Kuàibǎnr con claquetas de bambú y ritmo rápido. Foto: Leejiyang, CC BY 2.5. Wikimedia para «Quyi».
Los chinos denominan qǔyì (曲艺) a las formas de narración, diálogos cómicos y cantos propios de la tradición folclórica china. El quyi es una actividad plástica que se sirve de la musicalización de un texto, en ocasiones cantado en ocasiones narrado, que interactúa con un público sensible a los temas, críticas sociales o chismorreos que abundan en sus textos.
Artículo de Gabriel Terol Rojo
瓦伦西亚大学语言理论系 Departamento de Teoría de los Lenguajes Universidad de Valencia
Dentro de la colorida tradición folclórica china, los diversos estilos musicales, las óperas, la pintura y los grabados, así como la caligrafía y los juegos de mesa –como el wéiqí (围棋)(1) o el xiàngqí (象棋)(2)– son muy conocidos también las formas de narración, diálogos cómicos y cantos que componen lo que en chino se denomina qǔyì (曲艺), pero que gozan de un conocimiento menor.
El qǔyì, melodías cantadas por un hábil artista
Compuesto de dos sílabas qǔ (曲) e yì (艺), la primera hace mención a melodías cantadas y a un tipo de versos ideados para su transmisión popular musicalizados, básicamente desde las dinastías coetáneas Song del Sur (1127-1279) y Jin (1115-1234), y que se hizo muy popular durante la posterior dinastía Yuan (1279-1368). Por su parte, la segunda sílaba se refiere a la habilidad del artista, de manera que ambas designan una actividad plástica que se sirve de la musicalización de un texto, en ocasiones cantado en ocasiones narrado, que interactúa con un público sensible a los temas, críticas sociales o chismorreos que abundan en sus textos.
Por tanto, podemos entender que se trate de una original forma artística tradicional de la China antigua y cuya principal forma de representación folclórica consiste en narraciones, recitación acompañada de un tamborete y cantos combinados con toda una serie de técnicas de gesticulación que acompasan la narración abierta del narrador a la vez que potencia los sentimientos del texto y la intención del mismo.
Contacto directo con el espectador
Frente a sus colegas de la ópera china los actores de qǔyì carecen de un papel fijo, pudiendo interpretar diferentes personajes al mismo tiempo, narrando, cantando o mimetizando el suceso con un atuendo muy sencillo. Justamente esa sencillez es la que caracteriza también toda su puesta en escena: el acompañamiento musical, los accesorios y hasta la disposición del escenario. Los actores de qǔyì tienen un contacto más directo con los espectadores y según la interacción con ellos combinan toda la representación con un gran nivel de improvisación.
De entre la variedad de sus manifestaciones formales, con cerca de 400 piezas, destacan sobre todo algunas de ellas.
Los dàgǔ (大鼓) son cuentos cantados y musicalizados básicamente por tambores, castañuelas y violines de tres cuerdas.
Kuàibǎnr (快板儿) son una forma de narración más rítmica que se acompañan de claquetas de bambú, generalmente con un cierto ritmo rápido.
Los èrrénzhuàn (二人转), de la región nororiental de China, reciben su nombre de su costumbre de necesitar dos actores que narran, danzan y cantan un drama acompañados de diversos instrumentos musicales tradicionales
En los Shuānghuáng (双簧) se combinan también dos actores: uno se muestra ante el público ejecutando una combinación de mímica y movimientos libre y el otro, oculto, narra la historia o la canta.
Los táncí (弹词), populares en el sur de China, se caracterizan por requerir un solo actor que se acompaña de la música de un violín chino y de una pípá.
Los xiàngsheng.
Los xiàngsheng (相声), la más popular manifestación del qǔyì.
Los xiàngsheng (相声) son los más populares y extendidos entre la población china. Son diálogos cómicos cuya popularidad y preferencia frente a otros qǔyì radica en su elevado sentido humorístico y en el uso de juegos de palabras y dobles sentidos pícaros para despertar la risa entre su público.
Sirviéndose de antiguos chistes, historias populares y chascarrillos conocidos y originales de las regiones de Beijing y Tianjin, rápidamente se extendieron por toda China y todo el mundo, mayores y pequeños, disfruta de su peculiar modo de presentar la realidad, ciertas críticas sociales o temas tradicionales.
De este modo, esta forma narrativa folclórica combina la narración, la imitación, el entretenimiento, la música y el canto, con un estilo muy característico de recurrir a diferentes juegos de palabras que pueden acompañar cada espectáculo como si de un estribillo se tratase y generar una atención extra entre el público deseoso de reír y entretenerse.
Tanto los hechos acontecidos en la vida cotidiana, la adaptación de personajes tradicionales o modernos a contextos teatralizados, etc., son recursos habituales en este tipo de representaciones. Su escenario sigue la sencillez de los qǔyì y es habitual que estas manifestaciones teatrales cómicas se lleven a cabo entre una sencilla mesa y un abanico o un pañuelo como todo atrezo.
Los xiàngsheng se prestan a representarse en forma de monólogos o de diálogos. Sin duda, representan una manifestación teatral que requiere de un dominio de la lengua china para poder captar todos sus guiños humorísticos, críticas y desarrollos, pero resultan un medio directo, activo y vivo de conocer la cultura china y su mentalidad, herencia y riqueza.
(1) El wéiqí o 围棋 es un juego tradicional chino con piezas blancas y negras en un tablero de 361 cruces del que en este número ofrecemos un amplio reportaje.
(2) El xiángqí o 象棋 viene a ser la versión china del ajedrez occidental con ciertas variantes.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 9. Volumen VI. Noviembre de 2011.
Una dama dan (뎀) de la ópera del tambor de flores de Changsha. Foto: Huangdan2060, dominio público, Wikipedia para «Flower drum opera»
La ópera del tambor de flores de Changsha debe su origen a la convivencia de las canciones folklóricas entonadas antaño por toda la provincia de Hunan, de las melodías más tradicionales surgidas de entre las montañas; y del quyi, género musical tradicional que abarca diferentes tipos de representaciones del tambor de flores, entre otros fenómenos musicales.
El título “ópera del tambor de flores” hace referencia a una multitud de expresiones artísticas procedentes de muy diversas partes de China, pero es la de Hunan la que goza de una reputación más relevante. Si algo caracteriza a este género de música teatral es su capacidad para asimilar rasgos locales diferentes según la zona en la que se desarrolle. De hecho, en este sentido, es posible distinguir hasta seis corrientes independientes dentro de su territorio. De entre ellas, la más influyente es, sin duda, la ópera del tambor de flores de Changsha.
La ópera del tambor de flores de Changsha
La ópera del tambor de flores de Changsha debe su origen a la convivencia de las canciones folklóricas entonadas antaño por toda la provincia de Hunan, de las melodías más tradicionales surgidas de entre las montañas; y del quyi, género musical tradicional que abarca diferentes tipos de representaciones del tambor de flores, entre otros fenómenos musicales. En sus inicios, estos eran espectáculos con un muy marcado carácter estacional, en los que participaban principalmente campesinos locales que, después de trabajar con tesón en el campo durante las épocas más propicias para la agricultura, encontraban en las temporadas bajas la oportunidad perfecta para convertirse en verdaderos actores de ópera.
En realidad, no sería lo más acertado afirmar que, por entonces, la ópera del tambor de flores constituía ya una rama del arte independiente y consolidada, pues más bien se trataba de una de las formas de regocijo preferidas por los campesinos para entretenerse y relajarse.
Precisamente por este motivo, las obras están plagadas de elementos que recuerdan a la vida más cotidiana de la zona, como acciones que representan la tala y la recogida de leña, la forja del hierro y otras actividades agrícolas comunes, que comparten protagonismo con pasos de baile con bufandas, abanicos y otras modalidades de la danza folklórica. Dichos rasgos distintivos son los encargados de marcar la diferencia existente entre este género y el resto de las ramas más conocidas de la ópera china, como la de Beijing y la Kunqu.
Las más vetustas representaciones del tambor de flores constaban de solo dos actores: la xiaodan,personaje femenino y joven; y el xiaochou, el bufón de la obra. A estos dos se les incorporó, cierto tiempo después, un tercer personaje masculino, el xiaosheng. La variedad del género perteneciente a la zona de Changsha se desarrolla, principalmente, en torno a estos tres personajes. Si bien, a partir de ellos y con el paso del tiempo, ha ido evolucionando y refinándose para adoptar nuevos papeles con los que completar el elenco de personajes: los sheng, personajes masculinos; los dan (뎀), femeninos; los jing (씐), personajes masculinos que aparecen con la cara pintada; y los chou (농), payasos o bufones. Sin embargo, la singularidad de la ópera típica de Changsha es que todas sus obras atribuyen una mayor relevancia a los “tres xiao” mencionados anteriormente.
También son tres los tipos de voces que conforman las obras de esta ópera. Dos de ellas pertenecen a la categoría zhengdiao o melodía principal, a saber: el chuandiao, término que hace referencia a la tonalidad de Sichuan; y el daguqiang,una especie de coro en el que se entremezclan las voces y los instrumentos. La tercera es la correspondiente al xiaodiao, una melodía de carácter más folklórico. La tonada principal presenta un formato estructurado y unas características muy distintivas que la hacen muy fácil de distinguir. Por su parte, de la musicalidad folklórica destacan su versatilidad y heterogeneidad, así como su capacidad para proteger y conservar la idiosincrasia típica de las canciones tradicionales del área de Hunan que, además, le proporcionan un acentuado tinte local. Ambas melodías tienen en común un ritmo rápido y sencillo. Sobre el escenario, los actores interpretan alegrías, risas, enfados y reproches mientras dejan que el público interactúe con ellos. Si bien la lista inicial de personajes se ha desarrollado para adoptar nuevas variedades, en general todos ellos siguen manteniendo sus peculiaridades originales. Así, los bufones y payasos son exagerados y divertidos, los personajes femeninos denotan una gran espontaneidad y los masculinos siguen destacando por su elegancia e ingenio.
La ópera del tambor de flores de Changsha se nutre, principalmente, de cuentos y leyendas populares que han dado forma a un cuantioso repertorio de piezas tradicionales, como Liu Hai corta madera,El abanico Yin Yang o Liu Hai juega con el sapo dorado, entre otras. Todas ellas constituyen alabanzas al ahínco y a la sencillez de los trabajadores, así como soportes a través de los cuales los campesinos expresan sus sentimientos más sinceros. La primera es la que posee un mayor renombre y versa sobre Liu Hai, un joven que vivió en un tiempo remoto y cuyo padre murió cuando él era tan solo un niño. Su madre, de tanto llorar por la pérdida de su esposo, acabó perdiendo la vista y su trabajo.
En tales circunstancias, la diligencia y la obediencia del pequeño Liu Hai lo alentaron a acudir cada día a la montaña para cortar leña y llevársela a su madre. Allí donde recogía la madera moraba un zorro cuya alma se había convertido en un espíritu que, cuando hubo conocido la historia del joven, no pudo evitar sentir una enorme admiración por su integridad moral. Se encarnó, por ello, en una bella muchacha llamada Hu Xiuying y le transmitió su deseo de casarse con él. El joven, que temía que su familia pudiera convertirse en una carga para la muchacha, la rechazó en un principio. Sin embargo, ella siguió insistiendo con tesón hasta que logró que Liu Hai, profundamente conmovido por los sentimientos de la muchacha, aceptara tomarla como esposa. Si bien ambos tuvieron que enfrentarse a todo tipo de adversidades, finalmente pudieron disfrutar de una vida dichosa y feliz.
De esta ópera se originó una canción muy popular en China, y con la que comparte nombre, cuyos versos se valen del cariño que estos dos personajes se profesaban para festejar la belleza del amor. En el año 1984, la reputada artista Li Guyi interpretó Liu Hai corta madera en la gala de Año Nuevo de la Televisión Central de China, contribuyendo así a que su fama se propagara por el resto de provincias y, al mismo tiempo, colocando la ópera del tambor de flores en el centro de la atención nacional.
Discriminado gravemente en el pasado, este género había llegado incluso a estar prohibido, por lo que solo se podían representar sus obras en la clandestinidad. No fue hasta los años 40 del siglo pasado cuando, gracias a la creciente importancia que se les comenzó a conceder a las culturas tradicionales, la ópera del tambor de flores pudo resurgir de entre las cenizas para servir de inspiración a cada vez más grupos de teatro. De esta forma se lograba promover una expresión artística cuyo objetivo principal es el de reflejar el día a día de la laboriosa vida de quienes trabajan. De hecho, a partir de entonces, numerosos artistas aprovecharon las circunstancias para rescatar un sinfín de piezas tradicionales y para innovar en la creación de otras nuevas basadas en temáticas contemporáneas. Esta tendencia se vio incentivada en 1981 cuando se fundó en la provincia de Hunan un teatro específico para la representación de este género.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 55. Volumen IV. Julio de 2019.
La estatua de Laozi, tallada en la dinastía Song (宋朝), es un ícono del arte taoísta y atractor de peregrinos. Presenta a Laozi como "deidad inmortal". Foto: 123RF
La montaña Qingyuan de Quanzhou combina hermosos paisajes con atractivos monumentos, como la escultura taoísta más grande del mundo, “el primer Laozi bajo el Cielo», o la estatua de Li Shutong (1880-1942), monje y sabio budista autor de uno de los poemas más bellos del siglo XX.
En el área Fengze de la prefectura de Quanzhou se encuentra la famosa montaña Qingyuan, “la primera morada de los inmortales del mar de Min”. Convertida en emblema de la región, recibe además los nombres de “montaña entre las nubes” y “montaña de las tres cumbres”. El suave clima monzónico subtropical de la zona, con temperaturas siempre por encima de cero, hace que se visite en cualquier momento del año, y que se pueda disfrutar de sus hermosos paisajes tanto a pie como en carro.
La roca Laojun. Se trata de la escultura de Laozi (老子) en el Monte Qingyuan, ubicada en la ciudad de Quanzhou, provincia de Fujian, China. Foto: Zhangzhugang. CC BY-SA 4.0, Wikimedia para «Stone statue of Laozi».
La escultura taoísta más grande del mundo
Después de atravesar los tradicionales portales que franquean el acceso a la montaña, se llegaa uno de sus lugares de interés más famosos: la roca Laojun. “Laojun” es una forma respetuosa de referirse a Laozi (aproximadamente 571-471 a.C.), el gran pensador chino fundador del taoísmo. Esta roca es en realidad una escultura en piedra que data de la dinastía Song (960-1279). Es citada por primera vez en los Registros de Quanzhou, recopilados durante el reinado Jiading de los Song del Sur (1208-1224), donde se describe su parecido con el maestro y se destaca que “parece haber sido tallada por la naturaleza y terminada por la mano de un habilidoso artesano”.
El conjunto es un bloque de granito de unos 7 m de largo, 8 m de ancho y 6 m de alto, que se extiende sobre una superficie de más de 55 m2. Se trata de la escultura taoísta más grande del mundo, “el primer Laozi bajo el Cielo”. De lejos, el famoso erudito parece mirar al observador serio y melancólico. De cerca, sin embargo, su rostro tallado con gran realismo muestra una expresión bondadosa y ligeramente sonriente. Los lugareños dicen que representa el itinerario mental del maestro mientras escribía el Daodejing, en el que, a través de hondas cavilaciones, consiguió finalmente comprender los misterios de la existencia.
Una de las puertas para subir al Monte Qingyuan, Foto: 123RF.
El monje budista Li Shutong (李叔同)
Ascendiendo por la escalera celestial de la sabiduría, encontramos un anciano sentado sobre una piedra. Se trata de Li Shutong (1880-1942), monje y sabio budista autor de uno de los poemas más bellos del siglo XX, “Despedida”, y cuya figura se encuentra vinculada de forma indisoluble a Quanzhou. Atraído por la devoción religiosa de los habitantes de la zona, a los 62 años Li decidió trasladarse al templo de Kaiyuan para entregarse a la práctica y al estudio de los preceptos budistas.
Según sus palabras, hasta entonces su vida había sido un continuo devenir de penas y alegrías. El país se encontraba en una difícil situación y se sentía profundamente frustrado por no haber sido capaz de hacer nada por cambiarla. En realidad, fue un influyente estudioso de la civilización china y realizó grandes contribuciones en campos como el budismo, la literatura, el grabado de sellos, la caligrafía, la ópera tradicional y la pintura.
El templo Shaolin del Sur
En la base de la montaña, en su lado este se encuentra el templo Shaolin del Sur, que cuenta con más de un milenio de historia y está considerado uno de los lugares de origen de la rama de artes marciales del sur de China. Fue construido durante la dinastía Tang (618-907) y tuvo su apogeo durante la dinastía Song. Destruido y reconstruido en varias ocasiones, todavía conserva su aspecto original. Pese a las numerosas vicisitudes sufridas, ha superado la prueba del tiempo y en la actualidad el incienso sigue ardiendo con fuerza en el interior de sus muros. Hoy, numerosos niños son internados desde pequeños para seguir la vía de la iluminación.
Las reglas del templo
Desde ese momento, su modo de vida se rige por reglas completamente distintas. A las cuatro y media de la mañana, los pequeños monjes se levantan para practicar artes marciales y, a lo largo del día, pueden llegar a entrenar hasta siete horas y media. El aprendizaje es repetitivo y monótono, pero se trata de un esfuerzo necesario para alcanzar el nivel de perfección exigido. Este tipo de adiestramiento dota a los estudiantes de una fuerte voluntad y un extraordinario sentido del esfuerzo. Ellos son los transmisores de las artes marciales y de la excelente cultura tradicional del templo Shaolin del Sur.
Panorámica de la ciudad de Quanzhou desde lo alto de la montaña Qingyuan. Fotos: 123RF
Visitantes al Monte Qingyuan desde Quanzhou
El Monte Qingyuan reúne historia, cultura y religión, razones más que suficientes para satisfacer al visitante más exigente. No solo es el destino preferido de quienes aquí viven, sino también el de los que llegan procedentes de las ciudades con la intención de escapar por un momento de la jungla de asfalto para sumergirse de lleno en la naturaleza.
Desde lo alto de la montaña es posible contemplar una amplia y hermosa panorámica de la ciudad, que incluye además el fascinante parque del lago Xihu de Quanzhou y la serpenteante corriente del río Jin. Respirando el aire fresco purificador de las alturas, los paseantes pueden proyectar su mirada más allá del horizonte hacia las lejanas historias que se esconden tras los restos milenarios del pasado. Qingyuan es la montaña de fuentes cristalinas. Y también un remanso de paz, inspiración y vínculo con la historia.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 56. Volumen V. Septiembre de 2019.
Pintura tradicional china llevada al bordado por manos de la famlia Gu, en Suzhou. Foto: Gary Soup, CC BY 2.0. Wikimedia para «Chinese embroidery».
El bordado de Suzhou, conocido como suxiu (苏绣), es una técnica artística con más de 2000 años de historia. Su temática es muy variada y abarca representaciones de paisajes, flores, aves, peces o insectos, pero ha logrado adaptarse a los nuevos tiempos y seguir M.
A golpe de aguja e hilo, el bordado de Suzhou, conocido como suxiu (苏绣), es una técnica artística que ha producido numerosas representaciones de la historia de la región de Jiangnan, es decir, en toda la zona situada al sur del río Yangtsé. Su temática es de lo más variopinta y abarca representaciones de paisajes, flores, aves, peces e insectos, de las vestimentas de la gente corriente e, incluso, de obsequios diplomáticos realizados por China a otros países.
Skyline de Suzhou con la vista de la Puerta de Oriente. Foto: Mudaxiong, CC BY-SA 3.0, Wikimedia para «Skylines in Suzhou».
Esta manifestación artística ha logrado mantener una tendencia de continua evolución, a lo largo de sus dos mil años de historia, para adaptarse a los nuevos tiempos y seguir ilustrando las costumbres y la cultura de un lugar tan excepcional como Jiangnan.
Bordados de dos mil años en Suzhou
Sus primeras muestras se dieron en el condado de Wu, desde donde se fue expandiendo hacia las ciudades de Wuxi y Changzhou, entre otras. Además de por sus maravillosos paisajes naturales, la provincia de Jiangsu está caracterizada por la abundancia de tierras fértiles y por temperaturas suaves, extremo que facilitó que la sericultura se convirtiera en un fructuoso negocio durante la dinastía Shang (商, 1600-1046 a.C.) a lo largo de toda la zona.
Según quedó descrito en la obra Shuo Yuan (说苑), del conocido escritor de la dinastía Han (汉, 206 a.C.-220 d.C.) Liu Xiang (刘向), incluso hace más de dos mil años, durante el periodo de las Primaveras y Otoños (春秋, 770-476 a.C.), era posible observar a la población de Suzhou portando patrones bordados sobre sus vestimentas. Queda así documentado que el origen del bordado en esta ciudad debió tener lugar hace al menos dos mil años.
Dibujo que representa a Liu Xiang, erudito y escritor de la dinastía Han que vivió entre el año 79 y el 8 antes de Cristo. Imagen: Guss-Li Ung Bing, Outlines of Chinese History, Shanghai 1914, p.79. Wikimedia, dominio público para «Liu Xiang».
Los hilos, fabricados con seda natural, se tiñen de diferentes colores cuando quedan expuestos a distintos minerales. Tanto el tiempo, la temperatura, como la calidad del agua, son factores que intervienen en el resultado final de la coloración, algo que los chinos conocían a la perfección en la antigüedad, pues necesitaban valerse de la modificación de dichas variables para conseguir la gran cantidad de tonalidades que llenaban de colorido los bordados.
Delicadeza y elegancia
En la dinastía Ming (明, 1368-1644) el académico Wang Ao (王鏊), editor de las Crónicas de Suzhou (姑苏志) llegó a afirmar: “El bordado de Suzhou no es más que delicadeza y elegancia”.
Son precisamente estos dos atributos los que lo han caracterizado a lo largo de los siglos. La delicadeza hace referencia a la técnica con la que se realiza. La elegancia, por su parte, es la sensación que transmiten a través de su observación directa. Este bordado es, en sí mismo, una técnica delicada a la hora de encajar las colas de los peces y el pelaje o los ojos de otros animales.
Las bordadoras dividen el hilo en varias decenas de hebras y posteriormente tan solo utilizan una de estas hebras resultantes, tan finas que son difíciles de ver a simple vista, con el fin de otorgar viveza a sus representaciones. Además, la técnica también requiere de una atención meticulosa a todos los detalles de la obra, pues solo así es posible conseguir finalmente estos elegantes bordados; auténticas obras de arte de una pulcritud inigualable.
En la antigüedad, antes de realizar los bordados se solían dibujar los patrones en un fragmento de tela por lo que las expertas costureras, aunque no fueran maestras pintoras, sí poseían notables aptitudes pictóricas. Este procedimiento, necesario para poder realizar los brocados con precisión, creó un vínculo pictórico inseparable, por lo que su estilo ha recibido siempre una gran influencia de las corrientes artísticas de la pintura china.
En la dinastía Ming, este arte gozó de una popularidad sin precedentes, se llegó incluso a extender la cría de gusanos de seda en el hogar para que cada familia pudiera realizar sus propios bordados. Al mismo tiempo, los literatos de la época, tratando de innovar en la pintura tradicional que habían heredado, crearon la Escuela Pictórica de Wumen (吴门画派), que logró con su influencia enriquecer aún más la singularidad de este bordado.
Ropaje con motivos de fénix, el símbolo de las emperatrices. Foto: Daderot, Wikipedia, dominio público, para «Suzhou embroidery».
Bordado de doble cara
Inicialmente, las imágenes tan solo se bordaban por una de las caras de la tela. Sin embargo, en la segunda mitad de la dinastía Qing (清, 1644-1911), las bordadoras de Suzhou inventaron una técnica con la que era posible bordar las imágenes por ambas caras. Este nuevo método pasó a ser utilizado en gran cantidad de objetos de la vida cotidiana, como en pañuelos, abanicos, monederos, prendas de vestir, mamparas y otros más.
Estilo realista
Durante los últimos años de la dinastía Qing, el bordado de Suzhou recibió, además, la influencia del realismo occidental, lo cual dio pie a encajes que buscaban representar de manera fidedigna la realidad. Además, el estilo artístico de los bordados realistas no solo perseguía la autenticidad, sino que también mantenía la vivacidad que caracterizaba a las obras pictóricas chinas. Los ojos de los personajes representados eran una parte crucial en la aplicación del estilo realista.
Estos se conseguían a través de puntadas de aguja, realizadas desde diferentes direcciones, que permitían al espectador experimentar distintas sensaciones visuales según la perspectiva desde la que se acercara a la obra. Además, con ello se conseguía que cada uno de los detalles que conformaban los ojos fuera totalmente perceptible, independientemente del ángulo desde el que se mirara.
En el pasado, las muchachas que habitaban la zona de Jiangnan debían aprender la técnica del bordado de Suzhou, pues se consideraba una actividad sosegada capaz de atribuir a quienes la practicaban las características típicas del prototipo de dama refinada que existía en la época. En la China antigua, el bordado podía incluso llegar a influir en el matrimonio, pues eran muchas las familias que valoraban la habilidad para bordar como un aspecto importante a la hora de decidir con qué mujer casarían a sus herederos. Por entonces, los chinos consideraban que los bordados reflejaban la moral de una persona, así como sus gustos, su personalidad e incluso su estilo de vida, entre otras características personales. Gracias a estas costumbres, la técnica de los bordados de Suzhou logró expandirse rápidamente entre toda la población.
La cultura de la región de Jiangnan
Sus patrones reflejan los gustos culturales y populares de la región de Jiangnan. La cultura tradicional china ejercía una influencia muy fuerte sobre esta técnica, por lo que muy a menudo sus dibujos solían representar tipos de plantas muy arraigadas en su cultura como la ciruela, la orquídea, el crisantemo y el bambú, entre otras. En tiempos pasados, las muchachas solían regalar a sus enamorados objetos bordados en seda que estos solían llevar consigo, como monederos, distintos tipos de prendas o cinturones, en prueba del amor que sentían por ellos. A la hora de elegir los patrones de los bordados, o bien se escogían imágenes que gustaban a la persona a la que iba dirigida el obsequio, o bien se decantaban por una pareja de patos mandarines porque en China estos animales, que siempre se dejan ver en parejas, representan los más nobles sentimientos amorosos.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 43. Volumen IV. Julio de 2017.
Una sopa de pollo nunca es simplemente una sopa si tiene semillas de «camellia oleifera», el aceite de té. Sobre todo si la ha cocinado el mismo Peng Zu... Foto: Brücke-Osteuropa, Wikimedia, dominio público para «soups and stews of china».
Hace unos 4.000 años, un hombre llamado Peng Zu (彭祖) inventó un tipo de sopa llamada zhigeng (雉羹), por la que sería recordado para la posteridad como uno de los mayores maestros de la gastronomía china. El zhigeng era un plato delicioso de un aroma exquisito que pretendía además ser más eficaz que un medicamento.
La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la cultura china. Este hecho se ve incluso reflejado en el idioma cotidiano pues un dicho muy común afirma que “la comida es el paraíso para las personas” (民以食为天). Desde los tiempos más remotos, la humanidad se ha esforzado por mejorar sus técnicas culinarias con vistas a conseguir platos cada vez más deliciosos, ya no solo para saciar el apetito, sino también como una forma de deleite personal. Ello se acentuó aún más con el descubrimiento de la importante influencia que la alimentación tiene en la salud. Peng Zu y los ingredientes de su milagrosa sopa de pollo. Infografía realizada con algunas ilustraciones demandadas a un motor generativo de imágenes.
Peng Zu y la sopa de pollo zhigeng
Hace unos 4.000 años, un hombre llamado Peng Zu (彭祖) inventó un tipo de sopa llamada zhigeng (雉羹), por la que sería recordado para la posteridad como uno de los mayores maestros de lagastronomía china. El zhigeng era un plato delicioso de un aroma exquisito y cuyas propiedades sirvieron a este antiguo cocinero para poner en práctica dos de sus principios teóricos: la estrecha relación existente entre los orígenes de la alimentación y la medicina; así como la posibilidad de que una nutrición sana fuera aún más eficaz que un medicamento.
El nombre original de Peng Zu era Jian Keng (篯铿). Nacido en el territorio que hoy ocupa la ciudad de Xuzhou (徐州), en la provincia de Jiangsu, fue uno de los precursores de la doctrina taoísta de la antigua China. Fue el primer maestro de las técnicas culinarias chinas, el inventor del qigong, el fundador de la cultura de las artes marciales en China y el primer erudito nombrado en los escritos y registros sobre hábitos de vida saludables.
Peng Zu fue desde pequeño un amante de la gastronomía. Su especialidad era el zhigeng que, a pesar de no ser más que una sopa de pollo, logró ejercer una gran influencia a lo largo de la historia, puesto que además de ser el primer plato famoso registrado en los libros antiguos chinos, también se convirtió en el protagonista de una leyenda que se ha transmitido de forma oral durante generaciones.
El mito del emperador Yao y Peng Zu
Dicha tradición transcurre durante el periodo de mandato del emperador Yao, quien fue uno de los míticos Tres augustos y Cinco emperadores, en una época en que la enemistad gobernaba el mundo. Todas las tribus batallaban entre sí de forma incesante mientras las continuas inundaciones hacían muy difícil la vida para los ciudadanos, que sufrían para sobrevivir bajo unas condiciones inhumanas.
La enfermedad de Yao
Tras innumerables años intentando controlar los efectos devastadores de las inundaciones, el emperador Yao acabó exhausto por el intenso trabajo que ello suponía. La entrega con la que se dedicó a trabajar por sus ciudadanos, y la preocupación para que estuvieran seguros, acabaron provocándole una enfermedad que lo confinó a pasar su tiempo postrado en cama. Dejó de comer y de beber y se quedó sumido en un estado en el que sus días parecían estar contados.
Emperador Yao, uno de los míticos «Cinco Soberanos». La inscripción dice: El Dios Yao, llamado Fang Xun, era sabio como una divinidad. Estar al lado suyo era como aproximarse al sol. Mirarlo era como entrever a través de las nubes». Se trata de una pintura mural de la dinastía Han (200 a.C). Imagen: Li Ung Bin, Outlines of Chinese History, shanghai 1914. Wikimedia, dominio público para «emperor yao».
La curativa sopa de Peng Zu
Cuando el hecho llegó a oídos de Peng Zu, este se entregó de inmediato al estudio de los manuscritos de medicina. Con el conocimiento recabado por la investigación, así como por su propia experiencia, elaboró una sopa de pollo que rompía con los patrones de la cocina de su época. Cuando le ofrecieron el plato al emperador, que llevaba varios días sin salir de la cama, se incorporó rápidamente, atraído por el embriagador aroma del guiso y devoró hasta el último sorbo de aquel manjar.
Al día siguiente se levantó, por fin, del lecho de su postración y continuó administrando los asuntos políticos con una gran sonrisa dibujada en sus labios. A partir de entonces, esta sopa de pollo se convirtió en una parte imprescindible de su dieta diaria, gracias a lo cual, aunque la situación del gobierno seguía siendo caótica porque las inundaciones no cesaron, el emperador no volvió a enfermar y logró reinar durante 70 años.
Quienes lo rodeaban no pudieron evitar preguntarse qué era lo que hacía tan especial a ese caldo de pollo de Peng Zu pues, al fin y al cabo, presentaba la apariencia de una sopa normal y corriente. Lo que no sabían era que tenía un ingrediente secreto, que era el responsable de aportar grandes beneficios al plato que preparaba con tanta dedicación.
Camellia oleifera, el ingrediente secreto
En su obra Peng Zu Yangdao (彭祖养道) quedaba por fin desvelado el misterio: “lo que ingería el emperador eran semillas naturales de Camellia oleifera”, es decir, una planta originaria de China de cuyas semillas se extrae un aceite comestible comúnmente conocido como aceite de té. Como Peng Zu conocía las propiedades de estas semillas, había añadido varias en la sopa de pollo como remedio para los problemas de salud del emperador Yao.
Agradecido por su ayuda, el emperador decidió conferirle el título de gobernante de la ciudad de Peng, donde los descendientes del maestro continuaron viviendo durante más de 800 años, originándose así la leyenda según la cual el mismo Peng Zu podría haber llegado a vivir ocho siglos.
Peng está situada en el distrito de Tongshan, en la ciudad de Xuzhou. Su riqueza cultural es conocida en China, pues por toda la ciudad se pueden encontrar rincones que rememoran la vida de Peng Zu, entre los que se hallan el templo y el jardín que llevan su nombre, y la montaña Da Peng.
Precisamente por el vínculo existente entre este lugar y el maestro, la ciudad se convirtió en la cuna de la cultura culinaria del país y, por ello, se la distingue como “la capital de la gastronomía china”. El legado de Peng Zu ha tenido una influencia trascendental en el recetario de Xuzhou. Para sus habitantes es imprescindible desayunar un tipo de sopa denominado sha o sa (饣它汤, también representada por los caracteres: 啥汤 y 饦汤) para empezar con buen pie el día. Este tipo de caldo no es más que una evolución de la antigua sopa de pollo creada por el maestro. Además de carne de dicho animal y de cerdo, el plato también contiene todo tipo de ingredientes y de hierbas medicinales y su delicioso sabor se consigue alternando su cocción a fuego lento y rápido durante 12 horas. El aroma a sopa que se puede percibir cada mañana por las calles de Xuzhou es la esencia del amanecer en este lugar.
El reinado de Qianlong
Durante el reinado de Qianlong (乾隆), de la dinastía Qing (清, 1644-1911), el emperador viajó a Jiangnan (territorios al sur del río Yangtsé) en numerosas ocasiones. Existe el rumor de que en uno de sus paseos por las calles de Xuzhou probó una sopa tan deliciosa que no pudo evitar preguntar con entusiasmo al cocinero qué tipo de guiso le había preparado.
Tras indicarle que se trataba de la sopa sha, el emperador, intrigado, volvió a dirigirse al cocinero para preguntarle cuál era el carácter utilizado para representar su nombre. Este hombre, cuya formación cultural era muy limitada, decidió inventarse un carácter para contentar al emperador con su respuesta. Para la parte izquierda del carácter utilizó el radical de comida “饣” (shí) y para la parte derecha eligió el carácter “它” (tā).
A partir de entonces dicho carácter inventado por el cocinero adquirió tal fama que hoy en día se sigue utilizando para dar nombre a la sopa. El emperador, aunque no reconoció el carácter, dio por buena la respuesta que había recibido pues seguía encantado por el sabor del plato que estaba degustando y al que calificó como “la mejor sopa del mundo”.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 43. Volumen IV. Julio de 2017.
Ilustración persa del siglo XIX modificada con unos palillos chinos para ilustrar esta historia. Wikimedia commons para «Muscles of the human body». CC BY 4.0.
Comer con palillos chinos obliga a mover más de 80 articulaciones y 50 músculos relacionados con los nervios craneales, por lo que se considera que se entrena el cerebro. Los palillos siempre vienen de dos en dos, por eso los antepasados los tomaron como una prueba de amor. Un par de palillos tiene el significado de que la pareja llevará una vida conyugal feliz hasta la vejez y nunca se separarán.
Los palillos (kuàizi, 筷子) son, sin duda, la marca china por excelencia, también representan además la marca de la cultura china. Cuando se trabaja en ultramar y se mantiene una conversación con los lugareños, especialmente frente a una mesa repleta de comida china, siempre se acaba hablando de los palillos, incluso si se come comida occidental, pues sienten una gran curiosidad. Si alguno de ellos ya sabe usarlos, te lo mostrará con entusiasmo.
Recuerdo que en los años 80 del siglo pasado, cuando invité a un periodista occidental a probar la política de la apertura al exterior que China acababa de implementar, me preguntó: “¿Crees que China está promoviendo la occidentalización?” Entonces, señalé los palillos que sostenía en sus manos y le respondí: “¡No será que vosotros ya estáis orientalizados!” Me entendió inmediatamente.
Viendo los palillos en nuestras manos, los dos soltamos una risotada, y le corregí su mal uso con mucho cuidado. Después de jubilarme, visité muchos países para difundir la cultura china, así descubrí sorprendentemente que un estudiante eligió los palillos como tema principal para expresar su amor por China. Incluso explicó con todo detalle las reglas y los tabúes que existen en el uso de los palillos en el gigante asiático, los cuales sirven como regalo a los extranjeros durante los intercambios culturales.
El hecho más destacado que muestra que los palillos son una marca idiosincrásica china es la anécdota ocurrida al ex-presidente estadounidense Richard Nixon cuando visitó China en 1972. Antes de emprender su viaje, se empeñó en aprender a utilizar los palillos, así en el banquete de Estado, pudo utilizarlos con total normalidad. Además, un periodista de la Casa Blanca que también participó en la visita reveló cuarenta años después que su mayor deseo en ese momento era conseguir un par de auténticos palillos chinos, cosa que consiguió y atesora hasta la fecha.
Li Zhengdao, premio Nobel de Física en una foto tomada en 1956. Un año más tarde, ganó el Nobel de Física con Chen Ning Yan por su trabajo sobre la violación de la Ley de la Paridad entre partículas con interacción débil. Foto: Nobel foundation, dominio público.
Li Zhengdao, premio Nobel de Física
Li Zhengdao, premio Nobel de Física describió en una ocasión así los palillos: “Los chinos inventaron los palillos en el Período Primavera y Otoño (770–476 a.C.). Bajo el principio de la palanca, son una extensión de los dedos de los seres humanos, capaces además de resistir el calor y el frío. Es, sin duda, un artilugio muy inteligente. Por su parte, los occidentales no inventaron el cuchillo y el tenedor hasta el siglo XVI y XVII, hecho que no tiene ni punto de comparación con la creación de los palillos chinos”.
Los palillos mueven más de 80 articulaciones y 50 músculos
Un erudito japonés dijo recientemente: “los palillos chinos son una invención científica que se merecen el orgullo y la promoción en la historia cultural de los seres humanos. Según diversos experimentos, cuando se usan estas herramientas se mueven más de 80 articulaciones y 50 músculos relacionados con los nervios craneales. Por lo tanto, comer con palillos entrena el cerebro”. Los antiguos chinos realizaron muchos inventos, cuatro de ellos destacaron sobremanera, sin embargo, algunos expertos occidentales creen que los palillos fueron otro invento muy importante en la vieja China. Tras la apertura del país, muchos chinos también saben manejar los cubiertos occidentales, aunque los palillos siguen siendo el símbolo característico en las mesas chinas. Los palillos como marca cultural china que son, poseen ricas connotaciones.
Hay tres versiones sobre el origen de los palillos que se remonta a hace más de 3000 años. La primera y la segunda provienen respectivamente del emperador Shangzhou y del primer ministro Jiang Ziya de la dinastía Zhou (1100-221 a.C.) y poseen un fuerte matiz mitológico. Mientras que la tercera versión tiene su origen en el héroe Da Yu que domeñó los ríos. Dicen que una vez, Da Yu llegó a una isla en barco. Estaba muy hambriento, así que se cocinó un trozo de carne en una cazuela de barro. Como estaba tan caliente no pudo cogerla con la mano, así que se le ocurrió una idea: cortó dos pequeñas ramas y las utilizó para coger la carne desde la sopa caliente. Este dicen que es uno de los orígenes de los palillos.
Según los registros históricos, el nombre actual de los palillos (kuàizi, 筷子) ha ido evolucionando. Durante la dinastía Qin (221-207 a. C.) los llamaban xié (挟) o jiá (荚). El gran historiador Sima Qian (145-90 a.C.) de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) lo denominó zhù (箸) en su obra maestra Registros Históricos. Más tarde, surgió el término jin (筋). Estas dos últimas acepciones fueron utilizadas respectivamente en diversos poemas de los poetas Li Bai (701-762) y Du Fu (712-770) de la dinastía Tang (618-907), lo que nos indica que en aquella época estas dos palabras eran intercambiables. Sin embargo, la denominación zhù (箸) fue definitivamente abandonada en la dinastía Ming (1368-1644), pues, según se dice, los barqueros y pescadores de aquél entonces despreciaron ese término y lo dejaron de usar, ya que era homófono de zhù (蛀), que significa carcoma o polilla, es decir, la ruina de sus negocios.
Ilustración del Shiwubencao (Materia dietética), un herbario dietético en cuatro volúmenes de la época Ming (1368-1644). El autor y los artistas son anónimos. La obra contiene entradas sobre más de 300 sustancias medicinales y está ilustrada con casi 500 pinturas en color. Autor anónimo. Imagen de , CC-BY-4.0, Wikimedia para «Chinese chopsticks in art».
En contraposición con esta idea simbolizada por el fin o detenimiento de su actividad profesional, nació la de kuài (快), que quiere decir rápido, un término mucho más auspicioso. Fue así cómo se difundió la palabra kuàizi (筷子) por todo el país, pero añadiéndole el radical de bambú (竹), material con el que estaban confeccionados, al carácter kuài (快), originando 筷子. Hoy en día, los palillos no son sólo una herramienta para comer, sino que son transmisores también de la historia de la civilización china, representando un único símbolo cultural. Su combinación y su uso definen la esencia de las ideologías filosóficas de la antigua China, y su movimiento refleja la regla de la interacción entre el yin y el yang y la ley de la unidad de los contrarios.
Conceptos filosóficos de su uso
El motivo por el que en Occidente mucha gente admira los palillos chinos es porque son el puro reflejo del pensamiento clásico de un país milenario. Un par de palillos está compuesto por dos piezas que, al usarlos, no se mueven al mismo tiempo, ya que una toma la iniciativa, mientras que la otra la coordina; una se coloca encima (yang) de la otra (yin). Entre el cielo y la tierra, si el yin y el yang interaccionan pueden cooperar perfectamente; si el yin y el yang se separan, no existe el taiji. Esto es la unidad de los contrarios. Las dos piezas son iguales: la activa no siempre es la activa y la que está debajo tampoco siempre está debajo. Es decir, el yin y el yang son intercambiables. Los palillos siempre vienen de dos en dos, por eso los antepasados los tomaron como una prueba de amor. Un par de palillos tiene el significado de que la pareja llevará una vida conyugal feliz hasta la vejez y nunca se separarán.
Imagen: 123RF.
En algunas zonas del sur, cuando una pareja se casa, se tiran palillos por las ventanas de su casa nueva. Existe un cuento folklórico que dice: un anciano moribundo reunió a sus cinco hijos al lado de su lecho y les hizo romper unos palillos; cuando lo hubieron hecho, el hombre juntó las mitades rotas y les dijo que intentaran partirlas de nuevo, lo que era imposible. Esto demuestra que para lograrse un objetivo se debe trabajar con una sola voluntad, o lo que es lo mismo: la unión hace la fuerza.
I Ching, El libro de los cambios
Algunos estudiosos creen que los palillos se corresponde con la teoría de los “tres yì” de la obra clásica el Libro de los cambios (Yìjing, 易经), es decir, jiǎnyì (sencillo y fácil, 简易), biànyì (cambio, transformación, flexible, 变 易) y bùyì (estable, inmutable, 不易). Por ello, simplemente con juntar dos palillos se pone en práctica el primer término, cambiando sus movimientos ponemos en funcionamiento el segundo concepto y su inmutabilidad queda patente con el resultado final. Los materiales empleados a la hora de confeccionar los palillos son muy variados y su proceso de producción, muy refinado. En la obra recopilatoria Registros Históricos se anota que el emperador Zhou usaba palillos de marfil, cosa prácticamente imposible hoy en día.
Materiales
A lo largo de la historia se han utilizado metales, huesos, jade, bambú y madera para fabricar los palillos. Los de metal abarcan los confeccionados con bronce, oro, plata, cobre, hierro y acero inoxidable. En la actualidad, poca gente usa palillos de metal para comer. Sin embargo, todavía son muy populares como regalo, por ejemplo unos palillos de oro de 18 quilates o de plata con un 92,5 por ciento de pureza y de aleación, etc.
Los palillos de bambú se hacen con material ordinario o con algún tipo más raro, tales como bambú mirto y bambú abigarrado. Por su parte, los palillos de madera están hechos de caoba, nanmu, madera de azufaifo, acebo chino y ébano, material este más caro y preciado. En cuanto a su forma, la parte superior de los palillos que utilizamos en la actualidad es cuadrada, mientras que la inferior es redonda, aunque antes de la dinastía Ming eran cilíndricos.
El uso correcto de los palillos chinos
El uso correcto de los palillos es cogiendo la parte superior de los mismos con el pulgar y sosteniéndolos con los otros tres dedos de forma natural. Existen diversos tabúes entre el pueblo chino sobre el correcto uso protocolario de los palillos, tema de gran interés para los occidentales. Por ejemplo, ambos palillos deben mantener la misma longitud, una vez se ha cogido la comida no se puede devolver al plato, no se puede señalar a nadie con ellos o moverlos enérgicamente con la mano, no se puede mezclar la comida de los platos sin cogerla, no se pueden clavar los palillos en un cuenco de arroz, ni golpear los boles o los platos con ellos, tampoco se pueden chupar, etc. El no cumplimiento de estas normas no escritas muestra la descortesía y cierta mala educación por parte del comensal e incluso puede atraer malos auspicios.
Cao Pi (187–226), emperador de la dinastía Wei, ha pasado a la historia de la literatura china como un consumado escritor, lo que le valió el apelativo póstumo del «Emperador Culto (文帝)»
Cao Pi, primer emperador del Reino de Wei. Dibujo extraido de una edición del libro «El romance de los tres reinos». Imagen: Dominio público, Wikimedia para «Cao Pi».
Entre las muchas personalidades nacidas en la provincia de Anhui, destaca el importante hombre de estado Cao Pi (曹丕, 187-226, r. 220-226) quien, como hijo de Cao Cao (曹操, 155-220) y la dama Bian (卞氏, 159-230), gozó de una brillante posición desde su nacimiento. Esto no impidió que, al recordar su infancia, destacara los tristes acontecimientos que habían asolado China cuando “Los Turbantes Amarillos florecieron cerca del mar y de las montañas, los bandidos arrasaron [las provincias de] Bing y Ji […], las aldeas al ver el humo [provocado por los bandidos] huyen, las ciudades se colapsan al ver su polvo, la gente común moría, sus huesos están expuestos como la hierba. En aquel tiempo yo tenía cinco años”. De esta manera no es de extrañar que Cao Cao instruyera a su hijo en el manejo del arco, la espada y la equitación, llevando frecuentemente a Cao Pi con él al frente de batalla, lo que estuvo a punto de costarle la vida cuando tenía 10 años.
A la izquierda, Dama Zhen, primera esposa de Cao Pi. En el centro, el propio Cao Pi. A la derecha, Cao Zi, el hermano de Cao Pi. Dominio Público, Wikimedia para «Cao Pi»
En septiembre del año 204, Cao Cao tomó la ciudad de Ye (邺) en la actual provincia de Hebei, que convirtió en la sede principal de su familia, y donde poco después Cao Pi conoció a Zhen (甄氏, 183-221), una hermosa e inteligente joven que, ante las burlas de sus hermanos por su interés por la lectura, respondió sarcásticamente: “He oído que antiguamente las mujeres virtuosas aprendieron de los éxitos y fracasos de aquellos que vivieron antes que ellas. Si no leyeron, ¿cómo aprendieron todo eso?”.
Heredero del trono de Cao Cao
Cao Pi se enamoró de la dama Zhen, tomándola como esposa rápidamente, a pesar de que su primer esposo todavía vivía, y dio a luz al año siguiente a su heredero Cao Rui (曹叡, 205-239, r. 226-239). A pesar de que Cao Pi era el hijo mayor de Cao Cao, durante varios años la corte mantuvo el debate de cuál de sus hijos habría de sucederle, hasta que finalmente en el año 217, aconsejado por varios ministros, Cao Cao nombró a Cao Pi como heredero por su talento, autocontrol y disciplina.
Tras su muerte, Cao Pi fue honrado con el nombre póstumo de Emperador Culto (文帝), pues ha pasado a la historia de la literatura china como un consumado escritor, con obras como el libro Sobre las Normas de la Literatura (典论), de la que solo ha llegado hasta nosotros el capítulo “Teoría de la Literatura” (论文), que es la obra de crítica literaria china más antigua.
Al morir Cao Cao en Luoyang (洛阳) el 15 de marzo del año 220, Cao Pi asumió el gobierno y el emperador Xian (献帝, r. 189-220) confirmó los títulos heredados de su padre como el de Rey de Wei (魏王) o canciller. Algunos de los primeros actos de Cao Pi fueron restablecer las Tres Excelencias (三公), tres altos cargos abolidos por Cao Cao en el año 210, y reemplazar el sistema de reclutamiento, pues se había derrumbado durante la guerra civil de la década de 190, que se acompañó en 224 con la introducción de reformas educativas que afectaron a la Academia Imperial (太学).
Aunque Cao Pi continuó los enfrentamientos con los grandes rivales de su padre, no consiguió someterlos, de manera que cada uno gobernó sobre sus propios estados nacidos de la descomposición del Imperio Han. A pesar de que en el año 220 consiguió derrotar a Liu Bei (刘备, 161-223, r. 221-223), este continuó gobernando la región de Sichuan (四川) y se autoproclamó emperador de la dinastía Shu Han (蜀汉, 221-263). Por su parte, Sun Quan (孙权, 182-252, r. 229-252), que gobernaba el sur de China, fue atacado por Liu Bei, y para evitar el asedio por dos frentes pactó con Cao Pi, quien le nombró Rey de Wu (吴王). Pero una vez que Sun Quan venció a Liu Bei, rompió su alianza con Cao Pi provocando que este organizara hasta tres campañas militares para someterle, aunque finalmente fracasó.
En el año 226 Cao Pi cayó gravemente enfermo, por lo que se apresuró a nombrar príncipe heredero a su hijo Cao Rui e instó a sus ministros a guiarle después de su muerte. Finalmente falleció el 29 de junio a los 39 años de edad.
La obra de Cao Pi
Tras su muerte, Cao Pi fue honrado con el nombre póstumo de Emperador Culto (文帝), pues ha pasado a la historia de la literatura china como un consumado escritor, con obras como el libro Sobre las Normas de la Literatura (典论), de la que solo ha llegado hasta nosotros el capítulo “Teoría de la Literatura” (论文), que es la obra de crítica literaria china más antigua. A esta obra se sumaron sus poemas, entre los que destaca “Cantando una canción de Yan” (燕歌行), uno de los primeros poemas chinos que emplea versos de siete sílabas (七言诗), donde describió sus sentimientos.
Cantando una canción de Yan” (燕歌行)
“Las bandadas de golondrinas gritan ¡regresa!,
los gansos vuelan
hacia el sur;
pienso en ti
en tu viaje
y mi corazón se llena de nostalgia”.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 31.Volumen IV. Julio de 2015.
Puente Dagu en Tianjin. Foto: xiquinhosilva, Tianjin, CC BY 2.0, Wikimedia para «Dagu Bridge».
Tianjin (天津 o Tiānjīn) es una de las cuatro municipalidades chinas gobernadas directamente por el poder central —junto con Beijing, Shanghái y Chongqing— con rango equivalente al de provincia. Conocida popularmente como la “Shanghái del Norte” debido a las concesiones extranjeras y a la arquitectura occidental que albergaba, posee el mayor puerto comercial del norte de China y es, además, la salida natural de Beijing hacia el mar. Los extranjeros que habitan en ella la llaman cariñosamente como “TJ”, aunque su nombre significa literalmente “el lugar donde el emperador cruzó el río”.
Tianjin cuenta con una población superior a los once millones de habitantes –cinco de ellos en la ciudad propiamente dicha-, está situada a orillas del río Hai (1) (海河 o Hǎihé) en su desembocadura en el mar de Bohai (2)(渤海 o Bóhǎi), en la costa nordeste del país. Limita por tierra con la provincia de Hebei y la municipalidad de Beijing, conectada con esta por tren de alta velocidad que hace el trayecto de cien kilómetros en apenas unos minutos.
Tianjin goza de un espléndido pasado histórico, marcado por la invasión de ocho naciones extranjeras: Italia, Alemania, Francia, Rusia, Reino Unido, el imperio Austrohúngaro, Japón y, en menor medida, Estados Unidos, que dejaron una profunda huella en su gente y en su arquitectura, compuesta por miles de villas y edificios de corte occidental que aportan belleza y encanto a la ciudad, dividiendo la faz de la urbe en concesiones con características propias.
Breve apunte histórico
El devenir de la ciudad de Tianjin está inevitablemente ligado a la historia de Beijing, capital imperial china. Así, cuando en el siglo XIII los mongoles hicieron de Beijing su centro político, transformaron a Tianjin en el lugar más importante para el almacenamiento del grano, pues por ahí pasaba el Gran Canal (大运河 o Dàyúnhé) construido hasta Beijing por el mítico Kublai Kan (1215-1294), primer emperador de la dinastía Yuan (1271-1294) y nieto del emblemático Gengis Kan. Debido a su crecimiento e importancia como punto de almacenamiento de mercancías procedentes de diversos puntos de la costa y el interior, Tianjin construyó su primera muralla de protección ya en el siglo X, la cual fue posteriormente reforzada en los siglos XV y XVII, lo que le permitió seguir prosperando con cierta seguridad.
En 1856, durante la II Guerra del Opio (1856-1860), las tropas franco-británicas atacaron con sus barcos de guerra los fuertes protectores a las afueras de Tianjin, forzando a los chinos a firmar el Tratado de Tianjin (1858) que abrió el puerto chino al comercio extranjero y legalizó, al mismo tiempo, la venta del opio. Esto hizo que poco después diversas potencias extranjeras establecieran concesiones en la ciudad convirtiéndolas en pequeños territorios nacionales provistas de todo lo que originariamente había en sus países de procedencia: colegios, cárceles, hospitales, viviendas, embajadas, mercados, tiendas de alta costura, etc.
Sin embargo, el Gobierno chino no recuperó el control total de la ciudad de Tianjin hasta el final de la II Guerra Mundial (1939-1945), aunque la paz y estabilidad de la que gozaban dichas concesiones se vio amenazada en un par de ocasiones, entre las que destacó la Rebelión de los Bóxers (1899-1901, en chino 义和团起义 o Yìhétuán Qǐyì).
En 1945, Tianjin se convirtió en una base estadounidense, pero dos años después las tropas norteamericanas se retiraron debido a las protestas de la población local. Las facciones comunistas entraron en la ciudad el 15 de enero de 1949, desde entonces, Tianjin ha sido una municipalidad gobernada por el poder central excepto durante el periodo comprendido entre 1958 y 1967 en que formó parte integrante de la provincia de Hebei.
Desde 1949 Tianjin, dividida en 18 distritos y 240 subdistritos, ha sido uno de los mayores centros industriales de toda China y produce una gran variedad de productos manufacturados que son vendidos en todo el país y en el extranjero, aunque el 40 por ciento de su territorio está destinado a cultivos, tales como el trigo, el arroz y el maíz. Su población, compuesta en un 97 por ciento por los chinos han, en un dos por ciento por hui y en un uno por ciento por manchúes, posee en la actualidad un Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de unos 62.400 yuanes (cerca de 7.700 euros), lo que la sitúa en los primeros puestos nacionales.
Lugares de interés turístico
Bendecida con una gran variedad de atracciones turísticas, entre reliquias históricas, paisajes naturales, templos, iglesias y lugares conmemorativos, etc., Tianjin es un lugar ideal para explorar. Los diez rincones más visitados, conocidos como Jīnmén Shíjǐng (津门十景), son: la calle cultural Guwenhua, el Fuerte Dagu, la sección de la Gran Muralla a su paso por Huangyaguan, el Templo Dabei, el río Hai, el Parque del Agua, la montaña Pan, la calle de los hoteles y los restaurantes, la Torre de Radio y Televisión, y la Zhonghuan Cailian, entre otros.
La antigua calle cultural de Tianjin (Gŭwénhuàjiē o 古文化街), ahora totalmente renovada, está situada en el distrito de Nankai, tiene como centro geográfico el Palacio Tianhou (天后宫) y fue inaugurada oficialmente en 1986. Admirada por su peculiar estilo arquitectónico, es el lugar de encuentro de artistas, bohemios, calígrafos, anticuarios y poetas, lo que le proporciona un ambiente especial entre edificios réplica de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). Sus comercios dedicados a las artes tradicionales chinas se alinean a los dos lados de la calle, formando una amalgama cultural única donde se puede encontrar auténticos tesoros –de jade, cloisonné, porcelana, tinta china o seda pintada- apreciados tanto por lugareños como por foráneos, como por ejemplo las famosa pinturas de año nuevo de Yang Liuqing o las esculturas de Zhang Niren.
El Fuerte Dagu (大沽炮台 o Dàgū Pàotái), construido entre 1522 y 1567 durante la dinastía Ming cerca del mar a unos 60 kilómetros de la urbe, se usaba para proteger la ciudad de las invasiones extranjeras y, más tarde, para salvaguardar la capital china durante la dinastía Qing.
El tramo de la Gran Muralla que pasa por Huangyaguan (黄崖关 o el Paso del Despeñadero Amarillo), con una longitud de 41 kilómetros, supuso un punto militar estratégico durante la dinastía Qi del Norte (550-577), pues se encuentra situado en una zona montañosa intersección de cuatro ciudades: Beijing, Tianjin, Tangshan y Chengde. El general y héroe nacional chino Qi Jiguang (1528-1588) de la dinastía Ming, recordado por su lucha contra los japoneses a lo largo de la costa oriental de China, le añadió torres de vigilancia y atalayas defensivas, debido a estar construida sobre una abrupta geografía, lo que la rodea de una belleza y escenografía incomparable.
Por su parte, el Templo Dabei (大悲院 o Monasterio de la Gran Compasión), de creencia budista, está situado en el distrito de Hebei, y es el más antiguo, el de mayor tamaño y mejor conservado de todos los que hay en la ciudad de Tianjin. Construido originalmente a finales de la dinastía Ming (1368-1644), concretamente entre 1611 y 1644, tuvo su época dorada durante la dinastía Qing (1644-1911). Fue ampliado en 1940, sufrió daños severos durante la Revolución Cultural y fue nuevamente restaurado en 1980. Con una extensión de 10.600 metros cuadrados, está compuesto de dos partes claramente diferenciadas: el Templo del Oeste –levantado en 1669 y actual sede del monasterio e instituto budista- y el Templo del Este –construido por el monje Long Xian en 1940 y de arquitectura más moderna-. Destacan una escultura de Guanyin (观音 o Diosa de la Misericordia), con sus 24 brazos, y una estatua del bodhisattva Maitreya.
El río Hai, abierto a la navegación hace 1.800 años, está considerado como el “río madre” de Tianjin al estar estrechamente ligado a la vida de los habitantes de esta urbe desde generaciones. En su extensión destaca el Parque Haihe (海河公园), donde cada mañana se reúne una gran cantidad de personas a practicar todo tipo de deportes, ejercicios, bailes, cantos y juegos al aire libre. Es el lugar ideal para pasear entres sus árboles centenarios, airear los pájaros en sus jaulas de bambú, hacerse fotos de boda o remar en una de sus barcas de recreo.
El Parque del Agua (水上公园), centro de atracciones y diversión familiar terminado en 1985, está compuesto por un enorme lago navegable con doce islas interconectadas con puentes y una espectacular fuente de colores en la zona central y rodeada de todo tipo de áreas de entretenimiento en el que se incluye un zoológico con diversas especies de animales.
El monte Pan (o Panshan, 盘山) es una de las atracciones favoritas de los habitantes de Tianjin y es una de las quince montañas más famosas de China. Se dice que el emperador Qianlong (1711-1799) de la dinastía Qing comentó en una ocasión que si hubiese sabido antes de la gran belleza del monte Pan, jamás hubiera cruzado al sur del río Yangtsé. Dotado con pinos, fuentes naturales de agua fresca, ríos cristalinos, rocas de formas extrañas y 72 templos, su punto más alto es el pico Guayue (con más de 800 metros).
También en Tianjin destaca la Gran Mezquita (清真寺 o Qīngzhēnsì), centro de culto musulmán desde la dinastía Qing, consistente en cuatro estructuras y un Muro de las Oraciones; la zona Zhonghuan Cailian; la calle de los hoteles y los restaurantes; la iglesia católica Xīkāi, construida por los franceses en el siglo XX; el Templo de Confucio (文庙); el monumento conmemorativo al terremoto de 1976 (抗震纪念碑); el Museo de Historia Natural; el Museo de Historia; el edificio a la memoria de Zhou Enlai (周恩来纪念馆) y la Torre de Radio y Televisión.
Entre sus centros de enseñanza superior destaca la Universidad de Nankai (南开大学), la Universidad Normal de Tianjin (天津师范大学) y la Universidad de Ciencias y Tecnología (天津科技大学).
Gastronomía de Tianjin
La gastronomía de Tianjin es bien conocida en todo el país, sobre todo por sus tapas, ravioles rellenos de todo tipo y los bollos de carne. El lugar ideal para degustar cada una de las especialidades de la zona es la calle de las comidas (Shípǐnjiē o 食品街), repleta de restaurantes de gran fama y pequeños locales de comida rápida distribuidos en dos niveles, aunque por toda la ciudad hay multitud de restaurantes especializados en todo tipo de comidas, tanto locales, chinas como internacionales.
Destaca el establecimiento de ravioles llamado Gǒubùlǐ (狗不理), con más de ciento cincuenta años de historia y una carta de decenas de jiǎozi (饺子) rellenos de multitud de sabores y texturas. Además, su especialidad es el bāozi (包子, panecillo relleno cocido al vapor) repleto de carne de cerdo, verduras, especias y salsa; aunque también los hacen de pollo, gambas o con vegetales (shūcài bāozi o 蔬菜包子).
Otra de las especialidades locales es el shíbājiēmáhuā (十八街麻花), una especie de churro trenzado frito dulce crujiente por fuera y tierno por dentro; y el ěrduoyǎnzhàgāo (耳朵眼炸糕), buñuelos esponjosos de arroz glutinoso fritos rellenos de mermelada de judía de soja roja (豆沙 o dòushā); además cuentan con el chátāng (茶汤), sopa dulce de mijo glutinoso.
Toda una institución gastronómica en Tianjin, que cumplirá cien años de vida en 2013, es el restaurante Dēngyǐnglóu (登瀛楼饭店), especializado en el tradicional desayuno de Tianjin y en platos tan exóticos como la sopa agridulce de pescado vivo (醋烧活鱼 o cùshāohuóyú), revuelto de carne de cangrejo (芙蓉蟹黄 o fúróngxièhuáng) y las gambas de tres sabores (津焖三味虾 o jīnmènsānwèixiā).
De compras por Tianjin
Tianjin es un paraíso para las compras textiles, teniendo su olimpo en cuanto a cantidad, calidad y número de tiendas en la calle Bīnjiàngdào (滨江道). Además, esta ciudad es famosa por sus alfombras –gracias a sus ocho fábricas especializadas en este producto confeccionado todavía a mano-, las figuras de arcilla y los carteles de felicitación de Año Nuevo, que comenzaron a elaborarse ya en este lugar en el siglo XVII.
Notas:
(1) Al río Hai también se le conoce como río Haihe (海河), sin embargo, ese nombre no es exacto pues hé (河) en chino ya significa río, con lo que se cae en la redundancia
(2) Se le conoce como mar de Bohai (渤海), sin embargo, debería llamarse únicamente mar de Bo, pues hǎi (海) en chino ya significa mar, con lo que se cae en la redundancia.
Estatua del Buda Sakyamuni, construida en el año 849, de 26 m de altura. Foto: Dominio público, Wikipedia.
El monte Xumi (须弥山) de Ningxia reune más de 150 grutas con casi un milenio y medio de historia, que le se convirtieron en uno de los centros de promoción de la cultura budista más importantes de la Ruta de la Seda. Fueron construidas durante siglos por diferentes dinastías gracias a la conjunción de la sabiduría y la creatividad de artistas y monjes, y alberga las grutas artificiales más tempranas de China.
En el noroeste de China, a 320 km de Yinchuan, capital de la Región Autónoma Hui de Ningxia, a los pies del monte Xumi (须弥山), existen más de 150 grutas distribuidas a lo largo de 2 km y 8 picos, conocidas como “las grutas del monte Xumi”. Las grutas están repartidas en la cara sudeste de la montaña y se extienden en forma de abanico. Estas grutas comenzaron a construirse hacia finales de la dinastía Wei Septentrional (北魏, 386-534) y poseen casi un milenio y medio de historia. Las cuevas vivieron su época de esplendor durante la dinastía Zhou Septentrional (北周, 557-581), convirtiéndose en las grutas artificiales más tempranas de China. Este lugar es, además, uno de los centros de promoción de la cultura budista más importantes de la Ruta de la Seda.
Detalle de la estatua del Buda Sakyamuni. Foto: Thebrainchamber1, CC BY-SA 4.0, Wikimedia.
Representan el conjunto de cavidades más grande que existe en Ningxia pero, debido a su remota situación geográfica y su menor presencia en los registros históricos, nunca recibieron mucha atención. En el siglo XX, durante los años 50, y a causa del interés del país por la arqueología y las reliquias culturales, las grutas del monte Xumi fueron llamando poco a poco la atención. A día de hoy, existen más de 350 estatuas distribuidas en el Gran Buda del monte Xumi, la cueva de la posteridad, el templo del halo, el templo del primer ministro, la cueva de la flor del melocotón, el pantano de los pinos, las tres cuevas, la acequia de las piedras negras y otros paisajes, además de numerosos murales, inscripciones y estelas que conforman el legado religioso y sagrado del arte de las grutas de la dinastía Wei Septentrional.
A partir de la dinastía Wei Septentrional, las dinastías Sui (隋, 581-618) Tang (唐, 618-907), Song (宋, 960- 1279), Xia Occidental (西夏, 1038-1227), Yuan (元, 1271-1368) y Ming (明, 1368-1644) construyeron grutas en el monte Xumi. Las imágenes budistas creadas por cada dinastía poseen diferentes características: las figuras de la dinastía Wei Septentrional son elevadas, dignas, sencillas y austeras, y conservan el estilo del budismo hindú. Las de la dinastía Zhou Septentrional son más voluminosas, con decoración ostentosa que las convierte en figuras más refinadas, mientras que las de la dinastía Sui son más simples, ausentes de adornos y pesadas. Por último, las de la dinastía Tang poseen un rostro grueso de expresión serena que tiende a la perfección.
Entre ellas está la estatua del Buda Sakyamuni, construida en el año 849, de 26 m de altura, con las manos en reposo sobre las rodillas y las piernas colgando, lo que le atribuye un rostro natural. Las líneas talladas en esta estatua fluyen suavemente y reflejan con gran intensidad el desarrollo artístico de la dinastía Tang. Las grutas del monte Xumi también contienen vestigios de las dinastías Song, Xia Occidental y Yuan que han ofrecido material extremadamente útil para estudiar la historia de la sociedad de la época. En la obra Viaje al Oeste (西游记) se describe el monte Xumi cuando el monje budista Xuanzang, protegido por el rey Mono, se encuentra con la montaña Flameante en su viaje a la India. Buscan a la princesa del abanico de hierro para que les preste un aventador y los impulse hasta el monte Xumi. Los mitos han contribuido en gran parte al misterio y encanto de esta montaña.
«Xumi» es la transcripción al chino de la palabra en sánscrito «Sumeru». Es el nombre de la montaña mítica del centro del universo en la cosmología budista. También se refieren a ella con el nombre de «Meru». En la imagen: mural del siglo XVII donde se ve una representación del monte Meru de la cosmología busdita. Foto: Anishshah19. Dominio público, Wikimedia para «monte Meru».
Cuando el visitante llega al monte Xumi tiene la sensación de estar completamente rodeado de cuevas. Aquí el paisaje es hermoso y posee onduladas sierras que se convierten en una colección de grutas difícil de encontrar en la meseta de Loess. Cabe mencionar que se trata de un punto infranqueable en la antigua Ruta de la Seda, que actuaba como atajo para ir de Chang’an (actual Xi’an) a las Regiones del Oeste. Hace más de 1.900 años las grutas del monte Xumi fueron construidas gracias a la conjunción de la sabiduría y la creatividad de artistas y monjes. Esta serie de oquedades construidas en la montaña se desarrollaron de forma imponente y espectacular, y se acabaron convirtiendo en uno de los principales lugares del budismo en aquella época.
Las grutas del Monte Xumi. Cada gruta está distribuida sobre montañas de arenisca roja, características del relieve de Danxia. Foto: Caaat. Dominio público, Wikimedia.
En la actualidad, la Región Autónoma Hui de Ningxia está promocionando las grutas de monte Xumi mediante la construcción de un museo y diferentes puntos de interés paisajístico.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 37.Volumen IV. Julio de 2016.
Puente de viento y lluvia de Chengyang, también llamado «Puente Yongji de Chengyang». Sus piezas están ensambladas sin un solo clavo. En el río Lixi, bajo el puente, crecen los cultivos de arroz y algodón de la etnia dong. Foto: EditQ, Wikimedia CC BY-SA 4.0,
Los puentes de viento y lluvia son un tipo de construcción característica del pueblo dong. Como el cuerpo central de dichos puentes está constituido por una galería cubierta, debajo de la cual los transeúntes que cruzan de un lado a otro pueden encontrar refugio contra las inclemencias del tiempo, recibieron el ya mencionado apelativo de “puentes de viento y lluvia”.
A esta etnia le gusta construir sus aldeas junto a un curso de agua y, donde hay agua, son necesarios los puentes que se hacen imprescindibles en la vida de dicha minoría del sur de China. En sus asentamientos persiste la tradición según la cual “si hay una aldea, tiene que haber una torre del tambor y, si se encuentra junto a un río, hace falta construir un puente de viento y lluvia”. Su diseño es extremadamente particular y su característica más apreciada es la destreza constructiva.
Madera ensamblada sin clavos
Durante todo el proceso de construcción no se utiliza un solo clavo sino que se recurre al ensamblaje de caja y espiga, una antigua técnica consistente en el acoplamiento de piezas de madera entre sí sin recurrir a ningún otro método de fijación. El secreto radica precisamente en el citado procedimiento de ensamblaje, que se ha transmitido de generación en generación desde hace miles de años. La lengua de la espiga de cada pieza se introduce en el agujero de la caja o mortaja correspondiente y, de ese modo, se levantan las galerías cubiertas y los puentes que las sostienen. Los puentes de viento y lluvia condensan la enorme sabiduría y creatividad del pueblo dong y se cuentan entre las más increíbles construcciones de este tipo en todo el mundo.
Detalle del puente a contraluz. Se construyen en su centro pequeños altares en los que se realizan ofrendas a Guan Yu y otros seres inmortales.. Foto: Dom-Dom. Flickr, CC BY 2.0,
El puente de Chengyang, construido en 1912
De entre los numerosos puentes existentes, el más famoso es el de Chengyang, en la aldea de Linxi del distrito autónomo dong de Sanjiang, localizado en la provincia meridional de Guangxi. El puente, que se extiende sobre el río Linxi, tiene una longitud total de 64,4 m y consta de 5 pabellones y 19 galerías. Se trata del mayor y más largo conservado hasta la actualidad. Su construcción se prolongó durante 13 años y se concluyó finalmente en 1912.
Con sus salientes y elevados aleros, exquisita decoración tallada en la madera y la peculiar alternancia de pabellones y verandas, su estampa recortada entre las montañas y el agua resulta extremadamente pintoresca. El puente de Chengyang posee ya una historia centenaria y, a pesar de haber sido dañado por las crecidas de las aguas del río, sigue en pie gracias a las sucesivas reparaciones. Se la considera una obra maestra de esta etnia, una materialización de su sabiduría ancestral y uno de los más valiosos tesoros de la arquitectura china en madera.
El interior del Puente Yongji de Chengyang. Sus piezas están ensambladas sin un solo clavo. Foto: EditQ, Wikimedia, CC BY-SA 4.0
Lugar de reunión popular
Para esta minoría, los puentes de viento y lluvia no constituyen solamente un medio de comunicación entre orillas, sino también el escenario donde se desarrollan los quehaceres cotidianos. Cuando el tiempo es bueno, quienes allí viven gustan de reunirse en los pabellones para echar una partida de cartas, jugar al ajedrez o charlar sobre sus asuntos a la vez que desempeñan labores artesanales. En dichos pabellones existe incluso un lugar específico para la población infantil; mientras adultos y mayores conversan o se ocupan de sus cuestiones, niñas y niños pueden jugar ahí con total libertad.
Durante los periodos de descanso en el campo, también aprovechan el espacio para comprar o vender sus productos y, poco a poco, el puente se va convirtiendo en un animado mercado. En los puestos distribuidos a lo largo de los pabellones abundan entonces los coloridos vestidos tradicionales y los artículos de uso cotidiano.
Los dong también organizan grandiosos banquetes en el interior de esos pabellones cubiertos en los que cada familia contribuye con sus especialidades culinarias. Según sus ancestrales creencias, un buen banquete puede alejar todas las enfermedades y dar la fuerza necesaria para emprender cualquier actividad. Estos puentes no son una simple construcción de madera porque constituyen, asimismo, una creación artística y espiritual que resume la historia viva de la etnia.
El puente de viento y lluvia de Chengyang, o puente Yongji de Chengyang. Foto: By yuen yan. Flickr: P4235479, CC BY-SA 2.0
Lugar de culto de la etnia dong
Según la tradición dong, sus puentes representan un nexo entre la vida y la muerte. La construcción de uno de estos es una meritoria obra que puede resultar beneficiosa para uno mismo y para la propia familia y, por ello, se construyen en su centro pequeños altares en los que se realizan ofrendas a Guan Yu y otros seres inmortales. Y allí se reúnen para venerar esas figuras y rezar por una climatología favorable y una vida feliz y plena. Las bolas de colores que cuelgan a lo largo de las galerías, así como las inscripciones sobre el puente, registran los méritos adquiridos por las distintas generaciones de aldeanos gracias a la construcción y las sucesivas reparaciones del puente.
Vista del puente desde una de sus orillas. En el río Lixi, bajo el puente, crecen los cultivos de arroz y algodón. Foto: EditQ, CC BY-SA 4.0
Las habilidades arquitectónicas dong para la construcción de puentes y viviendas están registradas ya desde finales de la dinastía Han, en el siglo III d.C. Para levantar sus construcciones, nunca utilizan planos, ya que pueden valerse exclusivamente de sus profundos conocimientos técnicos que se han ido transmitiendo y ampliando de generación en generación.
Los sencillos y elegantes puentes de viento y lluvia de las aldeas dong, situados entre las cristalinas aguas y las verdes montañas, desprenden un particular encanto que seduce al visitante. A pesar de las vicisitudes de su larga historia, siguen aguantando con firmeza y robustez y se han convertido en un símbolo cultural de este pueblo, sabio y laborioso, al que estas construcciones protegen calladamente de los rigores del tiempo.
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