Sopa de pollo (鸡汤)

La  comida en la Fiesta de la Primavera china sirve de ritual para dar la bienvenida a un próspero año nuevo junto a los seres queridos. En dichos momentos, las elaboraciones en la mesa y los diferentes platos tienen un significado especial con fuertes connotaciones positivas.

La Fiesta de la Primavera (o Año Nuevo Chino) es la celebración perfecta de los chinos para buscar un hueco en sus ajetreadas agendas y disfrutar de las consideradas como las dos piedras angulares de su cultura tradicional: la familia y la comida. Es fácil adivinar, por tanto, la enorme importancia que se le concede a los banquetes que se elaboran con esmero a lo largo del primer mes del calendario lunar. La gastronomía, durante estas fechas, no es solo para disfrutar de los alimentos, sino que se convierte en una especie de ritual para dar la bienvenida a un próspero año nuevo junto a los seres queridos. En dichos momentos, las elaboraciones en la mesa y los diferentes platos tienen un significado especial con fuertes connotaciones positivas.

Ravioles chinos (‘jiǎozi’): Receta para la Fiesta Primavera

Aunque existen ciertos patrones comunes en todo el país, ya que en el norte se preparan jiaozi (饺子), empanadas rellenas, y en el sur niangao (年糕), pasteles de arroz, llama la atención la enorme variedad gastronómica de cada región durante esta celebración. En lugares como Hubei se prefieren los huevos cocidos durante poco tiempo para que la yema sea especialmente visible; en Guanxi se comen, sobre todo, productos azucarados con los que endulzar el nuevo año; en Jiangsu es muy apreciado el plato de la primavera (春盘), elaborado con apio, cebolleta y brotes de bambú, que representan el duro trabajo y las buenas cosechas; en Shaanxi es típico cocinar juntos los jiaozi y los tallarines para armonizar un plato conocido como “hilos de oro y monedas de plata” (金丝穿元宝). La pasta simboliza los hilos de oro y los jiaozi, a su vez, recuerdan a las antiguas monedas de plata chinas que aluden a la prosperidad.

Algunas etnias registran diferencias culturales en sus celebraciones. Los mongoles, por ejemplo, toman sabrosas patas de cordero y albóndigas de carne hervidas en sus tradicionales hornos. La etnia zhuang opta por los zongba (粽粑), hojas de bambú rellenas de arroz glutinoso y otros ingredientes dulces. Se cocinan al vapor y se asemejan a los zongzi (粽子) que se preparan para la Fiesta de las Barcas de Dragón, pero de mayor tamaño ya que pueden alcanzar los 35 cm. En la etnia jingpo destaca el shuijiu (水酒), una especie de licor elaborado a base de arroz mezclado con agua. Los daur colocan pasteles de arroz amarillo al vapor (黄米蒸糕) sobre sus mesas y compiten con sus familiares para ver quién es capaz de comer más, pues de ello depende la suerte del año venidero. La etnia wa prefiere caña de azúcar y bananas mientras que los tujia optan por la carne de cerdo cortada en tacos.

El dios de la cocina. Foto: Wikipedia.
El dios de la cocina. Foto: Wikipedia.

Es obvio que existe una inmensa cantidad de platos que no caben en el párrafo anterior pues, si por algo se caracterizan los banquetes durante la Fiesta de la Primavera, es por su exuberancia. Sin embargo, sí que hay dos elementos comunes e imprescindibles en cualquier menú chino, ya que el simbolismo que han adquirido a lo largo de siglos hace de ellos los dos ingredientes principales de estas fechas: el pescado y el pollo.

Pastel de arroz gelatinoso. Foto: Wikipedia.
Pastel de arroz gelatinoso. Foto: Wikipedia.

El primero es un buen ejemplo de la relevancia alegórica en las costumbres gastronómicas. La palabra “pescado” (, ) se pronuncia igual que el vocablo “excedente” (, ), por lo que evidencia la abundancia de bienes y, por consiguiente, la prosperidad. El pescado más común en estas fechas es la carpa pues, según las leyendas, remontan el curso de los ríos para convertirse en dragones, al igual que los chinos tratan de superar todas las dificultades para mejorar sus negocios y atraer la prosperidad. En algunas zonas también el carpín dorado (鲫鱼, jìyú) es muy importante ya que el primer carácter y “buena suerte” (, ) son homófonos. Lo mismo ocurre con el pez mandarín (鳜鱼, guìyú), típico de las cuencas del río Yangtsé, que su nombre se pronuncia como “riqueza” (, guì) y recuerda a la expresión “tener excedente de riqueza” (富贵有余, fùguìyǒuyú).

Para gozar de los beneficios de cada tipo de pescado, en el sur es común preparar dos platos diferentes: uno para el último día del año y otro para el primero del nuevo. Su presentación en la mesa también sigue un estricto protocolo: se debe dejar que la cabeza del pescado mire al comensal de mayor edad de la reunión. En otros lugares conservan la cabeza y la cola hasta el cambio de año con la finalidad de cumplir con la expresión “tener cabeza y cola” (有头有尾, yǒutóuyǒuwěi), que hace referencia a finalizar lo que se empieza. Si bien es cierto que los platos de pescado suelen ser muy comunes, en algunas zonas se sirven de formas muy peculiares. Como ejemplo, cabe destacar el pescado asado en bambú (竹烧鱼), relleno de carne y otros condimentos, de la minoría dai. Su cocción se realiza a fuego lento dentro de un trozo de caña de bambú y, cuando el aroma comienza a embriagar el ambiente, los miembros de la familia se acercan a la mesa para comérselo con las manos, un hecho mediante el que simbolizan la prosperidad del año siguiente. En Shandong es típico elaborar el plato de la carpa viva (活吃熟鲤), para cuya preparación es imprescindible dominar el tiempo exacto en que ha de cocer, puesto que se trata de conseguir que sus branquias parezcan respirar. Antes de comerlo se le introduce además alcohol por la boca para que las agallas se muevan frenéticamente, lo que simula la vuelta a la vida del animal para animar el ambiente de la festividad.

Zongzi. Foto: 123RF.
Zongzi. Foto: 123RF.

Como dice el refrán, “no hay banquete sin pollo” (无鸡不成宴, wú jī bùchéng yàn). Su significado y simbolismo lo convierten en un elemento imprescindible en los platos preparados para estos días festivos. A lo largo de la historia de China, el fénix ha gozado de un lugar privilegiado en su mitología como ave espiritual cargada de connotaciones positivas y auspiciosas. Su imagen ha sido desde siempre un motivo muy recurrente en todas las expresiones artísticas y presenta un parecido notable con el gallo, representante del ave mitológica en el reino animal. Así queda registrado en las Lecturas imperiales de la época Taiping de la dinastía Song (, 960-1279), en las que se puede leer: “En tiempos del emperador Amarillo, el gallo era el fénix”. Por entonces se creía que el gallo era el ave del Sol pues, con su canto, era capaz de embelesar al astro que, cuando salía, iluminaba la tierra con sus rayos y espantaba a los demonios y espíritus malignos. En chino, el segundo carácter de la palabra “cresta” (鸡冠, jīguān) y el carácter que hace referencia al sombrero que llevaban los funcionarios (, guān) son homófonos, por lo que su ingesta puede llevar al comensal a acumular riquezas o a adquirir un alto cargo en la administración.

Sopa de pollo (鸡汤)
Sopa de pollo (鸡汤)

Durante la Fiesta de la Primavera, el pollo se sirve entero para representar la unión familiar. En Hubei es típica la sopa de pollo (鸡汤). También deben formar parte del menú las patas de pollo (鸡爪, jīzhuǎ) porque su nombre contiene el verbo sujetar (, zhuā) y, con ellas, se trata de “asegurar la fortuna para el año venidero” (新年抓财). En Beijing se realizan matanzas de gallos durante el día 27 del último mes lunar ya que se cree que son animales bondadosos, reencarnaciones de funcionarios celestiales que han descendido al reino humano para indicar la llegada de cada nuevo día, y que con su muerte se les libera. Se preparan en salsa de soja, con una gran cantidad de especias, y cocidos a fuego lento. En Hainan se suele disfrutar del arroz con pollo pues, en esta tierra del sur, tener carne de esta ave durante la Fiesta de la Primavera implica que la familia ha sabido administrar sus bienes y, por tanto, recibirá bendiciones durante el año venidero.

Maotai. Foto: Wikipedia.
Maotai. Foto: Wikipedia.

En la actualidad es posible degustar la mayoría de estos platos en cualquier zona de China. Durante la Fiesta de la Primavera, sin embargo, cada provincia cede el protagonismo del menú a sus platos tradicionales porque, al fin y al cabo, son los transmisores de una cultura ancestral. Son los depositarios del legado simbólico, en el que han creído cientos de generaciones, y que permanecen gracias a una fiesta en la que se olvida por un tiempo la modernidad para volver a disfrutar de los valores más tradicionales.

Símbolos y rituales de la fiesta del año nuevo chino


revista instituto confucio 46

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 46. Volumen I. Enero de 2018.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

Los jiaozi, conocidos como “empanadas chinas”, “raviolis chinos” o “dumplings” (en su acepción en inglés) son el plato estrella del Año Nuevo chino, o Fiesta de la Primavera. Los ingredientes varían considerablemente según qué zonas, e incluso entre familias, que conservan las recetas transmitidas de generación en generación. Aprende a prepararlos con esta receta ilustrada.

Un reportaje de
Carolina Navarro Plata
罗悦柔
Como ocurre en gran parte de Iberoamérica, la gastronomía es un elemento clave en las celebraciones, y podemos asociar la mayoría de festivales chinos con un plato tradicional: el festival del Medio Otoño y el pastel de la Luna (月饼, yuè bing); el festival del Barco de Dragón y los zongzi (粽子); y la Fiesta de la Primavera (o Año Nuevo Chino) y los jiaozi (饺子) en el norte o niangao (年糕) en el sur.

Símbolos y rituales de la fiesta del año nuevo chino

Los jiaozi, conocidos como “empanadas chinas”, “raviolis chinos” o “dumplings” (en su acepción en inglés) son el plato estrella de la Fiesta de la Primavera. Los ingredientes varían considerablemente según qué zonas, e incluso entre familias, que conservan las recetas transmitidas de generación en generación.

Receta de los jiǎozi (供图). En el norte del país, la comida principal de la Cena de Navidad son los ravioles o jiǎozi. 供图 / FOTO: 123RF.
Receta de los jiǎozi (供图). En el norte del país, la comida principal de la Cena de Navidad son los ravioles o jiǎozi. 供图 / FOTO: 123RF.

En la cultura china la familia ocupa un lugar primordial, reflejándose también en la elaboración de los jiaozi, que requieren de un gran trabajo en equipo. El día previo al Año Nuevo Chino, las familias se reúnen para prepararlos. En muchos casos, los miembros de la familia viven en diferentes partes de China y aprovechan esta ocasión para reunirse alrededor de la mesa, ponerse al día y disfrutar de la compañía de sus seres queridos. Cada uno tiene un rol específico: preparar la masa, amasar, confeccionar el relleno, etc. Así, los jiaozi constituyen algo más que un plato tradicional: son un símbolo de unión, felicidad y armonía.

Los jiaozi y el roscón de Reyes

Hay familias que tienen como costumbre introducir una moneda limpia dentro de uno de los jiaozi. El afortunado que se la encuentre tendrá un año cargado de felicidad. Esta práctica se asemeja a la también antigua tradición que se cumple en algunos países de Iberoamérica, como México, Argentina o España, del roscón de Reyes (también conocido como rosca o rosco de Reyes). El roscón es un dulce típico de Navidad, que se come para desayunar o merendar el 6 de enero, día de Reyes o Epifanía del Señor. En su interior se colocan una figurita de cerámica y un haba. Quien encuentra la figurita tiene derecho a llevar la corona que normalmente acompaña al roscón, y gozará de un año próspero; por el contrario, aquel que encuentre el haba, tendrá que pagar el roscón del año siguiente. Al principio, al igual que en los jiaozi, en vez de una figurita se introducía una moneda dentro del roscón. Esta tradición se remonta al siglo XVIII, cuando el cocinero del rey francés Luis XV introdujo una moneda de oro para complacer al monarca.

Receta de los jiǎozi (供图). El Roscón de Reyes de España e Iberoamérica tradicionalmente esconde en su interior una sorpresa, como los Jiaozi. FOTO: 123RF.
Receta de los jiǎozi (供图). El Roscón de Reyes de España e Iberoamérica tradicionalmente esconde en su interior una sorpresa, como los Jiaozi. FOTO: 123RF.

Zhang Zhongjing y el origen de los jiaozi 

Según cuenta la leyenda, el creador de los jiaozi no fue un cocinero con ilusión de crear una obra de arte culinaria, sino un médico llamado Zhang Zhongjing (张仲景) que vivió durante la dinastía Han del Este (东汉, 25- 220). El doctor Zhang se encontraba de regreso a Changsha en pleno invierno cuando se percató de la pobreza que sufrían los moradores de esa zona debido a la falta de alimentos y cobijo. Y algo que le llamó poderosamente la atención fue que muchos de ellos tenían las orejas heladas. Para ayudarles, el doctor preparó una masa a base de agua y harina que rellenó con cordero y hierbas medicinales, y que envolvió con la masa en forma de oreja. Gracias al remedio casero del doctor Zhang los habitantes vencieron la hambruna y el frío. Los jiaozi originalmente se conocían como jiao’er (娇耳, oreja delicada) por su forma, aunque el nombre fue evolucionando con los años hasta su denominación actual. Diferentes fuentes coinciden en que fue a partir de la dinastía Ming (, 1368-1644) cuando se arraigó la tradición de comer jiaozi durante las celebraciones de la Fiesta de la Primavera.

Receta de los jiǎozi (供图). Los ravioles son muy comunes como cena de gala en todo el país. FOTO: 123RF.
Receta de los jiǎozi (供图). Los ravioles son muy comunes como cena de gala en todo el país. FOTO: 123RF.

INGREDIENTES

Ingredientes (15 a 20 jiaozi)

Para la masa:

  • Harina (500 gr.)
  • Agua (300 ml.)

Para el relleno:

  • Carne picada de cerdo, pollo o ternera (250 gr.)
  • Col china o apio (unos 400 gr.)
  • Aceite de sésamo (una cucharada)
  • Salsa de soja oscura (una cucharada)
  • Sal (una cucharadita)

Para la salsa:

  • Una cucharada de vinagre negro chino
  • Ajo o jengibre

PREPARACIÓN

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

1) Tamizar la harina sobre una superficie limpia y formar un ‘volcán’ con ella.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

2) Añadir agua poco a poco dentro del volcán y remover. Repetir la operación hasta conseguir una masa suave y elástica.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

3) Cubrir la masa con un paño de cocina y dejar reposar 25 minutos. Mientras tanto preparar el relleno.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

4) Añadir en un bol grande la carne picada, el aceite de sésamo, la salsa de soja, la sal y mezclar. 

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

5) Picar la col china muy fina, añadir sal y dejar reposar hasta que expulse el agua (si en vez de col utilizamos apio no necesitamos añadir sal ni dejar reposar). Una vez le hemos quitado el agua, añadirla al bol con la carne y mezclar.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

6) Cuando la masa ha reposado 25 minutos, volver a amasar durante 2 minutos. Formar un rollo de unos 2 cm. de diámetro y dividirlo en pedazos de 2 cm. aproximadamente.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

7) Formar bolitas con cada pedazo y aplanar cada una con un rodillo hasta conseguir un disco. La parte central tiene que quedar un poco más gruesa que los bordes.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

8) Añadir una cucharada de relleno en el centro del disco y doblarlo por la mitad sellando los bordes. Los jiaozi están casi listos.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

9) Hervir agua en una olla grande y verter los jiaozi. Cuando el agua hierva de nuevo, verter un vaso de agua fría para romper la ebullición. Repetir la operación y cuando hierva de nuevo los jiaozi estarán listos.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

10) Retirar los jiaozi con una espumadera y servir en una fuente.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

11) En cuenco pequeño añadir vinagre negro y ajo picado (o jengibre) para mojar los jiaozi.

La cocina china celebra el Año Nuevo con jiaozi

12) Bien, ya podemos empezar a comer. ¡Que aproveche!

El simbolismo de la comida en la Fiesta de la Primavera


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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 28. Volumen I. Enero de 2015.

La fiesta de los farolillos. Foto: 123RF.

El Festival de las Linternas se celebra el decimoquinto día del primer mes del calendario lunar chino, y pone fin a los festejos del Año Nuevo. El plato estrella en esta celebración es el tangyuan (汤圆) un pastelito redondo que se puede tomar solo, rebozado o en sopa. Se celebra el decimoquinto día de la festividad del Año Nuevo chino, la Fiesta de la Primavera.

Bolitas tangyuan (汤圆) para la fiesta de la primavera Foto: 123RF.
Bolitas de tangyuan (汤圆). Foto: 123RF.

Reportaje de
Laura Viciano
En China siempre hay comidas que se vinculan con las fiestas más importantes. Durante la fiesta del Año Nuevo Chino (春节) la tradición recomienda elaborar y comer jiaozi (饺子, empanadas rellenas de carne, pescado o verdura picada); en la Fiesta de las Barcas de Dragón (端午节) se elaboran zongzi (粽子, arroz glutinoso envuelto en hojas de bambú o de caña). Los tangyuan (汤圆) son igualmente tradición en los días que cierran las celebraciones del Año Nuevo chino.

El plato estrella es el tangyuan (汤圆)

No hay Fiesta del Medio Otoño (中秋节) si no se degustan los típicos yuebing (月饼, pastelillos rellenos de pasta de judía roja, o de otras frutas). Así, durante la el Festival de las Linternas (元宵节, la Fiesta de Yuanxiao), el plato estrella es el tangyuan (汤圆) un pastelito redondo que se puede tomar solo, rebozado o en sopa.

El Festival de las Linternas se celebra el decimoquinto día del primer mes del calendario lunar chino, y pone fin a los festejos del Año Nuevo Chino. Es un día importante en el que se anuncia la llegada de la primavera con la primera luna llena.

La fiesta de los farolillos. Foto: 123RF.
Las luces son las protagonistas durante el Festival de las Linternas. Foto: 123RF.

La pronunciación de tangyuan es muy similar a la de tuanyuan (团圆), que significa “reunirse”. Por eso las bolitas redondas, que se elaboran con harina  de arroz glutinoso en polvo, simbolizan a la familia unida. Se cree que comerlas trae felicidad y buena suerte a la familia para el año que comienza. Las familias chinas no solo se reunen en torno a una mesa para comer sino que también preparan juntos los platos que van a consumir. Así, todos juntos salen al aire libre para comer los tangyuan a la luz de la luna. 


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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 41. Volumen II. Marzo de 2017.

Tornaviaje. Foto: Wikipedia.

El «tornaviaje» fue una ruta náutica establecida por el marino español Andrés de Urdaneta en 1565 que permitió a los barcos españoles cruzar el Pacífico de vuelta entre Manila y Acapulco. Esta ruta facilitó durante 250 años el tráfico de mercancías entre Asia, América y Europa, entre ellas la seda, porcelanas y manufacturas elaboradas en China.

Reportaje de
Jesús Martínez
Hace más de cuatro siglos unos marinos españoles se hicieron a la mar y encontraron una ruta de navegación destinada a unir tres continentes de forma regular. Aquella aventura náutica, conocida ahora con el sobrenombre de “tornaviaje”, surcaba el Pacífico de este a oeste desde Asia a América y después a Europa. Fue, por encima de todo, una ruta comercial aunque en las bodegas de los galeones que hacían la travesía también viajaban los conocimientos y las culturas de mundos desconocidos, que hasta entonces muy poco sabían unos de otros.

Tornaviaje

Después de la llegada del explorador de origen portugués Fernando de Magallanes (1480-1521) a las Filipinas, en el mismo año en que murió, y de las sucesivas expediciones asiáticas, la corona de Castilla necesitaba de forma perentoria que sus barcos regresaran directamente desde Asia hasta las costas mexicanas del recientemente descubierto continente americano. A mediados del siglo XV, Constantinopla pasó a formar parte del Imperio Otomano por lo que las rutas de la seda tradicionales, tanto la marítima como la terrestre, se habían vuelto extraordinariamente complicadas y costosas. Por otra parte, el océano Índico y la travesía que bordeaba África permanecían bajo el dominio portugués, según el Tratado de Tordesillas, mientras los navegantes holandeses ponían rumbo a los mares de China.

Andrés de Urdaneta. Foto: Wikipedia.
Andrés de Urdaneta. Foto: Wikipedia.

Para Felipe II era vital establecer la ruta de vuelta, nunca antes explorada, desde las Filipinas hasta América cruzando todo el Pacífico en dirección este. Durante más de cuatro décadas ningún marino logró atrapar los vientos y corrientes. No lo conseguirían hasta 1565, en que un miembro de la expedición de Legazpi, el navegante y monje agustino Andrés de Urdaneta, intentó una ruta diferente. En la San Pedro, una nao de 30 m de eslora, Urdaneta zarpó de Cebú y, por el estrecho de San Bernardino, buscó el noreste. Aprovechó una corriente cálida, estrecha y rápida, desconocida para los marineros europeos, llamada Kuro-Shivo, y llegó hasta el paralelo 39º N. Desde esa coordenada, en el borde septentrional de Japón, zigzagueó hacia el este y salió a mar abierto.

Andrés de Urdaneta. Firma. Foto: Wikipedia.
Andrés de Urdaneta. Firma. Foto: Wikipedia.

Durante más de cuatro décadas ningún marino logró atrapar los vientos y corrientes. No lo conseguirían hasta 1565, en que un miembro de la expedición de Legazpi, el navegante y monje agustino Andrés de Urdaneta, intentó una ruta diferente. 

Tras semanas de navegación por el inmenso y desconocido océano Pacífico, la San Pedro avistó la región de la Alta California y, costeando hacia el sur, atracó en el puerto mexicano de Acapulco el 3 de octubre de 1565. La travesía había durado cuatro meses y 7.644 millas náuticas, equivalentes a más de 14.000 km terrestres, en unas condiciones de extrema dureza en las que el hambre, la sed y el escorbuto habían diezmado a la tripulación. Pero Urdaneta había hallado una ruta que cambiaría la historia y que asentaría “el tornaviaje”. Una hazaña que abrió una nueva era en la navegación marítima. Poco antes que el intrépido monje, sin embargo, Alonso de Arellano, a bordo de un patache de apenas 19 m de eslora separado de la expedición de Legazpi en el viaje de ida a las Filipinas, había arribado también a Acapulco. Pero Arellano no pudo reivindicar la paternidad del nuevo trayecto por las sospechas de deserción y porque no pudo aportar el registro de su rumbo. Para los libros de historia el tornaviaje quedará asociado siempre con el nombre de Andrés de Urdaneta.

El Galeón de Manila

La nueva ruta marítima y comercial será conocida como el Galeón de Manila, y también como la Nao de China o el Galeón de Acapulco. Se mantendrá durante los siguientes 250 años y, aunque arriesgada y difícil, lo cierto es que fue relativamente segura. Del poco más de un centenar de embarcaciones que hicieron la también llamada Carrera de Filipinas se hundieron una cuarta parte y solo cuatro fueron apresadas. Y todo ello a pesar de que solían viajar en solitario y sin escolta. Los barcos españoles, especialmente los galeones, eran naves polivalentes capaces de llevar cargas de más de 1.000 toneladas sin contar con el contrabando, y con espacio suficiente para los cañones y la tropa con la que defenderse de flotas y piratas enemigos. La mayoría de los buques que hicieron la ruta de Urdaneta fueron construidos en astilleros mexicanos del Pacífico, y sobre todo en las Filipinas, con duras maderas tropicales capaces de resistir a los cañones enemigos.

Con el tornaviaje, la Corona española obtiene acceso a las inmensas riquezas de Asia y, sobre todo, de China. Las naos y galeones españoles llevarán también a este continente una ingente cantidad de plata americana que ayudará a monetizar la economía china, cada vez más centrada en el comercio y las artesanías. También llegarán desde América cultivos como el boniato, el tabaco, el chile y el maíz que favorecerán el crecimiento de la población y, finalmente, diversas manufacturas europeas como armas de fuego más eficaces o relojes. A diferencia de los portugueses con Macao, los españoles no pudieron establecer enclaves comerciales en las costas chinas. La dinastía Ming (1368-1644) se mantuvo hermética a los extranjeros y es por ello que son los juncos, fletados por navieras y comerciantes de las actuales provincias de Fujian y Guangdong, los que transportaban sus productos hasta Manila. A las afueras de la ciudad, en el llamado pairan se establecerá una importante comunidad china, a la que se le conoce con el apelativo de “sangley”, integrada en su mayoría por artesanos y comerciantes que tendrán un notable control sobre las actividades comerciales de la colonia.

Con el tornaviaje, la Corona española obtiene acceso a las inmensas riquezas de Asia y, sobre todo, de China. Las naos y galeones españoles llevarán también a este continente una ingente cantidad de plata americana que ayudará a monetizar la economía china, cada vez más centrada en el comercio y las artesanías. 

A la capital filipina llegan la seda, porcelanas y manufacturas como abanicos, biombos, cofres o marquetería elaborados en una China que ya en aquel momento funcionaba como “la fábrica del mundo”. Manila también será el destino para las lacas de Japón, las especias como pimienta, clavo y canela de las Molucas y Borneo, el marfil de Camboya, las gemas y jade de Birmania y de la India, y hasta las alfombras de Persia llevadas por marinos portugueses y musulmanes. La ciudad que lleva en su nombre al arbusto característico de las islas Filipinas, el nilad, se convierte a finales del siglo XVI en un ajetreado núcleo comercial y en el corazón de las rutas marítimas orientales.

Barco moderno réplica de una carabela de la época. Foto: 123RF
Barco moderno réplica de una carabela de la época. Foto: 123RF

La feria más famosa del mundo

Desde el puerto de Cavite, al sudoeste de la ciudad, se exportaban las riquezas de esta parte del mundo en barcos que cada primavera, en su mayoría en solitario, iniciaban el siempre complicado tornaviaje. El reto era que la Nao de China llegara a México a principios del mes de diciembre porque en Acapulco se celebraba una feria que el mismo Alexander von Humboldt calificó como la más famosa del mundo. La población se multiplicaba en esas fechas con comerciantes, arrieros, soldados, funcionarios y una gran muchedumbre a su servicio. Provenían de la capital mexicana, pero también del norte del país, de Santa Fe, de Panamá e incluso del peruano puerto del Callao, de donde partía el Galeón de Lima cargado de la plata del Potosí y que, a la vuelta, repartiría por el sur de América los artículos asiáticos adquiridos en la feria de Acapulco.

Una vez hechos los intercambios y los pagos, todo bajo la atenta mirada de los recaudadores de impuestos, a lomos de mula se transportaban las mercancías desde Acapulco a la ciudad de México a tiempo para ser vendidas en la Feria de Navidad. Una parte del género se quedaba en los palacios de la aristocracia colonial o en las tiendas de los comerciantes locales. El resto continuaba camino hasta el puerto caribeño de Veracruz donde eran embarcados otra vez, ahora en la llamada Flota de Indias, donde atravesaban el océano Atlántico hasta atracar en Sevilla o Cádiz donde los comerciantes locales las distribuían por todo el país y por el resto del continente europeo.

Desde principios del siglo XVII los salones europeos empezaron a adornarse con jarrones Ming y ya podían verse los primeros mantones de Manila que, en realidad, eran de origen chino. El gusto por lo “oriental” comenzó a impregnar a las aristocracias europeas, inicialmente en cuestiones estéticas

Desde España, además, productos como aceite, vino, cueros, arreos, armas o tejidos eran fletados a su vez hacia el continente americano y, desde Acapulco, en una travesía que solía ser más corta y menos arriesgada que la del tornaviaje, llegaban a Manila. Se completaba así un circuito mercantil regular y lo suficientemente fiable como para que los nobles españoles llegaran a encargar a las fábricas chinas vajillas con sus escudos heráldicos estampados. Desde principios del siglo XVII los salones europeos empezaron a adornarse con jarrones Ming y ya podían verse los primeros mantones de Manila que, en realidad, eran de origen chino. El gusto por lo “oriental” comenzó a impregnar a las aristocracias europeas, inicialmente en cuestiones estéticas, mientras que en la América hispana ocurría otro tanto que se puede apreciar en el barroco mexicano o en la artesanía cerámica como la talavera poblana y, más exótico aún, en las peleas de gallos originarias de Asia.

Pero el papel fundamental en el intercambio cultural entre China, América y Europa, a través del Galeón de Manila, lo tuvieron los primeros misioneros cristianos. El dominico Juan Cobo (1547-1593) aprendió el idioma de los chinos que vivían en Manila y fue el primero, en 1592, en traducir un libro del mandarín a una lengua occidental. Se trataba de El espejo rico del claro corazón. Más tarde sería otro dominico, Francisco Varo (1627-1687), quien elaboró el primer manual en español de gramática china, publicada tras su muerte, con el título de Arte de la lengua mandarina (1703). También el miembro de la Compañía de Jesús, Diego de Pantoja (1571-1618), el más estrecho colaborador del jesuita italiano Mateo Ricci (1552-1610) en Beijing, escribió unas completas descripciones del Imperio Ming que fueron difundidas por toda Europa. A la inversa, Pantoja dejó iniciada la traducción al mandarín de la obra El mundo fuera de China. Por el trabajo de los jesuitas el Imperio del Centro también empezaba a conocer mejor a otros pueblos y culturas.

Con todo, la obra que más difusión tuvo en Europa fue la de un agustino que nunca estuvo en China. La Historia de las cosas más notables, ritos y costumbres del gran reyno de la China (1585) la redactó Juan González de Mendoza apoyándose en los testimonios de misioneros, soldados y comerciantes que volvían a Acapulco en la Nao de Manila. La evangelización cristiana quizás no fue un éxito bajo el Imperio Ming pero los misioneros iniciaron el camino para que mundos desconocidos hasta la fecha entre sí comenzaran a saber los unos de los otros. En cuanto al movimiento poblacional, y según los datos del historiador Rubén Carrillo, en sus 250 años de existencia por ese nuevo itinerario arribaron alrededor de 20.000 “chinos” al continente americano. En realidad, la mayoría eran de Filipinas y de zonas del sudeste asiático. Algunos llegaron a la costa occidental mexicana como esclavos y sirvientes aunque hubo también quienes prosperaron y establecieron sus propios negocios.

En 1815, dos siglos y medio después de la hazaña de Urdaneta, la fragata Magallanes apenas puede vender sus mercancías en un México en pleno proceso de independencia. La vuelta a Manila la hará con las bodegas casi vacías. Poco antes en España, las Cortes de Cádiz (1810-1814) ya habían decretado la supresión del Galeón de Manila. El libre comercio y la pujanza de las potencias atlánticas contribuyen a restar valor a esta ruta. Fue el fin de una de las aventuras marítimas y comerciales más arriesgadas y duraderas de la historia y, también, un paso decisivo para el encuentro de tres continentes.


revista instituto confucio 46

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 46. Volumen I. Enero de 2018.

Complejo de Hongyadong en la forma de un gran edificio antiguo. En el interior, hay tiendas, restaurantes, hoteles, tiendas de souvenirs, etc. Y buen mirador. Foto: 123RF.

Debido a las limitaciones geográficas, la mayoría de los edificios de Chongqing se construyen al lado del agua o en laderas empinadas. Entre estas viviendas destaca la casa en saledizo, una edificación civil impregnada de las características tradicionales de la zona.

Un reportaje de
Li Qiushi
李秋实
Si los tradicionales sìhéyuàn (四合院, casas que rodean un patio cuadrado) de Beijing representan el carácter generoso, liberal y estable de los pekineses, y las viviendas urbanas shíkùmén (石库门) de Shanghái coinciden con la mentalidad abierta y perspicaz de sus habitantes, los diàojiǎolóu (吊脚楼, casas en saledizo sobre el agua) de Chongqing son un buen ejemplo de la inteligencia y la resistencia de los ciudadanos de esa gran urbe.

Casas tradicionales de Chongqing, China en el distrito tradicional de Hongyadong. Foto: 123RF.
Casas tradicionales de Chongqing, China en el distrito tradicional de Hongyadong. Foto: 123RF.

Chongqing destaca por su dilatada historia como capital del estado de Ba (巴国), hace unos tres mil años. Más tarde, durante la dinastía Sui (581-618) la ciudad cambió su nombre al de Yuzhou y, de nuevo, al de Gongzhou durante la dinastía Song (960-1279). En 1189, el emperador Guangzong (光宗, 1147-1200) para conmemorar dos acontecimientos importantes, le puso el nombre definitivo de Chong-qing (重庆), que significa “doble felicidad”.

Esta urbe, al estar ubicada en una península, está comunicada por tierra únicamente por el oeste y rodeada de agua por los demás lados, además, su terreno montañoso hace que su superficie tenga un desnivel de hasta 120 metros de altura dependiendo de la zona, constituyendo una orografía única en China. Eso hace que las calles de Chongqing asciendan y desciendan continuamente siguiendo los caprichos geográficos de la montaña donde se haya, al igual que lo hacen sus rascacielos y edificios emblemáticos. Así, se podría afirmar que la ciudad está completamente integrada en la montaña y en su entorno natural. Al mismo tiempo, las miles de escaleras repartidas por todas partes asemejan las teclas de un inmenso piano tocadas por los habitantes de esta ciudad, auténticos protagonistas de una pieza musical interminable que comenzó en la antigüedad y perdura hasta nuestros días, desde el amanecer hasta el anochecer.

El paisaje de la ciudad de chongqing. Foto: 123RF.
El paisaje de la ciudad de chongqing. Foto: 123RF.

Debido a las limitaciones geográficas, la mayoría de los edificios se construyen al lado del agua o en laderas empinadas. Entre estas viviendas destaca la casa en saledizo, una edificación civil impregnada de las características tradicionales de la zona.

Estas casas, principalmente construidas a la orilla del río, cerca de la montaña, aprovechan al máximo los espacios y las condiciones montañosas recurriendo a materiales de construcción como la madera y el bambú. Todos los edificios con forma de casa individual sin muro de carga, se ven desde fuera como si estuvieran inclinados, mientras que los que tienen forma de casas adosadas, presentan un aspecto mucho más sólido y firme. Este estilo de construcción ocupa menos terreno. Asimismo, las paredes de estas viviendas utilizan prioritariamente bambú cubierto de barro en vez de ladrillos o piedras. Para aligerar el peso y la sobrecarga de los pilares se recurre a las tejas pequeñas. Lo curioso de estas casas es que debido a que las laderas se inclinan cada vez más hacia atrás, ganan espacio a medida que sube la altura, precisamente al contrario de lo que ocurre con las construcciones normales.

Chongqing: Zona turística de la cueva Hongya en el distrito de Yuzhong. Foto: 123RF.
Chongqing: Zona turística de la cueva Hongya en el distrito de Yuzhong. Foto: 123RF.

En realidad este tipo de construcciones, utilizadas como viviendas, a pesar de que no son efectivas contra las inundaciones, el fuego ni los insectos, han sido los hogares de los habitantes de Chongqing y alrededores desde hace miles de años. Aunque las inundaciones sumergían los edificios, los desprendimientos de las laderas sepultaban las casas bajo el barro y entraba el agua de las tormentas, no impide el esfuerzo y la insistencia de sus ocupantes, quienes siempre han intentado mejorar y fortalecer sus viviendas. Hoy en día, estas casas se han convertido en un símbolo histórico, y representan la inteligencia y el coraje que aplican los ciudadanos en la exploración y en el aprovechamiento de su entorno natural.

En la actualidad, es casi imposible encontrar dentro de la ciudad una de estas casas en saledizo original, únicamente se las puede localizar en las afueras. Como consecuencia de los años, muchas de estas viviendas de bambú o madera están en peligro, otras han sido destruidas o rehabilitadas con ladrillo. Antiguamente, las orillas del río estaban repletas de estas viviendas, pero ahora numerosos edificios modernos las han reemplazado, como ha ocurrido en el centro de Chongqing. La única casa conservada que existe en el barrio de Hongyandong, es todo un reclamo turístico.

Linternas de papel chinas colgando del edificio dentro de un complejo comercial en la ciudad de Chongqing. Foto: 123RF.
Linternas de papel chinas colgando del edificio dentro de un complejo comercial en la ciudad de Chongqing. Foto: 123RF.

La gente de Chongqing suele decir que los que no han contemplado la ciudad de noche no han podido ver lo maravilloso de esta megalópolis. Al anochecer, las luces encendidas de los edificios situados en distintas alturas resplandecen y se integran en el entorno natural. Los barcos decorados con luces brillan en el río y parecen estrellas repartidas en el cielo. Situada en la desembocadura de dos ríos, Chongqing presenta momentos nocturnos únicos gracias a la desigualdad en altura de la ciudad y a los edificios construidos al lado de la montaña y en las orillas de los ríos, por supuesto entre los cuales están las casas en saledizo sobre el agua.

El paisaje de la ciudad de chongqing. Foto: 123RF.
El paisaje de la ciudad de chongqing. Foto: 123RF.

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 17. Volumen II. Marzo de 2013.

Una bola de Xiuqiu es el símbolo de amor de la etnia Zhuang. Tiene el tamaño de un puño y está lleno de semillas. Fotomontaje: Javier Pérez.

El «xiùqiú» (绣球) es un amuleto chino muy popular que representa la suerte y la fortuna, consiste en una bola multicolor bordada a mano, tiene un tamaño parecido al de un puño y está relleno de semillas. Antiguamente existía la costumbre en China de buscar pareja mediante el lanzamiento de un xiuqiu.

Artículo de
Zhou Fuqin 
周福芹
El xiùqiú (绣球), amuleto chino muy popular que representa la suerte y la fortuna, consiste en una bola multicolor bordada a mano generalmente por las chicas. Además de presentarse en formas de elipse, cuadrado o rombo, la bola recurre mayoritariamente a la forma redonda, tiene un tamaño parecido al de un puño y está relleno de semillas, asimismo sobre los dos extremos opuestos de la bola se colocan respectivamente una cinta coloreada y un colgante rojo.

Una bola de Xiuqiu. Fotomontaje: javier Pérez.
Una bola de Xiuqiu. Fotomontaje: Javier Pérez.

Teniendo en cuenta que dicha bola es la prueba de amor entre los chicos y las chicas jóvenes de la etnia zhuang y, a su vez, tiene muy buena acogida gracias a sus connotaciones auspiciosas, el xiuqiu se ha convertido en un artículo artesanal característico de la provincia autónoma Zhuang de Guangxi. Sus características son el color rojo, el amarillo y el verde como tonalidades esenciales, y está hecho de doce pétalos bordados con flores de ciruelo, orquídeas, crisantemos, bambú, golondrinas, dragones y aves fénix. Las bolas se rellenan de semillas de cereales, de algodón o de alubias de soja a fin de, por un lado, aumentar el peso para facilitar su posterior lanzamiento y, por el otro, consolidar y profundizar los matices de amor o buena cosecha.

Además en Guangxi tienen otra variedad de bola conocida como duìxiù xiùqiú y realizada a mano por artesanos siguiendo la técnica tradicional llamada precisamente duìxiù. Su estructura compleja y peculiar, el material con el que está hecho y su producción manual, junto con un acabado fino y los colores vivos hacen que esta bola sea única y goce de un gran prestigio en todo el mundo. Para la elaboración de un xiuqiu normal se utiliza un cabo de hilo para bordar los dibujos sobre cada cara de la bola, mientras que un duixiu xiuqiu de calidad superior recurre al doble cabo de hilo para resaltar la complejidad y el refinamiento de los patrones, cuyos perfiles están muy bien definidos hasta tal punto de dar la sensación de que los objetos están vivos.

El juego de lanzar la bola tiene lugar principalmente durante el Año Nuevo Chino o durante el Festival de las Canciones del 3 de marzo, el cual coincide con el período de la siembra primaveral. El hecho de rellenar el xiuqiu con semillas de cereales manifiesta la aspiración de logar una buena cosecha; asimismo tiene la connotación de fecundidad, siendo testigo del amor entre las parejas.

Antiguamente existía la costumbre de buscar pareja mediante el lanzamiento de un xiuqiu. Cuando las chicas tenían edad para casarse, los padres acordaban un día (por lo general el 15 de enero o el 15 de agosto del calendario lunar) para reunir bajo su balcón a los solteros interesados. Cuando la joven estaba arreglada, salía y saludaba a todos los presentes, y lanzaba una bola de colores a los chicos aspirantes a casarse con ella. Quien la conseguía, podía proponerle matrimonio. Por lo general, las chicas se fijaban antes en el chico que le gustaba e intentaban lanzar la bola hacia él para que pudiera recogerla con más facilitad.

Además, dicho lanzamiento de bolas, como actividad con una dilatada tradición, forma parte también del Festival Gexu, una celebración típica de la etnia zhuang de esta zona que incluye también la actuación de canciones fol-klóricas y tiene lugar durante los días festivos más importantes de cada año, tales como el Año Nuevo Chino, el 3 de marzo o durante la Fiesta de la Luna.

Los invitados, en este caso chicos y chicas jóvenes, acuden a los campos o a las orillas del río y se dividen en grupos por sexos. Con una distancia marcada entre ellos, comienzan a cantar uno tras otro para saludar y profundizar en el conocimiento mutuo a través de las canciones. Las letras pueden englobar muchos aspectos: desde la vida cuotidiana, los sentimientos, hasta las actividades agrícolas. Desde un lado se lanza una pregunta y el otro da la respuesta de manera espontánea y adecuada. Las voces aparecen sucesivamente y suenan muy agradables y melodiosas. Durante el canto, las chicas lanzan las bolas hacia los chicos del otro lado, quienes las cogen, las aprecian en la mano un rato y se las devuelven con una gran sonrisa. Esta forma de lanzamiento se llama “tirada colectiva o de trato social”, y consiste en que tanto las chicas como los chicos pueden tirar la bola a cualquiera del otro lado, mientras que existe otra variedad conocida como “tirada exclusiva” en la que después de los contactos preliminares y de que ambos estén interesados en seguir conociéndose, la chica saca del bolsillo un xiuqiu elaborado por ella misma y se lo lanza a un chico en concreto para que se lo quede como señal de buena impresión. Si el chico está de acuerdo, puede aportar la bola como prueba y mandar a una casamentera a pedirle en matrimonio. Esta celebración, con canciones y lanzamiento de bolas, puede durar hasta la noche o incluso la madrugada.

Esta tradición se remonta a la dinastía Tang (唐, 618-907) o Song (宋, 960-1279) y hoy en día aún se conserva en las comarcas de Guangxi, tales como en Baise, Liuzhou, Nanning, Hechi, etc. Entre todas, destaca la celebrada en Jingxi, por su prestigio y número de participantes.

El Xiuqiu es el símbolo del amor de la etnia Zhuang . Foto: 123RF
El Xiuqiu es el símbolo del amor de la etnia Zhuang . Foto: 123RF

Existe un xiuqiu gigantesco fabricado en Guangxi que forma parte de la colección del Museo Nacional de Etnias de Japón. Además, para celebrar la transferencia de las soberanías de Hong Kong y Macao a China en 1997 y 1999 se encargaron dos bolas de 1,97 y 2 metros de diámetro respectivamente y otra de más de dos metros para la cumbre China-ANSA (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).

En la actualidad, el xiuqiu de Guang-xi ha penetrado en la sociedad china y se emplea para regalar entre amigos y familiares, como adornos para el hogar o para hacer obsequios en el ámbito diplomático, convirtiéndose de hecho en un embajador que difunde la cultura china y en una plataforma para la difusión del amor, la amistad y los nexos familiares.

En determinadas zonas del Sudeste Asiático como Vietnam, Birmania y Tailandia, o incluso en México, también tienen la tradición de elaborar estas bolas y regalarlas a los familiares o amigos como amuleto de la buena suerte. No obstante, el xiuqiu mexicano tiene un tamaño más reducido con solo seis pétalos y se presenta igualmente de colores múltiples. Durante los festivos importantes o la llegada de huéspedes distinguidos, los mexicanos, que destacan por su hospitalidad, suelen regalar a los mayores o a los invitados una bola similar al xiuqiu como símbolo de suerte. Los tailandeses consideran el xiuqiu como representante de Buda, un amuleto que se lleva diariamente para fortalecer la salud y protegerse de las influencias negativas.


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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 21. Volumen VI. Noviembre de 2013.

La firma de Bada Shanren, uno de los grandes maestros de la pintura con tinta china. Fotomontaje a partir de una foto de 123RF y la firma del maestro de Wikipedia.

La pintura a la tinta china negra en la historia es el máximo representante de la pintura tradicional china. Para realizar obras en esta forma artística se utiliza la tinta china negra como el pigmento principal –único en China-, el agua para diluir la tinta y controlar las concentraciones de la tinta, y el papel de arroz (xuānzhĭ, ) como el soporte. Como aperitivo para el vocabulario, este tipo de pintura se denomina shuĭmòhuà (水墨画), literalmente “pintura al agua y tinta”.

Artículo de
Sun Hongwei
孙洪威
La pintura a la tinta china negra es una rama de la pintura china clásica, y desde hace muchos años, se ha considerado como el máximo representante de la pintura china y una de las técnicas pictóricas que mejor reflejan el espíritu artístico de la pintura tradicional china. Para realizar obras en esta forma artística, se utiliza la tinta china negra como el pigmento principal –único en China-, el agua para diluir la tinta y controlar las concentraciones de la tinta, y el papel de arroz (xuānzhĭ, 宣纸) como el soporte. Por lo tanto, este tipo de pintura se denomina como shuĭmòhuà (水墨画), literalmente “pintura al agua y tinta”. Apenas se necesita aplicar otros colores, basta con la tinta negra diluida en el agua para producir el color negro y diferentes tontos de gris. Normalmente, en función de la carga de agua, la tinta se puede clasificar en tinta concentrada, tinta diluida, tinta seca, tinta húmeda, tinta quemada (muy concentrada), etc. De ahí que la variación del uso de la tinta pueda representar el cambio de claroscuros, entre el negro, el blanco y los grises, expresando sencillez, elegancia, frescura y un atractivo singular que solo la tinta posee.

Pintura con tinta china: pinceles y tampón también para caligrafía. Foto: 123RF
Pintura con tinta china, historia y vocabulario: pinceles máobĭ (毛笔) y tampón, también para caligrafía. Foto: 123RF

Para los observadores, la pintura a la tinta negra es la integración de la belleza de la caligrafía y la representación sutil y magnífica del paisaje natural, simbolizando la aspiración espiritual, que es misteriosa y encantadora.

Wang Wei y el arte del silencio

Historia

Según dicen, la pintura a la tinta china negra surgió en la dinastía Tang (618-907), tomó forma durante las Cinco Dinastías (907-960) y floreció a lo largo de las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1279-1378). Se cree que el poeta Wang Wei (王维) de la dinastía Tang (907-960) es el fundador de esta pintura porque antes de él las pinturas chinas presentaban una gran variedad de colores. Bajo la influencia del taoísmo y el budismo e inspirado por el arte de la caligrafía, Wang Wei creó la pintura a la tinta negra. Sin embargo, en la actualidad apenas se encuentran obras originales de este pintor. El arroyo en la nieve (Xuěxītú) es una copia de su obra realizada durante la dinastía Song del Norte (960-1127) y está considerada como la pieza que mejor supo captar el estilo artístico de Wang Wei. El paisaje del arroyo bajo la nieve en las afueras, de aspecto casi real, se creó empleando únicamente tinta negra, pero lo que exhibe es un mundo puro y eterno. A partir de él, la pintura a la tinta negra ganó cada vez mayor popularidad hasta que se convirtió en una técnica primaria de la pintura china clásica, superando otras formas pictóricas de la época.

Pintura a la tinta china: Los pinceles. Foto: 123RF.
Pintura a la tinta china, historia y vocabulario. El pincel lángháo (狼毫) es de pelo duro, normalmente de comadreja siberiana. El pincel yángháo (羊毫) es de pelo blando de cabra. Foto: 123RF.

La formación y el desarrollo de la técnica de la pintura con tinta negra dependen mucho de las herramientas y los materiales empleados. El pincel, la tinta, el papel y el tintero, llamados los “cuatros tesoros de la cámara del letrado”, son las herramientas indispensables para la elaboración de estas pinturas.

Vocabulario

El pincel se llama máobĭ (毛笔) en chino y existen tres tipos: pinceles de pelo duro, pinceles de pelo suave y los de pelo mixto. Los lángháo (狼毫) son pinceles de pelo duro que normalmente se elaboran del pelaje de la comadreja siberiana (huángshŭláng o 黄鼠狼). Mientras, los yángháo (羊毫) son pinceles de pelo suave que la mayoría confeccionados con pelo de cabra. Y los de pelo mixto, el jiānháo (兼毫), normalmente llevan más de dos tipos de pelo. Los pinceles lángháo son más resistentes, mientras que los yángháo son más suaves y flexibles, por su parte, los de pelo mixto tienen una textura suave y firme. Los mejores pinceles chinos son los húbĭ (湖笔), que se fabrican en Huzhou, provincia de Zhejiang.

La tinta también es un elemento fundamental para la pintura y viene en barritas sólidas. Una buena tinta tiene un color puro y lustroso, su tonalidad no pierde la intensidad con el tiempo, y sirve tanto para caligrafía como para pintura. En la antigüedad, la tinta producida en Huizhou (徽州, ahora correspondería a la parte sur de la provincia de Anhui) era la favorita de los literatos, así pues Huīmò (徽墨, tinta de Huizhou) tiene la reputación de “Jīnbú huàn” (金不换, significa que vale más que el oro). Hoy en día, se produce todavía en este lugar tinta líquida que también funciona bien para la pintura. El papel, uno de “los cuatro tesoros”, se refiere al papel de arroz producido en Xuanzhou (宣州, provincia de Anhui). Shēngxuān (生宣, papel crudo de arroz) es un papel que no ha sido procesado en el agua de alumbre y destaca por su capacidad de absorber líquidos. Su característica hace posible una gran variación de pinceladas de tinta sobre el papel. Por lo tanto, para la pintura a la tinta negra se prefiere el shēngxuān. El tintero (yàn o 砚), que también se llama piedra de tinta o laja (yàntái o 砚台), sirve para moler la barrita de tinta y mezclarla con el agua, obteniendo un caldo homogéneo y fino, que facilita la escritura y la pintura. El tintero más famoso es el Duānyàn (端砚), fabricados en Duanxi (端溪), en la ciudad de Zhaoqing, provincia de Guangdong.

La pintura a la tinta china, su historia y su vocabulario tienen sus propias características, haciendo hincapié en revelar el espíritu a través de la forma física y en buscar la belleza sutil entre lo real y lo no real.

Xie He (escritor chino de siglo V) en su libro Gǔhuà Pǐnlù (《古画品录》, El registro de la clasificación de los antiguos pintores) enunció “los seis principios fundamentales” para la pintura, con “la resonancia espiritual o la vitalidad” en primer lugar. Este principio se convirtió en la característica esencial para la pintura china, indicando que la transmisión del interés y del espíritu que el objeto despierta en el artista es muchísimo más importante que retratar la imagen real. En comparación con la pintura occidental que presta mucha atención a la perspectiva realista, la pintura china es muy diferente por su enfoque en la vitalidad y en la interpretación artística del objeto. Es decir, para la pintura china, lo que sugiere la obra es más importante que lo que retrata. Los artistas de pintura china no deben limitarse en visualizar el objeto real, pero tienen que captar el alma del objeto con el “corazón” y transmitirlo.

Pintura a la tinta chna: el maestro Zheng Xie, también llamado Zheng Ban Quiao. Foto: Wikipedia.
Pintura a la tinta china, historia y vocabulario: el maestro Zheng Xie, también llamado Zheng Banquiao. Foto: Wikipedia.

Por lo tanto, muchas obras con la tinta china negra suelen representar un espacio imaginario, esforzándose en mostrar un mundo espiritual. Por ejemplo, en Pescando solo en el río frío (《寒江独钓图》) de Ma Yuan (马远,pintor de la dinastía Song, 960-1279), la imagen es muy sencilla, pero el mensaje que se transmite es muy rico. En una noche silenciosa, bajo la luz pálida de la luna, la superficie del río está vacía salvo por una barca pequeña, donde una persona aguanta una caña, concentrado en el agua tranquilo. La parte trasera de la barca está ligeramente inclinada hacia arriba, y al lado la superficie del agua se riza ligeramente. Da la sensación de que la barca se mueve suavemente con la corriente del agua. Esta obra pretende representar una esfera espiritual, extraordinaria y pura: en plena noche silenciosa, se siente la soledad a través de la luz fría de la luna, de la única embarcación en el río y de la persona solitaria, sin embargo el dueño de la barca parece que está disfrutando de este mundo tranquilo y relajante, y lo tiene todo para él. Aparentemente, la obra no se trata de pescar, pero de la alucinación del ambiente espiritual.

Pintura a la tinta chna: caligrafía de Zheng Ban Quiao. Foto: Wikipedia.
Pintura a la tinta china, historia y vocabulario: caligrafía de Zheng Ban Quiao. Foto: Wikipedia.

Aproximadamente entre el siglo X y el siglo XIV, la pintura con la tinta china negra entra en su periodo de más desarrollo. Con las técnicas de la pintura con tinta china negra, los pintores llevaron a la pintura china al florecimiento, especialmente en la creación de pinturas paisajísticas. Durante este periodo, surgió una gran cantidad de maestros paisajistas con tinta china negra, como Dong Yuan (董源), Ju Ran (巨然), Fan Kuan (范宽), Li Cheng (李成), Guo Xi (郭熙), etc. Así, El principio de la primavera de Guo Xi es representativa de las obras pictóricas de la dinastía Song. Es una pintura que personifica las características estacionales al principio de la primavera, simbolizando que todo empieza a brotar. La obra muestra de una forma muy expresiva un mundo en blanco y negro. Con la luz que sale desde los pies de las montañas y los grises gradados, la imagen da un efecto impresionante e irresistible.

Pintura a la tinta china, historia y vocabulario: firma de Bada Shanren, uno de los grandes maestros de la pintura a tinta. Gráfico de Javier Pérez.
Pintura a la tinta china, historia y vocabulario: firma de Bada Shanren, uno de los grandes maestros de la pintura a tinta. Gráfico de Javier Pérez.

En comparación con los pintores de las dinastías Song y Yuan (1271-1368) que destacaron la grandeza del paisaje, a partir de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), los pintores preferían marcar las obras con su propia personalidad, como Bada Shanren (八大山人) y Zheng Banqiao (郑板桥). Ellos se centran en la libre expresión en su obra, dotándola con un sentimiento más personal. Bada Shanren es un calígrafo y pintor de finales de la dinastía Ming y comienzos de la dinastía Qing, que incorporó hábilmente la caligrafía a la pintura. Sólo con unas pinceladas rápidas, este maestro podía dejar un pájaro vivo sobre el papel. Zheng Banqiao era un pintor de los mediados de la dinastía Qing, es un maestro en pintar la magnolia, el bambú y la piedra. En su obra de tinta negra titulada Bambú, se siente fuertemente la frescura y la espontaneidad. Qi Baishi es un pintor maestro del siglo XX, y las principales influencias de sus obras proceden de Bada Shanren, Zheng Banqiao y otros antiguos pintores. Sus obras de tinta china negra tienen un encanto de vivacidad. En sus pinturas de gambas, su tema favorito, se suelen ver sólo unos camarontes y un gran espacio en blanco, pero lo que sienten los observadores es que el papel está lleno de agua y las gambas están vivas en ella.

En el siglo XXI, la pintura de tinta china negra ha superado las técnicas tradicionales y ha integrado los elementos pictóricos de la pintura occidental para demostrar su encanto a todo el mundo.

tinta china negra
Obra El principio de la primavera de Guo Xi.

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 17. Volumen II. Marzo de 2013.

Wing Chun: movimiento de kung-fu.Foto: 123RF

El Wing Chun es una forma de kungfú cuyo principal impulsor fue el maestro Foshan Ip Man (1893-1972).

Reportaje de
Joan Ramon Armadàs
何维柯
Ip Man enseñaba a todos sus estudiantes de manera diferente. Su manera de enseñar dependía de la habilidad natural de sus alumnnos y su personalidad. Ip Man comprendía así cómo el Wing Chun se adaptaría mejor a cada uno de ellos. Su discípulo más célebre fue el artista Bruce Lee.

El Wing Chun, el kungfú , Bruce Lee e Ip Man

La internacionalización del kungfú es en gran parte atribuible a un hombre convertido hoy en un símbolo: Bruce Lee. Él llevo el kungfú a lo más alto y todavía hoy se recuerda y reivindica su legado. Pero este actor creador de la variante del Jeet Kun Do fue tallado por un hombre y un arte marcial anterior: su maestro Ip Man. Foshan Ip Man fue el gran maestro y virtuoso de la disciplina del Wing Chun. Él y Bruce Lee son el origen de este auge mundial que puso Hong Kong y Cantón (Guandong) en un sitio destacado en el mapa del mundo.   

Wing chun: Ip Man y Bruce Lee cuando tenía 18 años. Foto: Wikipedia.
Wing chun: Ip Man y Bruce Lee cuando tenía 18 años. Foto: Wikipedia.

El origen del Wing Chun

Nadie duda que Ip Man es el hombre que llevó el Wing Chun a lo más alto. Pero esta forma de kungfú cuyo nombre significa en cantonés «admirar la bella primavera»  nació a finales del siglo XIX. El mismo Ip Man contaba al explicar el origen del Wing Chun que los albores de esta disciplina se debían buscar en la figura de dos mujeres. Estas fueron la vendedora de tofu Yim Wing Chun y la monja shaolin Ng Mui. Para limitar el desarrollo del templo Shaolin del sur, el gobierno de la dinastía Qing quemó diversos centros de culto budista forzando a maestros y alumnos a dejar la provincia de Henan, cuna del kungfú Shaolín. Cuenta la leyenda que, cerca del  monte de Tai Leung, la joven y bella Yim iba a ser forzada a casarse contra su voluntad. Asustada y contrariada ante esta imposición buscó la ayuda de la Ng Mui, una de les supervivientes del ataque a los templos budistas de Henan. La monja le enseñó a defenderse basando su técnica en la observación de las luchas entre las serpientes y las grullas. Después de este entrenamiento, Yim Wing Chun retó a su pretendiente a luchar contra ella ligando su futuro matrimonio al resultado de la batalla de manera que si ella ganaba quedaría libre de dicho compromiso. Yim, obviamente ganó, y pudo casarse con su verdadero amor, el comerciante de sal Leung Bok-Chau. 

Wing chun: esquema del palo de entrenamiento llamado «wooden dummy». Fuente: Wikipedia.
Wing chun: esquema del palo de entrenamiento llamado «wooden dummy». Fuente: Wikipedia.

Esta bonita historia es, sin embargo, solo una lejana aproximación al verdadero despertar del Wing Chun que no llega hasta ya entrado el siglo XX de la mano del maestro de Foshan Ip Man. Cuando Yip empezó a enseñar artes marciales en Foshan ya había vivido en la gran Hong Kong una temporada. Allí observó que las artes marciales tomaban diferentes formas y las distintas escuelas competían para ser consideradas la mejor opción para aprender kungfú. Pero en su tierra natal no fundó una escuela sino que, como era tradición en el kungfú shaolín, traspasó sus conocimientos a unos pocos discípulos. Pero eran tiempos agitados. La invasión japonesa y la guerra civil china obligaron a Ip Man a dejar Foshan y volver a Hong Kong donde sí que fundaría su escuela de artes marciales enseñando las técnicas del Wing Chun que aún hoy son practicadas en todos los continentes. Al principio su negocio no fue demasiado próspero. En la gran ciudad había mucha competencia y no era fácil sobresalir en un entorno en el cual había grandes escuelas ya arraigadas al territorio con experimentados e incluso famosos maestros. Pero dos hechos dieron a las lecciones de este cantonés el empujón para convertirse en leyenda. El primero es su el trato que daba a sus pupilos. Ip Man enseñaba a todos sus estudiantes de manera diferente, dependiendo de su habilidad natural, la personalidad y la comprensión de cómo sentía que el Wing Chun se adaptaría mejor a ellos. Su alumno estrella Bruce Lee inmortalizaría este concepto en la famosa frase “Be water my friend / Sé agua, amigo mío”. En el fondo el actor utiliza esta metáfora para definir uno de los conceptos básicos de ese Wing Chun. Es mejor no tener forma definida (adaptarse a las circunstancias). Así, el agua tiene forma de botella cuando entra en una botella y forma de tetera cuando está en una tetera. Siendo como el agua fluiremos y lograremos adecuarnos a las adversidades que vendrán. En conclusión, no hay una enseñanza válida universalmente pues cada persona debe utilizar las artes marciales según sus características y potencial. 

La esencia del Wing Chun

La segunda causa del éxito de Ip Man fue su método de entrenamiento. El maestro Ip no enseñaba la efectividad cortoplacista de los golpes. Prefería un entrenamiento con lentitud, paciencia y perseverancia. Antes de enseñar un golpe letal hacía practicar a sus alumnos el mismo movimiento lentamente centenares de veces. Este hecho hizo que muchos de sus discípulos lo abandonaran. Esperaban resultados rápidos. Pero la templanza y el dominio del equilibrio eran conceptos claves para el maestro. Hay que controlarse a uno mismo para poder controlar el rival. La impaciencia lleva al descontrol y a un uso inadecuado de la fuerza. Otra de las célebres aportaciones de Ip Man a las artes marciales fue el uso del maniquí de madera. Un simple tronco con extremidades artificiales era suficiente para ensayar y poner en práctica los movimientos aprendidos. El tronco conduce a la concentración y equilibrio necesarios a la vez que permite desarrollar los movimientos de las manos en contacto con las tres extremidades superiores del maniquí. Finalmente Ip Man fue reconocido y admirado en Hong Kong entre los grandes del kungfú. A pesar de ello su idea de poner paz entre las escuelas de kungfú del norte y el sur de China y unirlas sin que determinado estilo sea el ganador fracasó. A principios de diciembre del año 1972 murió a los 79 años afectado por un cáncer de garganta poco antes de la muerte que su aventajado alumno Bruce Lee. Este ya sabía lo que era el cine pero hemos tenido que esperar algunas décadas para que el séptimo arte tratara a Ip Man como se merecía. En el año 2008 el popular actor Donnie Yen se puso en la piel del maestro en una película que fue un éxito en China y en todo el mundo y que tendría su secuela en el año 2010. El mismo actor ha confirmado ya su implicación en una tercera parte que se estrenará en 2015. También el director Wong Kar Wai ha basado su reciente obra The Grandmaster en la figura de Ip Man. En esta ocasión Tony Leung y la actriz Zhang Ziyi llevan el peso interpretativo en una obra más intimista alejada de las superproducciones de acción.

wing chun
Escenas y cartel de la película Ip Man 2.

El legado

La disciplina de Ip Man, como hemos dicho, ha llegado muy lejos. En el fondo, tanto en el Wing Chun como, por ejemplo, el kungfú shaolín del que de alguna manera bebe la paz interior y la concentración de raíz budista son conceptos básicos. Es por esta razón que a lo largo de la historia los mejores en este terreno han sido monjes o han aprendido de ellos. Siendo consciente de nuestro cuerpo y de lo que lo rodea, comprendiendo qué somos y contemplamos donde estamos, maximizamos nuestra potencial. Y si combinamos esta observación con disciplina y una técnica aprendidas con el debido esfuerzo lograremos sobresalir en las artes marciales. De hecho, el Wing Chun es para muchos una manera de vivir y entender la vida. Algo que no solo sale a la luz en determinado momento de lucha sino que viaja contigo a todas horas y en todo momento. Y no nos debe resultar extraño. A nadie le parece raro que pintores como Dalí o Picasso dedicaran su vida a pintar. Pues maestros como Ip Man y tantos otros eran, de una manera distinta, también artistas. Eran artistas marciales.

wing chun
Un grupo de niños aprenden Wing Chun en una academia.

Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 23. Volumen II. Marzo de 2014.

Beijing es Pekín: el Templo del Cielo en la capital China. Foto: 123RF.

Beijing es Pekín. La capital de la República Popular de China ha sido conocida en Occidente como Pekín hasta hace unos años que recuperó su nombre original. Es el resumen de razas, cultura e historia en Asia del país más poblado de la tierra.

Beijing es Pekín: mercado de alimentos de Donghuamen. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: mercado de alimentos de Donghuamen. Foto: 123RF.

Reportaje de
José Vicente Castelló 
何维柯
Beijing es Pekín. Beijing significa literalmente “la capital del Norte” –běi, norte, jīng, capital- y demuestra su poder frente a Shanghai como centro económico y cultural de China. Ambas ciudades han sufrido en los últimos años la mayor transformación urbanística, social, comercial y humana que se haya experimentado recientemente en una urbe del planeta.

Beijing es Pekín, el resumen de lo chino

Es la ciudad-hogar de burócratas, altos cargos militares, hombres de negocios, nuevos ricos, diplomáticos de todo el mundo, estudiantes, artistas y gente corriente. Beijing es el crisol donde convergen el idioma oficial chino mandarín con los dialectos de las 56 nacionalidades que habitan en todo el país. Es sede de diversas religiones —budismo, confucionismo, taoísmo, cristianismo e islamismo— y amparo de múltiples escuelas de pensamiento. Si buscamos inspiración para el desarrollo personal de tàijíquán, gōngfū, qìgōng o fēngshuǐ estamos en el sitio correcto. Las calles de Beijing son el resumen lo auténticamente chino.

Beijing es Pekín: turistas en Qianmen, donde está la puerta en la histórica muralla de la ciudad de Beijing. Ubicado al sur de la Plaza de Tiananmen en Beijing. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: turistas en Qianmen, donde está la puerta en la histórica muralla de la ciudad de Beijing. Ubicado al sur de la Plaza de Tiananmen en Beijing. Foto: 123RF.

Sus entrañas son un laberinto imperfecto de callejuelas estrechas —hutong—, muros rojizos, paredes grises, museos y rascacielos entre vertiginosas autopistas. Beijing muestra su mezcla de tradición china con la modernidad de un país occidental. Sus tejados puntiagudos y túneles, sus templos, parques lagos y mansiones son testigos de una urbe gigantesca en constante movimiento.

Los estereotipos de Beijing

La estampa más estereotipada de Beijing es la de sus ciudadanos montados en bicicleta. También pertenece a esta categoría la de la Puerta de Tian’anmen con el retrato de Mao Zedong. Y los eternos atascos entre contaminación aérea. Todo ello coexiste con otros elementos más culturales como imágenes las máscaras de la Ópera de Beijing, la Gran Muralla y la alegría de los beijineses. 

 

Beijing es Pekín: el famoso Templo del Cielo. Foto: 123RF.
El famoso Templo del Cielo. Foto: 123RF.

Datos geográficos y de población

Rodeada de montañas por el norte y por el oeste, el área municipal de Beijing tiene una extensión de 16.800 kilómetros cuadrados. Los límites de la ciudad se extienden en un radio de 80 kilómetros y de ella dependen administrativamente catorce distritos urbanos de la periferia.

La mejor época para visitar Beijing es de abril a junio y de septiembre a principios de noviembre. El verano es muy caluroso y sofocante, mientras que el invierno es gélido y seco, llegando a alcanzar las temperaturas los veinte grados bajo cero. Durante la primavera las tormentas de arena procedente del desierto de Gobi son constantes.

Con una población cercana a los 20 millones de habitantes y una inmigración ilegal de campesinos de más de un millón, Beijing está habitada mayoritariamente por chinos han, mientras que el resto de sus residentes pertenecen a alguna de las tantas minorías étnicas.

La introducción durante los últimos años de una política de apertura ha resultado en una fiebre consumista, un auge económico y un desarrollo descontrolado de la ciudad. Cientos de rascacielos se elevan hacia el cielo de Beijing mientras nuevos centros comerciales se inauguran constantemente.

Beijing es Pekín: Palacio Imperial de Verano en las afueras de Beijing. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: Palacio Imperial de Verano en las afueras de Beijing. Foto: 123RF.

Historia y cultura

Aunque los datos que poseen los estudiosos no son del todo claros, la historia de la ciudad de Beijing podría tener algo más de 3.000 años. Fundada en un principio como puesto fronterizo y comercial entre los mongoles y coreanos por el norte y las tribus de Shandong y del centro de China por el sur, se convirtió en la capital del reino Yan durante el Periodo de los Estados Combatientes (476-221 a.C.) y recibió el nombre de Ji.

Durante la dinastía Liao (916-1125) cambió su denominación por la de Yanjing –capital de los Yan-. En 1215, el guerrero mongol Genghis Khan la bautizó como Dadu –gran capital-, mientras que durante la dinastía Ming (1368-1644), la ciudad fue conocida como Beiping —paz del norte—.

En 1400, el mayor arquitecto de la historia de China, Yongle, la rebautizó como Beijing —capital del norte—, nombre que perdura hasta la actualidad, y construyó en ella la mayoría de palacios, templos y monumentos que se pueden admirar todavía hoy en día.

Beijing es Pekín: coche de tres ruedas en el área del hutong del distrito de Dongcheng de Beijing. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: coche de tres ruedas en el área del hutong del distrito de Dongcheng de Beijing. Foto: 123RF.

Durante el periodo de la dinastía manchú Qing (1644-1911) la ciudad se extendió y sufrió los mayores cambios y revoluciones que nunca haya imaginado. Así, se produjeron acontecimientos que marcaron para siempre la historia y la faz de la ciudad. En 1860 las tropas anglo-francesas invadieron la capital y destruyeron el antiguo Palacio de Verano –de las que aún se conservan las ruinas-, mientras tanto, tuvo lugar la Rebelión Taiping (1850-1868) y tras finalizar ese siglo la Rebelión de los Bóxers en 1900 en contra de la presencia extranjera consentida por el régimen autoritario de terror y corrupto de la cruel emperatriz Cixi (1834-1908). A todo esto le siguió el destronamiento de Puyi, último emperador de China, la revolución de 1911 donde el Kuomintang –Partido Nacionalista-, dirigido por Sun Yatsen, fundó la República China, a continuación la invasión japonesa de 1937; la revolución comunista de 1949 liderada por Mao Zedong y la Revolución Cultural de 1966. Poco después, el programa de modernización de 1979 lanzado por Deng Xiaoping; la apertura de los años 90; la presidencia de Hu Jintao, el crecimiento desmesurado de la ciudad con nuevos barrios, la construcción de hasta seis cinturones de circunvalación, una decena de nuevas líneas de metro, cientos de calles, autopistas, puentes y avenidas de nuevo corte y la celebración de las Olimpiadas Beijing 2008. Un proceso realmente vertiginoso para ese breve periodo de tiempo.

Culturalmente hablando Beijing tiene mucho que ofrecer durante todo el año. Desde música tradicional china hasta ópera, pasando por pintura, caligrafía, antigüedades, literatura, artes marciales, acrobacias o exposiciones de arte moderno, tendencia que está en alza y que alcanza ya un nivel internacional de primer orden.

La lengua más hablada en Beijing es el chino mandarín o pŭtōnghuà, aunque la gente local y originaria de la ciudad habla běijīnghuà, es decir, el dialecto de Beijing. El inglés es bastante limitado y se reduce casi exclusivamente a lugares muy turísticos, a taxistas aviesos y a gente joven ávida de practicarlo.

Atractivos turísticos y naturales

Conocer Beijing en una sola visita es misión casi imposible, a no ser que se disponga de mucho tiempo. Al tratarse de una capital con una larga historia, alberga numerosos monumentos y lugares de interés turístico que vale la pena conocer. Muchos de ellos son visitados únicamente por lugareños, extranjeros que viven en la ciudad o por foráneos que la han frecuentado en numerosas ocasiones.

Los puntos de interés más importantes de Beijing son la plaza de Tian’anmen —su traducción sería Puerta de la Paz Celestial— donde se haya, además del Palacio del Pueblo y del Museo de Historia —renovado recientemente—, el Mausoleo de Mao, la puerta de Tian’anmen —con el famoso retrato de Mao Zedong—, la Ciudad Prohibida —también conocida como el Palacio Museo—, la puerta Zhengyang, la calle Qianmen –recién restaurada- y el Palacio de la Ópera. También cabe destacar como lugares de interés turístico el Palacio de Verano, el Templo del Cielo, el Templo Lama, las callejuelas o hutong, la calle comercial Wangfujing —con el mercado nocturno de comidas—, el Templo de Confucio, el Parque Beihai, la Colina del Carbón, la calle de las antigüedades Liulichang, el Parque Ritan, el Lago Houhai, la calle tibetana Yandaixiejie, el barrio de arte moderno 798, el Zoológico, la Torre de la China Central Television (CCTV), el Monumento al Milenio, la Ciudad Olímpica, la Gran Muralla y las Tumbas Ming entre otros.

Además, existen otras puertas, templos menores y lugares de interés propio que también valen una visita, como son la Torre de la Campana, la Torre del Tambor, el Antiguo Observatorio Astronómico, el Puente Celestial, la Universidad de Beijing, las ruinas de Yuanmingyuan, las Colinas Perfumadas, las Catacumbas, el Templo de la Nube Blanca (taoísta), el Templo del Buda Durmiente o el Templo de la Stupa Blanca, el Parque de las Minorías Étnicas o El Templo de la Tierra, por nombrar algunos.

Beijing es Pekín: vista sobre la Ciudad Prohibida Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: vista sobre la Ciudad Prohibida Foto: 123RF.

Los amantes de la cultura y el espectáculo podrán disfrutar con una actuación de la Ópera de Beijing o Jīngjù, de acrobacias chinas o de bailes de las minorías étnicas.

La Gran Muralla, atracción turística de China por excelencia, se puede visitar en cinco lugares más o menos cercanos a la capital. De ellos, Badaling, a 70 kilómetros de Beijing, es el punto más concurrido, reconstruido y turístico. Lleno de tiendas, teleféricos, restaurantes y cines de tres dimensiones, parece más un montaje para excursiones rápidas que un lugar de interés histórico mundial con el título de Patrimonio de la Humanidad. Los que van en excursiones organizadas, suelen visitar en el camino hacia la Gran Muralla una fábrica de perlas, una fábrica de cloisonné y una fábrica de seda, donde se espera que hagan algunas compras. Juyongguan es la parte de la Gran Muralla que más presenta un aspecto de fortaleza militar y tiene un recorrido muy largo y empinado. Por su parte, Mutianyu, en el distrito de Huairou, a 90 kilómetros, ofrece una visión de la Gran Muralla menos bulliciosa, más tranquila y está rodeada de vegetación y montañas escarpadas; mientras que la zona de Simatai, a 110 kilómetros en el distrito de Miyun, es la menos visitada y restaurada, por tanto, la más salvaje y original, con un aspecto parecido al que tuvo en su época. De hecho, con sus 135 atalayas y sus 19 kilómetros de longitud, está considerada como la mejor de toda China.

También a las afueras de la ciudad, se pueden visitar las Tumbas Qing, Chengde —la ciudad que alberga el Pequeño Potala—, Qinhuangdao —donde la Gran Muralla acaba literalmente en el mar—, las grutas de Yungang en Datong, la montaña Wutai, la bella ciudad de Pingyao o Tianjin —el puerto natural de Beijing—.

Beijing es Pekín: la estación de tren de Beijing. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: la estación de tren de Beijing. Foto: 123RF.

Comidas, compras y ocio

El plato más famoso de Beijing es, sin duda, el Pato Laqueado (en chino Běijīng kǎoyā o 北京烤鸭). Cocinado tras una elaboración tradicional y costosa que hace que la piel del pato quede sabrosa, fina y crujiente, con muy poca carne, este manjar es de obligada degustación para todo el que visita la capital china. Se come acompañado por unas tortitas de harina, ajo puerro en tiras finas y salsa de harina fermentada. El cocinero suele trinchar el pato enfrente de los comensales en una especie de ceremonia que vale la pena contemplar, pues en sí supone todo un arte.

La gastronomía china, y por tanto la de Beijing, es muy rica y variada. Destacan los jiǎozi –ravioles chinos al vapor- rellenos de carne o verduras, los bǎozi —panecillos al vapor—, los rollitos de primavera, la pasta y las batatas cocidas. Además, existe una gran variedad de platos de carne de cerdo, ternera y pollo, donde el Gōngbāo jīdīng —dados de pollo con cacahuetes— es el más famoso.

Beijing es Pekín: El tráfico en la carretera. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: El tráfico en la carretera. Foto: 123RF.

Beijing es también un paraíso para las compras. Cuenta con diversos mercados callejeros en los que se puede adquirir todo tipo de artículos de vestir y de regalo a precios muy económicos. El Mercado de la Seda —conocido en chino como Xiùshuǐjiē o 秀水街— es el preferido no sólo entre los turistas amantes del regateo feroz, sino también entre los propios beijineses con ganas de adquirir auténticas gangas, aunque en la zona diplomática destaca también el Mercado Yaxiu —igual que el anterior, pero más tranquilo—. En ellos se puede discutir el precio y obtener una prenda de seda o algodón o un artículo de artesanía por un importe más que razonable. El Mercado Ruso —llamado en chino Yǎbǎolù  o 雅宝路— es el más grande de todos los mercados de Beijing, frecuentado por europeos del Este y el que ofrece mejores ofertas y más variedad, aunque la calidad no es muy buena. En el Mercado de las Perlas —en chino Hóngqiáo shìchǎng o 红桥市场— se pueden adquirir perlas tanto chinas como japonesas, mientras que en el Mercado de la Artesanía o de los Campesinos —en chino Pānjiāyuán o 潘家园— se encuentra lo mismo que en cualquier rastro español, pero en versión china, destacando la artesanía de las minorías étnicas y muebles y libros antiguos perteneciente a la zona rural.

Beijing es Pekín: hay muchas motocicletas y bicicletas diferentes en las calles de Beijing. Con motocicletas que transportan personas, mercancías, materiales de construcción y mucho más. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: hay muchas motocicletas y bicicletas diferentes en las calles de Beijing. Con motocicletas que transportan personas, mercancías, materiales de construcción y mucho más. Foto: 123RF.

Wangfujing (o 王府井) es la calle peatonal y comercial por excelencia en Beijing. El lugar ideal para perderse en miles de tiendas y grandes almacenes de lujo todo el día —destacan el Oriental Plaza, los Grandes Almacenes Beijing y el Xindong’an Plaza—, además de albergar la famosa Librería de Lenguas Extranjeras de Beijing. Xidan (o 西单) es otro centro comercial muy visitado donde las tiendas de ropa barata de marca le asaltan a uno a cada paso. Para teléfonos móviles y aparatos electrónicos, nada como Gongzhufen o Zhongguancun.

Por su parte, las antigüedades, la artesanía y el arte tradicional de calidad se pueden adquirir a buenos precios en la calle Liulichang, mientras que en el barrio de arte moderno 798 hay todo tipo de obras de prestigiosos artistas de renombre mundial y galerías con tiendas exclusivas y de diseño.

Desplazarse por Beijing es relativamente sencillo gracias a la gran cantidad de taxis de bajo precio. El metro ha crecido en número de líneas y alcanza a muchas áreas de la ciudad. Los autobuses de línea son numerosos, baratos y suelen ir siempre llenos. Los que llevan aire acondicionado son más caros. Actualmente existe también una línea de tren rápido que te lleva desde la estación de Dongzhimen hasta el Aeropuerto Internacional de Beijing a un precio muy razonable y en muy poco tiempo.

Beijing es Pekín: hay áreas donde el tráfico y la circulación son muy inhóspitas. Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: hay áreas donde el tráfico y la circulación son muy inhóspitas. Foto: 123RF.

El eje central que divide a la ciudad

El eje central de Beijing va a ser renovado por completo como parte de la solicitud como Patrimonio Cultural de la Humanidad que tiene pensado reivindicar el ayuntamiento de la capital china. A lo largo de una línea imaginaria que divide la ciudad en dos por su propio centro estratégico y físico existe una serie de edificaciones históricas que van a sufrir una transformación especial para poder incluirlas dentro de la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se trata de, comenzando de norte a sur, la Puerta Di’anmen —la cual será reconstruida en su totalidad tras haber sida demolida en 1955—, la Puerta Shenwumen, la Puerta Qianqingmen, la Puerta Taihemen, la Puerta Wumen, la Puerta Duanmen, la Puerta Tian’anmen, la Puerta Zhengyangmen —más conocida como la Puerta Qianmen— y la Puerta Yongdingmen. La columna vertebral que divide en dos a la ciudad y que pasa por en medio de la Ciudad Prohibida concluye, en realidad, en la Torre del Tambor y la Torre de la Campana, al norte del palacio imperial.

Beijing es Pekín: edificion histórico tradicional Foto: 123RF.
Beijing es Pekín: edificion histórico tradicional Foto: 123RF.

La planificación de una ciudad con un eje central simétrico norte-sur es, en realidad, única en la arquitectura urbana de la historia de la humanidad y tiene una longitud total de 7,8 kilómetros. Durante la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas de Beijing 2008, el mundo quedó boquiabierto ante los espectaculares castillos de fuegos artificiales lanzados a lo largo del eje de la ciudad que fueron explotando uno a uno hasta llegar al Estadio Olímpico desde el mismo corazón de la Plaza de Tian’anmen.

En la antigüedad, se le conocía al eje central como “la vena del dragón” y era un símbolo imperial, pues los emperadores pensaban que ellos eran el centro del mundo y sus palacios debían estar construidos en ese eje. Las puertas, además de servir de entrada a la ciudad, hacían las veces de sistema defensivo y estaban unidas por una muralla que circundaba la ciudad. Aunque la mayoría de las puertas fueron derribadas para construir un sistema de autopistas que albergara el creciente tráfico de la capital china, esos puntos estratégicos conservan todavía el nombre de la puerta original y también nombra al barrio que la rodea. Ahora, el proyecto de restauración logrará que todas las puertas se alcen de nuevo en el paisaje de Beijing y que le devuelvan a la ciudad la grandeza de la época de la dinastía Qing (1644-1911).


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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 7. Volumen IV. Julio de 2011.

China en el siglo XXI, de Marcelo Muñoz de la editorial Centro de Estudios Financieros ofrece la mirada hacia el futuro del gigante asiático desde la experiencia personal de un emrpesario español conocedor de la idiosincracia china. Foto: 123RF.

«China en el Siglo XXI» de Marcelo Muñoz ofrece una exploración minuciosa y perspicaz de la emergencia de China como una superpotencia global en el mundo contemporáneo. Muñoz, con una trayectoria profesional destacada y una experiencia personal significativa en China desde 1978, aporta un análisis detallado de los factores cruciales que han impulsado a este gigante asiático a la vanguardia del escenario mundial. El libro es un estudio profundo que abarca una variedad de aspectos, desde la evolución del comunismo en China y su singular versión del socialismo, hasta el dinamismo de su economía digital y los avances en campos como la educación y la investigación.

Un reportaje de
Confuciomag
La experiencia personal de Marcelo Muñoz ha inspirado La China del siglo XXI (Ed. CEF, 2018) y que, solo por ello, ya merezca la pena leerlo. La autoría corresponde al empresario español Marcelo Muñoz (Jaraíz de la Vera, 1934) quien llegó a China en 1978. En este libro, junto con El enigma chino (2007) y China 2050 (2011), radiografía con precisión milimétrica todas las circunstancias que han llevado al gigante asiático a su “reemergencia”. Porque, como el mismo Muñoz advierte, «el ascenso de China no es una emergencia si nos atenemos a los datos históricos». Y solo una cifra lo avala: hasta casi la primera mitad del siglo XIX, el Producto Interior Bruto (PIB) chino ha representado entre una quinta parte y un tercio del de toda la humanidad.

China en el siglo XXI, de Marcelo Muñoz, editorial Centro de Estudios Financieros
China en el siglo XXI, de Marcelo Muñoz, editorial Centro de Estudios Financieros

Hay muchos números, datos, estadísticas y otras curiosidades, si bien no empañan el disfrute de una redacción que está planteada a la manera “socrática”, es decir, como si mantuviera una conversación con alguien que le formula preguntas y el autor las contesta razonadamente. Y, además, se permite pronosticar que “el siglo XXI es el siglo de China y será un paso importante en el progreso global”. En su exhaustivo repaso a la mayoría de indicadores socioeconómicos procedentes de aquella parte del mundo, no deja de lado lo que califica como “desafíos del siglo XXI” y que centra en retos para los próximos decenios como la educación superior, la protección medioambiental, la explosión turística, las relaciones internacionales, el proyecto global de la Nueva Ruta de la Seda y otros. Una apuesta personal en la que ha volcado, en este libro, su gran pasión profesional e intelectual: China.

China en el Siglo XXI, de Marcelo Muñoz: paisaje de la ciudad de Shanghai. Foto: 123RF.
China en el Siglo XXI, de Marcelo Muñoz: paisaje de la ciudad de Shanghai, uno de los símbolos del desarrollo chino. Foto: 123RF.

Los desafíos del siglo XXI

Este trabajo no solo contempla las transformaciones económicas y sociales de China, sino que también aborda desafíos contemporáneos como el cambio climático, los desarrollos en comunicación cuántica y la inteligencia artificial. Además, plantea interrogantes fundamentales sobre el modelo económico y político chino, su papel como potencia global emergente y su impacto en la globalización y el poder occidental. Asimismo, Muñoz reflexiona sobre la posición de España y Europa frente a este nuevo contexto global. La obra se convierte así en un testimonio crucial para comprender el progreso sin precedentes de China en el panorama mundial, presentando una visión equilibrada y profundamente informada de sus logros, desafíos y el potencial para el futuro. A través de esta lente, Muñoz sugiere que el siglo XXI podría marcar un período significativo en el progreso global, con China desempeñando un papel central.


Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 52. Volumen I. Enero de 2019.

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