Lu You (陆游) en un antiguo retrato tradicional. Foto: Wikipedia.
Lu You (1125 – 1210) fue un poeta chino de la dinastía Song famoso por la admiración que rendía a la flor del ciruelo chino, como queda demostrado en la gran cantidad de poemas que le dedicó y que, con un estilo singular, lograron proporcionarle una enorme fama.
Lu You fue un afamado poeta también conocido por su nombre artístico, Fang Weng, y por su nombre de cortesía, Wu Guan. Nació en el antiguo condado de Shanyin, situado en Yuezhou, prefectura que ocupaba la actual provincia de Zhejiang, en el decimoséptimo día del décimo mes del séptimo año de la era Xuanhe de la dinastía Song Septentrional (北宋, 960-1127), es decir, el 13 de noviembre de 1125 y falleció el vigesimonoveno día del decimosegundo mes del segundo año de la era Jiading de la dinastía Song Meridional (南宋, 1127-1279), o el día 26 de enero de 1210. Su vida estuvo marcada tanto por el incidente conocido como “la humillación durante el año de Jingkang”, suceso en el que el estado de Jin aprovechó la ausencia de los ejércitos imperiales de Song para tomar su capital, y que se produjo cuando el poeta tan solo tenía un año, como por la consumación de la dinastía Song Septentrional, que tuvo lugar solo un año después. Vivió, por tanto, durante un periodo de transición entre las dinastías Song Septentrional y Meridional, una etapa en la que reinó el caos que marcaría la inestabilidad sufrida por el poeta a lo largo de toda su vida. Su contexto histórico lo llevó a experimentar la ardua vida de quien deambula sin tener un hogar permanente pero fueron precisamente dichas circunstancias las principales responsables de que su nombre quedara escrito en la historia de la literatura.
Al igual que la flor que tanto amaba, el poeta Lu You era sincero y honesto, tenaz y persistente. De la misma forma que las ramas del árbol del ciruelo aguantan impertérritas las acometidas del frío invierno, su carácter fuerte y vigoroso lo ayudó a convertirse en toda una leyenda a pesar del momento tan oscuro que la historia de China atravesaba
Muchos de los antiguos literatos de China utilizaban imágenes retóricas de flores para representarse a sí mismos. De la misma forma que Tao Yuanming amaba el crisantemo o Zhou Dunyi sentía una debilidad especial por la flor del loto, para Lu You era la del ciruelo chino la flor más digna de admiración, como queda demostrado en la gran cantidad de poemas que le dedicó y que, con un estilo singular, lograron proporcionarle una enorme fama. En uno de estos poemas, El cuarteto de la flor del ciruelo (梅花绝句) escribió los siguientes versos: “¿Dónde podría reencarnarme cientos de billones de veces? Por cada ciruelo un Fang Weng”, con los que expresaba su deseo de dejar descansar un pedazo de su alma en cada fruto, para así poder reencarnarse un número casi ilimitado de veces. Al igual que la flor que tanto amaba, el poeta Lu You era sincero y honesto, tenaz y persistente. De la misma forma que las ramas del árbol del ciruelo aguantan impertérritas las acometidas del frío invierno, su carácter fuerte y vigoroso lo ayudó a convertirse en toda una leyenda a pesar del momento tan oscuro que la historia de China atravesaba. Fue un hombre versátil en definitiva que, al mismo tiempo, era un poeta de rebosante talento, hábil funcionario, amante del pueblo y soldado cargado de fervor patriótico. Todas y cada una de sus personalidades reflejaban las cualidades que él consideraba intrínsecas a la flor del ciruelo chino: la infatigable lucha, la tenacidad y la pureza.
Desde pequeño supo continuar con la tradición de una familia plagada de intelectuales, pues su fama se comenzó a propagar cuando era solo un niño, y llegó a ser considerado poeta a los 12 años. En el capítulo que se le dedica en la obra Historia de la dinastía Song (宋史·陆游传), se le describe como “una persona de un talento magistral y una habilidad innata para la poesía”. En realidad, Lu You llegó a dominar diversos géneros, pero fue por sus creaciones en verso por las que pasaría a ser conocido para la posteridad. Compuso más de diez mil poemas, de los que aún podemos disfrutar de más de 9.300, el legado en verso más prolífico que haya dejado jamás un escritor chino. Llegó a ser tan famoso como los reputados You Mao, Yang Wanli y Fan Chengda, considerados, junto a él, los cuatro grandes poetas de la dinastía Song, grupo en el que Lu You ocupaba un lugar privilegiado. Sus poemas representan la preocupación por el pueblo y por la nación de forma extremadamente realista, con un tono firme, liberado y romántico a la vez que fluido. Diestro en los diferentes géneros poéticos, entre su obra se encuentran poemas de versos de siete sílabas y pertenecientes a los estilos lüshi, es decir, de ocho versos, gushi o estilo antiguo, y jueju o cuartetos, muchos de ellos muy propensos a ser utilizados como material educativo en las escuelas, un hecho que ha ayudado enormemente a su propagación. La obsesión que sentía por el ciruelo chino se manifiesta en la abundante colección en la que esta flor es la principal protagonista. Se valía de ella para expresar sus sentimientos, para referirse a sí mismo, para demostrar su patriotismo, manifestar sus aspiraciones y lamentarse por la falta de oportunidades y la desdicha que le acarreaba la vida como fiel servidor de su nación.
En una ocasión escribió los versos: “Nunca me gustaron las flores comunes como la del melocotonero, ver la flor del ciruelo me da sueño para toda la primavera” con los que trataba de exponer que sus gustos iban más allá de las flores más universales. Al apreciar tan solo una vez la belleza del ciruelo en invierno era capaz de dormir satisfecho toda una primavera. Una prueba más de la alta estima que sentía por esta flor de pequeños pétalos.
La obsesión que sentía por el ciruelo chino se manifiesta en la abundante colección en la que esta flor es la principal protagonista. Se valía de ella para expresar sus sentimientos, para referirse a sí mismo, para demostrar su patriotismo, manifestar sus aspiraciones y lamentarse por la falta de oportunidades y la desdicha que le acarreaba la vida como fiel servidor de su nación.
También fue Lu You un apasionado combatiente. Cuando era solo un niño fue testigo de cómo, debido a la falta de vitalidad de la corte imperial, la dinastía Song Meridional perdió numerosos territorios ante los múltiples ataques por parte del estado de Jin, por lo que desde muy temprano se fijó la meta de alistarse en el ejército para defender a su país y recuperar todo el territorio perdido.
El filósofo de la China moderna Liang Qichao, para describir a Lu You, expuso: “Fang Weng fue el hombre de mayor coraje que ha dado la historia de China”. Es un calificativo que no solo le fue otorgado por su renombre como poeta sino por su amor incondicional por la patria. Lu You fue como una flor del ciruelo, que espera en soledad a la crueldad del frío invierno, y a quien ni la más feroz de las tormentas menguó su coraje.
Fang Weng puso sobre el papel a la flor del ciruelo chino para dar rienda suelta a su patriotismo, narrar cómo dejó la corte para vivir en un plano apartado de la política, expresar sus más profundos secretos y manifestar la nostalgia que sentía por sus orígenes y por sus seres queridos.
Su estima por dicha flor fue tal que incluso él mismo deseó reencarnarse en un ciruelo chino para, de esta manera, adquirir el espíritu de nobleza y lealtad que él consideraba únicas en el mundo.
Wang wei: El influjo de la tradición budista es decisivo tanto en la obra como en la vida del poeta. En la foto, una de las pinturas de la joya budista china de las grutas de Mogao. Foto: 123RF.
Wang Wei (王维, 699-761 d.C.) fue un famoso poeta, músico, pintor y estadista de la dinastía Tang, en cuya obra poética destaca la contemplación silenciosa de la naturaleza como fuente del conocimiento de la esencia del propio ser.
La contemplación silenciosa de la naturaleza es, como han señalado muchos artistas y místicos a lo largo de la historia, la fuente del conocimiento de la esencia del propio ser. Esta verdad inefable subyace también en la poesía y el pensamiento clásicos chinos, en los que los sentimientos más profundos e indescriptibles son expresados de forma lacónica, con sugestiones que aluden a la totalidad que rodea al individuo. Es precisamente en este aspecto en el que destaca el poeta Wang Wei (王维, 699-761 d.C.), fuertemente imbuido en las tradiciones del taoísmo y del budismo chan (zen) que cristalizaron durante el periodo histórico de la dinastía Tang (618-907 d.C.).
Esta importante figura de la poesía china era originaria de Puzhou (蒲州), localidad que actualmente se la conoce con el nombre de Yongji (永济), y situada en lo que hoy en día es la provincia de Shanxi. De hecho, y pese a destacar por sus poemas, Wang Wei no se dedicó exclusivamente a la literatura, sino que también cultivó otras artes, como la pintura o la música, lo cual no era del todo inusual en aquella época, considerada de forma unánime como la Edad de Oro de la cultura china.
Tras servir durante años como funcionario en la corte de los emperadores Tang, el estallido de la rebelión de An Lushany la pérdida de su cargo supusieron un cambio en la vida de Wang Wei. Fue encarcelado acusado de traición. Más tarde, y después de recuperar su cargo en la administración y llegar al puesto de ministro, abrazó la fe budista y se entregó a la contemplación. De este estilo de vida envuelto en la quietud nace la inspiración para sus composiciones, que recogen el lado más plástico de los paisajes y el sentido místico del silencio.
No se ve gente en este monte.
Sólo se oyen, lejos, voces.
La luz poniente entre las ramas.
El musgo la devuelve, verde.
[Traducción de Octavio Paz]
Este poema, titulado “Cercado de los ciervos” (鹿柴, Lù chái), es probablemente la obra más emblemática de Wang Wei, y posee varios de los rasgos que caracterizan su estilo, como la transmisión de una fuerte carga lírica a través de imágenes de la naturaleza cambiante. Esta composición está incluida en la recopilación “Poemas del río Wang” (辋川集, Wǎngchuān jí), formada por 20 composiciones de cuatro versos cada una, que a su vez están compuestos por cinco caracteres. David Hinton, uno de los traductores más importantes de la obra de Wang Wei al inglés, citado por Alejandro Pescador en su artículo “Octavio Paz y el budismo de Wang Wei” (2008),opina que este poema es el más famoso de este autor “porque constituye la más pura expresión del budismo zen que se encuentra en el núcleo de toda la poesía de Wang Wei”. En efecto, al leer este poema uno tiene la impresión de que no existe un sujeto claro, sino que la voz del hombre se pierde en la inmensidad de la naturaleza hasta disolverse, de modo similar a la desaparición del ego durante la meditación zen.
El influjo de la tradición budista es decisivo tanto en la obra como en la vida del poeta, que tras años de dedicación a la causa pública, inició una vida de retiro. El budismo había llegado a China durante la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.), como resultado de los crecientes intercambios entre el Imperio Chino y las civilizaciones de Asia Central, lo que dio lugar a una sociedad cada vez más cosmopolita y avanzada gracias al flujo de mercancías y de ideas. Más tarde, en el clima de apertura al exterior que promovió el florecimiento de la cultura durante la dinastía Tang, los miembros de la aristocracia del momento se erigieron como los máximos patrocinadores de la cultura y la religión, lo cual a su vez propició un ambiente adecuado para que prosperaran las diferentes artes.
Coetáneo de otras importantes figuras de la poesía china como Li Bai (李白, 701–761) o Du Fu (杜甫, 712–770), Wang Wei vivió la época dorada de la lírica china, marcada por grandes dosis de sofisticación y exquisitez que llevaron a la poesía de aquella época a un nuevo nivel que sería recordado durante toda la historia china posterior. Sin embargo, no era tan sólo el grado de refinamiento de la poesía, sino también su estatus en la sociedad de la época: no había en aquel tiempo ninguna persona mínimamente culta que no estuviera versada en el arte poético y que no compusiera sus propias estrofas, incluso para asuntos tan mundanos como puede ser la comunicación diaria con amigos o compañeros de trabajo. La poesía, en cierto modo, era un arte que mantenía unida a la sociedad, y que desempeñaba el mismo papel de catalizador de las emociones que el que puede tener la música popular en la actualidad.
Densa y fragante, la hierba verdea en primavera.
Altos y umbrosos, los pinos refrescan en verano.
Bueyes y ovejas vuelven solos por la calle de la aldea.
Niños y mozos ignoran todo el birrete de mi atavío.
[Traducción de Anne-Hélène Suárez]
Una de las traducciones más recientes de los poemas de Wang Wei al español es la edición de Pilar González España de la obra “Poemas del río Wang” para la Editorial Trotta, de la cual merece la pena rescatar los siguientes versos:
文杏裁为梁,Wén xìng cái wéi liáng, 香茅结为宇。Xiāng máo jié wéi yŭ. 不知栋里云,Bù zhī dòng lĭ yún, 去作人间雨。Qù zuò rén jiān yŭ.
Un albaricoquero veteado
partido
forma el dintel.
Un montón de juncos perfumados
anudados
forman la techumbre.
Ignoro si esa nube
por el tejado entrecortado
se irá
para derramar su lluvia
entre los hombres.
[Traducción de Pilar González España]
Una de las cosas que más se mencionan al hablar de poesía china, y en la que se insiste en ediciones como la mencionada más arriba, es la dificultad para trasladar al español una lengua tan ambigua y llena de posibles interpretaciones como el chino clásico. No en vano, en lengua española contamos con varias traducciones distintas de las obras de Wang Wei, entre las que destacan las de J. Ignacio Preciado Ydoeta y Clara Janés (“Poemas del río Wang”, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 1999), Anne-Hélène Suárez (“99 cuartetos de Wang Wei y su círculo”, Editorial Pre-Textos, 2000) y Guillermo Dañino (“La montaña vacía”, Hiperión), además de la mencionada más arriba, las cuales difieren mucho entre sí.
Según indica Pilar González España en el prólogo, la traducción literal “no sólo perjudica extremadamente a la percepción que pueda tener el lector occidental de la lengua china, sino que, además, deforma completamente el mensaje, en este caso, poético. El lector chino, al leer un poema, va comprendiendo el significado del mismo a través de bloques semánticos, como ocurre con cualquier otra lengua occidental”. La traducción literal nunca es recomendable, pero en este caso no sólo es contraproducente, sino que es directamente imposible. Y no sólo por cuestiones formales como la rima o la métrica: el sentido mismo del poema queda mutilado en la traducción.
Traducir es, ante todo, interpretar. Por ello resulta muy ambicioso intentar encerrar el sinfín de posibilidades de un poema clásico chino. En ocasiones quizás valga más callar y dejar que fluya el silencio de las palabras en su lengua original, como nos enseñan los poemas de Wang Wei.
El bambú es uno de los 4 caballeros del arte chino. Foto: 123RF.
En China se califican como «los cuatro caballeros del reino vegetal» a la flor del ciruelo (梅, méi), a la orquídea (兰, lán), al bambú (竹, zhú) y al crisantemo (菊, jú). Desde la antigüedad, estas cuatro flores han sido las favoritas del pueblo chino gracias a sus elegantes cualidades y por haber sido el tema principal en la pintura tradicional china, un símbolo y un reflejo fiel de la cultura del país.
Cuando hablamos de “Los cuatro caballeros del reino vegetal” nos referimos a la flor del ciruelo (梅, méi), a la orquídea (兰, lán), al bambú (竹, zhú) y al crisantemo (菊, jú). Desde la antigüedad, estas cuatro flores han sido las favoritas del pueblo chino gracias a sus elegantes cualidades y por haber sido el tema principal en la pintura tradicional china, un símbolo y un reflejo fiel de la cultura del país. Todo esto tiene relación directa con las propiedades naturales de dichas flores –similares a las virtudes humanas– y con el aprecio mostrado por los literarios chinos durante cada época histórica. Los antepasados ya observaron una personalidad subjetiva muy fuerte, un sentimiento moral y unas connotaciones culturales en “los cuatro caballeros del reino vegetal”. Mediante cantos, poemas y descripciones, se convirtieron en el tema perfecto para expresar las emociones a través de los objetos.
Dentro de la categoría floral y aviar de la pintura tradicional china, la flor del ciruelo, la orquídea, el bambú y el crisantemo son los temas favoritos de los pintores habidos a lo largo de las diversas dinastías chinas. Esto refleja el carácter simbólico de la pintura china, una de sus características principales de este arte. Según el concepto tradicional chino, estas flores y plantas poseen una gran moral, igual que los caballeros de antaño. Para los chinos, el ciruelo florece en invierno, desafiando el frío penetrante, símbolo de la fuerza inquebrantable de los caballeros. La orquídea, la cual crece únicamente en los valles profundos y apartados, junto con su agradable fragancia, representa la integridad personal y la independencia de los caballeros. El bambú está vacío por dentro y es muy duro por fuera, lo que simboliza la modestia y la moral elevada de los caballeros. Por su parte, el crisantemo florece en otoño luchando contra el viento y la escarcha, lo que representa la rebeldía, el orgullo, lo puro y lo notable de los caballeros.
Pintura floral china. Foto: Wikipedia.
La flor del ciruelo florece a finales del invierno y a principios de la primavera, lo que hace que tanto a ella como al pino y al bambú se les conozca como “los tres amigos del invierno”, es decir, son tres plantas que se pueden contemplar en el pleno invierno con todo su esplendor. La flor de ciruelo está considerada como un símbolo de buen agüero y contemplarla a finales de invierno da sensación de templanza, igual que si ya se estuviera en primavera. Su empeño por luchar contra el frío, la escarcha y la nieve, y de mantener toda su fragancia, es muy apreciado por los chinos de todos los tiempos. En la literatura china, la flor del ciruelo es una de las más apreciadas y cantadas, así se dice de ella: No tiene la menor intención de apoderarse de la primavera, la flor del ciruelo es la envidia de las demás flores. Tras marchitarse, se cae al suelo y se convierte en polvo, sin embargo, su fragancia permanece intacta. A través de este poema, el poeta Lu You(陆游, 1125-1210) de la dinastía Song del Sur (南宋, 1127-1279), utilizando una solitaria flor de ciruelo, expresó la admiración de los literatos por la pureza del brote. El estadista, primer ministro y poeta de la dinastía Song (宋, 960- 1279) llamado Wang Anshi(王安石, 1021-1086) escribió en una ocasión: En la esquina hay varias ciruelas, que solo florecen en invierno. Desde lo lejos ya se sabe, por su sutil aroma, que no se trata de la nieve.
Según registros históricos, desde la época de las dinastías del Norte (北朝, 386-581) y del Sur (南朝, 420-589), la flor del ciruelo ya comenzó a aparecer en las pinturas. En la dinastía Song del Norte (北宋, 960-1127) realizar este tipo de obras pictóricas se convirtió en toda una tendencia. Uno de los cuadros más famosos fue pintado por el monje budista Zhong Ren, del templo Huaguang en Hengyang, provincia de Hunan. Por primera vez, pintó la flor del ciruelo empleando únicamente tinta china y jugando con los diferentes tonos. Según se dice, le vino la inspiración al ver reflejada sobre el papel de su ventana la sombra de una flor de ciruelo. Zhong Ren fue considerado como el número uno pintando brotes de ciruelos, por lo que se ganó el sobrenombre de “El propietario de la casa de los ciruelos”. Al contrario de las flores de ciruelo pintadas durante la dinastía Song, las de Zhong Ren daban la sensación de prosperidad y abundancia. La mayoría de los grandes maestros pintores durante las dinastías Ming (明, 1368-1644) y Qing (清, 1644-1911), tales como Liu Shiru, Shi Tao, Jin Nong, etc. heredaron los estilos de las dinastías Song y Yuan (元, 1271-1368). En la edad moderna y contemporánea, surgieron grandes pintores de la talla de Qi Baishi, Guan Shanyun o Dong Shouping, entre otros que también se dedicaron a este estilo.
La orquídea es una planta que posee las tres bellezas clásicas: la flor en sí misma, el sutil aroma y su delicada hoja. Suele crecer en profundas y tranquilas montañas y en el interior de los valles. Tiene un aroma tenue y cuando se balancea en el viento suave muestra unos ademanes graciosos y elegantes. Sus cualidades nobles y puras –siempre desprende un delicado olor, no se encoge ni se marchita fácilmente- le otorgan el merecido sobrenombre de “belleza solitaria del valle tranquilo”. Los antiguos chino utilizaron el sustantivo que define a la orquídea (兰,lán) como si de un adjetivo se tratara, así hay expresiones como lánzhāng (兰章, un buen artículo, escrito destacado), lányǒu (兰友, amigos con profundos sentimientos), etc. El poeta Qu Yuan (屈原, 340-278 a.C.), del Periodo de los Estados Combatientes (战国, 475-221 a.C.), escribió en una ocasión: Las orquídeas del otoño están frescas y lozanas, desde las hojas verdes se asombra su tallo púrpura. El poeta Du Mu (杜牧, 803-852), de la dinastía Tang (唐, 618-907), dejo escrito: En primavera, el arroyo está verde y claro, las orquídeas de la orilla emiten una agradable fragancia cuyo aroma exhala hasta la lluvia. Por su parte, el poeta Su Shi (苏 轼, 1037-1101), de la dinastía Song, expresó: El valle es tan profundo que no se ve dónde crecen las orquídeas, solo las percibimos gracias a la brisa que juega en el bosque y nos trae su aroma.
La orquídea es una planta que posee las tres bellezas clásicas: la flor en sí misma, el sutil aroma y su delicada hoja. Suele crecer en profundas y tranquilas montañas y en el interior de los valles.
Sin embargo, la orquídea no comenzó a plasmarse en las pinturas hasta comienzos de la dinastía Tang y fue durante la Song cuando más se extendió esta práctica. Dicen que el gran poeta Su Shi pintó una vez orquídeas rodeadas de arbustos espinosos para insinuar que esta bella flor es capaz de aguantar y tolerar a los más despreciables. Durante la dinastía Song del Sur, la gente solía pintar orquídeas para expresar la nostalgia por su hogar y por su país. En la dinastía Yuan, la orquídea mejor pintada era la de Zheng Suonan. Dicen que siempre se sentaba hacia el sur para mostrar su añoranza por la dinastía Song del Sur y nunca pintó la raíz de la flor, por lo que las orquídeas parecían volar en el aire. Alguien le preguntó por la razón, a lo que él respondió: “las tierras de la dinastía Song ya fueron conquistadas por personas de la dinastía Yuan. ¿Cómo es posible echar raíces aquí?” Mientras en la dinastía Qing, Zheng Banqiao (郑 燮, 1693-1765) fue el pintor que mejor supo reflejar la belleza de la orquídea silvestre. Zheng abogaba por ser capaz de asimilar los conocimientos transmitidos por la propia naturaleza. Incluso cultivó decenas de orquídeas y las trasplantó en las montañas para observarlas y olerlas en su entorno natural.
El bambú, siempre verde, recto y erguido, es la planta que más alto crece en el mundo. China es uno de los lugares de origen del bambú, por eso cuenta con abundantes recursos. Además, posee una larga historia en el cultivo y uso del bambú, pues no solo se emplea en la confección de tejidos, alimentos, para construir viviendas o como medio de transporte, sino que también está estrechamente relacionado con la cultura china. Tanto en los jiǎgŭwén(1)como en los jīnwén (2) se ha encontrado el jeroglífico antiguo para “bambú”. En el chino moderno también hay muchas palabras relacionadas con esta planta. Los antepasados ya usaban pinceles hechos con bambú, es por eso que el caracter bǐ(3) (笔) lleva el radical de bambú (竹) en la parte superior. Por la misma razón, como los antepasados escribían sobre tablillas de bambú atadas con cuerdas de cuero formando libros, el carácter jí (籍, libro, registro) también lleva el radial de bambú en la parte superior. Mientras, el carácter cè (册) se refiere a la tira de bambú –o madera– en la que se escribían caracteres chinos en la China antigua, y el carácter diǎn (典), de la palabra cídiǎn (词典, diccionario, léxico) quiere decir obra o libro ejemplar del saber.
Los antepasados creían que las cualidades del bambú eran integridad moral, tolerancia y naturaleza sencilla y honesta, elegante y fresco, de apariencia suave y tranquilo, pues según dicen “antes de brotar ya tiene los nudos (integridad) y cuando crece dentro de las nubes se hace más modesto”. A los literatos de todas las épocas les gusta el bambú. Su Shi, el gran escritor de la dinastía Song dijo que “se podía comer sin carne pero no se podía vivir sin bambú”. En la antigüedad, la gente utilizaba el bambú para embellecer la casa y el patio. No solo aporta un ambiente tranquilo y elegante, sino que también humedece el aire circundante. Según diversas investigaciones científicas, la substancia activa que segrega las hojas del bambú verde tiene un efecto hidratante para la piel.
China es uno de los lugares de origen del bambú, por eso cuenta con abundantes recursos. Además, posee una larga historia en el cultivo y uso del bambú, pues no solo se emplea en la confección de tejidos, alimentos, para construir viviendas o como medio de transporte, sino que también está estrechamente relacionado con la cultura china.
La figura del bambú en la pintura tradicional china también empezó con la dinastía Tang. Tanto al emperador Xuanzong (玄宗, 685-762), como a los pintores Wang Wei y Wu Daozi, les gustaba pintar el bambú. Su Shi desarrolló los métodos para pintar el bambú con tinta china. Posteriormente, durante las dinastías Yuan, Ming y Qing aparecieron muchos grandes pintores especializados en el bambú, dentro de los cuales, destacan Wen Keqing y Zheng Banqiao.
El crisantemo es una de las flores favoritas para los chinos, los cuales la cultivan desde hace más de tres mil años. Desde la dinastía Song se sigue celebrando en China una fiesta dedicada a esta flor y a su contemplación. En 1688, unos comerciantes holandeses se llevaron desde China las semillas de crisantemo a su país. En 1689, Jacob Brayne, un escritor holandés, escribió una obra titulada La gran flor famosa del Oriente – el crisantemo. A mediados del siglo XVIII, Louis de Francia llevó una especie de crisantemo a su país. En el siglo XIX, el botánico británico Fortune introdujo especies de crisantemo desde China y Japón sucesivamente para cultivar diversas variedades de crisantemo británico a través de cruces.
El crisantemo es elegante y noble, gracioso y de color brillante. Siempre ha sido considerado como el símbolo de la gran pureza y la elegancia. También es el preferido de famosos y ermitaños. El famoso poeta de inspiración taoísta llamado Tao Yuanming (陶渊明, 372- 427) escribió en una ocasión: Al recoger crisantemos bajo setos orientales, se puede contemplar la montaña sureña relajadamente.
El crisantemo es una de las flores favoritas para los chinos, los cuales la cultivan desde hace más de tres mil años. Desde la dinastía Song se sigue celebrando en China una fiesta dedicada a esta flor y a su contemplación.
La imagen del crisantemo en la pintura tradicional china apareció un poco más tarde. Xu Xi y Huang Quan de las Cinco Dinastías (907-960) dedicaron su obra exclusivamente a esta flor, aunque durante la dinastía Song pocos fueron los que la pintaron. En la dinastía Ming, surgieron muchos grandes maestros que pintaron el crisantemo, tales como Shen Zhou, Tang Yin, Chen Chun, etc., así, El cuadro del crisantemo y la piedra, una obra pintada por Chen Chun, se conserva en el Museo de la Capital, en Beijing. En la dinastía Qing también había muchos célebres pintores del crisantemo, dentro de los cuales destaca sobremanera el maestro Wu Chanshuo. Además, otros pintores modernos, tales como Qi Baishi, He Xiangning o Pan Tianshou, han dejado también muchos cuadros dedicados al crisantemo.
Qi Baishi, el pintor que modernizó la tradición pictórica china. Foto: Wikipedia.
Qi Baishi (1864-1957) fue un famoso pintor chino cuyas delicadas obras no solo le hicieron ganarse la fama de “artista del pueblo”, sino que además fue muy reconocido en el extranjero, especialmente entre sus compañeros de profesión occidentales como Picasso, quienes quedaron impresionados por sus cuadros.
Hubo una vez en China un famoso pintor que, aunque nació en una familia pobre y no recibió una educación formal, logró acumular gran cantidad de conocimientos pictóricos y llegó incluso a crear un estilo propio que renovó la pintura china en su camino hacia nuevas tendencias. Sus delicadas obras no solo le hicieron ganarse la fama de “artista del pueblo” (人民艺术家,rénmín yìshùjiā), sino que además fue muy reconocido en el extranjero, especialmente entre sus compañeros de profesión occidentales, quienes quedaron impresionados por sus cuadros. El mismo Picasso, al confesar su admiración por él, expresó: “cuando dibuja un pez, no hay ni un trazo para describir el agua y, sin embargo, se puede ver el río, se puede oler el aroma de sus aguas”. Su nombre era: Qi Baishi (齐白石).
Una infancia dura
Qi Baishi nació en Xiangtan (湘潭), en la provincia de Hunan (湖南), el 1 de enero de 1864 y falleció el 16 de septiembre de 1957 a los 93 años de edad. Su nombre original era Chunzhi (纯芝), el de cortesía Weiqing (渭青) y su apodo Lanting (兰亭). A los 27 años cambió su nombre por Huang (璜), el de cortesía por Binsheng (濒生), y pasó a ser conocido con el pseudónimo Baishishanren (白石山人), cuya forma simplificada, Baishi (白石), terminó convirtiéndose en su nombre artístico.
Nació en el seno de una familia de agricultores que, durante su infancia, solo pudo sufragarle medio año en una escuela privada. Además, como era muy enfermizo, sus padres lo enviaron a estudiar técnicas de artesanía para que pudiera ganarse la vida. A los 15 años comenzó con la talla de madera, iniciando así su oficio como carpintero. En su tiempo libre, seguía las instrucciones del manual de pintura del Jardín de la semilla de mostaza (芥子园), con el que aprendió a dibujar pájaros y personas. Con 27 años se convirtió en discípulo de Hu Qinyuan (胡沁园) en las materias de dibujo y poesía, por lo que dejó atrás su vida como carpintero y comenzó a ganarse la vida dibujando retratos.
En 1917, a los 55 años, Qi Baishi se mudó a Beijing huyendo del bandolerismo y pasó a formar parte de la “población flotante” de esta ciudad. Su objetivo era poderse ganar el sustento, sin tener recursos económicos, en la gran capital. En aquellos días sus obras reflejaban sus estudios sobre la pintura del artista Bada Shanren (八大山人). Su estilo sencillo y relajado no tuvo buena aceptación en Beijing y apenas vendió obras. En ese momento conoció a Chen Shizeng (陈师曾), un innovador pintor que ya gozaba de gran renombre en la ciudad. Los dos artistas forjaron una profunda amistad de la que ambos se enriquecieron artísticamente. Qi Baishi llegó a escribirle los versos: “Usted sin mí no podrá avanzar y yo sin usted no haré sino retroceder”. A lo que Chen Shizeng, para animarle a innovar y a no estancarse en los estilos tradicionales, respondió: “Haga su propia pintura, ¡no agache la cabeza para seguir la corriente!”. Gracias a la inspiración proporcionada por su amigo, Qi Baishi comenzó a pintar utilizando un nuevo estilo llamado “flores rojas y hojas de tinta” (红花墨叶, hónghuā mòyè) que consiguió revalorizar la pintura nacional de China.
Qi Baishi madrugaba todos los días para escribir y continuar pintando obras como La paloma de la paz (和平鸽), La flor blanca y la paloma de la paz (白花与和平鸽), La victoria de la paz (和平胜利) o Viva la paz (和平万岁). Esta serie de obras, cuyo tema principal es la paz, manifestaban el anhelo de este ya anciano pintor, algo por lo que más tarde sería premiado. En 1953, el Ministerio de Cultura de China le confirió el título de “artista del pueblo”; y en 1956, el Consejo Mundial de la Paz le galardonó con el Premio Internacional de la Paz.
Estilo pictórico propio
Se suele decir que la carrera artística de Baishi se divide en dos etapas diferentes. Un periodo que abarca hasta su llegada a Beijing a los 55 años, en el que la mayoría de sus obras eran reproducciones y copias. Y un periodo, posterior a su llegada a Beijing, marcado por haber logrado el desarrollo de su estilo propio. Sobre las bases de su propio estilo teorizó sus ideas sobre la pintura: “La distinción de una buena obra está entre el parecido y la falta del parecido, la exactitud es objeto de los gustos comerciales mundanos pero su falta es un engaño a los sentidos”.
Fue reconocido en el mundo del arte por sus destrezas pictóricas al pintar gambas, en las que se puede apreciar las diferencias de estilo de sus dos periodos pictóricos. En la etapa inicial, el trazo era realista, más bien copias de las producidas por los pintores Xu Wei y Bada Shanren, mientras que en una etapa posterior desarrolló un estilo libre y personal, por lo que las gambas alcanzaron mayor originalidad.
Por su parte, los insectos y plantas que dibujaba eran una combinación de estilo libre y realista. Dibujaba las hojas de las plantas con rápidas pinceladas y concedía un gran realismo a los insectos.
Otro motivo de sus obras eran los polluelos que, aunque contaban con muy pocos trazos, estaban dotados de un realismo que parecía darles vida.
Un hombre multidisciplinar
Baishi tenía talento en múltiples disciplinas; además de la pintura, perfeccionó las artes de la poesía, la caligrafía y el grabado de sellos. En muchas de sus obras añadió versos de su puño y letra, especialmente en algunas con contenido satírico.
Por ejemplo, en su obra El tentetieso (不倒翁), escribió: “El tentetieso lleva sombrero y abanico de funcionario, aunque lo empujes no se caerá porque está medio lleno de barro pero, si lo rompes, verás que dentro no tiene ni corazón ni humanidad”. En su obra Pescando gambas en la infancia (儿时钓虾图) añadió los versos: “Hace cincuenta años, solo era un niño, usaba algodón como cebo para pescar gambas. Hoy, hago este dibujo ya con el pelo blanco, aún recuerdo las flores del cálamo”.
Anécdotas
Se dice que el famoso escritor Lao She (老舍) visitó una vez a Qi Baishi cuando este tenía 91 años para charlar con él y ambos conectaron rápido. Lao She propuso un título para que el artista le dibujara una obra: El canto de las ranas se oye a diez kilómetros del manantial (蛙声十里出山泉). El nonagenario pintor aceptó encantado el reto y comenzó allí mismo a dibujar. La obra cuenta con una ingeniosa composición en la que unos renacuajos nadan despacio siguiendo el curso de las aguas del manantial y, aunque no hay ninguna rana, se puede percibir cómo su canto resuena en el valle.
Lo que más le gustaba dibujar eran objetos familiares para sí mismo. Las obras El pez que mejor conozco (我最知鱼) y Repollo con pimientos (白菜辣椒), entre otras, están realizadas partiendo de una meticulosa observación de los objetos cotidianos.
Qi Baishi fue, en definitiva, un artista cuyo estilo pictórico se desarrolló de forma tardía. Llevó una vida de intenso trabajo, para dejar un legado de numerosas obras sobre objetos que le eran familiares y que lograban fascinar al público. No en vano fue llamado “El artista del pueblo”.
Recuerdos de Hulan He, de Xiao Hong con dibujos de Hou Guoliang.
Zhang Xiuhuan, conocida con el sobrenombre de Xiao Hong (1912-1949), fue calificada como “la diosa de la literatura china de los años 30”. Durante su breve existencia, Xiao Hong dejó numerosas obras ya convertidas en clásicos. Todos los personajes de sus novelas están sacados de la vida misma, con un estilo simple y sin adornos, natural, sin falsedades ni afectaciones.
Conocida con el sobrenombre de Xiao Hong (1912-1949), fue una de las cuatro autoras de mayor talento de China. Venerada como “la diosa de la literatura china de los años 30”, dejó escrito que “los humanos y los animales son iguales, todos nacen y mueren. Yo no puedo decidir cómo nacer o morir, pero sí puedo escoger cómo amar y cómo vivir”. El maestro Lu Xun se refería a ella como la escritora más prometedora de China.
Xiao Hong se llamaba en realidad Zhang Xiuhuan, aunque más tarde se cambió el nombre a Zhang Naiying por su abuelo materno; si bien el primero era el más conocido de sus diversos pseudónimos. Nació en 1911 en el seno de una familia terrateniente en el distrito de Hulan, de la prefectura de Harbin en la provincia nororiental de Heilongjiang, un lugar en el que suele nevar durante cuatro meses al año. Siendo muy niña perdió a su madre y, por ello, se quedó a vivir con su padre y su madrastra. Con el fin de escapar de aquel hogar sin amor decidió marchar a Beijing para formarse, aunque el escaso apoyo de su familia le hizo muy difícil proseguir sus estudios. Durante las vacaciones invernales se vio de nuevo atrapada en casa y, cuando se marchó de nuevo, ya no volvió a regresar. Más tarde viajó a Japón, y esa vida desposeída y vagabunda se convirtió de alguna manera en la fuente de su inspiración literaria. Como miembro activo del círculo literario del nordeste de China, su talento y su vida amorosa siempre han concitado un gran interés.
Las novelas de Xiao Hong poseen unas distintivas características estilísticas y todas tienen un marcado sentido del entorno. La autora empleaba en ellas, con gran destreza, una serie de técnicas que otorgaban a su forma de escribir una fuerte originalidad para la época. Sus obras podrían considerarse tanto novelas de ficción como crónicas de su propia vida. Tanto en La calle del mercado, como en Campos de vida y muerte (originalmente “Campos de trigo”); e incluso en Historias del río Hulan rompe con el modelo narrativo unitario tradicional, y crea un estilo que navega entre la novela, el ensayo y la poesía. Empleando un lenguaje propio que va más allá de las convenciones, una escritura con un marcado estilo autobiográfico, produjo el “estilo Xiao Hong”, un particular uso del lenguaje que era a la vez fresco y chocante, natural y directo. Le gustaba contemplar el mundo con ojos infantiles e inocentes.
El sol primaveral de marzo, que aparece en su obra En el carro de bueyes; las flores frescas de junio en El jardín trasero; o la primavera temprana en los campos deMarzo en la pequeña ciudad; son mundos vistos con una mirada infantil, en los que tanto los personajes como los escenarios no se ven constreñidos por las viejas formas literarias. Todos los personajes de sus novelas están sacados de la vida misma y, tanto en las tristezas como en los momentos de alegría, el lector puede hallar fuertes resonancias ya que se trata de un estilo simple y sin adornos, natural, sin falsedades ni afectaciones.
Decisivo encuentro con Lu Xun
Al hablar de su vida, resulta inevitable mencionar su encuentro con Lu Xun, puesto que esa relación entre maestro y discípula le ayudó a progresar en su carrera creativa. En otoño de 1934 ella y el escritor Xiao Jun embarcaron hacia Shanghái para saludar en persona al gran autor, con el que previamente ya había mantenido correspondencia. Las singulares opiniones expresadas por la escritora en sus cartas habían recibido el favor de Lu Xun, lo que ayudó a construir esa estrecha y profunda relación entre ellos y cimentó las bases de su posterior escritura. En 1935, y con el apoyo de su maestro, publicó su famosa novela Campos de vida y muerte, en la que a través de la historia de tres familias describe las miserables y desamparadas vidas y las muertes de una serie de personajes femeninos bajo la sociedad patriarcal. Los “campos” del título hacen referencia tanto a las tierras negras barridas por las calamidades como a las desgraciadas familias que las habitaban.
Durante su breve existencia, Xiao Hong dejó numerosas obras ya convertidas en clásicos. En 1936 viajó a Japón y escribió el ensayo Vida solitaria y la colección de poemas Arena. A partir de 1940 publicó, entre otras, la novela de tamaño medio Ma Bole y la más larga Historias del río Hulan. Esta última, que alcanzó gran popularidad, describe la vida trivial de la gente corriente en la modesta localidad de Hulan, en el norte de China, durante los años 20 del pasado siglo. En este caso no se trata de unas memorias personales, sino de la biografía de su ciudad natal.
La escritora recurrió a su trágica experiencia vital para describir las circunstancias y los modos de vida de la pequeña sociedad local con la que estaba familiarizada, al exponer y someter a la crítica las debilidades nacionales de aquella época. Son esas historias desdichadas las que confieren a sus obras el fuerte y profundo trasfondo dramático.
Zhuge Liang representado en el Sancai Tuhui. Foto: Wikipedia.
Zhuge Liang, 诸葛亮 (181-234 d. C.) es un popular personaje histórico chino que dirigió el ejército con excelentes tácticas e intrigas para alcanzar la victoria. La novela clásica «El romance de los tres reinos» del siglo XIV recopila cuentos ficticios y leyendas sobre su azarosa vida, y se convirtió unos de los papeles más populares en las óperas tradicionales chinas.
Aunque Zhuge Liang (181-234) nació hace más de 1800 años todo el pueblo chino lo conoce: desde los más pequeños a los más ancianos. Según la impresión de la gente, Zhuge Liang era un personaje misterioso vestido con las ropas del dibujo de los Ocho Diagramas. Se le suele representar con un turbante grande en la cabeza y un abanico de plumas en la mano. Era considerado un «augur» con capacidad para entrever el futuro, sabio y ducho en estratagemas. En tiempo de guerras dirigió el ejército con excelentes tácticas e intrigas para alcanzar la victoria. Por lo tanto y a pesar de los momentos de apuro se le consideraba invencible. Fue por todo ello el mejor símbolo de la sabiduría militar de la milenaria historia china.
Zhuge Liang personaje histórico
Pero el verdadero Zhuge Liang no era exactamente así. Según la historia era un letrado de modales suaves que nació en una familia de burócratas. Sus padres murieron muy jóvenes dejando huérfano al pequeño Zhuge, que se fue a Xiangyang con su tío a estudiar. No se limitó a leer los libros de la escuela sino que también leyó libros de historia y de asuntos militares. Más tarde llevó una vida de ermitaño en Nanyang, en la provincia de Henan. Era fornido y guapo pero no se casó hasta que cumplió 25 años. Y lo hizo con una mujer de apariencia vulgar, aunque con mucho talento para la artesanía y las tareas domésticas. Su nombre era Huang Yueying. Por eso Zhuge Liang se pudo dedicar plenamente a los asuntos militares del país de Shu sin preocuparse por el cuidado de su familia.
Político, estratega y administrador.
El líder del país de Shu era Liu Bei (161-223). Quería reclutar a Zhuge Liang, pero el proceso no fue fácil. Primero, Liu le visitó en dos ocasiones para persuadirle, pero sin conseguir su objetivo. Zhuge Liang fingió arrogancia y no le abrió la puerta con la excusa de probar su sinceridad y paciencia. Por fin Liu logró verlo en la tercera visita. Zhuge Liang preparó un regalo para este primer encuentro. Se trataba de un plan estratégico, concienzudamente elaborado, en el que se abogaba por unirse con Wu en el este, para recuperar Shu en el oeste y conquistar Wei en el norte. Posteriormente se comprobaría muchas veces que fue este plan el que salvó al grupo de Liu Bei de una derrota segura.
Éstas fueron las historias originales a las que se alude literariamente como “san gu mao lu” (三顾茅庐) y “long zhong dui” (隆中对), y que se incorporaron posteriormente. Zhuge Liang se convirtió en el consejero militar y primer ministro de Liu Bei. Administró el reino de Shu muchos años después del fallecimiento de Liu Bei.
Tras la muerte de Liu Bei
Liu Bei siempre dirigió personalmente el ejército en las guerras combatiendo de norte a sur. Por su parte, Zhuge Liang solía quedarse en la base y se encargaba de desarrollar la economía y garantizar las necesidades militares. Convenció a Wu para que combatiera contra Wei y, tras la famosa guerra Chibi, le derrotó. Tras la muerte de Liu en 223, Zhuge Liang ayudó a su hijo menor Liu Chan a administrar los asuntos nacionales y, desde aquel momento, empezó a dirigir el ejército.
Zhuge Liang, el poder en la sombra
Desde el poder, Zhuge Liang promulgó leyes estrictas, repartió recompensas e impuso sanciones según a quienes las merecieran, apaciguó al pueblo, contuvo a los funcionarios y administró los asuntos nacionales de una manera concisa y práctica. Envió al ejército a vigilar y mantener Dujiangyan y los canales antiguos; mandó cultivar las tierras y construir obras hidráulicas en Hanzhong para beneficio del pueblo; eligió sólo a hombres de talento para los puestos más importantes; y otorgó premios y honores según las contribuciones de cada uno. Todo ello hizo que en aquel entonces surgieran un gran número de personas sobresalientes en Shu.
Zhuge Liang fue el principal estratega y consejero del reino de Shu, del que fue gran canciller y luego regente. Se le ha comparado con Sun Tzu, el autor de El arte de la guerra.
Dirigió con éxito el ejército y apaciguó la rebelión de las minorías de Yunnan al tiempo que nombró oficiales de la etnia minoritaria. De este modo, se granjeó el apoyo y la consideración de las minorías y se pudo dedicar plenamente a todos los asuntos políticos.
La muerte de Zhuge Liang
Murió en la expedición del norte de una enfermedad causada por el exceso de trabajo durante largo tiempo. Como dijo él mismo: “serviré con todo el corazón hasta el día de mi muerte”. Sus estrategias en las batallas y los diversos desfiles de la tropa que diseñó causaron una gran influencia en las siguientes generaciones. Se le atribuye el invento de una ballesta que podía tirar continuamente diez flechas; y también de la mina, considerada la primera arma caliente del mundo. Según cuentan las crónicas, su esposa Huang Yueying también contribuyó a la creación de algunos de estos inventos.
Experto en muchos artes
Zhuge Liang era un experto en caligrafía, pintura y música, además de saber cantar, tocar instrumentos e incluso fabricarlos. Escribió el Libro de qinsobre música. El famoso Memorial de la expedición del Norte, que también escribió, se transmitió de generación en generación. Informó preventivamente que tenía 800 moreras y 15 hectáreas de terreno pero que no poseía ninguna otra propiedad. Tras su muerte, se le otorgó el título de Zhongwuhou (señor feudal de lealtad y coraje). Por lo tanto, los descendientes a menudo lo llaman Wuhou o Zhuge Wuhou para mostrarle respeto.
El Templo Wuhou en Chengdu es un famoso lugar histórico y cultural donde se le recuerda. Más tarde, Zhuge Liang se convirtió en el símbolo de lealtad y coraje en la cultura tradicional china y ha sido elogiado por todos los emperadores y cortesanos.
La novela clásica «El romance de los tres reinos»
La novela clásica El romance de los tres reinos se escribió al final de la dinastía Yuan y a principios de la Ming (el siglo XIV). En ella se recopilan cuentos sobre Zhuge Liang, extractos de leyendas, historias no oficiales, óperas tradicionales de China y relatos populares. Su autor, Luo Guanzhong, los elaboró de manera artística para describir a Zhuge Liang como una figura literaria que entendía de todo, desde astronomía hasta geografía, y omnipotente, podía invocar al viento y a la lluvia, predecir el futuro y siempre estaba tramando intrigas y planes. Así que el personaje Zhuge Liang de la novela era muy diferente del verdadero Zhuge Liang de la historia.
En la novela hay muchos argumentos ficticios: las tres visitas a la choza de paja, las siete capturas de Meng Huo, las seis expediciones a Qi Shan, el debate violento entre los intelectuales, la petición de flechas con barco de paja o conjurar el viento del este, Zhuge Liang enfureciendo a Zhou Yu por tres veces y la intriga de la ciudad vacía, etc.
La herencia de Zhuge Liang en la cultura china
Como estos cuentos ya son muy conocidos por todo el pueblo chino, y a través de ellos se expresa el respeto y admiración a Zhuge Liang, se difunden de generación en generación. En las óperas tradicionales chinas, el de Zhuge Liang ha sido uno de los papeles más populares, vestido con una túnica con dibujo de ocho diagramas y sosteniendo un abanico de plumas. Las óperas más comunes son: Zhuge Liang presenta condolencias, Ganarse a Jiang Wei por una estratagema inteligente, La reunión de los héroes, Pedir el viento del este, La pérdida de Jieting, La intriga de la ciudad vacía, Decapitar a Ma Su, etc. La mayoría de estas óperas se adaptan según los argumentos de la novela.
Palabras y refranes
Lo más interesante es que el nombre Zhuge Liang también ha penetrado en algunas palabras en chino. Por ejemplo, si una persona es muy inteligente pueden llamarle “el pequeño Zhuge”(小诸葛). Durante la época de la República de China, Bai Chongxi, uno de los líderes del Guomindang que era muy hábil para dirigir las tropas, se le llamaba “el pequeño Zhuge”. La expresión “Shi hou Zhuge Liang (事后诸葛亮) (ser Zhuge Liang después de lo que ha ocurrido) ironiza sobre las personas que no expresan ninguna opinión antes, pero luego dicen que ya sabían el resultado después de ocurrido. También en chino hay otro refrán: “tres simples zapateros, con su inteligencia mancomunada, equivalen al ingenio de Zhuge Liang” (三个臭皮匠赛过诸葛), es decir, la sabiduría de las masas excede a la de un individuo.
Taishan, la montaña más famosa de China: vista nocturna desde la cumbre de Taishan: Foto: 123RF.
Taishan es una montaña que, por su presencia y majestuosidad, está considerada por los chinos como “la mejor montaña del mundo” y se le ha rendido culto desde tiempos remotos.
Taishan (泰山, Tài Shān), la montaña Tai, está situada en la ciudad de Tai´an (泰安, Tài’ān), provincia de Shandong, sobre la llanura de Qilu (齐鲁). Se encuentra cerca de Qufu (曲阜), la tierra natal de Confucio, y limita con Jinan, la ciudad de los manantiales. La cumbre, denominada Emperador de Jade (玉皇顶, Yùhuáng Dǐng), es la más alta de Taishan, con 1.545 metros de altura. Taishan, por su presencia y majestuosidad, está considerada “la primera de las Cinco Grandes Montañas” y “la mejor montaña del mundo”.
Buenos accesos y rica biodiversidad
Taishan es conocida por su grandeza. Tiene cimas superpuestas, vastos macizos, añejos pinos, enormes rocas y constante cambio de las nubes. Los cuatro paisajes más famosos son: el amanecer, el “mar de nubes”, el atardecer y el “cinturón dorado del Río Amarillo” (el reflejo del río). Los turistas pueden acceder a la cima más alta mediante tres teleféricos. Otra opción es subir a pie y comprobar por uno mismo lo escarpado y abrupto del paraje.
En Taishan crecen los língzhī (灵芝, “el hongo de la inmortalidad”), la fallopia multiflora (何首乌, hé shǒu wū). También encontramos pinos, castaños y nogales. En su enorme mole se erigen una veintena de conjuntos arquitectónicos antiguos. En ellos, se pueden leer más de 2.200 estelas mortuorias. Los visitantes encuentran a la vez cultura, historia y paisajes con un rico patrimonio natural. No es la montaña más alta, ni la más grande, ni la más bella de China. Sin embargo, ocupa un lugar prominente en la cultura e historia del país. Es una de las Cinco Grandes Montañas de China. Las otras cuatro son: (五岳, Wǔyuè), junto a Hengshan (衡山, Héng Shān), Huashan (华山, Huà Shān), Songshan (嵩山, Sōng Shān) y Hengshan (恒山, Héng Shān). Aunque sólo ocupa el tercer lugar en altitud, Taishan (泰山, Tài Shān) es la más importante de las cinco.
La montaña Taishan en la hitoria
En la antigüedad, recibía el nombre de Dàishān (岱山) o Dàizōng (岱宗). En el período de las Primaveras y Otoños (春秋时代, 770-476 a.C.) se cambió por el de Taishan. Desde tiempos remotos, los chinos han rendido culto a esta montaña. Existe el dicho: “si Taishan está en paz, todo el mundo está en paz” (泰山安,四海(天下)皆安). Por tanto, los emperadores deseaban acudir en persona para la ceremonia Feng Shan (1) (封禅, fēng shàn) y rendir culto a los antepasados . A través de este medio, comunicaban al pueblo que eran “hijos del cielo” (天子), es decir, enviados por los dioses para gobernar el país. Por otro lado era un símbolo de estabilidad social, prosperidad y unidad. En realidad, hablar de esta montaña es hablar de un emblema del pensamiento chino. «El hombre y el universo son uno«.
Rendir culto a los antepasados en Taishan
Estos son los emperadores que subido a la cumbre para la ceremonia Feng Shan de culto a sus antepasados.
Desde el emperador Qin Shi Huang (秦始皇) hasta los emperadores Wudi (秦始皇) y Guangwudi, (光武帝) de la dinastía Han (汉)
Wendi, (文帝) de la dinastía Sui (隋)
Gaozong (高宗) y Xuanzong (玄宗), de la dinastía Tang (唐)
Zhenzong (真宗), de la dinastía Song (宋)
Kangxi (康熙) y Qianlong (乾隆), de la dinastía Qing (清); fueron a Taishan
El emperador Wudi subió a la montaña siete veces. A lo largo de la historia de China, el último emperador en realizar el rito Feng Shan fue Zhenzong. Los siguientes emperadores que pasaron por ahí simplemente rindieron culto a los antepasados. El emperador Qianlong fue a Taishan once veces, seis de las cuales subió hasta la cima. Las ceremonias Feng Shan y de culto a los antepasados se realizaban en la cumbre conocida como “el Emperador de Jade”. También se usaba el Templo Dai (岱庙, Dàimiào), situado a los pies de la montaña.
Taishan no es la montaña más alta, ni la más grande, ni la más bella de China. Sin embargo, ocupa un lugar prominente en la cultura e historia del país como la más importante de las «Cinco Grandes Montañas de China»
Confucio, Li Bai y Du Fu
Literatos de diferentes dinastías también ascendieron a su cumbre. El primero de los eruditos que subió a la montaña Tai fue Confucio (孔子, Kǒngzǐ). También la visitaron Sima Qian (司马迁), Zhang Heng (张衡), Li Bai(李白) y Du Fu (杜甫), entre otros. Confucio acuñó la frase: “al llegar a Taishan, todo el mundo se empequeñece” (“登泰山而小天下”). Du Fu sentenció: “cuando llegamos a la cima, el resto de montañas parecen pequeñas” (“会当凌绝顶,一览众山小«). La montaña, que ha sido venerada durante miles de años por gobernantes y sabios chinos, es la más reconocida en su género.
La montañan en la lengua China
Taishan está tan presente en la vida de los chinos que se manifiesta en muchas frases hechas.
“Aunque la muerte llega a todos por igual, puede ser más pesada que Taishan, o más ligera que una pluma” (“人固有一死,或重于泰山,或轻于鸿毛”) de Sima Qian.
“Tener ojos, pero no ver Taishan” (“有眼不识泰山”) para decir que alguien es corto de vista.
“Aunque el Taishan caiga sobre nosotros no nos doblegaremos” (“泰山压顶不弯腰”)
“Estable como Taishan” (“安如泰山”).
Taishan se usa para nombrar al suegro (岳父,yuèfù)
En chino, la palabra Taishan también significa suegro (岳父,yuèfù). Esto tiene su origen en un suceso histórico. El emperador Xuanzong (玄宗) de la dinastía Tang fue a la montaña sagrada para el ritual Feng Shan. Su ministro Zhang Yue (张说) se encargó de realizar la ceremonia. Zhang era el suegro de Zheng Yi (郑镒), que era un simple funcionario de noveno rango (2). Y Zheng Yi consiguió una promoción hasta el quinto rango cuando después del ritual los funcionarios subian un sólo nivel.
Cuando el emperador se enteró preguntó el motivo pero Zheng Yi no supo contestarle. En ese momento, otro cortesano se acercó y aprovechó la oportunidad para ridiculizarle. Y dijo: “esto se debe al poder de ‘Taishan’”. Zheng Yi consiguió la promoción gracias al poder que obtuvo su suegro al organizar la ceremonia Feng Shan. Este asunto se convirtió en una broma política y se extendió por todo el país. A partir de entonces la gente empezó a utilizar la palabra Taishan para referirse a los suegros.
Notas para Taishan:
(1).Feng Shan:ceremonia donde se rendía culto al cielo y a la tierra. Feng, el emperador subía a la cumbre, mandaba construir un altar de tierra para rendir culto al cielo; Shan, el emperador mandaba levantar una colina en las faldas de Taishan para rendir culto a la tierra.
(2). En la dinastía Tang, el rango de los oficiales se dividía en nueve niveles, siendo el primer rango el superior y el noveno el inferior.[/padding]
Proverbios, frases y cultura en las artes marciales, de Aznous Boisseranc. Montaje de la portada del libro con un dibujo de un maestro chino de 123RF.
Proverbios, frases y cultura en las artes marciales (2020) rezuma el aroma de los pensamientos de Confucio, vertidos en las Analectas; o los sabios consejos de Sun Tzu compendiados en El arte de la guerra; así como máximas de manuscritos antiguos y teorías clásicas. El maestro Boisseranc dedica una parte considerable del libro a explicar la íntima relación entre alumno y profesor, que se establece en el largo proceso de enseñanza y aprendizaje. Explica, porque lo ha vivido en primera persona durante cuatro años en China, el estricto protocolo que se debe respetar en estos casos y el sacrificio que hay que empeñar en el intento.
Reportaje de Confuciomag 潘杰
Es este un libro escrito con mucha pasión y en el que se palpa el cariño que su autor tiene por las artes marciales. Aznous Boisseranc (Chile, 1984) ostenta el grado de sexto duan, certificado por la Asociación de Wushu de China. En esta obra, que ha autoeditado en versión electrónica, se hace un somero repaso a las ancestrales técnicas de lucha a través de sus citas más canónicas. Uno de los objetivos básicos del joven chileno, también titulado en Historia Antigua de China por la Universidad de Shandong (Jinan), es poner de manifiesto las variadas conexiones de las artes marciales con la cultura, el pensamiento y la lengua de dicha nación.
Se esfuerza también el actual director de la escuela de artes marciales Longhun Wudao, y también profesor del Instituto Confucio de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en demostrar la importancia que el conocimiento del propio cuerpo y de sus habilidades tiene en el dominio de estas técnicas de combate. Las tres secciones corporales, con la distinción de sus miembros más sobresalientes; el fundamento del qi o la energía vital; la armonía y la reflexión, como complemento moral; o las relaciones del método taoísta con la naturaleza son aspectos que se abordan en un libro que no se debe confundir con un manual al uso de las diversas artes marciales.
La lengua es también una de las claves que se ocultan tras el dominio de estas destrezas y habilidades que, sin su conocimiento explica Boisseranc, no se estará en condiciones de adquirir. Además de los comentarios a los proverbios, la obra se completa con una galería fotográfica de su autor con los diversos maestros con los que ha trabajado, una selección caligráfica de los mismos y un apéndice final que incluye conocimientos generales del Wushu y un mapa provincial de las artes marciales en China.
Medicina china: Según su color, los alimentos revitalizan –rojo–, estabilizan –amarillos–, desintoxican –verdes–, astringen –negros– y purifican –blancos–. Foto: 123RF.
La milenaria medicina china tradicional ofrece múltiples opciones posibles y eficaces para la prevención y el tratamiento de las más diversas enfermedades. Las dolencias físicas, mentales y espirituales mejoran mediante la combinación del equilibrio mental, las plantas medicinales, el masaje y la acupuntura.
La medicina china tradicional tiene un primer tratado médico llamado Huángdì Nèijīng (黄帝内经). Según la tradición, su autor es el emperador Amarillo (2697-2597 a.C.). El él ya se ofrecen opciones para la prevención y el tratamiento de las más diversas enfermedades. Sus métodos no han cambiado mucho desde entonces. Siempre ofrecen meditación, plantas, alimentos, masaje y acupuntura.
Con una práctica de miles de años, la medicina china tradicional tiene poco claros sus orígenes. Una de las primeras evidencias que tenemos de su práctica real la encontramos en unos huesos inscritos durante la dinastía Shang (1766-1046 a.C.). Durante la dinastía Song (960-1279) se estableció el primer sistema farmacéutico para estandarizar su práctica.
Una opción de tratamiento válida para muchas enfermedades
Estas prácticas lienarias funcionan muy bien en la mejora de síntomas desagradables, tales como dolor de cabeza, de espalda, artritis o de garganta. Sin embargo no es un remedio efectivo en la lucha contra el cáncer terminal o problemas cardiológicos. Por otro lado, no produce efectos secundarios ni adicción.
En 1975 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció los beneficios de la Medicina China en el tratamiento de ciertas enfermedades. Así mismo, en 1979, las Naciones Unidas admitieron que también podía usarse para tratar infecciones víricas y bacterianas, problemas respiratorios, circulatorios, así como lesiones musculares o dolencias artríticas e inflamatorias.
Medicina china tradicional: taoísmo y confucionismo
El pilar de esta práctica milenaria la encontramos en dos corrientes del pensamiento chino: el taoísmo y el confucionismo. Los antiguos chinos concebían al ser humano como parte del cosmos, por lo que si se vivía en armonía con el cielo y la tierra, se gozaba de buena salud. Esta creencia de equilibrio universal recibe el nombre de dào (道), que significa “vía, camino”. De ahí sale etimológicamente el taoísmo que sería el camino o la vía hacia la armonía con las grandes fuerzas naturales.
Este pensamiento cree que la salud necesita ser cultivada mediante diversos métodos higiénicos y terapéuticos que ayuden a prevenir enfermedades o recuperar la salud. Serían los siguientes:
dietética
herbolaria o fitoterapia
acupuntura
masaje
moxibustión
helioterapia
respiración
meditación
visualización
ejercicio físico.
Clasificación de los alimentos según la medicina china tradicional
Una buena alimentación es fundamental para mantener una salud óptima. Así si la nutrición es adecuada la energía (qì en chino 气) será abundante, los órganos estarán bien nutridos. Por tanto, nuestro sistema nervioso y nuestras emociones estarán en armonía.
La medicina china tradicional clasifica los alimentos según diferentes criterios dependiendo de sus características y potencial curativo.
Energía intrínseca
Según la energía intrínseca pueden ser calientes y templados –los cuales tonifican o calientan–, neutros –armonizan– y frescos y fríos –refrescan e hidratan–.
Sabor
Según su sabor pueden ser ácidos –actúan sobre el hígado–, amargos –favorecen la evacuación intestinal y drenan el corazón–, salados –actúan sobre el riñón y la vejiga– y dulces –elevan la energía y actúan sobre el bazo, el páncreas y el estómago–.
Color
Según su color, los alimentos revitalizan –rojo–, estabilizan –amarillos–, desintoxican –verdes–, astringen –negros– y purifican –blancos–. La dieta según la medicina china tradicional nos ayuda a ser conscientes en todo momento de cómo nos sentimos. Podemos encontranos con calor o frío, cansados o excitados, con sequedad o sudorosos… o con muchos más estados físicos o de ánimo. A partir de ahí podemos modificar nuestra dieta para recuperar el equilibrio natural interno. Como reza un proverbio chino: “la enfermedad entra por la boca”.
Plantas medicinales, los remedios de la abuela
La medicina herbolaria china o fitoterapia persigue tratar todo el cuerpo en lugar de enfocarse en un solo órgano o enfermedad. Es muy común ver en China multitud de farmacias donde se venden todo tipo de hierbas y productos derivados de animales clasificados en cajas de madera.
Los ingredientes pueden variar desde los más normales hasta los más sofisticados. Los primeros podemos encontrarlos también en occidente. Se trata del ginseng, la jalea real y hierbas varias. Los segundos no son habituales y suscitan no pocas reservas. Hablamos de la piel de serpiente, el cuerno de alce, los caballito de mar, los gusanos de seda secos, los escorpiones o el polvo de perla. Algunos de este segundo grupo están prohibidos porque ponen en peligro la supervivencia de determinadas especies. Son la garra de tigre, el cuerno de rinoceronte, la bilis de oso o los caparazones de tortuga.
Todos estos componentes pasan por un proceso de elaboración que va desde el limpiado a la cocción, pasando por el secado o triturado. Ello depende de su naturaleza su dosificación y el tratamiento al que están destinados.
Plantas y tipos de pulso en la medicina china tradicional
Todavía se utilizan alrededor de siete mil plantas provenientes de raíces, tubérculos, hojas, ramas y frutos. Otros mil productos de origen animal o mineral engrosan también esa lista de remedios. Aunque todos son clasificados como “hierbas”.
Antes de adquirir cualquier tipo de hierba medicinal, es fundamental acudir a un médico especialista en medicina tradicional china. El médico nos reconocerá y encontrará nuestra dolencia mediante un examen del pulso. Hay más de treinta tipos de pulso distintos. Dependiendo de si es fuerte, fino, pausado, rápido, enérgico o frágil, podrá determinar qué remedio necesitamos y cómo tenemos que administrarlo.
También examinará nuestra lengua para ver si está seca, húmeda, limpia, sucia, pálida o grasienta. Dependiendo de su estado recetará una hierba u otra.
Tongrentang, la farmacia de 400 años
En Beijing, la farmacia más antigua es Tongrentang (同仁堂). Fundada en 1669, es el portaestandarte de la medicina china tradicional. A partir de 1723, primer año del reinado Yongzheng del emperador Qing, Tongrentang suministró en exclusiva a la clínica imperial medicinas y recetas propias, disfrutando de privilegios imperiales durante 188 años.
Durante los últimos tres siglos, Tongrentang se ha adherido al método tradicional de elaboración de medicamentos. Ha ganado fama tanto dentro como fuera de China debido a sus recetas únicas, la excelente calidad de sus materias primas, las exquisitas técnicas de producción y los impresionantes efectos curativos de sus productos.
Ha desarrollado, además, diez productos clave y diez medicinas muy famosas, entre las que se incluye Níuhuáng Qīngxīn Wán (píldora de bezoar para el corazón) y Wūjī Báifèng Wán (píldora de hueso de pollo negro), las cuales han encontrado mercado tanto en el interior como en el exterior de China.
Hoy en día, Tongrentang es sinónimo de gran calidad y genuina reputación. Desde que se abriera la primera farmacia en la calle Dashilan de Beijing, Tongrentang ha crecido imparablemente y ha establecido una cadena de tiendas por todo el país y también en el extranjero. Únicamente en Beijing, existen docenas de farmacias Tongrentang.
Muchas de las tiendas Tongrentang de Beijing ofrecen diversos servicios, tales como consulta médica, procesamiento de hierbas medicinales, envío a domicilio o cambio de divisas. En 1992 se estableció la Beijing Tongrentang Group Corporation, y desde entonces, ha abierto oficinas en Hong Kong, Malasia, Australia, Estados Unidos y el Reino Unido.
Yin y yang en la medicina china tradicional
Uno de los aspectos más sugerentes de la Medicina China es el equilibrio de las fuerzas que pertenecen a un todo y que se inspira en el concepto taoísta del Yin (阴) y el Yang (阳). La vida se considera como un juego de opuestos –hombre y mujer, sol y luna, caliente y frío, arriba y abajo–, mientras que todas las cosas existen como resultado de su interacción con sus opuestos.
La Medicina China se fundamenta en la creencia de que para que el cuerpo esté sano, sus opuestos también deben hallarse en un estado de equilibrio dinámico. Por ejemplo, un defecto de agua en el sistema crea la deshidratación, mientras que un exceso la hidropesía; demasiado calor provoca fiebre y demasiado frío, escalofríos.
Se considera el cuerpo como un todo integrado, de manera que en cualquier enfermedad es todo el cuerpo, en lugar de sólo la parte enferma, el que necesita tratamiento. Por su parte, los alimentos también poseen cualidades Yin o Yang, por lo que éstos deben observarse con relación a la persona y a su estado.
Acupuntura, la madre dela Medicina China
Muchas veces se confunde a las técnicas de acupuntura (zhēnjiŭ en chino o 针灸) como si de la única forma de medicina tradicional china se tratara, sin embargo, forma parte de ella y es una más de entre las diversas técnicas que emplea.
La acupuntura es una práctica que recurre al uso de agujas insertadas en diversos puntos específicos del cuerpo –se han identificado más de dos mil, aunque únicamente se usan unos ciento cincuenta–. En la antigüedad, las agujas estaban hechas con caña de bambú, oro, plata, cobre o latón, mientras que en la actualidad se usa el acero inoxidable.
La filosofía que sustenta la acupuntura dice que la energía vital (qì en chino) fluye por una red invisible de meridianos del cuerpo que a modo de senderos de energía une los tejidos superficiales a los órganos internos. Los doce canales principales reciben el nombre del órgano con el que están relacionados y también pueden clasificarse en Yin o Yang dependiendo de si se encuentran en la zona posterior (donde nos da el sol, es decir, la espalda) o en la zona anterior (donde nos da la sombra, es decir, el frente).
Las especialidades de la acupuntura
Dentro de la acupuntura observamos diversas especializaciones que se caracterizan por un tratamiento diverso. Así tenemos la auriculopuntura –colocación de agujas en la oreja, representante gráfica de todo el organismo–, la digitopuntura –presión de los dedos sobre los puntos de acupuntura muy utilizado en el automasaje–, la moxibustión –aplicación de calor local mediante un cono de hierba en puntos específicos de acupuntura– y la electroacupuntura –colocación de corrientes eléctricas de muy baja intensidad ideal para afecciones reumáticas o musculares–.
Otras formas de tratamiento
Además del tratamiento con plantas medicinales, la acupuntura, una buena dieta y un equilibrio entre el Yin y el Yang, la Medicina China recurre a otras técnicas curativas que son igualmente válidas.
El masaje chino (ànmó按摩 o tuīná推拿)
El masaje chino (ànmó按摩 o tuīná推拿) además de ser una forma en sí misma de tratamiento para multitud de afecciones del aparato locomotor, prepara el cuerpo y los meridianos energéticos para su posterior tratamiento con agujas de acupuntura mejorando el resultado de éstas. Los más populares son los masajes de pies –que hace presión sobre los órganos internos del cuerpo humano reflejados en la planta del pie– y el masaje terapéutico de cuerpo completo.
E arte marciall tàijíquán (太极拳)
El tàijíquán (太极拳), además de ser un arte marcial, está considerado como una serie de ejercicios de meditación que mediante movimientos lentos revitaliza el cuerpo, aporta serenidad y mantiene el equilibrio de la energía de los canales de acupuntura.
El ejercicio energético qìgōng (气功)
El qìgōng (气功) es un tipo de ejercicio energético que combinado con la respiración ayuda a hacer fluir la energía por todo el cuerpo desbloqueando las zonas donde hay un estancamiento de energía. También es una técnica de imposición de manos donde el terapeuta envía su qi a la persona enferma, ayudando al restablecimiento de su salud.
Las ventosas (huǒguàn o 火罐)
El método de las ventosas (huǒguàn o 火罐) consiste en la colocación de vasos de cristal, habitualmente en zonas planas del organismo, y que, haciendo el vacío mediante el calentamiento de la ventosa, se adhiere a la piel con la finalidad de aumentar la irrigación de la sangre en esa zona, lo que ayuda a provocar estímulos cutáneos y tisulares, y expulsa los factores patógenos externos, sobre todo el viento y el frío.
Los raspados (guāshā o 刮痧)
La insolación por medio de raspados en el cuello, pecho o espalda de un paciente (guāshā o 刮痧) con un utensilio romo –antiguamente se usaba una espátula de jade– sirve para la desintoxicación de la sangre, mejorar su circulación, regular los órganos y sus funciones, y nos libera del dolor, la fiebre, la tos, las náuseas y otros síntomas menores.
Leyenda del lichi: Escritura en chino simplificado de «lich»i y su pinyin. Foto: 123RF.
En China al lichi («lìzhī», 荔枝) se le conoce también como “la reina de las frutas”. El famoso poeta Du Mu (杜牧, 803-852), escribió una historia entre la sabrosa fruta lichi y la bonita concubina imperial Yang Yuhuan. Todavía existe en china una variedad de lichi llamada “la sonrisa de la concubina” inspirada en el famoso poema de Du Mu.
En China a la fruta lichi (lìzhī, 荔枝) se la conoce también como “la reina de las frutas”. Está considerada como una de “las cuatro frutas del país del sur” junto con el plátano, la piña y el ojo de dragón (lóngyǎn, 龙眼). China es la tierra originaria de esta fruta. Según registros de hace más de dos mil años, los lichis se han cultivado desde la dinastía Han (汉, 206 a.C.-220 d.C.). Se distribuyen principalmente en las provincias chinas de Guangdong, Guangxi, Fujian, Sichuan y Taiwán, zonas todas ellas situadas en el sur.
Un árbol muy longevo
Los árboles de lichi son muy longevos, pues pueden vivir más de mil años. Normalmente, florecen en abril y dan frutos en junio. En el templo ancestral Song del distrito Putian de la provincia de Fujian hay un árbol del lichi que tiene 1300 años y todavía sigue floreciendo y dando frutos. La parte exterior (epicarpio) es de color rojo, mientras la pulpa es blanca, dulce y translúcida.
Lichi, significado en chino (荔枝)
Los caracteres con los que se escribe lichi en chino (荔枝) aparecieron por primera vez en la dinastía Han Occidental (西汉, 206 a.C.-24 d.C.). Su significado original quiere decir “al separar el fruto de las ramas hay que consumirlo enseguida” o “los frutos no se pueden conservar bien al separarse de las ramas”. En aquel entonces, para almacenarlos mejor se recolectaban conservando un trozo de la rama. El lichi no dura fresco mucho tiempo. Tal y como expresó una vez el poeta Bai Juyi (白居易, 772-846) de la dinastía Tang: “al separarse de las ramas, los lichis cambian de color el primer día, de aroma el segundo, de sabor el tercero, y después ya no sirven para nada”. Según diversos experimentos, si se mantienen a una temperatura constante de 5 grados, los lichis se pueden conservar unos 30 días.
El cultivo
El cultivo de la fruta lichi se remonta a la dinastía Han y llegó a su plenitud durante las dinastías Tang y Song (宋, 960-1279). Debido a su excelente sabor y su poca duración, la gente lo tenía en gran estima. Se convirtió en tributo antes de la dinastía Tang. Entre las clases altas de las dinastías Tang y Song se consideraba todo un orgullo poder comer frutas de lichi frescas. El famoso poeta Du Mu (杜牧, 803-852) de la dinastía Tang escribió el siguiente poema sobre este apreciado fruto:
“Mirando hacia atrás se ve la ciudad de Chang’an entre frondosos árboles y flores. Las puertas imperiales se abren sucesivamente una tras otra. Un oficial corre a trote en su caballo. Al verlo, la concubina preferida Yang Yuhuan sonríe en el palacio. Solo ella sabe que no se trata de una noticia urgente sino que son los sabrosos lichis que ya llegan”.
La historia de la fruta lichi y la concubina
Este poema describe una historia entre la fruta lichi y la concubina imperial Yang Yuhuan (杨玉环, 719-756). Es mucho más conocida por el nombre de Yang Guifei (杨贵妃), una de las Cuatro Bellezas de la Antigua China. El emperador Xuanzong (玄宗, 685-762) de la dinastía Tang tenía como concubina preferida a Yang Guifei. A la muchacha le encantaba comer lichis. Para poder cumplir su deseo, Xuanzong mandó seleccionar los lichis más frescos del sur del país y los transportaran hasta Chang’an por medio de la red de postas. Para hacerlo con tanta celeridad, los mensajeros y los caballos se cambiaban constantemente de una posta a otra. De esta forma, al llegar a las manos de Yang Yuhuan, los lichis todavía eran tan frescos como recién cogidos.
Dificultades para el amor
Pero a pesar de esta muestra de amor imperial llegaron las desgracias. En el año 756 ocurrió la Rebelión de An Lushan. El emperador Xuanzong y Yang Yuhuan lideraron el ejército y huyeron hacia la provincia de Sichuan. Cuando el 15 de julio de ese año pasaron por la posta Mawei (ahora al oeste de Xingping, provincia de Shaanxi) se produjo un motín en el ejército y los generales forzaron a Xuanzong para que ordenara matar a Yang Yuhuan. Cuando su concubina preferida murió solo tenía 38 años. Dicen que poco después de su muerte le llegaron todavía lichis frescos del sur.
La historia de amor entre la hermosa dama Yang Guifei y el emperador Xuanzong se puede leer en el famoso poema La canción del eterno lamento.
Descripción gráfica del árbol del lichi en un tratato antiguo de botánica. Foto: Wikipedia.El lichi, desde China hacia la India
El lichi fue introducido en la India desde China alrededor del siglo X y a partir del siglo XVII fue incorporado sucesivamente en Vietnam, Birmania, Estados Unidos, Sudáfrica, Israel, México, Tailandia, Filipinas, Mauricio, Australia, Pakistán, Sri Lanka, etc. Hoy en día, los lichis ya se han convertido en un tipo de fruta normal para el pueblo chino. Todavía existe una variedad de lichi llamada “la sonrisa de la concubina” inspirada en el famoso poema de Du Mu.
La poesía y las frutas.
Desde tiempos antiguos, los árboles frutales han ocupado un lugar privilegiado en la cultura china. Han servido no solo como símbolos de belleza natural sino también como fuente de inspiración para artistas y poetas. El poeta Du Mu (y otros como Qu Yuan y Su Shi) dedicó parte de su obra a destacar la fragancia, la apariencia, el aroma y la presencia de los frutos y las flores.
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