de jade. Vive con Chang’e en el palacio de la luna y, desde allí, se encarga de esparcir la pócima de la inmortalidad.
  • En la Fiesta del Medio otoño se comen frutas con formas redondas, porque simbolizan la unión familiar:
    • 西瓜 (xīguā) Sandía
    • 橙子 (chéngzi) Naranjas
    • 葡萄 (pútao) Uvas
    • 柚子(yòuzi) Pomelo chino

Vocabulario fiesta de la media luna

Vocabulario fiesta de la media luna

Más vocabulario chino en ConfucioMag:

Vocabulario 6: El calendario chino


 

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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 44. Volumen V. Septiembre de 2017.

Detalle de la ropa del emperador Qianlong (1736-1796). Museo Grassi, Leipzig, Alemania. Foto: Wikimedia commons. Dominio Público.

Por sus ricos colores y estampados, la seda china antigua desempeñó un importante papel en las solemnidades y ceremonias antiguas y originó también una rica tradición folclórica. La sericultura y el hilado y tejido de la seda tuvo su origen en China hace miles de años.

Reportaje de
Yang Shuobin 
杨朔镔
La seda china está presente en la cultura desde el Neolítico. China fue el primer país en desarrollar la sericultura y el hilado y tejido de la seda. El yacimiento arqueológico de Hemudu (河姆渡) de 7.000 años de antigüedad reveló una talla en forma de gusano de seda. Este yacimiento se encuentra en la ciudad de Yuyao (余姚), provincia de Zhejiang (浙江).

Entre las inscripciones en huesos y caparazones de tortuga descubiertas en las ruinas de Yin (殷墟), capital de la dinastía Shang (, hacia 1600-1046 a.C.), figuran numerosas referencias a los gusanos de seda y el Morus alba o árbol de la morera.

Modelo a escala 1:48 de la villa neolítica de Hemudu. Foto: Wikimedia commons, dominio público.
Modelo a escala 1:48 de la villa neolítica de Hemudu. Foto: Wikimedia commons, dominio público.

Hasta llegar a los años de los Reinos Combatientes (战国时代, 475-221 A.C.) la fabricación de una seda fina y resistente, gasas de seda, brocado, sarga de seda, damasco y otros tipos de telas fue duradero y fructífero.

La llegada del brocado en la fabricación de seda china

En las dinastías Tang y Song (唐宋, 618-907 y 960-1279 respectivamente), el bordado realizado en telar con sedas e hilo de oro, el estampado y teñido de tejidos, alcanzaron madurez. La aparición del brocado representó especialmente un hito en la historia de la artesanía de la seda en China.

Hasta el día de hoy los conocidos como tres grandes brocados del mundo: el de Sichuan (蜀锦, shǔjǐn), el Song (宋锦, sòngjǐn) y el de nube (云锦, yúnjǐn) aún representan su máxima expresión mundial. 

Brocado de seda china de la dinastía Tang. Exhibido en el Museo Provincial de Sichuan. Foto: Wikimedia commons, dominio público.
Brocado de seda china de la dinastía Tang. Exhibido en el Museo Provincial de Sichuan. Foto: Wikimedia commons, dominio público.

La seda china como indicativo de poder

En el Libro de los ritos (礼记) se indica que solo los miembros de la familia real pueden vestirse de seda. Las primeras referencias a esta cuestión en El clásico de la historia (尚书) son las recogidas en las “doce indicaciones”. Esta norma establece los doce tipos de decoraciones y estampados establecidos para el emperador y sus ministros con el fin de mostrar sus rangos y dignidades. Entre ellos, el tocado de seda del emperador incluía los siguientes motivos:

  • el sol
  • la luna,
  • las estrellas y constelaciones
  • montañas
  • el dragón

Había además otros doce tipos de imágenes que se combinaban además en diversos colores, y que correspondían cada uno con la virtud propia del emperador. Esta tradición se transmitió hasta llegar a la dinastía Qing (, 1644-1911) y se convirtió en parte importante de la cultura palaciega.

La costumbre de ofrecer sacrificios a la “deidad del gusano de seda” (蚕神, cánshén) se convirtió igualmente en legado.

Cultura de la seda
Emperador Amarillo. Wikimedia Commons, dominio público.

 

De Huangdi (黄帝), el legendario y ancestral Emperador Amarillo, se dice que “al colgar sus ropas, se imponía el orden en China” (垂衣裳而天下治, Chuí yīshang ér tiānxià zhì). Este dicho ejemplifica cómo, a través del preceptivo código de vestimenta imperial, se creía conferir a la nación con la debida propiedad y ceremonia, al llevar así a cabo el gobierno regular del país.

Leyendas sobre el origen chino de la seda

La principal consorte del Emperador Amarillo (Huangdi, 黄帝, perdido en el Neolítico hace 26 siglos) fue Lei Zu (嫘祖). La tradición la señala como la transmisora de la crianza del gusano de seda al pueblo.

Lei Zu (嫘祖), la madre de los gusanos de seda

Lei Zu (嫘祖) enseño a sus súbditos a devanar la seda de sus capullos y confeccionar prendas con dicho tejido. Lei Zu (嫘祖) ha pasado a las generaciones posteriores como la imagen divina de la “Madre de los gusanos de seda.” La costumbre de oficiar sacrificios en su honor se convirtió en uno de los ritos palaciegos y populares más importantes de la China antigua.

El Emeprador Amarillo y su consorte, la Madre de la Seda.Foto: Wikimedia commons, dominio público.
El Emperador Amarillo y su consorte Ley Zu, la Madre de la Seda.Foto: Wikimedia commons, dominio público.

El altar de la diosa de los gusanos de seda

En la actualidad, en el intacto jardín imperial de la dinastía Qing, correspondiente al rincón noreste del parque Beihai en Beijing, existe todavía el conocido como “Altar a la diosa de los gusanos de seda,” (先蚕坛, Xiāncántán) de paredes rojas y tejas verdes, solemne y majestuoso.

Allí, las consortes imperiales de las dinastías Ming y Qing oficiaron en su día numerosos y solemnes ritos de sacrificio, recogieron morera y criaron gusanos con el fin de bendecir a la nación por una actividad siempre fecunda y próspera.

La leyenda de la “joven con cabeza de caballo” (马头娘, Mǎtóuniáng).

Entre el pueblo, por su parte, se difundió ampliamente la leyenda de la “joven con cabeza de caballo” (马头娘, Mǎtóuniáng). El legendario caballo era de un blanco inmaculado y semejante a la nieve. Sufrió incontables vicisitudes y peligros para ayudar a la joven de los gusanos de seda a encontrar a su querido padre.Éste había sido alistado a la fuerza y el caballo lo rescató del campo de batalla.

El padre de la muchacha mató al caballo para evitar el matrimonio de la bestia con la muchacha. Como resultado, la piel del animal se transformó en una fresca brisa que envolvió a la joven, y surgió así la “deidad del gusano de seda”, caracterizada con cabeza de caballo y cuerpo de gusano.

Historias similares aparecen repetidamente en las obras Testimonios en busca de lo sobrenatural (搜神记), Extensos registros de la era Taiping (太平广记) y en otras antiguas recopilaciones sobre hechos fantásticos.

Capullos de seda. Foto: 123RF.
Capullos de seda. Foto: 123RF.

Seda china y literatura antigua

Es inevitable y muy estrecha la relación entre la seda china y la literatura. La cuestión de la crianza del gusano de seda y el cultivo de la morera como industria se convirtió en tema recurrente para muchos hombres de letras de las sucesivas dinastías.

En el Shijing (诗经), la antología poética más antigua que se conoce, ascienden a un total de 39 los poemas que tratan, entre otras cuestiones relativas a la producción de gusanos de seda, de los diversos tipos de morera, su recolección, la crianza del gusano y los procesos de hilado, devanado y tejido.

Conmueve especialmente la figura de las jóvenes recolectoras de la morera, laboriosas, bellas, inteligentes y honradas. Sus desvelos afectuosos y románticos han quedado ampliamente recogidos en los versos del Shijing y nos permiten, más de tres mil años después, revivir ese sentimiento conmovedor y cargado de una persistente melancolía.

Obras como la Balada de la seda blanca (白丝行) de Du Fu (杜甫, 712-770), gran poeta de la dinastía Tang; Sarga de seda (缭绫) de Bai Juyi (白居易, 772-846), también perteneciente a la dinastía Tang; o la Balada del brocado (织锦曲) de Wang Jian (王建); representaron célebres creaciones de una profunda y larga influencia.

Ropaje del emperador Qianlong (1736-1796). Foto: wikimedia commons, dominio público.
Ropaje del emperador Qianlong (1736-1796). Foto: wikimedia commons, dominio público.

Seda y arte

En el ámbito del arte, las Escenas de la labor campestre y tejido (耕织图) de Lou Shu (楼璹, 1090-1172), magistrado de los primeros años de la dinastía Song del Sur (南宋) cobraron fama como “la pintura en rollo que aportó el testimonio completo más temprano en China sobre el modelo de vida tradicional de la labor del campo para los hombres y el tejido para las mujeres”.

El artista investigó a fondo los campos y sus labores y, aplicando una técnica de dibujo monocromático en tinta, creó detalladas escenas panorámicas que representan un retrato exhaustivo del mundo de los gusanos de seda, las moreras y el tejido de la seda. Una vez concluidas, las pinturas pasaron al palacio de la dinastía Song y gozaron del aprecio y elogios de los sucesivos emperadores, al utilizarse frecuentemente sus motivos en ropas de seda.

La difusión de la cultura de la seda china antigua

Más adelante surgieron todo tipo de copias oficiales y populares que se extendieron por toda China a la historia del arte, la ciencia y la tecnología, la agricultura y la artesanía en expresiones únicas. Con anterioridad a la popularización del papel como medio de expresión, un tipo de seda delgada y resistente, y la sarga de seda, representaron el material de libros y pinturas.

La inmensa mayoría de las pinturas anteriores a la dinastía Song se realizaban sobre seda. Sirva como ejemplo la pintura de Las doncellas imperiales adornando su pelo con flores (簪花仕女图), de la dinastía Tang y cuya popularidad ha llegado a nuestros días, que fue pintada sobre un colorido rollo de seda.

La Ruta de la Seda

A través del comercio de este hilo de tan alto valor, se estableció un intercambio económico amplio, activo y duradero entre China y otros países en la antigüedad. De manera temprana en el siglo V a.C., China ya era conocida en la Grecia clásica con el hermoso nombre de “Seres”, palabra que significa “tierra de la que procede la seda” o “país de producción de la seda”.

Se dice que para acabar con el control persa sobre la Ruta de la Seda, el emperador bizantino Justiniano I (527-565) envió emisarios para que, ocultando las larvas de los gusanos de seda en sus cayados, los trajesen a Roma. No obstante, y según los anales históricos, fue aproximadamente durante el siglo III cuando comenzó a desarrollarse, tanto en Bizancio como en otros países de la Europa occidental, la industria de los gusanos y el tejido de la seda. En la actualidad, la ciudad española de Valencia conserva la Lonja de la Seda, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

Rutas marítimas chinas: mapa con la ruta marítima de la seda resaltada. Fuente: UNESCO.
Rutas marítimas chinas: mapa con la ruta marítima de la seda resaltada. Fuente: UNESCO.

La Ruta Marítima de la Seda

Era un día de julio del año 1405 correspondiente al tercero en el poder del emperador Yongle (永乐). En el estuario del río Yangtsé ondeaban las banderas de más de 240 barcos tripulados por 27.400 hombres. Además de porcelana y té, la carga de estos barcos se componía de seda, un bien estimado por los occidentales como un producto de incomparable valor.

Zheng He

Esta es la descripción de una de las expediciones al oeste del océano Pacífico de Zheng He (郑和, 1371-1433), el famoso almirante y explorador de inicios de la dinastía Ming (, 1368-1644). Fue a partir de este momento cuando se abrió la Ruta Marítima de la Seda, una vía de intercambio de seda china por manufacturas del mundo occidental. Fue el comienzo la era de las grandes navegaciones en la historia de la humanidad.

La Ruta de la Seda: una historia inacabada


Revista Instituto Confucio 33

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 33. Volumen VI. Noviembre de 2015

Mujeres y niños traqbajando en el cultivo de gusanos de seda en China.

Hechos relevantes y una cronología de la historia de la seda china

Reportaje de
Confuciomag
La seda era lujo y poder. Su producción y comercio estaban controlados para ser exclusivos de China. Funcionó durante milenios. El descubrimiento y desarrollo de la seda china se remonta a más de 5,000 años atrás, ligado a leyendas como la de la emperatriz Leizu, quien según la mitología descubrió los gusanos de seda mientras tomaba el té.

La dificultad de producir seda y mantener su calidad, junto con las restricciones sobre su comercio y exportación, crearon un aura de misterio y un valor extremadamente alto en mercados tanto domésticos como internacionales. China mantuvo su monopolio sobre la seda mediante estrictas leyes que prohibían la exportación de huevos de gusanos de seda y la revelación de técnicas de producción.

La hegemonía en el comercio, el resultado del control sobre la seda

Este control también fortalecía su posición mediante rutas comerciales como la Ruta de la Seda, marítima y terrestre. La invención de la brújula, la pólvora y su aplicación a la guerra contribuyeron a mantener la hegemonía en esas rutas.

La invención del brocado (superposición de hilos para producir intrincados dibujos, con aspecto de bordado) data del periodo de los Reinos Combatientes, allá por los siglos V-III antes de Cristo. La prueba del eficaz bloqueco cultural en su manufactura está en que esa técnica no llegó a Persia y Bizancio hasta más de un milenio más tarde. Estos dos imperios alcanzaron también la maestría en este tipo de artesanía a partir del siglo XIII.

Con el tiempo, las técnicas para producir seda se diseminaron a otras partes del mundo, aunque China sigue siendo reconocida por su alta calidad y técnicas tradicionales.

Variaciones artísticas sobre un brocado de Sichuan con un motivo de doble dragón rodeado de parlas. Manufacturado en Sichuan entre el siglo VII y el siglo X. Museo de la región Uygur autónoma de Xinjiang. Wikimedia commons, dominio público para «Sichuan embroidery».
Variaciones artísticas sobre un brocado de Sichuan con un motivo de doble dragón rodeado de parlas. Manufacturado en Sichuan entre el siglo VII y el siglo X. Museo de la región Uygur autónoma de Xinjiang. Wikimedia commons, dominio público para «Sichuan embroidery».

 

Cronología de la seda china

La historia de la seda y la expansión marítima china es un relato de descubrimientos, innovaciones y influencias culturales que se extendieron por todo el mundo a lo largo de varios siglos. Desde los viajes pioneros de Zhang Qian hasta las vastas expediciones de Zheng He, cada evento marcó un hito en la forma en que China interactuaba con el mundo.

Siglo XXVII a.C.

Según la mitología china, la emperatriz Leizu —嫘祖 (Léi Zǔ)— esposa del Emperador Amarillo 黄帝 (Huáng Dì), fue la primera en descubrir los gusanos de seda. Ella desarrolló la sericultura y el proceso de hilar la seda después de que un capullo cayera en su taza de té caliente y comenzara a desenredarse​.

Siglo V a.C.

La seda china llegó a la antigua Grecia y se convirtió en la tela preferida de la clase alta, siendo mencionada por el historiador griego Ctesias.

Siglo III a.C.

Documentos históricos sugieren que hacia el final de la dinastía Zhou, la producción de seda ya estaba bien establecida y había evolucionado hasta convertirse en una importante industria artesanal en China​. Surge el brocado como técnica de manufactura , que incluye distintos niveles de hilos para fabricar dibujos. Periodo de los Estados Combatientes.

Los telares más antiguos para seda documentados de la Historia de la seda en China son de estos siglos.

Siglo II a.C.

Durante la dinastía Han, la Ruta de la Seda se estableció como un importante corredor comercial que no solo facilitó el comercio de la seda, sino que también ayudó a expandir el conocimiento sobre su producción a otras civilizaciones​.

Siglo I a.C.

El emperador romano Julio César causó asombro al aparecer en público vistiendo una bata de seda china, lo que destacó el lujo de esta tela en Occidente.

139 a.C.

Zhang Qian, oficial del emperador Han Wudi,» 汉武帝 (Hàn Wǔdì)—emprendió una expedición hacia el oeste, estableciendo la primera comunicación formal entre China y otras regiones a través de la Ruta de la Seda.

119 a.C.

En una expedición diplomática hacia el oeste, Zhang Qian —张骞 (Zhāng Qiān)— llevó cargamentos de seda junto con oro y otros productos, abriendo formalmente la Ruta de la Seda.

Siglo III

La seda continuaba siendo uno de los principales productos de exportación de China, expandiendo su influencia hacia Persia, India y Roma a través de la Ruta de la Seda.

Siglo V

La producción y comercio de seda en China se mantuvo como un secreto celosamente guardado, prohibiendo la exportación de gusanos de seda y técnicas de cultivo.

Siglo XI

La Ruta Marítima de la Seda empezó a ganar importancia, complementando la tradicional Ruta de la Seda terrestre con avances en tecnología naval, como la invención de la brújula.

Siglo XV

El almirante chino Zheng He  —郑和 (Zhèng Hé)— comandó expediciones navales que llevaron seda y otros productos chinos a Zanzíbar, el golfo Pérsico y otras partes del mundo, consolidando la influencia china en la Ruta Marítima.

Siglo XV

Tras las expediciones de Zheng He, la burocracia imperial de la dinastía Ming prohibió el comercio marítimo internacional, lo que limitó la expansión de la Ruta Marítima de la Seda.

Siglo XIX

Con la expansión de la Ruta de la Seda, la seda ya se producía en Europa, aunque la calidad china continuaba siendo superior. La seda dejó de ser la principal mercancía en el comercio internacional debido a la competencia europea.

 

La antigua cultura china de la seda

La Ruta de la Seda: una historia inacabada

 

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