El carácter fú (福) predomina como decoración en la Fiesta de la Primavera china y se ve en cada puerta gracias a lo que representa. Este concepto, que significa suerte, fortuna o felicidad, es un elemento fundamental entre los símbolos de esta festividad. El carácter fú puede verse escrito en caligrafía o en papel recortado y normalmente se enmarca en un rombo de color rojo y, muchas veces, puede ir intencionadamente invertido.
En la celebración del Año Nuevo Chino o Fiesta de la Primavera, las familias se vuelven a reunir y juntas esperan la llegada de un nuevo año. Se preocupan de dejar atrás todo lo malo que les trajo el año que se despide para así poder acoger todo lo nuevo y más prometedor: las oportunidades benignas que se representan con la pronta llegada de la segunda luna nueva después del solsticio de invierno. En estos días las casas se decoran con fruición, las personas compran ropa nueva y hasta acuden a la peluquería a cambiar de peinado. No son las apariencias las únicas en ser renovadas en el tiempo de Año Nuevo; en China también es costumbre saldar deudas y resolver desacuerdos para poder comenzar el nuevo ciclo ligeros y libres de cualquier anclaje negativo del pasado.
Chújiù-yíngxīn (除旧迎新), que se traduce como ‘deshacerse de lo viejo para hacerle espacio a lo nuevo’, es la frase que representa cómo los chinos se preparan para recibir la llegada del año nuevo. Muchas son las costumbres y tradiciones que en esta víspera responden a la necesidad de recibir el nuevo año de la mejor forma. Pero no todos los cambios se centran en las personas. A medida que caminamos por las calles de China podremos ver cómo los hogares se visten de rojo, el color más auspicioso y que representa la buena fortuna. Las puertas y ventanas son adornadas con este color al que también se le da forma de lámparas, petardos, el animal zodiacal del año entrante, lienzos con frases que traen buenos augurios y el siempre necesario carácter 福 (fú).
El carácter fú normalmente se enmarca en un rombo de color rojo y, muchas veces, puede ir intencionadamente invertido.
Suerte y felicidad del revés
El carácter fú es el que predomina como decoración en la Fiesta de la Primavera y se ve en cada puerta gracias a lo que representa. Este concepto, que significa suerte, fortuna o felicidad, es un elemento fundamental entre los símbolos de esta festividad cuya importancia trasciende lo que define el diccionario. El carácter fú puede verse escrito en caligrafía o en papel recortado. Normalmente se enmarca en un rombo de color rojo y, muchas veces, puede ir intencionadamente invertido.
Es difícil establecer con exactitud el momento en el que este carácter aparece en las puertas de las casas, pero se sabe que esta práctica data de los tiempos de la dinastía Song (960 – 1279 d.C.). Existen diversas historias que giran en torno al uso de esta grafía como ornamento de la Fiesta de la Primavera.
Una de las historias que se cuentan sobre el fú se remonta a la dinastía Zhou y se refiere a la trama de una de las grandes novelas clásicas de la cultura china: Fengshen Yanyi(封神演义). Cuando Jiang Ziya (姜子牙), canciller del Imperio Zhou, fue convertido en un dios, su mujer exigió también ser investida diosa. Jiang Ziya le contestó que ella sería la diosa de la pobreza porque desde su unión él no había visto sino pobreza. Por consiguiente, y cuando la mujer fue elevada a divinidad, se le encomendó como ámbito de protección todo lugar en el que no reinara la buena fortuna. Al enterarse de esto, los pobladores pegaron el carácter fú en sus puertas para mantener a la pobreza alejada de sus vidas.
Emperador Zhu Yuanzhang: Foto: Wikipedia.
Otra leyenda tiene que ver con el fundador de la dinastía Ming, el emperador Zhu Yuanzhang (朱元璋). Una vez dicho emperador decidió ocupar la ciudad de Nanjing, ordenó pegar el carácter fú en la puerta de aquellas familias que lo apoyaban para así distinguirlas de las que eran contrarias a él y asesinarlas. Cuando la emperatriz se enteró, ordenó a toda la ciudad que colocaran el carácter en sus puertas para evitar la matanza. Así lo hicieron todas las familias menos una: en una de las casas fue pegado el revés porque sus moradores eran analfabetos.
Al día siguiente los soldados informaron al emperador de que todas las casas estaban protegidas por este sello con la única excepción de aquella en cuya puerta la palabra estaba invertida. Enfurecido, el emperador dispuso que se matara a la familia que había cometido el error, pero fue la emperatriz quien, en un desesperado intento por evitar que se derramase sangre inocente, le mostró que había malinterpretado el mensaje de esta familia. Si bien era cierto que estaba invertido (倒, dào: invertido), el verdadero significado de esto era jugar con el sonido de llegar (到, dào: llegar), homófono del primero. La mujer dio a entender al soberano que esta familia ya estaba advertida de la visita de su ejército, y que con el carácter al revés la familia quería decir que el emperador representaba a la fortuna (福, fú) y que el juego de caracteres significaba “la fortuna ha llegado” (福到了,fúdàole). El emperador, contento con la explicación, aplacó su ira y así se evitó la tragedia.
Cuando el emperador Kangxi (康熙) heredó el trono contaba tan solo siete años y por ello fue su abuela quien lo crió y protegió hasta que él fuera capaz de llevar el control del imperio. Cuando la mujer cayó enferma sin que los médicos pudieran curarla, decidió rezar por ella y aplicar sus conocimientos de antiguas tradiciones y caligrafía. Siguiendo la costumbre, y después de ayunar, el emperador escribió el carácter fú en un intento por conmover al cielo y traer consigo fortuna y longevidad para su amada abuela.
Fue durante la dinastía Qing, en el hogar de Yixin (奕䜣), familiar del emperador Yizhu (奕詝), que otra famosa historia relacionada con el uso del fú aconteció. La mujer de Yixin ordenó al mayordomo de la casa que este carácter se pusiera en la puerta exterior como tradicionalmente se hacía. Sin embargo, el sirviente al que se asignó esta tarea pegó el fú de forma invertida por ser analfabeto. La mujer de Yixin, al enterarse del error del sirviente, mandó al mayordomo que lo latigara. El lacayo, para evitar el castigo al sirviente, le hizo ver a la mujer que el significado era el de “la felicidad ha llegado” (福到了, fúdàole) por su semejanza con la voz “la felicidad está del revés” (福倒了, fúdàole). Con ello, no solo ahorró la pena al sirviente analfabeto, sino que además fue recompensado con mucho dinero por su supuesto ingenio.
Carácter Fu en un mosaico de una casa antigua.
El poder del fú
Existe una versión del carácter fú que está sobre el resto, considerada como la mejor en todo el mundo (天下第一福, Tiānxià dì yī fú). Fue el segundo emperador de la dinastía Qing quien, al ver a su abuela enferma, escribió esta pieza fundamental de la historia de la caligrafía china. Cuando Kangxi (康熙) heredó el trono contaba tan solo siete años y por ello fue su abuela quien lo crió y protegió hasta que él fuera capaz de llevar el control del imperio. Cuando la mujer cayó enferma sin que los médicos pudieran curarla, el emperador Kangxi decidió rezar por ella y aplicar sus conocimientos de antiguas tradiciones y caligrafía. Siguiendo la costumbre, y después de ayunar, el emperador escribió el carácter fú en un intento por conmover al cielo y traer consigo fortuna y longevidad para su amada abuela. El efecto fue tal que la mujer no solo se recuperó sino que consiguió vivir hasta los 75 años.
El carácter fú (福) escrito por Kangxi
A pesar de que Kangxi es famoso por su conocimiento y destreza en el arte de la caligrafía, pocos son los registros que quedan de sus escritos y es este carácter fú particularmente especial porque es más delgado que otras versiones del mismo carácter y como delgado (瘦, shòu) es homófono de longevidad (寿, shòu) logra unir estos significados de conceptos tan distintos en su caligrafía. Dentro del fú del emperador Kangxi se pueden también encontrar las grafías “mucho” (多, duō), “descendencia” (子, zi), “tierra” (田, tián), “talento” (才, cái) y “felicidad”(福, fú), por lo que la interpretación dice que en este trabajo de caligrafía se encuentran los significados de muchos descendientes, mucha tierra, mucho talento, mucha felicidad y que, junto con la longevidad, conforman las cinco implicaciones de este fú. Estos cinco significados del fú pueden ser encontrados en la vida misma del emperador Kangxi al haber tenido docenas de descendientes, haber expandido el territorio de su imperio, haber sido un emperador con mucho talento que trajo a su pueblo a un tiempo de gran prosperidad y porque fue él uno de los dos gobernantes de China que se mantuvieron en el poder durante más de sesenta años.
Carácter Fu escrito de 100 maneras diferentes. Foto: Wikipedia.
El poder que esta sola palabra puede contener es inimaginable y es por esto que su valor y fama atraen cientos de visitas importantes hasta la mansión del príncipe Gong en Beijing, lugar donde se conserva una copia del carácter fú tallado en una roca de 8 metros.
Al caminar por las calles de China, sin importar el tamaño de la ciudad que nos acoja, seremos testigos de la víspera de un nuevo año dispuestos todos a recibir lo nuevo en casas y con el carácter fú como símbolo de bienvenida. .
Equívocos y malentendidos: «Nǎ lǐ, nǎ lǐ», la nueva explicación del carácter «wěn» y el significado de «fāng biàn»
Bonita, ¿dónde?
哪里都漂亮
Martín no sabía bien el significado de nǎ lǐ, nǎ lǐ que siempre utilizan los chinos. Se trata de una expresión de modestia, que en circunstancias normales tiene poco significado práctico.
Una vez, asistió a una boda de un amigo chino y elogió con cortesía la belleza de la novia. En vez de ésta, el novio que estaba al lado le contestó sin pensar: “¡Nǎ lǐ, nǎ lǐ!”
A Martín le sorprendió mucho. Pensaba: “¡qué extraño! Ya he elogiado educadamente la belleza de la novia, todavía no está satisfecho. Quiere que le dé ejemplos para especificar”. Entonces, le dijo: “me gusta su pelo, las cejas, los ojos, las orejas, la nariz, la boca, ¡todo es muy bonito!” La respuesta provocó una carcajada de todos los presentes. (1).
La nueva explicación del carácter wěn
“吻”字新解
María lleva ya dos años estudiando chino y ha alcanzado un cierto conocimiento básico de los métodos y reglas de la escritura de los caracteres chinos. Cuando aprendió el caracter wěn, se planteó una curiosa duda: wěn está compuesto por dos caracteres que son wù y kǒu respectivamente.
El primero significa “no” y el segundo “boca”, lo que conjuntamente significa “sin boca”. ¿Cómo se puede besar sin boca? Es algo que no podía entender.
Después de pensar un ratito, su profesor le contestó sonriendo: los chinos siempre son modestos y tímidos, la combinación de wù y kǒu quiere decir en realidad que cuando se besan no hablan.
No vengas cuando estoy haciendo mis necesidades
我方便时候你不要来
Una vez, unos estudiantes chinos invitaron a cenar a un chico extranjero recién llegado a China a estudiar chino. Durante la cena, uno de los estudiantes chinos dijo: “voy a fāng biàn”. El extranjero no entendió bien qué quería decir. Le contaron que significaba “hacer sus necesidades“. Así que el chico extranjero memorizó la expresión.
Un día, una compañera de clase le dijo que quería visitarle en su dormitorio cuando fuera fāng biàn, a lo que él le respondió rápidamente: “puedes venir cuando quieras menos cuando estoy haciendo mis necesidades”. (2)
Notas:
(1). “nǎ lǐ” además de ser una expresión de modestia para rechazar el elogio, como palabra significa “dónde”.
(2). “fāng biàn” , además de como una expresión coloquial “hacer las necesidades” , significa también “conveniente”, en esta frase se refiere a “cuando le venga bien”
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Puente Dagu en Tianjin. Foto: xiquinhosilva, Tianjin, CC BY 2.0, Wikimedia para «Dagu Bridge».
Tianjin (天津 o Tiānjīn) es una de las cuatro municipalidades chinas gobernadas directamente por el poder central —junto con Beijing, Shanghái y Chongqing— con rango equivalente al de provincia. Conocida popularmente como la “Shanghái del Norte” debido a las concesiones extranjeras y a la arquitectura occidental que albergaba, posee el mayor puerto comercial del norte de China y es, además, la salida natural de Beijing hacia el mar. Los extranjeros que habitan en ella la llaman cariñosamente como “TJ”, aunque su nombre significa literalmente “el lugar donde el emperador cruzó el río”.
Tianjin cuenta con una población superior a los once millones de habitantes –cinco de ellos en la ciudad propiamente dicha-, está situada a orillas del río Hai (1) (海河 o Hǎihé) en su desembocadura en el mar de Bohai (2)(渤海 o Bóhǎi), en la costa nordeste del país. Limita por tierra con la provincia de Hebei y la municipalidad de Beijing, conectada con esta por tren de alta velocidad que hace el trayecto de cien kilómetros en apenas unos minutos.
Tianjin goza de un espléndido pasado histórico, marcado por la invasión de ocho naciones extranjeras: Italia, Alemania, Francia, Rusia, Reino Unido, el imperio Austrohúngaro, Japón y, en menor medida, Estados Unidos, que dejaron una profunda huella en su gente y en su arquitectura, compuesta por miles de villas y edificios de corte occidental que aportan belleza y encanto a la ciudad, dividiendo la faz de la urbe en concesiones con características propias.
Breve apunte histórico
El devenir de la ciudad de Tianjin está inevitablemente ligado a la historia de Beijing, capital imperial china. Así, cuando en el siglo XIII los mongoles hicieron de Beijing su centro político, transformaron a Tianjin en el lugar más importante para el almacenamiento del grano, pues por ahí pasaba el Gran Canal (大运河 o Dàyúnhé) construido hasta Beijing por el mítico Kublai Kan (1215-1294), primer emperador de la dinastía Yuan (1271-1294) y nieto del emblemático Gengis Kan. Debido a su crecimiento e importancia como punto de almacenamiento de mercancías procedentes de diversos puntos de la costa y el interior, Tianjin construyó su primera muralla de protección ya en el siglo X, la cual fue posteriormente reforzada en los siglos XV y XVII, lo que le permitió seguir prosperando con cierta seguridad.
En 1856, durante la II Guerra del Opio (1856-1860), las tropas franco-británicas atacaron con sus barcos de guerra los fuertes protectores a las afueras de Tianjin, forzando a los chinos a firmar el Tratado de Tianjin (1858) que abrió el puerto chino al comercio extranjero y legalizó, al mismo tiempo, la venta del opio. Esto hizo que poco después diversas potencias extranjeras establecieran concesiones en la ciudad convirtiéndolas en pequeños territorios nacionales provistas de todo lo que originariamente había en sus países de procedencia: colegios, cárceles, hospitales, viviendas, embajadas, mercados, tiendas de alta costura, etc.
Sin embargo, el Gobierno chino no recuperó el control total de la ciudad de Tianjin hasta el final de la II Guerra Mundial (1939-1945), aunque la paz y estabilidad de la que gozaban dichas concesiones se vio amenazada en un par de ocasiones, entre las que destacó la Rebelión de los Bóxers (1899-1901, en chino 义和团起义 o Yìhétuán Qǐyì).
En 1945, Tianjin se convirtió en una base estadounidense, pero dos años después las tropas norteamericanas se retiraron debido a las protestas de la población local. Las facciones comunistas entraron en la ciudad el 15 de enero de 1949, desde entonces, Tianjin ha sido una municipalidad gobernada por el poder central excepto durante el periodo comprendido entre 1958 y 1967 en que formó parte integrante de la provincia de Hebei.
Desde 1949 Tianjin, dividida en 18 distritos y 240 subdistritos, ha sido uno de los mayores centros industriales de toda China y produce una gran variedad de productos manufacturados que son vendidos en todo el país y en el extranjero, aunque el 40 por ciento de su territorio está destinado a cultivos, tales como el trigo, el arroz y el maíz. Su población, compuesta en un 97 por ciento por los chinos han, en un dos por ciento por hui y en un uno por ciento por manchúes, posee en la actualidad un Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de unos 62.400 yuanes (cerca de 7.700 euros), lo que la sitúa en los primeros puestos nacionales.
Lugares de interés turístico
Bendecida con una gran variedad de atracciones turísticas, entre reliquias históricas, paisajes naturales, templos, iglesias y lugares conmemorativos, etc., Tianjin es un lugar ideal para explorar. Los diez rincones más visitados, conocidos como Jīnmén Shíjǐng (津门十景), son: la calle cultural Guwenhua, el Fuerte Dagu, la sección de la Gran Muralla a su paso por Huangyaguan, el Templo Dabei, el río Hai, el Parque del Agua, la montaña Pan, la calle de los hoteles y los restaurantes, la Torre de Radio y Televisión, y la Zhonghuan Cailian, entre otros.
La antigua calle cultural de Tianjin (Gŭwénhuàjiē o 古文化街), ahora totalmente renovada, está situada en el distrito de Nankai, tiene como centro geográfico el Palacio Tianhou (天后宫) y fue inaugurada oficialmente en 1986. Admirada por su peculiar estilo arquitectónico, es el lugar de encuentro de artistas, bohemios, calígrafos, anticuarios y poetas, lo que le proporciona un ambiente especial entre edificios réplica de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). Sus comercios dedicados a las artes tradicionales chinas se alinean a los dos lados de la calle, formando una amalgama cultural única donde se puede encontrar auténticos tesoros –de jade, cloisonné, porcelana, tinta china o seda pintada- apreciados tanto por lugareños como por foráneos, como por ejemplo las famosa pinturas de año nuevo de Yang Liuqing o las esculturas de Zhang Niren.
El Fuerte Dagu (大沽炮台 o Dàgū Pàotái), construido entre 1522 y 1567 durante la dinastía Ming cerca del mar a unos 60 kilómetros de la urbe, se usaba para proteger la ciudad de las invasiones extranjeras y, más tarde, para salvaguardar la capital china durante la dinastía Qing.
El tramo de la Gran Muralla que pasa por Huangyaguan (黄崖关 o el Paso del Despeñadero Amarillo), con una longitud de 41 kilómetros, supuso un punto militar estratégico durante la dinastía Qi del Norte (550-577), pues se encuentra situado en una zona montañosa intersección de cuatro ciudades: Beijing, Tianjin, Tangshan y Chengde. El general y héroe nacional chino Qi Jiguang (1528-1588) de la dinastía Ming, recordado por su lucha contra los japoneses a lo largo de la costa oriental de China, le añadió torres de vigilancia y atalayas defensivas, debido a estar construida sobre una abrupta geografía, lo que la rodea de una belleza y escenografía incomparable.
Por su parte, el Templo Dabei (大悲院 o Monasterio de la Gran Compasión), de creencia budista, está situado en el distrito de Hebei, y es el más antiguo, el de mayor tamaño y mejor conservado de todos los que hay en la ciudad de Tianjin. Construido originalmente a finales de la dinastía Ming (1368-1644), concretamente entre 1611 y 1644, tuvo su época dorada durante la dinastía Qing (1644-1911). Fue ampliado en 1940, sufrió daños severos durante la Revolución Cultural y fue nuevamente restaurado en 1980. Con una extensión de 10.600 metros cuadrados, está compuesto de dos partes claramente diferenciadas: el Templo del Oeste –levantado en 1669 y actual sede del monasterio e instituto budista- y el Templo del Este –construido por el monje Long Xian en 1940 y de arquitectura más moderna-. Destacan una escultura de Guanyin (观音 o Diosa de la Misericordia), con sus 24 brazos, y una estatua del bodhisattva Maitreya.
El río Hai, abierto a la navegación hace 1.800 años, está considerado como el “río madre” de Tianjin al estar estrechamente ligado a la vida de los habitantes de esta urbe desde generaciones. En su extensión destaca el Parque Haihe (海河公园), donde cada mañana se reúne una gran cantidad de personas a practicar todo tipo de deportes, ejercicios, bailes, cantos y juegos al aire libre. Es el lugar ideal para pasear entres sus árboles centenarios, airear los pájaros en sus jaulas de bambú, hacerse fotos de boda o remar en una de sus barcas de recreo.
El Parque del Agua (水上公园), centro de atracciones y diversión familiar terminado en 1985, está compuesto por un enorme lago navegable con doce islas interconectadas con puentes y una espectacular fuente de colores en la zona central y rodeada de todo tipo de áreas de entretenimiento en el que se incluye un zoológico con diversas especies de animales.
El monte Pan (o Panshan, 盘山) es una de las atracciones favoritas de los habitantes de Tianjin y es una de las quince montañas más famosas de China. Se dice que el emperador Qianlong (1711-1799) de la dinastía Qing comentó en una ocasión que si hubiese sabido antes de la gran belleza del monte Pan, jamás hubiera cruzado al sur del río Yangtsé. Dotado con pinos, fuentes naturales de agua fresca, ríos cristalinos, rocas de formas extrañas y 72 templos, su punto más alto es el pico Guayue (con más de 800 metros).
También en Tianjin destaca la Gran Mezquita (清真寺 o Qīngzhēnsì), centro de culto musulmán desde la dinastía Qing, consistente en cuatro estructuras y un Muro de las Oraciones; la zona Zhonghuan Cailian; la calle de los hoteles y los restaurantes; la iglesia católica Xīkāi, construida por los franceses en el siglo XX; el Templo de Confucio (文庙); el monumento conmemorativo al terremoto de 1976 (抗震纪念碑); el Museo de Historia Natural; el Museo de Historia; el edificio a la memoria de Zhou Enlai (周恩来纪念馆) y la Torre de Radio y Televisión.
Entre sus centros de enseñanza superior destaca la Universidad de Nankai (南开大学), la Universidad Normal de Tianjin (天津师范大学) y la Universidad de Ciencias y Tecnología (天津科技大学).
Gastronomía de Tianjin
La gastronomía de Tianjin es bien conocida en todo el país, sobre todo por sus tapas, ravioles rellenos de todo tipo y los bollos de carne. El lugar ideal para degustar cada una de las especialidades de la zona es la calle de las comidas (Shípǐnjiē o 食品街), repleta de restaurantes de gran fama y pequeños locales de comida rápida distribuidos en dos niveles, aunque por toda la ciudad hay multitud de restaurantes especializados en todo tipo de comidas, tanto locales, chinas como internacionales.
Destaca el establecimiento de ravioles llamado Gǒubùlǐ (狗不理), con más de ciento cincuenta años de historia y una carta de decenas de jiǎozi (饺子) rellenos de multitud de sabores y texturas. Además, su especialidad es el bāozi (包子, panecillo relleno cocido al vapor) repleto de carne de cerdo, verduras, especias y salsa; aunque también los hacen de pollo, gambas o con vegetales (shūcài bāozi o 蔬菜包子).
Otra de las especialidades locales es el shíbājiēmáhuā (十八街麻花), una especie de churro trenzado frito dulce crujiente por fuera y tierno por dentro; y el ěrduoyǎnzhàgāo (耳朵眼炸糕), buñuelos esponjosos de arroz glutinoso fritos rellenos de mermelada de judía de soja roja (豆沙 o dòushā); además cuentan con el chátāng (茶汤), sopa dulce de mijo glutinoso.
Toda una institución gastronómica en Tianjin, que cumplirá cien años de vida en 2013, es el restaurante Dēngyǐnglóu (登瀛楼饭店), especializado en el tradicional desayuno de Tianjin y en platos tan exóticos como la sopa agridulce de pescado vivo (醋烧活鱼 o cùshāohuóyú), revuelto de carne de cangrejo (芙蓉蟹黄 o fúróngxièhuáng) y las gambas de tres sabores (津焖三味虾 o jīnmènsānwèixiā).
De compras por Tianjin
Tianjin es un paraíso para las compras textiles, teniendo su olimpo en cuanto a cantidad, calidad y número de tiendas en la calle Bīnjiàngdào (滨江道). Además, esta ciudad es famosa por sus alfombras –gracias a sus ocho fábricas especializadas en este producto confeccionado todavía a mano-, las figuras de arcilla y los carteles de felicitación de Año Nuevo, que comenzaron a elaborarse ya en este lugar en el siglo XVII.
Notas:
(1) Al río Hai también se le conoce como río Haihe (海河), sin embargo, ese nombre no es exacto pues hé (河) en chino ya significa río, con lo que se cae en la redundancia
(2) Se le conoce como mar de Bohai (渤海), sin embargo, debería llamarse únicamente mar de Bo, pues hǎi (海) en chino ya significa mar, con lo que se cae en la redundancia.
Estatua del Buda Sakyamuni, construida en el año 849, de 26 m de altura. Foto: Dominio público, Wikipedia.
El monte Xumi (须弥山) de Ningxia reune más de 150 grutas con casi un milenio y medio de historia, que le se convirtieron en uno de los centros de promoción de la cultura budista más importantes de la Ruta de la Seda. Fueron construidas durante siglos por diferentes dinastías gracias a la conjunción de la sabiduría y la creatividad de artistas y monjes, y alberga las grutas artificiales más tempranas de China.
En el noroeste de China, a 320 km de Yinchuan, capital de la Región Autónoma Hui de Ningxia, a los pies del monte Xumi (须弥山), existen más de 150 grutas distribuidas a lo largo de 2 km y 8 picos, conocidas como “las grutas del monte Xumi”. Las grutas están repartidas en la cara sudeste de la montaña y se extienden en forma de abanico. Estas grutas comenzaron a construirse hacia finales de la dinastía Wei Septentrional (北魏, 386-534) y poseen casi un milenio y medio de historia. Las cuevas vivieron su época de esplendor durante la dinastía Zhou Septentrional (北周, 557-581), convirtiéndose en las grutas artificiales más tempranas de China. Este lugar es, además, uno de los centros de promoción de la cultura budista más importantes de la Ruta de la Seda.
Representan el conjunto de cavidades más grande que existe en Ningxia pero, debido a su remota situación geográfica y su menor presencia en los registros históricos, nunca recibieron mucha atención. En el siglo XX, durante los años 50, y a causa del interés del país por la arqueología y las reliquias culturales, las grutas del monte Xumi fueron llamando poco a poco la atención. A día de hoy, existen más de 350 estatuas distribuidas en el Gran Buda del monte Xumi, la cueva de la posteridad, el templo del halo, el templo del primer ministro, la cueva de la flor del melocotón, el pantano de los pinos, las tres cuevas, la acequia de las piedras negras y otros paisajes, además de numerosos murales, inscripciones y estelas que conforman el legado religioso y sagrado del arte de las grutas de la dinastía Wei Septentrional.
A partir de la dinastía Wei Septentrional, las dinastías Sui (隋, 581-618) Tang (唐, 618-907), Song (宋, 960- 1279), Xia Occidental (西夏, 1038-1227), Yuan (元, 1271-1368) y Ming (明, 1368-1644) construyeron grutas en el monte Xumi. Las imágenes budistas creadas por cada dinastía poseen diferentes características: las figuras de la dinastía Wei Septentrional son elevadas, dignas, sencillas y austeras, y conservan el estilo del budismo hindú. Las de la dinastía Zhou Septentrional son más voluminosas, con decoración ostentosa que las convierte en figuras más refinadas, mientras que las de la dinastía Sui son más simples, ausentes de adornos y pesadas. Por último, las de la dinastía Tang poseen un rostro grueso de expresión serena que tiende a la perfección.
Entre ellas está la estatua del Buda Sakyamuni, construida en el año 849, de 26 m de altura, con las manos en reposo sobre las rodillas y las piernas colgando, lo que le atribuye un rostro natural. Las líneas talladas en esta estatua fluyen suavemente y reflejan con gran intensidad el desarrollo artístico de la dinastía Tang. Las grutas del monte Xumi también contienen vestigios de las dinastías Song, Xia Occidental y Yuan que han ofrecido material extremadamente útil para estudiar la historia de la sociedad de la época. En la obra Viaje al Oeste (西游记) se describe el monte Xumi cuando el monje budista Xuanzang, protegido por el rey Mono, se encuentra con la montaña Flameante en su viaje a la India. Buscan a la princesa del abanico de hierro para que les preste un aventador y los impulse hasta el monte Xumi. Los mitos han contribuido en gran parte al misterio y encanto de esta montaña.
«Xumi» es la transcripción al chino de la palabra en sánscrito «Sumeru». Es el nombre de la montaña mítica del centro del universo en la cosmología budista. También se refieren a ella con el nombre de «Meru». En la imagen: mural del siglo XVII donde se ve una representación del monte Meru de la cosmología busdita. Foto: Anishshah19. Dominio público, Wikimedia para «monte Meru».
Cuando el visitante llega al monte Xumi tiene la sensación de estar completamente rodeado de cuevas. Aquí el paisaje es hermoso y posee onduladas sierras que se convierten en una colección de grutas difícil de encontrar en la meseta de Loess. Cabe mencionar que se trata de un punto infranqueable en la antigua Ruta de la Seda, que actuaba como atajo para ir de Chang’an (actual Xi’an) a las Regiones del Oeste. Hace más de 1.900 años las grutas del monte Xumi fueron construidas gracias a la conjunción de la sabiduría y la creatividad de artistas y monjes. Esta serie de oquedades construidas en la montaña se desarrollaron de forma imponente y espectacular, y se acabaron convirtiendo en uno de los principales lugares del budismo en aquella época.
Las grutas del Monte Xumi. Cada gruta está distribuida sobre montañas de arenisca roja, características del relieve de Danxia. Foto: Caaat. Dominio público, Wikimedia.
En la actualidad, la Región Autónoma Hui de Ningxia está promocionando las grutas de monte Xumi mediante la construcción de un museo y diferentes puntos de interés paisajístico.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 37.Volumen IV. Julio de 2016.
Puente de viento y lluvia de Chengyang, también llamado «Puente Yongji de Chengyang». Sus piezas están ensambladas sin un solo clavo. En el río Lixi, bajo el puente, crecen los cultivos de arroz y algodón de la etnia dong. Foto: EditQ, Wikimedia CC BY-SA 4.0,
Los puentes de viento y lluvia son un tipo de construcción característica del pueblo dong. Como el cuerpo central de dichos puentes está constituido por una galería cubierta, debajo de la cual los transeúntes que cruzan de un lado a otro pueden encontrar refugio contra las inclemencias del tiempo, recibieron el ya mencionado apelativo de “puentes de viento y lluvia”.
A esta etnia le gusta construir sus aldeas junto a un curso de agua y, donde hay agua, son necesarios los puentes que se hacen imprescindibles en la vida de dicha minoría del sur de China. En sus asentamientos persiste la tradición según la cual “si hay una aldea, tiene que haber una torre del tambor y, si se encuentra junto a un río, hace falta construir un puente de viento y lluvia”. Su diseño es extremadamente particular y su característica más apreciada es la destreza constructiva.
Madera ensamblada sin clavos
Durante todo el proceso de construcción no se utiliza un solo clavo sino que se recurre al ensamblaje de caja y espiga, una antigua técnica consistente en el acoplamiento de piezas de madera entre sí sin recurrir a ningún otro método de fijación. El secreto radica precisamente en el citado procedimiento de ensamblaje, que se ha transmitido de generación en generación desde hace miles de años. La lengua de la espiga de cada pieza se introduce en el agujero de la caja o mortaja correspondiente y, de ese modo, se levantan las galerías cubiertas y los puentes que las sostienen. Los puentes de viento y lluvia condensan la enorme sabiduría y creatividad del pueblo dong y se cuentan entre las más increíbles construcciones de este tipo en todo el mundo.
Detalle del puente a contraluz. Se construyen en su centro pequeños altares en los que se realizan ofrendas a Guan Yu y otros seres inmortales.. Foto: Dom-Dom. Flickr, CC BY 2.0,
El puente de Chengyang, construido en 1912
De entre los numerosos puentes existentes, el más famoso es el de Chengyang, en la aldea de Linxi del distrito autónomo dong de Sanjiang, localizado en la provincia meridional de Guangxi. El puente, que se extiende sobre el río Linxi, tiene una longitud total de 64,4 m y consta de 5 pabellones y 19 galerías. Se trata del mayor y más largo conservado hasta la actualidad. Su construcción se prolongó durante 13 años y se concluyó finalmente en 1912.
Con sus salientes y elevados aleros, exquisita decoración tallada en la madera y la peculiar alternancia de pabellones y verandas, su estampa recortada entre las montañas y el agua resulta extremadamente pintoresca. El puente de Chengyang posee ya una historia centenaria y, a pesar de haber sido dañado por las crecidas de las aguas del río, sigue en pie gracias a las sucesivas reparaciones. Se la considera una obra maestra de esta etnia, una materialización de su sabiduría ancestral y uno de los más valiosos tesoros de la arquitectura china en madera.
El interior del Puente Yongji de Chengyang. Sus piezas están ensambladas sin un solo clavo. Foto: EditQ, Wikimedia, CC BY-SA 4.0
Lugar de reunión popular
Para esta minoría, los puentes de viento y lluvia no constituyen solamente un medio de comunicación entre orillas, sino también el escenario donde se desarrollan los quehaceres cotidianos. Cuando el tiempo es bueno, quienes allí viven gustan de reunirse en los pabellones para echar una partida de cartas, jugar al ajedrez o charlar sobre sus asuntos a la vez que desempeñan labores artesanales. En dichos pabellones existe incluso un lugar específico para la población infantil; mientras adultos y mayores conversan o se ocupan de sus cuestiones, niñas y niños pueden jugar ahí con total libertad.
Durante los periodos de descanso en el campo, también aprovechan el espacio para comprar o vender sus productos y, poco a poco, el puente se va convirtiendo en un animado mercado. En los puestos distribuidos a lo largo de los pabellones abundan entonces los coloridos vestidos tradicionales y los artículos de uso cotidiano.
Los dong también organizan grandiosos banquetes en el interior de esos pabellones cubiertos en los que cada familia contribuye con sus especialidades culinarias. Según sus ancestrales creencias, un buen banquete puede alejar todas las enfermedades y dar la fuerza necesaria para emprender cualquier actividad. Estos puentes no son una simple construcción de madera porque constituyen, asimismo, una creación artística y espiritual que resume la historia viva de la etnia.
El puente de viento y lluvia de Chengyang, o puente Yongji de Chengyang. Foto: By yuen yan. Flickr: P4235479, CC BY-SA 2.0
Lugar de culto de la etnia dong
Según la tradición dong, sus puentes representan un nexo entre la vida y la muerte. La construcción de uno de estos es una meritoria obra que puede resultar beneficiosa para uno mismo y para la propia familia y, por ello, se construyen en su centro pequeños altares en los que se realizan ofrendas a Guan Yu y otros seres inmortales. Y allí se reúnen para venerar esas figuras y rezar por una climatología favorable y una vida feliz y plena. Las bolas de colores que cuelgan a lo largo de las galerías, así como las inscripciones sobre el puente, registran los méritos adquiridos por las distintas generaciones de aldeanos gracias a la construcción y las sucesivas reparaciones del puente.
Vista del puente desde una de sus orillas. En el río Lixi, bajo el puente, crecen los cultivos de arroz y algodón. Foto: EditQ, CC BY-SA 4.0
Las habilidades arquitectónicas dong para la construcción de puentes y viviendas están registradas ya desde finales de la dinastía Han, en el siglo III d.C. Para levantar sus construcciones, nunca utilizan planos, ya que pueden valerse exclusivamente de sus profundos conocimientos técnicos que se han ido transmitiendo y ampliando de generación en generación.
Los sencillos y elegantes puentes de viento y lluvia de las aldeas dong, situados entre las cristalinas aguas y las verdes montañas, desprenden un particular encanto que seduce al visitante. A pesar de las vicisitudes de su larga historia, siguen aguantando con firmeza y robustez y se han convertido en un símbolo cultural de este pueblo, sabio y laborioso, al que estas construcciones protegen calladamente de los rigores del tiempo.
El bordado de Hunan, también conocido con el nombre de “bordado de Xiang”, nació entre las clases populares de esa provincia meridional china hace más de dos mil años y, junto a los bordados de Su (Suzhou, en Jiangsu), Shu (Sichuan) y Yue (Guangdong) forma parte de los “cuatro famosos bordados” de China.
La tradicional artesanía del bordado a mano de China es de una extrema exquisitez, y puede considerarse la quintaesencia de la cultura de ese país. Tras absorber la esencia de la artesanía de Suzhou y Guangdong, el de Hunan se fue desarrollando paulatinamente hasta establecer sus propias singularidades y convertirse en una artesanía tradicional característica de dicha provincia. Las mujeres nacidas en este lugar crecen en un entorno particular en el que se ven influidas por las generaciones anteriores, y normalmente, son introducidas desde muy pequeñas en este arte. Las habilidosas bordadoras emplean la aguja y el hilo para llevar a cabo sus brillantes creaciones y perpetuar la cultura del bordado en Hunan.
El bordado de Xiang más antiguo
El bordado de Xiang goza de una excelente reputación, hasta el punto de afirmarse que “sus flores desprenden fragancia, de sus aves se escucha el canto, sus tigres pueden correr y sus personajes parecen estar vivos”. El ejemplar más antiguo encontrado hasta la fecha es una pieza con decoración de dragón y fénix, hallada en 1958 en una tumba de Changsha perteneciente al Estado de Chu (primer milenio a.C.), cuyo bello patrón ornamental y precisas y delicadas puntadas provocaron el asombro de todo el mundo.
Bordado de seda para ritos del siglo IV a.C. procedente de Hubei. Los motivos son dragones, fénix y tigres, todos ellos bestias sagradas de la cultura china. Imagen: Dominio público de Wikimdia.
En 1972 se descubrieron en las antiguas sepulturas de Mawangdui de Changsha, pertenecientes a la dinastía Han del Oeste (206 a.C.-25 d.C.) más de cuarenta piezas de ropa bordada, con una decena de diferentes patrones decorativos, lo que demuestra de manera fehaciente que ya hace más de 2.100 años la artesanía del bordado de Hunan había alcanzado un extraordinario nivel de madurez.
Bordado de Hunana: seda natural e hilos selectos
El bordado de Xiang emplea la seda natural como principal materia prima y presta una gran atención al hilo, que se caracteriza especialmente por su extrema finura. Para preservar su suavidad y brillantez durante el proceso de bordado, hace falta primero cocerlo en una solución del fruto de la acacia de china (Gleditsia sinensis) y después enjugarlo con papel de bambú. El color del hilo de seda también es extraordinariamente diverso, con cientos de variedades y, además, con cada coloración se producen diferentes cambios de tonalidad.
Chaleco de seda bordado para exportación. 1780. Procede le Museo de Arte de Honolulu. Imagen: Hiart, CC0, Wikimedia commons.
Setenta tipos de puntada
Gracias a esa combinación de colores y a los más de setenta tipos de puntada, las piezas cobran una exquisita belleza, gran vivacidad y un realismo casi tridimensional. En cuanto a la temática de los bordados, es asimismo muy amplia e incluye personajes, animales, paisajes, aves y flores, y otros muchos. Entre todos ellos destaca el tigre como motivo tradicional y emblemático de dicha artesanía.
Detalle del mural con garzas sobre el País de los Inmortales. Dinastía Qing (1644–1911). Dominio público en el MET.Mural con garzas sobre el País de los Inmortales. Dinastía Qing (1644–1911). Dominio público en el MET.
Gatos de Su, tigres de Xiang
Al introducir este animal en sus bordados, los artesanos recurren normalmente a la original técnica del “pelo acolchado”, con la cual se le otorga una fuerte sensación de textura y se consigue dar ese aspecto voluminoso y vívido que caracteriza el pelaje real del tigre. De este modo han surgido numerosas obras clásicas que resultan comparables a los gatos de los bordados de Suzhou; de ahí la frase popular “gatos de Su, tigres de Xiang”.
En los de Hunan la aguja se emplea como un pincel y el hilo de seda es el trazo de color, por lo que la ingeniosa combinación de una y otro da como resultado una serie de obras maestras. En el año 2006 el bordado de Xiang entró a formar parte de la primera inscripción en la lista nacional de patrimonio cultural intangible de China y, de este modo, se ha convertido en la actualidad en una excelente tarjeta de presentación de la cultura de Hunan. Como tal, en representación de la provincia y de todo el país, ha participado en numerosas ferias internacionales de diferentes lugares del mundo y ha obtenido además muchos premios.
Los oficiales imperiales lucían coloridos bordados de seda para identificar su rango en las ceremonias. Los animales feroces, como este tigre, estaban destinados a los militares. Los pájaros, por ejemplo, eran bordados para funcionarios. Imagen: Dominio público. Museo de Philadelphia
Doble cara y doble imagen
La técnica denominada “de doble cara y doble imagen” consiste en bordar en cada lado, anverso y reverso, de una única pieza de seda transparente una imagen con diseño, motivos y colores completamente diferentes. Se trata de una innovadora técnica única en su género, desarrollada recientemente, y considerada por sus características como un arte casi mágico.
El panda y el tigre es una de las obras más destacables de este peculiar tipo de bordado. Fue realizada por la maestra bordadora Zhou Jinxiu (1932-2018) en 1999, recibió la medalla de oro de la Exposición de Artes y Oficios de China y ahora se custodia en el Museo del Bordado de Hunan. Zhou Jinxiu fue la inventora de la mencionada técnica del bordado a doble cara y también es una de las personalidades más representativas en lo que se refiere a la transmisión, desarrollo e innovación del bordado de Xiang.
En el anverso de esta obra aparece un pequeño oso panda comiendo bambú plácidamente en medio de un bosque, mientras en el reverso puede contemplarse un cachorro de tigre en la pradera oteando avizor el horizonte. Las figuras del bonachón y entrañable panda y el majestuoso y enérgico tigre destacan por su fuerte contraste, en una combinación entre la indolencia y la tensión dinámica cuya magia deja admirado al espectador.
En sus orígenes, el bordado de Xiang simplemente tenía como objetivo aderezar los vestidos y otorgar un toque decorativo pero, paulatinamente, se fue extendiendo a otros muchos aspectos de la vida cotidiana de Hunan hasta penetrar en sus venas y convertirse en un motivo de inmenso orgullo. Como tradición cultural y artística de intrínseca peculiaridad constituye una parte fundamental de la industria de la exportación de la provincia y contribuye en gran manera al desarrollo de la economía local y al incremento de la tasa de empleo femenino.
Sin embargo, con el desarrollo de la tecnología, la progresiva sustitución del trabajo manual por la maquinaría textil ha supuesto un duro golpe para el arte tradicional del bordado de Xiang. Los hunaneses ya han comenzado a introducir reformas en la producción y gestión de esta industria artesanal y a innovar sobre la base de la rica herencia transmitida hasta la actualidad. El bordado de Xiang ya no es aquel de los viejos tiempos del trabajo a mano sino que se ha adaptado a la nueva era de la alta tecnología y se ha convertido en un producto al alcance de todo el mundo.
El industrioso e inteligente pueblo hunanés, por ello, ha logrado conciliar así el tradicional bordado a mano de Xiang con los requisitos de la sociedad contemporánea. Hoy en día, esta particular artesanía conserva toda la elegancia de antaño y, tanto los artículos de uso cotidiano como los vestidos o ejemplares de coleccionista, son vendidos en todo el mundo. Gracias a su peculiar encanto, sus piezas se han ganado el aprecio del público tanto dentro como fuera de China.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 55. Volumen IV. Julio de 2019.
Zhou Youguang fue el inventor del pinyin, el sistema de transcripción fonética del chino a la escritura latina. Este extraordinario personaje, que compartió conversación con Einstein, dominaba cuatro lenguas (chino, inglés, francés y japonés), continuó escribiendo a los 93 años e incluso a los 100 publicó nuevas obras. El maestro Zhou, que murió el 14 de enero de 2017, justo un día después de cumplir 111 años, nunca perdió su sentido del humor y bromeaba diciendo “en el cielo están muy ocupados y se han olvidado de mí”.
Zhou Youguang nació en 1906 en Changzhou, en la provincia de Jiangsu, durante el reinado del emperador Guangxu de la dinastía Qing. En el transcurso de su vida, atravesó las cuatro últimas grandes épocas del país: el fin de los Qing, la era de los señores de la guerra (Beiyang), la República China y la República Popular China. De ahí que se le conozca como “el gran veterano de las cuatro dinastías”. Hay quien ve en él la representación de un siglo de historia nacional.
No fue hasta sus 50 años cuando empezó a interesarse por el estudio de la lengua china. A los diez años, se fue a vivir a Suzhou con su familia donde estudió inglés en las primeras escuelas modernas del país. Tras graduarse de la escuela secundaria, ya se expresaba y escribía con total fluidez en esa lengua extranjera. Más tarde, aprobó el examen de acceso a la Saint John’s University de Shanghái, donde se especializó en economía. Con su diploma en el bolsillo, Zhou partió a Japón para continuar sus estudios. Finalmente, acabó encontrando un puesto de trabajo en el sector financiero en Estados Unidos como economista. Fue durante este periodo en el extranjero, en 1947, cuando se encontró por casualidad con Albert Einstein.
Antes de 1955, el maestro Zhou Youguang nunca podría haber imaginado que, algunos años más tarde, él mismo conseguiría que la escritura china entrara en la modernidad.
“Al poco de llegar a Estados Unidos, uno de mis amigos profesores de la Universidad de Princeton era justamente colega de Einstein. Este amigo nos presentó y tuve la gran suerte de poder dialogar con él en dos ocasiones. Era una persona muy sencilla, nada arrogante”. Con el tiempo, fue olvidando el contenido de las conversaciones, excepto una frase del científico que quedaría grabada en su memoria: “Cuando un hombre llega a los 60 años y ha dedicado 13 a trabajar, 17 al ocio y el resto a comer y dormir, ¿cómo puede tener éxito en la vida? Dependerá de cómo emplee el tiempo que le queda”.
El pinyin, que literalmente significa “deletrear los sonidos”, se incluye hoy en día en la mayoría de métodos de lengua para ayudar a los estudiantes extranjeros a dominar los mecanismos y las sutilezas de la pronunciación china. Sin embargo, fue para los chinos, y no para los extranjeros, para los que se ideó este sistema. De hecho, teniendo en cuenta el gran número de minorías y dialectos en China, una lengua común y oficial se había convertido en una necesidad.
Antes de 1955, el maestro Zhou nunca podría haber imaginado que, algunos años más tarde, él mismo conseguiría que la escritura china entrara en la modernidad. Aquel 1955, en el mes de octubre, por la propuesta de la Universidad de Fudan en Shanghái, Zhou Youguang fue enviado a Beijing para participar en un gran congreso nacional sobre la modernización de la escritura china. Fue a raíz de este congreso cuando pasó a formar parte del comité de reforma de la escritura china.
En febrero de 1958, la segunda sesión de la Gran Asamblea Nacional del Pueblo validó el programa del pinyin
Fue “una experiencia realmente inesperada” pues, aunque había aprendido lingüística durante sus años universitarios, el estudio de la lengua surgía de su propio interés personal. “Cuando me cansaba de mis lecturas principales, encontraba en los libros de lingüística un nuevo entretenimiento como si, cansado de escribir con la mano derecha, pudiera utilizar la izquierda para dejar a la otra descansar”. Gracias a su excelente nivel de inglés, cuando volvió a China en 1949, llevó en paralelo a su actividad de profesor de universidad un tratado sobre la romanización del chino titulado Estudio sobre la escritura pinyin, publicado en 1952.
Tras su nominación oficial como miembro del comité nacional dedicado al pinyin, su trabajo se intensificó considerablemente, y redobló sus esfuerzos para llegar al final del proyecto que le había sido confiado. “Aquel cambio de carrera me llegó por casualidad, tuve que decidirme, avanzar y hacer todo lo posible para sacar adelante la tarea que me había sido encomendada. Como expertos, no podemos hacer las cosas a medias. Tuve que leer nuevamente las obras de referencia, que ya había leído, pero que era necesario releer con minuciosidad. En aquella época, estaba realmente muy implicado”.
Entre 1979 y 1982, la Organización Mundial de Normalización (ISO) escogió el pinyin como norma oficial de romanización del chino moderno.
Asignatura obligatoria en Educación Primaria desde 1958
En febrero de 1958, la segunda sesión de la Gran Asamblea Nacional del Pueblo validó el programa del pinyin, y ese mismo año, su enseñanza entró en el programa de Educación Primaria como asignatura obligatoria. Entre 1979 y 1982, la Organización Mundial de Normalización (conocida por sus siglas en inglés ISO) escogió el pinyin como norma oficial de romanización del chino moderno (ISO 7098).
“Gracias a un voto mundial, la ISO lo eligió como norma internacional y fue la primera vez que una normativa nacional se convertía en mundial. ¿Por qué se procedió de dicho modo? Simplemente porque un diálogo entre la cultura china y las extranjeras es fundamental para obtener un apoyo internacional”, confiaba Zhou Youguang.
Una vida más fácil con el pinyín
El sistema pinyin no solo ha facilitado el aprendizaje del chino en el extranjero, sino que también ha cambiado la vida de este país. La popularización de los ordenadores e Internet, así como la llegada de los teléfonos móviles, han permitido que su uso se haya convertido en el primer método de entrada de texto en chino. El pinyin no solo ha simplificado el aprendizaje de la lengua china para extranjeros sino que, también, ha permitido facilitar el acceso a la información y a la comunicación entre los chinos.
Cuanto más envejece el hombre, más busca la verdad, y es por ello que el erudito no puede hallar el conocimiento sin la necesaria reflexión. Con más de 100 años, Zhou Youguang continuó publicando obras. Entre las últimas destaca Shibeiji, publicada en 2011 y que reúne sus “impresiones sobre el mundo en la era de la globalización”. Escrita a sus 104 años, es un brillante ensayo por sus reflexiones que están realizadas en un estilo que asombra e impone respeto. Una de sus frases dice “en la era de la globalización, nuestra visión del mundo en su totalidad nos impone repensar cada objeto que lo compone”.
Durante los 111 años que vivió Zhou Youguang, cuyo nombre significa “portador de luz”, su fulgor nunca cesó de brillar.
El pinyin
El pinyin es un sistema de transcripción fonética que utiliza el alfabeto latino. Emplea 26 letras de dicho alfabeto y distingue mayúsculas y minúsculas. El orden es el mismo. Una palabra en pinyin se forma con consonantes y vocales a las que se les añade un tono que sirve para indicar la pronunciación.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio. Número 56. Volumen V. Septiembre de 2019.
«Rehusando la comida». Imagenes del rollo titulado «Escenas de la vida de Tao Yuanming. Autor: Chan Hongshou, dinastía Qing (1650). Honolulu Museum of Art.
Recojo crisantemos bajo la cerca del este y contemplo con calma las montañas del sur. Éste es uno de los versos más famosos del poeta chino Tao Yuanming (365–427), también conocido como Tao Qian(El que se esconde). El vino, la contemplación de la vida rural, la amistad y la muerte son algunos de los temas recurrentes de sus poemas.
No me inclinaré ante nadie por cinco celemines de arroz. Esta es la cita que expresa el profundo desapego de Tao Yuanming a la vida de funcionario. La pronunció cuando ya tenía tomada la decisión de dejar su cargo como magistrado en Penge, actual provincia de Jiangxi. Al renunciar a su puesto aceptó la pobreza. Tenía a su cargo una familia con 5 hijos y varios sobrinos, pero sus ideales confucianos y su sentido taoísta de la vida no le permitieron seguir en su puesto al servicio del gobierno. Tampoco aceptó luego otros encargos similares, cuando ya se encontraba retirado y había incluso perdido su hogar.
En sus últimos años como responsable público ya le costaba dedicar siquiera una pequeña partida de arroz a otra cosa que no fuera la fabricación de su amado vino. En cualquier caso, a la edad de 40 años dejó su trabajo y volvió a su hogar cerca de la montaña taoísta de Lushan. Allí se dedicó junto con su familia a cultivar la tierra para comer y a beber vino, su gran pasión.
Su vida y la de su familia estuvieron marcadas por la incertidumbre económica propia de los campesinos, su amor por el vino, sus intensas relaciones sociales y una generosa disposición a compartirlo todo.
Arriba: «Volviendo a casa». En medio: «Seleccionando arroz (para hacer licor)». Abajo:«Renunciando al sello oficial». Imagenes del rollo de papel «Escenas de la vida de Tao Yuanming. Autor: Chan Hongshou, dinastía Qing (1650). Honolulu Museum of Art. Wikimedia commons, dominio público.
Tao Yuanming, tres poemas
En su poesía describe las duras condiciones en las que vivían los campesinos, y su relación con los terratenientes. Sus temas fueron la pobreza, el vino, las relaciones de los campesinos con los terratenientes, el gozo de la vida familiar, la descripción contemplativa del campo y la naturaleza. Tal como dijo Guillermo Dañino en su antología de Tao Yuanming: «Tao Yuanming encontró solaz en su familia y la amistad, en su laúd, sus libros y sobre todo en el vino, del cual la mitad de sus poemas hablan con afecto».
—–
Bebiendo vino.
Poema nº 5
Construí mi cabaña al lado de un camino pero no oigo carretas ni caballos.
¿Cómo puedes lograrlo, me preguntas? Donde está mi mente, está también mi corazón.
Recojo crisantemos bajo la cerca del este, y contemplo con calma las montañas del sur.
El aire de la montaña es hermoso al atardecer, y los pájaros vuelven juntos a sus nidos.
Lo explicaría mejor si pudiera recordar las palabras.
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Bebiendo vino.
Poema nº 13
Dos huéspedes me acompañan de continuo mundos diferentes, gustos opuestos.
Uno solitario, siempre embriagado; el otro sobrio todo el año.
Se burlan mutuamente y nunca se han entendido.
¿No es tontería ser tan prudente? ¿No es inteligencia el vivir exaltado?
Un consejo a mi embriagado huésped: si termina el día, ¡encendamos una vela!
—–
Implorando comida
El hambre llegó, me empujó a salir pero no sabía a dónde iba. Caminando, llegué a un lugar. Llamé a una puerta, balbuceé palabras.
El anfitrión entendió mi intención;
me dio más de lo que yo esperaba hablamos en armonía hasta el anochecer
cada vez que llenaba mi copa, yo la vaciaba
disfrutando del placer de una nueva amistad.
Recitamos y compusimos poesía. Impulsado por la amabilidad de la lavandera,*
me avergüenza no tener el talento de Han Xin. No encuentro palabras para agradecer el encuentro, te devolveré tu bondad desde el más allá.
(*) Implorando comida fue uno de sus últimos poemas. En el tercer párrrafo, Tao Yuanmin habla de la amabilidad de la lavandera. Se refiere a un episodio de la vida del famoso general del siglo III a.C. Han Xin, quien apurado por la mala fortuna conoció a una lavandera que lo alimentó. Él le prometió recompensarla, pero ella le dijo que no esperaba nada. Más tarde, cuando se convirtió en general y ayudó a establecer la dinastía Han, le envió mil onzas de oro. Este episodio ha sido comentado por Bill Porter en su libro «Choosing to be Simple».
Fuentes bibliográficas:
Implorando comida
Poema 59 del libro Porter, Bill. *Choosing to Be Simple: Collected Poems of Tao Yuanming*. Copper Canyon Press, 2023.
Bebiendo vino, poemas 15 y 13 Tao Yuanming. El maestro de los cinco sauces. Selección, traducción y notas de Guillermo Dañino, Hiperión, 2006. Madrid. Originalmente publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005.
Nota: «No me inclinaré ante nadie por cinco celemines de arroz». Esta es la cita que eligió Guillermo Dañino para encabezar su antología dedicada a Tao Yuanming. También es del libro de Dañino la anécdota sobre la incapacidad de Tao Yuanming para dedicar ni un sólo grano de arroz a la producción de algo que no fuera licor.
Fuentes de la imagen destacada y de la pila de imágenes centrales: Chan Hongshou, dinastía Qing (1650). Honolulu Museum of Art. Wikimedia commons, dominio público.
Fragmento de «Hombres cargados con té en la provincia de Sichuan» (1908). Foto: Ernest Henry Wilson. CC BY 2.0, Wikimedia commmons.
La Ruta del Té y del Caballo es un trayecto legendario que durante miles de años permitió el intercambio del té de Yunnan y Sichuan por los caballos del Tíbet. China es el país natal del té y dio origen a todos los métodos de cultivo, elaboración y degustación.
En la encrucijada del suroeste de China donde se unen las provincias de Yunnan y Sichuan y la Región Autónoma del Tíbet se encuentran numerosas montañas y valles con una abundante vegetación. Allí era donde serpenteaba un misterioso sendero, el de mayor nivel sobre el mar y conocido como la Ruta del Té y del Caballo (茶马古道). Se originó a partir del comercio de té y caballos con los países fronterizos, además de otros productos variados. Este recorrido puede competir en importancia con la Ruta de la Seda(丝绸之路), sólo que no se hizo tan famosa como ella.
Ambas rutas supusieron eslabones y puentes decisivos en la permuta comercial y de todo tipo entre China, el Sudeste Asiático, Asia Meridional, Asia Occidental y Europa. Además, y sin quererlo expresamente, sirvieron también para el intercambio cultural y para difundir la amistad entre los diversos pueblos.
Itinerario de la antigua Ruta del Té y el Caballo
La antigua Ruta del Té y del Caballo cuenta con dos principales itinerarios de acuerdo con los distintos lugares de partida: uno es el trayecto Yunnan-Tíbet, mientras que el otro es el de Sichuan-Tíbet —además existía otro itinerario desde Shanghái hasta el Tíbet durante la dinastía Tang (618-907)—. El primero parte de Xishuangbanna, Kunming y Pu’er (el lugar de origen del famoso té), hacia el norte, atravesando lugares como Chuxiong, Dali y Lijiang, para luego girar al Oeste en el punto donde se une al camino de Chengdu, ya en la provincia de Sichuan. Mientras, el segundo parte de Chengdú hacia el oeste, pasando por la ciudad de Ya’an. La antigua ruta continúa para dirigirse directamente a Lhasa, la capital de Tíbet, desde ahí atraviesa diversas fronteras y llega a Nepal, India, Myanmar y Tailandia, para dispersarse a países del Asia Occidental y Europa. El itinerario Yunnan-Tíbet tiene una longitud superior a los 3.800 kilómetros, mientras que el de Sichuan-Tíbet recorre unos 3.100 kilómetros.
Mapa de la Ruta del Té y del Caballo modificado por Javier Pérez para Clonfuciomag, a partir del mapa creado por Redgeographics, CC BY-SA 4.0, Wikimedia commons, dominio público.
Estas dos principales rutas están repletas de otros senderos, grandes o pequeños, que se unen estrechamente en la encrucijada de Yunnan, Tíbet y Sichuan, de manera que es difícil de fijar el punto exacto de partida y el final, es decir, es imposible encontrar las ubicaciones exactas de ambos extremos de la ruta. Se inicia en una zona indeterminada de bastante tamaño y termina en otro sitio todavía más grande e incierto.
El comercio entre el té y el caballo
El comercio del té y de los caballos ha sido desde antiguo un rasgo común entre los chinos han y los tibetanos, el cual comenzó aproximadamente durante la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), cuando el famoso navegante y diplomático Zhang Qian (张骞) viajó a Asia Occidental y vio en el país de Daxia (actual Irán) cañas de bambú y telas chinas que habían llegado no a través de la Ruta de la Seda, sino a través de la Ruta del Té y del Caballo.
Los viajes de Zhang Qian representados en uno de los murales de las grutas de Mogao, en Dunhuang, en el corredor de Heixi. Foto: Wikimedia commons, dominio público.
Este itinerario alcanzó su apogeo durante la dinastía Tang y se consolidó durante la dinastía Song (960-1279), momento en el cual se estableció una organización especial para tramitar este comercio. En la dinastía Ming (1368-1644) se continuó con la gestión de la dinastía Song y se estableció el llamado Departamento del té y del caballo. La razón por la que todas las dinastías prestaron tanta atención a dicho comercio radica en el deseo de mantener la prosperidad y la estabilidad en la zona fronteriza del sudoeste chino.
Durante los primeros años de la dinastía Song, se compraron caballos con monedas de cobre, pero los pastores las fundieron para hacer armas, lo cual provocó una gran inquietud en la corte. Posteriormente, se prohibió comprar caballos con monedas, por lo que fueron sustituidas por telas, té, hierbas medicales, etc. Debido al entorno geográfico y a la costumbre de ingerir alimentos con alto contenido calórico, como el zanba (1), y productos lácteos procedentes de yak, carne de ternera y cordero, y a la falta de verduras, los tibetanos necesitaban el té para descomponer las grasas, desintoxicarse y mejorar la digestión.
Monjes budistas asiáticos disfrutando de un té chino con pastas. El té llegaba a Asia a través de la Ruta del Té y del Caballo. Imagen: Wikimedia CC-BY-4.0.
Por eso, los tibetanos inventaron y desarrollaron el hábito de beber el té con mantequilla salada de yak. Sin embargo, en las aéreas tibetanas no se producía té y se veían obligados a transportarlo desde las llanuras centrales de China, donde en la antigüedad usaban los caballos importados de Yunnan, Tíbet y Sichuan. Por eso, a la vez que se desarrolló el intercambio de té, floreció también el comercio de caballos entre esas zonas y el interior del país.
Caravana legendaria
Cuando hablamos de caravanas nos referimos a las recuas que transportaban mercancías en la antigua Ruta del Té y del Caballo. Utilizando un símil, si decimos que la ruta es un disco de vinilo con los surcos en la tierra suroeste de China, las huellas incesantes de los caballos y las caravanas serían la aguja del tocadiscos que reproduce esa canción embriagadora.
Boceto de un caballo. Siglo XVIII. India (Pahari Hills). Tinta sobre papel. Anónimo. MET. Dominio público.
La caravana, como vehículo, es un tipo de transporte muy utilizado en el suroeste de China, sobre todo en la antigua Ruta del Té y del Caballo. Frente al dificultoso y peligroso entorno natural y a su forma de existencia, la caravana se fue forjando gradualmente su propia cultura y costumbres. Entre las empresas comerciales y las caravanas de diversa procedencia, así como entre los propios miembros de una misma caravana se establecieron y formaron relaciones de cooperación y asistencia mutua.
La primordial forma organizativa de una caravana era la familia y el nexo de unión con otras caravanas era el mismo itinerario y el tipo de mercancía que se transportaba. Cada caravana recibía el nombre de bǎ (把) y un solo capataz podía hacerse cargo de un máximo de doce caballos, lo que le hacía parecer como un ejército bien entrenado y organizado. El líder de la caravana y sus ayudantes tenían cada uno su propio trabajo que se estipulaba al amanecer antes de cada salida.
Generalmente, desde Xishuangbanna hasta Lhasa se necesitaban unos 180 días, pero si se viajaba a la India el trayecto podía llevarles hasta un año solo la ida. Día tras día, año tras año, caravana tras caravana, generación tras generación, la ruta se llenaba de comerciantes cuya existencia dependía de ella misma. Como los vaqueros del lejano Oeste americano, eran héroes montados a caballo, exploradores de nuevas rutas, aventureros, comerciantes y agremiados individuales o en grupo. A la vez que protagonizaban leyendas personales, forjaban el desarrollo del suroeste chino. Aunque lo que transportaban era principalmente té y caballos, lo que difundían era cultura y sentimientos espirituales.
Hoy en día, en la antigua Ruta del Té y del Caballo, ya no se ven las caravanas ni se escucha las melodiosas campanillas de los caballos, sin embargo, las huellas de los antepasados, junto con las interminables leyendas e historias que generó, permanecen todavía vivas en la memoria de la gente.
China es el país natal del té y la provincia de Yunnan es el lugar de origen de esa infusión con carácter ya internacional.
Esta provincia se ha visto, desde siempre, favorecida por su exuberante naturaleza al estar encarada hacia el trópico de Cáncer, al contrario de otras zonas del globo situadas en la misma latitud que son desérticas, pues goza de selvas tropicales. El arbusto de té más antiguo del mundo crece en esta tierra mágica, mientras que todos los métodos y costumbres de cultivo, la elaboración y la degustación del té son originarios de China. Ya en la dinastía Tang, el poeta Lu Yu (陆羽, 733-804) escribió el manual Chájīng (茶经, La Obra Clásica del Té). Fue la primera vez que se registró detalladamente su origen, plantación, elaboración y la forma de beberlo.
Fragmento de la obra «Leopold Auenbrugger y su mujer», fotografiados por V.A. Heck. Imagen: Wikimedia,CC-BY-4.0
Alrededor de los siglos XVI-XVII, el té de la provincia de Yunnan llegó hasta Guangzhou llevado por las caravanas, desde donde los barcos de La Compañía Británica de las Indias Orientales lo difundieron por toda Asia, Europa y Norteamérica. En aquel entonces, los ingleses pagaron a los comerciantes chinos con plata y China siempre mantuvo una balanza comercial favorable entre China y el Reino Unido. Más tarde, a La Compañía Británica de las Indias Orientales se le ocurrió cambiar el té chino por opio, lo que acabó causando el estallido de las dos Guerras del Opio (鸦片战争, 1839-1842 y 1856-1860). En ese momento, la India era colonia del Reino Unido, por lo que en la década de los años 30 del siglo XIX los británicos aprovecharon las características orográficas de ese país para cultivar té ahí. Para ello, visitaron las plantaciones de China y aprendieron las técnicas de cultivo y elaboración, introduciendo las semillas de las variedades que más se aclimataron a las características de la India.
De hecho, el té chino influyó también en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783), pues el que bebían los norteamericanos era importado por la Compañía Británica de las Indias Orientales desde China. En 1773, los ingleses anunciaron la subida de los impuestos al té que se exportaba a Estados Unidos, lo que provocó la ira de los colonos americanos. En Boston, la gente subió a los barcos de dicha compañía y vertió 324 cajas de té al mar. Este acto fue conocido como el famoso Motín del té (Boston Tea Party) que provocó dos años más tarde la Guerra de Independencia de los Estados Unidos que duró hasta 1783, finalizando con la rendición de los británicos en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de País, alumbrando una nueva nación: los Estados Unidos de América.
Hombres cargados con té en la provincia de Sichuan (1908). Foto: Ernest Henry Wilson. CC BY 2.0, Wikimedia commmons.
Los antiguos residentes de Yunnan cultivaban el té para saciar la sed tras utilizar sus hojas como infusión, lo que hizo separar por primera vez la comida de la bebida, un gran paso en la dieta de los seres humanos. Quizá por esta razón, el famoso erudito y sinólogo británico Joseph Needham (1900-1995) dijo en una ocasión que el té “es la quinta contribución china al mundo después de la pólvora, el papel, la imprenta y la brújula”. Hoy en día, hay más de 50 países en todo el mundo que cultivan los arbustos de té y cerca de cien países que importan el té desde China. Así, el té ocupa en la actualidad un puesto muy importante entre las tres bebidas más saludables del mundo.
En China, tanto la gente de clase alta como los emperadores, eruditos o de clase baja como los plebeyos o los pescadores, todos consideran que tomar el té es un gran placer. Existe un refrán que dice: “los siete productos más importantes en una familia son la leña, el arroz, el aceite, la sal, la salsa de soja, el vinagre y el té”. Podemos ver, pues, que el té juega un papel muy importante en la vida cotidiana de los chinos. Señalar que el té que se transportaba por la antigua Ruta del Té y del Caballo era el pŭ’ěr (普洱茶), cultivado en la provincia de Yunnan, cuyas propiedades sobre la salud humana son bien conocidas.
Nota: (1). El zānba (糌粑) es harina de la cebada qingke (青稞) tostada, alimento básico de la nacionalidad china zang o tibetana.
Cuadro de Las Trece Casas, hacia 1820, con banderas de Dinamarca, España, Estados Unidos, Suecia, Gran Bretaña y Holanda. Imagen: autor desconocido, Wikimedia commons, dominio público.
En 1757 Guangzhou (Cantón) se convirtió en la única ciudad portuaria de toda China con autorización oficial para el comercio exterior, con lo que sus Trece Casas Comerciales fueron asignadas para llevar a cabo dichas gestiones. A partir de allí, Guangzhou comenzó su nueva era gloriosa, que duró un total de 85 años. Una época consistente en monopolizar el mercado de la importación y la exportación, y que a su vez logró un aumento inmediato del prestigio internacional y un alto nivel de prosperidad, convirtiéndose en una de las ciudades más grandes y habitadas del mundo.
Al norte del Parque Cultural de Guangzhou hay una calle que se llama Shísānháng Lù (de las Trece Casas Comerciales o 十三行路) que formaba, junto con otros barrios de los alrededores, una concentración de numerosos locales chinos y extranjeros dedicados al comercio exterior durante la dinastía Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). Con el transcurso del tiempo, el nombre de Shísānháng se fue asentando paulatinamente.
Punto de partida de la Ruta Marítima de la Seda
Al ser una ciudad histórica y cultural, Guangzhou cuenta con una dilatada tradición en las relaciones con el mundo exterior y su apertura como puerto emisor de la Ruta Marítima de la Seda se remonta a las dinastías Qin (221-207 a.C.), Han (206 a.C.-220 d.C.), Jin Occidental (265-316) y Jin Oriental (317-420), constituyendo el primer puerto chino importante destinado al comercio exterior que no cesó de tener actividad a lo largo de su historia. Algunos productos originales chinos como la seda, la cerámica y el té se exportaban al resto del mundo desde Guangzhou a cambio de mercancías exóticas como joyas, especias, marfil, cuernos de rinoceronte, etc.
Antigua capital del comercio marítimo chino
La instalación de la Agencia Administrativa de Productos Extranjeros durante la dinastía Tang (618-907) en Guangzhou fue la primera entidad oficial dedicada específicamente al comercio exterior. Durante las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1271-1368), Guangzhou mantenía una relación activa con más de 140 países y regiones en el sector de los negocios, aun a pesar de que figuraba en segunda posición en cuanto a la capacidad de su puerto, después de la ciudad de Quanzhou (provincia de Fujian). En un viaje que realizó el sacerdote franciscano italiano Odorico de Pordenone (1265-1331) a Guangzhou procedente de la India, descubrió que esta ciudad china era en aquel entonces tres veces más grande que la famosa Venecia.El origen de las Trece Casas Comerciales
Rutas marítimas Chinas. Mapa adaptado de www.unesco.org
Sin embargo, en las dinastías Ming y Qing, el gobierno implantó durante mucho tiempo la política de paralizar cualquier maniobra comercial a través de la navegación marítima, conservando exclusivamente dos vías de comunicación con el mundo exterior: una ruta terrestre que entraba en Pekín pasando por el Asia Central y otra marítima que finalizaba en Guangzhou, propiciando la aparición en esta ciudad septentrional de los agentes intermediarios conocidos como las “Trece Casas Comerciales”, quienes ofrecían todo tipo de servicios a los comerciantes extranjeros durante el reinado del emperador Wangli (1563-1620) de la dinastía Qing.
Las Trece Casas Comerciales, único punto de entrada marítima de mercancías
El monarca dudó entre la idea de recaudar fondos mediante el comercio con el extranjero y el miedo a la influencia foránea que producía tal actividad y que podría poner en peligro la estabilidad política del país. De hecho, al final resultó que en 1757 -año 22 del reinado del emperador Qianlong (1711-1799)-, Guangzhou se convirtió en la única ciudad portuaria de toda China con autorización oficial para el comercio exterior, con lo que las Trece Casas Comerciales fueron asignadas para llevar a cabo dichas gestiones. A partir de allí, Guangzhou –más conocida como Cantón entre los comerciantes europeos-, comenzó su nueva era gloriosa, que duró un total de 85 años. Una época consistente en monopolizar el mercado de la importación y la exportación, y que a su vez logró un aumento inmediato del prestigio internacional y un alto nivel de prosperidad, convirtiéndose en una de las ciudades más grandes y habitadas del mundo.
Las compañías comerciales de Guangzhou durante la Guerra del Opio. Imagen anónima. Musée de la Compagnie des Indes, Wikimedia commons, dominio público.
En realidad, las supuestas Trece Casas Comerciales, que se refieren a los establecimientos mercantiles autorizados por el gobierno para hacer negocios con los comerciantes occidentales en Guangzhou, no coinciden exactamente en número con las entidades existentes, sino que la cantidad de ellas podía variar con el paso del tiempo en mayor o menor medida.
En aquellos años los comerciantes que se congregaban en Guangzhou provenían principalmente del Reino Unido, Francia, Dinamarca, Suecia, Holanda, Brasil, Rusia, Portugal, España y diversos países del Sudoeste Asiático. Teniendo en cuenta que el gobierno prohibía cualquier tipo de contacto entre los comerciantes extranjeros, los funcionarios y el pueblo común, a los forasteros solamente se le permitía residir alrededor de la zona de las Trece Casas Comerciales, y cualquier transacción económica o asunto diplomático se tenía que realizar mediante los agentes intermediarios chinos.
El idioma, sistema de triaje
De esta manera, lo primero que tenían que hacer los comerciantes occidentales nada más llegar los barcos extranjeros era ponerse en contacto con una agencia que hablara su idioma para que les ayudara en la traducción, les introdujera en el mercado local, comprara la mercancía y ofreciera servicios de almacenaje, carga y descarga, alojamiento y asesoramiento legal. Al mismo tiempo, los comerciantes extranjeros verificaban los artículos que les vendía la agencia china, como el té, la seda, la porcelana, etc.
Con el paso del tiempo, en la orilla del Río de la Perla (situada al oeste de la ciudad) se empezaron a construir edificios dedicados específicamente a albergar a extranjeros y a proporcionarles locales para que pudieran realizar sus negocios. Las fincas, normalmente de tres pisos de altura y con un estilo arquitectónico occidental, se conocían como shāngguǎn(agencias comerciales) entre los extranjeros, mientras que para los habitantes chinos de la dinastía Qing se llamaban yíguǎn (casa de los extranjeros).
De izquierda a derecha: Li Shigong, Chen Laoyi y el misionero Robert Morrison. Grabado de Jenkins (1828) a partir de una pintura de George Chinnery. Dominio público.
Según lo que apuntaba en el año 1832 el misionero evangelista anglo-escocés y traductor de chino de la Compañía Británica de Las Indias Orientales, Robert Morrison (1782-1834), estas agencias estaba distribuidas de este a oeste por este orden: Agencia de Justicia y Paz (Ewohong), Agencia Holandesa, Agencia Inglesa, Agencia Chow Chow (Fungtaehong), Agencia Inglesa Antigua (Bungshanhong), Agencia Sueca (Suyhong), Agencia Imperial (Mayinghong), Agencia Paonshun, Agencia Americana (Kwangyuenhong), Agencia Zhongwo, Agencia Francesa, Agencia Española y Agencia Danesa.
Los cantoneses, inteligentes y trabajadores, aprovecharon esta oportunidad única y excelente que les concedía el emperador para enriquecerse aún más si cabía, justo en un momento en el que el intercambio entre la cultura occidental y la china se intensificaba y se difundía con rapidez.
Una descripción pictórica de la situación de esos momentos sería algo así: los barcos extranjeros se esforzaban por salir cargados con mercancías y en la zona de las Trece Casas Comerciales abundaba la riqueza. Los 85 años de historia del monopolio en el sector del comercio exterior supuso para Guangzhou un alto nivel de prosperidad y le situó en el cuarto lugar en el ranking mundial de potencias económicas del año 1850 y en el séptimo en 1875.
La riqueza procede de Guangzhou
De entre todas las casas comerciales que se encontraban en este barrio, destacaban las agencias Tongmen, Kwanglei, Ewo e Yisen, establecidas por Pan Zhengcheng, Lu Guangheng, Wu Binjian y Ye Shanglin respectivamente. En un reportaje publicado por el periódico estadounidense The Wall Street Journal se decía que Wu Binjian, no solo era el hombre más rico de China en aquella época, si no que además se situaba en los primeros puestos de los multimillonarios del mundo. Su fortuna alcanzó la impresionante cifra de 26 millones de unidades de plata, que equivalía casi al ingreso recaudado por el Gobierno de la dinastía Qing a lo largo de todo un año.
La prosperidad de esta ciudad comercial se podría resumir en el dicho: Montañas de oro y perlas preciosas que cubrían el mar, almacén del tesoro imperial. Por último, cabe destacar los pingues beneficios obtenidos a través de los aranceles portuarios y que iban a parar a la Corte en forma de impuestos, los cuales sirvieron también para pagar la indemnización tras las derrotas en las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860).
La prosperidad de esta ciudad comercial se podría resumir en el dicho: “Montañas de oro y perlas preciosas que cubrían el mar, almacén del tesoro imperial”. Por último, cabe destacar los pingues beneficios obtenidos a través de los aranceles portuarios y que iban a parar a la Corte en forma de impuestos, los cuales sirvieron también para pagar la indemnización tras las derrotas en las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860).
La occidentalización de China
La zona de las Trece Casas Comerciales también ha servido como punto de encuentro e intercambio entre la cultura china y las extranjeras. Así, los chinos conocieron la medicina occidental, las artes de la pintura al óleo y las tecnologías arquitectónicas y de fabricación de maquinaria, mientras que los extranjeros exportaban productos como la seda, el té, la porcelana, muebles de maderas preciosas, libros y pinturas, entre otros.
Los comerciantes de esta zona, aparte de contar con una gran riqueza, introdujeron varias tecnologías avanzadas y nociones científicas como la aplicación de vacunas, y sobre todo mostraron una mentalidad muy abierta en cuanto a las costumbres sociales. De esta manera, tanto la ciudad de Guangzhou como la provincia de Guangdong, con su capacidad de integrar elementos nuevos y formar su propio criterio en el intercambio multicultural y multidisciplinar, se convirtieron en las pioneras a la hora de facilitar la entrada en China de las sociedades modernas en aspectos tales como las nuevas ideologías, la política y la cultura. Eso supuso que esta zona sureña fuera donde se iniciaron las reformas sociales de la China moderna.
El famoso pintor y jesuita italiano Giuseppe Castiglione (1688-1766) y el astrónomo alemán Ignatius Kögler (1680-1746), entre muchos otros, solían congregarse en la zona de las Trece Casas Comerciales antes de entrar en la corte como si se tratara de una estación obligada de transbordo para los extranjeros. Los ingeniosos artesanos de este barrio integraban los elementos artísticos occidentales, tales como la pintura, los cristales esmerilados, el esmalte o los relojes en la artesanía tradicional local para desarrollar de este modo productos con un estilo combinado entre chino y occidental.
Al mismo tiempo, los agentes intermediarios cantoneses también crearon una variedad lingüística de inglés “con estilo cantonés”, prueba de ello es la publicación del libreto Guǐhuà (Palabras del demonio), que funcionaba como cualquier diccionario bilingüe inglés-chino de hoy en día. En esta publicación después de cada palabra inglesa se coloca su transcripción fonética en chino, ejemplos como today recurre a tǔdì (tierra) y men a màn (despacio). Evidentemente, la zona de las Trece Casas Comerciales también se convirtió en un lugar ideal para estudiar chino.
Vista de las factorias en 1805. De William Daniell – National Maritime Museum. Dominio público.
Los exóticos presentes que ofrecían todos los años estas agencias como tributo a la corte imperial en Beijing eran numerosos y preciosos. Objetos como maderas de sándalo rojo, marfil, esmalte, cajitas de rapé, relojes, maquinaria de diversa índole, cristal, joyas, tejidos de lana y mascotas, entre otros, que marcaron su liderazgo en la tendencia de la moda de aquella época, aún se conservan hoy en día en el Museo de la Ciudad Prohibida.Hitos del comercio, la guerra, la gastronomía y la cultura en Guangzhou
En 1772, el comerciante Pan Zhengcheng realizó por primera vez en China un pago a los ingleses mediante un giro bancario de Londres, un hecho que resultó inimaginable para el resto de los chinos, acostumbrados a comerciar pagando siempre en efectivo. Durante la Guerra del Opio, a fin de potenciar la fuerza marítima china distribuida en la provincia y equiparla con las mejores armas de la época, los comerciantes chinos pagaron de su propio bolsillo barcos norteamericanos, que más tarde se convertirían en los primeros barcos militares chinos. En 1786 Pan Zhengcheng organizó un banquete que duró tres días, uno de los cuales se sirvió únicamente comida inglesa. Por otro lado, hace más de 200 años que ya se vendía comida occidental en Guangzhou, como pan y mantequilla.
En 1827 se estrenó el primer periódico inglés en Guangzhou, llamado Guangzhou Register, siendo también el primero en todo el territorio chino que inspiró a otras publicaciones comerciales en inglés que aparecieron posteriormente, tales como el Chinese Repository, Canton Press, etc. Mientras tanto, existían otros periódicos publicados en chino a cargo de misioneros extranjeros, entre los que destacó el Eastern Western Monthly Magazine, fundado por Morrison, y el News From All Lands, del que se encargó Medhurst a partir del año 1838. Todas estas publicaciones abrieron una ventana que facilitó que Lin Zexu, Wei Yuan y Xu Jishe conocieran el mundo exterior.
La firma del Tratado de Nankín en agosto de 1842 obligó a la apertura de cinco puertos chinos al comercio internacional y, de esa manera, se anunció el fin de la historia monopolista de Guangzhou en tal sector. De hecho, hasta 1853 (año 3 del emperador Xianfeng), la mayoría de los negocios de los ingleses se trasladaron a Shanghái.
Debido al contrabando ilegal de opio en el sur del país estalló en el año 1840 la Primera Guerra del Opio entre Gran Bretaña y China. En mayo de 1841, los habitantes de Sanyuanli, un barrio a las afueras de Guangzhou, se juntaron voluntariamente para luchar contra los invasores ingleses. La firma del Tratado de Nankín en agosto de 1842 obligó a la apertura de cinco puertos chinos al comercio internacional y, de esa manera, se anunció el fin de la historia monopolista de Guangzhou en tal sector. De hecho, hasta 1853 (año 3 del emperador Xianfeng), la mayoría de los negocios de los ingleses se trasladaron a Shanghái.
Ataque sobre la Puerta Oeste de Guangzhou durante la segunda Guerra del Opio en 1858. Imagen: Illustrated times. Publicada en Harper’s Weekly, April 1858. Wikimedia commons, domino público.
Junto a esto, la cesión de Hong Kong al Reino Unido también debilitó la situación de Guangzhou. Frente a estas dos competencias, situadas al norte y al sur respectivamente, Guangzhou se iba alejando poco a poco del núcleo del comercio internacional, y esto hizo que muchos de los cantoneses emigraran con todos sus ahorros y de manera clandestina a Shanghái o a Hong Kong, ciudades a cuya construcción contribuyeron ellos mismos.
La firma del Tratado de Nankín en agosto de 1842 obligó a la apertura de cinco puertos chinos al comercio internacional, poniendo fin al monopolio de Guangzhou. Cuadro pintado por el Capitán John Platt y grabado por John Burnet.. Imagen: Anne S. K. Brown Military Collection, Dominio público.
A finales de la dinastía Qing (1644-1911) y principios de la República de China (1912-1949), la ciudad de Guangzhou, y más tarde toda la provincia de Guangdong, se convirtió en el lugar donde se inició la Reforma Política de Wuxu y la Revolución de Xinhai, dirigidas respectivamente por los cantoneses Kang Youwei, Liang Qichao y Sun Zhongshan, más conocido como Sun Yat-sen.
Guangzhou durante la República Popular China
La República Popular China, recién establecida en los años 50 del siglo pasado, mantenía contactos con el mundo exterior únicamente mediante dos vías: Moscú-Pekín -que asumía las funciones políticas-, y Guangzhou-Hong Kong/Macao, cuyo objetivo principal consistía en el intercambio comercial. Su privilegio geográfico al estar cerca de estas dos colonias le otorgó a Guangzhou la posibilidad de crecer en lo que es la ensenada del mar de la China Meridional. En aquellos años, los habitantes de Hong Kong y Macao solían acudir a Guangzhou a comprar productos baratos, tales como batatas, medicamentos, porcelanas, etc. Esta costumbre llamó mucho la atención de Yan Yiyun, político chino de la época.
Como director de la Delegación del Ministerio de Comercio Exterior de China en Guangzhou y presidente de la provincia de Guangdong, Yan Yiyun, planteó al Ministerio, después de lograr el consenso de Tao Zhu, la propuesta de organizar una feria exportadora de artículos chinos, idea que fue aprobada enseguida por el primer ministro, Zhou Enlai. Así pues, la primera feria china de artículos para la exportación, conocida más tarde en todo el mundo como la Feria de Cantón, tuvo lugar en Guangzhou el 15 de abril de 1957.
En ella estuvieron presentes 1.223 compradores provenientes de 19 países y regiones, alcanzando el importe de las ventas un total de 17,54 millones de dólares. La solicitud, presentada más tarde por el mismo Yan de celebrar dicha feria anualmente fue ratificada en seguida, y a partir de ese momento China desbloqueó los canales de circulación de mercancías entre Hong Kong, Macao, el Sudeste Asiático y el mundo occidental. De hecho, Guangzhou ha dominado el sector del comercio exterior durante varias décadas gracias a la consolidación y a la fama de la Feria de Cantón.
Este certamen, también conocido como la Feria Primaveral y Otoñal debido a sus dos convocatorias anuales –una en abril y la otra en octubre–, ha celebrado más de cien sesiones de forma continuada a pesar de haber atravesado varias crisis económicas. El período comercial de estas Trece Casas Comerciales solía empezar en mayo o junio, que era cuando entraba en el mercado el té fresco y reinaba en el mar el viento del sudoeste, que empujaba los barcos hasta el puerto de Guangzhou, donde permanecían hasta julio o agosto. Cuando predominaba el viento de levante en septiembre u octubre, los barcos extranjeros aprovechaban este momento para regresar a sus países de origen. De esta manera, la celebración de la Feria de Cantón en esas dos estaciones coincide también con las fechas de la navegación de aquella época.
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Cuadro de Las Trece Casas, hacia 1820, con banderas de Dinamarca, España, Estados Unidos, Suecia, Gran Bretaña y Holanda. Imagen: autor desconocido, Wikimedia commons, dominio público.
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