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La ópera del tambor de flores de Changsha debe su origen a la convivencia de las canciones folklóricas entonadas antaño por toda la provincia de Hunan, de las melodías más tradicionales surgidas de entre las montañas; y del quyi, género musical tradicional que abarca diferentes tipos de representaciones del tambor de flores, entre otros fenómenos musicales.
Un reportaje de
Ren Zirui
任姿睿
La ópera del tambor de flores de Changsha
La ópera del tambor de flores de Changsha debe su origen a la convivencia de las canciones folklóricas entonadas antaño por toda la provincia de Hunan, de las melodías más tradicionales surgidas de entre las montañas; y del quyi, género musical tradicional que abarca diferentes tipos de representaciones del tambor de flores, entre otros fenómenos musicales. En sus inicios, estos eran espectáculos con un muy marcado carácter estacional, en los que participaban principalmente campesinos locales que, después de trabajar con tesón en el campo durante las épocas más propicias para la agricultura, encontraban en las temporadas bajas la oportunidad perfecta para convertirse en verdaderos actores de ópera.

En realidad, no sería lo más acertado afirmar que, por entonces, la ópera del tambor de flores constituía ya una rama del arte independiente y consolidada, pues más bien se trataba de una de las formas de regocijo preferidas por los campesinos para entretenerse y relajarse.
Precisamente por este motivo, las obras están plagadas de elementos que recuerdan a la vida más cotidiana de la zona, como acciones que representan la tala y la recogida de leña, la forja del hierro y otras actividades agrícolas comunes, que comparten protagonismo con pasos de baile con bufandas, abanicos y otras modalidades de la danza folklórica. Dichos rasgos distintivos son los encargados de marcar la diferencia existente entre este género y el resto de las ramas más conocidas de la ópera china, como la de Beijing y la Kunqu.

Las más vetustas representaciones del tambor de flores constaban de solo dos actores: la xiaodan, personaje femenino y joven; y el xiaochou, el bufón de la obra. A estos dos se les incorporó, cierto tiempo después, un tercer personaje masculino, el xiaosheng. La variedad del género perteneciente a la zona de Changsha se desarrolla, principalmente, en torno a estos tres personajes. Si bien, a partir de ellos y con el paso del tiempo, ha ido evolucionando y refinándose para adoptar nuevos papeles con los que completar el elenco de personajes: los sheng, personajes masculinos; los dan (뎀), femeninos; los jing (씐), personajes masculinos que aparecen con la cara pintada; y los chou (농), payasos o bufones. Sin embargo, la singularidad de la ópera típica de Changsha es que todas sus obras atribuyen una mayor relevancia a los “tres xiao” mencionados anteriormente.

También son tres los tipos de voces que conforman las obras de esta ópera. Dos de ellas pertenecen a la categoría zhengdiao o melodía principal, a saber: el chuandiao, término que hace referencia a la tonalidad de Sichuan; y el daguqiang, una especie de coro en el que se entremezclan las voces y los instrumentos. La tercera es la correspondiente al xiaodiao, una melodía de carácter más folklórico. La tonada principal presenta un formato estructurado y unas características muy distintivas que la hacen muy fácil de distinguir. Por su parte, de la musicalidad folklórica destacan su versatilidad y heterogeneidad, así como su capacidad para proteger y conservar la idiosincrasia típica de las canciones tradicionales del área de Hunan que, además, le proporcionan un acentuado tinte local. Ambas melodías tienen en común un ritmo rápido y sencillo. Sobre el escenario, los actores interpretan alegrías, risas, enfados y reproches mientras dejan que el público interactúe con ellos. Si bien la lista inicial de personajes se ha desarrollado para adoptar nuevas variedades, en general todos ellos siguen manteniendo sus peculiaridades originales. Así, los bufones y payasos son exagerados y divertidos, los personajes femeninos denotan una gran espontaneidad y los masculinos siguen destacando por su elegancia e ingenio.

Cuantioso repertorio
La ópera del tambor de flores de Changsha se nutre, principalmente, de cuentos y leyendas populares que han dado forma a un cuantioso repertorio de piezas tradicionales, como Liu Hai corta madera, El abanico Yin Yang o Liu Hai juega con el sapo dorado, entre otras. Todas ellas constituyen alabanzas al ahínco y a la sencillez de los trabajadores, así como soportes a través de los cuales los campesinos expresan sus sentimientos más sinceros. La primera es la que posee un mayor renombre y versa sobre Liu Hai, un joven que vivió en un tiempo remoto y cuyo padre murió cuando él era tan solo un niño. Su madre, de tanto llorar por la pérdida de su esposo, acabó perdiendo la vista y su trabajo.

En tales circunstancias, la diligencia y la obediencia del pequeño Liu Hai lo alentaron a acudir cada día a la montaña para cortar leña y llevársela a su madre. Allí donde recogía la madera moraba un zorro cuya alma se había convertido en un espíritu que, cuando hubo conocido la historia del joven, no pudo evitar sentir una enorme admiración por su integridad moral. Se encarnó, por ello, en una bella muchacha llamada Hu Xiuying y le transmitió su deseo de casarse con él. El joven, que temía que su familia pudiera convertirse en una carga para la muchacha, la rechazó en un principio. Sin embargo, ella siguió insistiendo con tesón hasta que logró que Liu Hai, profundamente conmovido por los sentimientos de la muchacha, aceptara tomarla como esposa. Si bien ambos tuvieron que enfrentarse a todo tipo de adversidades, finalmente pudieron disfrutar de una vida dichosa y feliz.
De esta ópera se originó una canción muy popular en China, y con la que comparte nombre, cuyos versos se valen del cariño que estos dos personajes se profesaban para festejar la belleza del amor. En el año 1984, la reputada artista Li Guyi interpretó Liu Hai corta madera en la gala de Año Nuevo de la Televisión Central de China, contribuyendo así a que su fama se propagara por el resto de provincias y, al mismo tiempo, colocando la ópera del tambor de flores en el centro de la atención nacional.
Discriminado gravemente en el pasado, este género había llegado incluso a estar prohibido, por lo que solo se podían representar sus obras en la clandestinidad. No fue hasta los años 40 del siglo pasado cuando, gracias a la creciente importancia que se les comenzó a conceder a las culturas tradicionales, la ópera del tambor de flores pudo resurgir de entre las cenizas para servir de inspiración a cada vez más grupos de teatro. De esta forma se lograba promover una expresión artística cuyo objetivo principal es el de reflejar el día a día de la laboriosa vida de quienes trabajan. De hecho, a partir de entonces, numerosos artistas aprovecharon las circunstancias para rescatar un sinfín de piezas tradicionales y para innovar en la creación de otras nuevas basadas en temáticas contemporáneas. Esta tendencia se vio incentivada en 1981 cuando se fundó en la provincia de Hunan un teatro específico para la representación de este género.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 55. Volumen IV. Julio de 2019.
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