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La porcelana blanca de Dehua representa la cima del deseo chino por imitar la belleza del jade. La blancura de la porcelana de Dehua es también conocida como “blanco de manteca de cerdo” o “blanco marfil”. Su tonalidad es muy pura y su brillo cálido. Desde la selección del material hasta la cocción en el horno, el proceso completo abarca 72 pasos de producción.
Un reportaje de
Ren Zirui
任姿睿
“El oro tiene precio, pero el valor del jade es incalculable”. Otro verso que recuerda que, al igual que el gusto de muchos países occidentales por las joyas y diamantes es diferente, China siempre ha mostrado una especial predilección por el resplandor lustroso de los objetos de jade. El aprecio de este pueblo por dicha piedra se refleja en expresiones como “noble como el jade” o “como flores de jade”, pero también en su exigencia con los objetos de porcelana. La porcelana verde yueyao y la blanca dingyao son excelentes ejemplos del anhelo chino por disponer de imitaciones de jade con porcelana. Eso es así hasta el punto de que la dingyao es conocida también como “jade falso”. En cualquier caso, y aunque estos objetos de porcelana poseen la calidez y dan la sensación de textura de los de jade, si comparamos la serenidad y dignidad de estos últimos, la porcelana no alcanza su finura y delicadeza ni su peso y dureza.
La porcelana blanca de Dehua
Ya durante las dinastías Ming y Qing, los hornos de Dehua empezaron a producir un nuevo tipo de porcelana “suave como el aceite, blanca como las nubes y lustrosa como el jade”, gruesa y al mismo tiempo translúcida. Nos referimos a la porcelana blanca de Dehua, que representa la cima del deseo chino por imitar la belleza del jade.
La blancura de la porcelana de Dehua es también conocida como “blanco de manteca de cerdo” o “blanco marfil”. Su tonalidad es muy pura y su brillo cálido. Para conseguir este efecto, resulta fundamental la elección de los materiales utilizados. El ingrediente base es una mezcla cuidadosamente proporcionada de arcilla de caolín y más de una decena de minerales, siendo la primera el elemento principal. En Dehua abunda un tipo de caolín de alta calidad con abundante óxido de silicio y muy pocas impurezas. Es esta excelente materia prima la que proporciona el distintivo color y transparencia a las piezas de porcelana blanca de Dehua.
72 pasos de producción
Sin embargo, para realizar la milagrosa transformación de convertir la arcilla en jade no basta con disponer de una buena materia prima. La clave del éxito está en las manos artesanas. Desde la selección del material hasta la cocción en el horno, el proceso completo abarca 72 pasos de producción, todos ellos realizados con gran atención y esmero. Hoy, los ceramistas de Dehua siguen paso a paso el proceso tradicional.
El control de la temperatura de cocción debe ser muy estricto, ya que solo entre 1.350 y 1.370 ºC se consigue el deseado efecto de transparencia en las piezas terminadas. Con la ayuda de modernas tecnologías, hoy en día el control de la temperatura ha dejado de ser un problema. Sin embargo, en el pasado solo los maestros horneros más experimentados eran capaces de conseguirlo.
La «sopa contra el hambre»
La clave residía en observar el color del fuego, pues cualquier variación, por pequeña que fuera, podía dar al traste con la totalidad de las piezas. Por esta razón, quienes estaban al cargo del horno debían estar presentes a lo largo de todo el proceso. Para garantizar su estado físico y aumentar el éxito de la operación, durante el tiempo que duraba la cocción los artesanos se alimentaban con una “sopa contra el hambre” compuesta a base de hierbas medicinales, y que les ayudaba a reponer rápidamente las fuerzas y regular el tracto digestivo. En nuestros días, este alimento milagroso se ha convertido en un plato típico de Dehua, lo que evidencia los vínculos entre la gastronomía y la importancia del oficio de la porcelana en esta área del sureste de China.
Muy exportada desde Quanzhou
Debido a su cercanía con el puerto de Quanzhou, desde el principio la fina porcelana blanca de Dehua se exportó ampliamente al extranjero, donde causó una gran sensación. El “blanco de China”, como era conocida entonces, se convirtió en signo de riqueza entre las clases pudientes. La entusiasta demanda de los países occidentales y el desarrollo de las rutas comerciales, que partían desde el puerto de Quanzhou, estimularon enormemente su fabricación. Según la leyenda, para satisfacer la creciente demanda, tanto dentro como fuera de China, las fábricas empezaron a utilizar “hornos de dragón”.
Los hornos de dragón
Estos hornos se construyeron en la base de las montañas y en ellos se podían fabricar hasta 20.000 piezas en una sola cocción. En su apogeo, el condado de Dehua contaba con más de 200 hornos de este tipo y de muy diversos tamaños. Dos de ellos han llegado hasta nuestros días. El más antiguo y mejor conservado, el horno Yueji, cuenta con más de 400 años de historia y en la actualidad ha sido restaurado para albergar un centro dedicado al arte de la cerámica. En la actualidad, no solo acuden muchos artesanos en busca de técnicas tradicionales de producir porcelana y cultivar su destreza, sino también muchos jóvenes que en su tiempo de ocio visitan el centro para conocer en primera persona la historia y la artesanía de la porcelana.
Buda y Guanyin
La inmaculada y brillante porcelana blanca no solo sirve para fabricar utensilios de uso diario, sino también es perfecta para producir artesanía. A parte de usarse para objetos decorativos y figuras de bonsáis de porcelana, la especial fabricación de la porcelana blanca concuerda con el pensamiento budista que aboga por la pureza y paz, siendo utilizado a menudo para producir figuras representativas de Buda y Guanyin. Entre ellas, la obra más temprana, y también la de mayor renombre, es “Guanyin de vestido blanco”, perteneciente a la dinastía Ming (1368 – 1644) y realizada por He Chaozong (1522 – 1600) . De extremado detalle y líneas finas, aún hoy en día es una de las mejores esculturas religiosas de porcelana. Este estilo recibe el nombre de “Escuela He” y ha influido a un gran número de artesanos dedicados a este oficio.
Debido a su cercanía con el puerto de Quanzhou, desde el principio la fina porcelana blanca de Dehua se exportó ampliamente al extranjero.
Los antiguos artesanos concedían una gran importancia a la técnica y muchas de sus obras están trabajadas con sorprendente detallismo. Hoy en día, la nueva generación de artistas presta más atención a la expresión personal. Qiu Shuangjiong es un conocido artista de la porcelana blanca de Dehua, heredero del estilo de la escuela He. En su obra “Maitreya feliz”, Qiu integra su personal visión con la tradición para dotar a la figura del Buda sonriente de gran naturalidad y viveza. La transmisión y herencia de este oficio es la fuerza que mantiene el desarrollo constante de la porcelana blanca de Dehua y, al mismo tiempo, su esperanza.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 56. Volumen V. Septiembre de 2019.
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